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José María Casado Martín, Librero

«Cuando abrimos nuestra librería nos tacharon de locos»

Hace 40 años, en la avenida de Colón abrió sus puertas una nueva librería. La moda de la época era instalarse en San Juan y la calle Obispo, pero el tiempo terminó dando la razón a José María Casado y su negocio es hoy referente en el sector del libro. -¿Qué recuerda de su infancia? -Yo nací en Salamanca, en una familia media. Mi padre era empresario textil y nosotros estudiamos en los Salesianos. Luego empecé Filosofía y Letras, y finalmente hice Marketing en la IBEC de Rockefeller. -¿Cómo fueron sus inicios? -Al acabar Marketing me fichó el Grupo Anaya, cuya sede estaba en Salamanca. El presidente me contrató para organizar toda la red de Castilla y León desde un punto de vista comercial. Allí estuve cuatro años y luego me mandaron a Extremadura. -Vino por un tiempo y se quedó. -Hubo una reestructuración en Anaya, salió mucha gente Y ahí me di cuenta de que era mejor ser cabeza de ratón que cola de león. -Curiosa reflexión. -Yo veía que en Badajoz el sector del libro estaba un poco atrasado, que no existía una librería como yo pensaba que debería ser, y cogimos el traspaso de la empresa Mecano, que ocupaba el local donde ahora tenemos nuestra librería técnica de la avenida de Colón. Ahí abrió Universitas en 1973, el año que se inició la universidad, de ahí su nombre. -¿Cómo concibió su librería? -Empezamos con la papelería y unos pocos libros, pero desde el principio trabajamos editoriales que no se conocían aquí, como Losada, Siglo XXI, Fundamentos... Eso nos permitió convertirnos en referencia para los estudiantes, los periodistas, la gente con mucha inquietud. -¿Fue bien desde el principio? -La gente nos tachó un poco de locos. Entonces el centro de Badajoz era San Juan y la calle Obispo, pero nosotros creímos que era una buena zona de expansión. Yo seguía con Anaya, porque Universitas no era más que un experimento puesto en marcha por unos jóvenes de 23 años que lo único que tenían era una póliza del banco y un poco de dinero que nos prestaron mis padres. -¿Dónde ha estado la clave del crecimiento? -Siempre intentamos que la librería fuera un lugar donde se podía entrar a ver los libros, a pasar páginas, un lugar en el que se podía estar aunque no se quisiera comprar. Teníamos un mostrador muy pequeñito, pero el resto del espacio estaba lleno de libros. -Casi se podría decir que inventaron la FNAC de Badajoz hace cuatro décadas. -El modelo era el mismo. Cuando abrimos la librería de la avenida Ramón y Cajal, en 1993, dejamos un espacio para la firma de libros, para la presentación de novedades, para hacer cuentacuentos y obras de teatro. Queríamos que la librería fuera un centro de reunión y proyección cultural. Por aquí han pasado Saramago, Alfonso Guerra, García de Cortázar y otras personalidades. -¿Cómo le va su faceta de editor? -En 1978 montamos Universitas Editorial porque nos parecía que Extremadura era la gran desconocida. Editamos tres tomos de la Literatura en Extremadura de Manuel Pecellín, editamos la primera historia de Extremadura, hicimos la Biblioteca Básica Extremeña... -Los libros que se venden hablan de los gustos de la sociedad. ¿En qué momento estamos? -Desde la Transición hasta hace muy poco, la gente tenía ganas de progresar, de llegar a ser algo, pero en los últimos seis o siete años se ha notado un bajón muy importante en las ganas de progresar culturalmente. Ahora se venden libros de una calidad que posiblemente puede ser muy discutible, libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada. Solo hay que ver que los éxitos de venta son 'Cincuenta sombras de Grey' y el libro de Jorge Javier Vázquez. -¿Es una moda o algo definitivo? -Siempre que llueve, escampa. Y de aquí a unos años habrá una nueva regeneración, volverá el interés por otras cosas, por libros con mayor seriedad, con mayor compromiso social, con otros valores. -Últimamente se habla mucho del papel del emprendedor. ¿Cómo se consigue el éxito? -Nosotros nunca hemos pedido subvenciones para editar ni para ampliar el negocio. La clave de un emprendedor es tener una idea clara y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro. Uno no puede montar un negocio porque le vayan a dar una subvención. Siempre hay que estar innovando, como cuando creé Librerías Independientes, el mayor centro de compras de libros que hay en España. -Pero no debe ser fácil. -El empresario es empresario mañana, tarde y noche. Incluso cuando las cosas van bien, hay que estar pendiente de cómo evolucionan. Y sobre todo hay que ser honrado y no engañar nunca al cliente a sabiendas. Uno se puede equivocar alguna vez, pero el engaño no se perdona. -Sentido común y sentido común. -Lo más fácil en la vida es hacer lo que los demás hacen. Lo más difícil es hacer lo que los demás no hacen. Yo en Extremadura le veo mucho futuro a la agricultura, a la alimentación, al turismo, a la cultura. Nuestro clima es fundamental. Tú lo que tienes que hacer es pensar cómo sacar partido a esos elementos. Pero aquí se ha hecho justamente lo contrario. ¿Qué pinta una fábrica de chips en Cáceres, una fábrica de camisetas en Badajoz, una industria gráfica en Plasencia y Olivenza, una refinería de petróleo en Villafranca? Aquí tenemos Monfragüe y no se ha hecho lo mismo que en Canadá, donde hay parajes similares de los que vive la gente. Aquí tenemos el sector de la aceituna, del queso, de la fruta... Pero como dicen que lo único que funciona es la industria, que el éxito está en fabricar coches... -Volviendo a Badajoz, ¿cómo ve el futuro del comercio? -Va a depender mucho de la sociedad. Si vamos a una sociedad comprometida, los comercios dirigidos por profesionales que estén siempre innovando y que asesoren a sus clientes, posiblemente tengan un hueco. Si lo que prevalece es el mundo de las prisas, de la comida basura, del simple trasiego comercial, los centros comerciales tendrán éxito. -Estos días se habla mucho de liberalización comercial y grandes superficies. ¿Cuál es su opinión? -Todas las administraciones han apoyado a las grandes superficies, a los grandes centros comerciales, y muy poco al pequeño comercio. No digo que lo subvencionen, pero sí que les den el mismo trato. Los grandes centros comerciales no benefician al comercio ni a la ciudad. Son una esponja que chupa el dinero y lo saca fuera. Decir eso no va con los tiempos, pero de la misma forma que las grandes superficies ya han desertizado a los pueblos, terminarán desertizando a las ciudades. -Una última pregunta. ¿Le preocupan libros digitales? -En Estados Unidos, que llevan 20 años de adelanto, el libro electrónico no ha superado el 7% de las ventas. Los últimos estudios detectan que no ha entrado con la fuerza que se suponía porque la comprensión lectora es cinco veces superior en el soporte papel. Tocar las páginas, volver atrás, releer el libro hace que se comprenda mejor. Ocurre lo mismo con la prensa, la gente no se acostumbra a leerla en una tableta.
José María Casado Martín, Librero
«Cuando abrimos nuestra librería nos tacharon de locos»
10.03.13 - 08:34 -
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Innovador, insistente, incansable y convencido de lo que hace, José María Casado celebra el 40 aniversario de Universitas con ganas de seguir en la brecha
«La clave de un negocio es tener una idea clave y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro»
«Ahora se venden libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada» Hace 40 años, en la avenida de Colón abrió sus puertas una nueva librería. La moda de la época era instalarse en San Juan y la calle Obispo, pero el tiempo terminó dando la razón a José María Casado y su negocio es hoy referente en el sector del libro. -¿Qué recuerda de su infancia? -Yo nací en Salamanca, en una familia media. Mi padre era empresario textil y nosotros estudiamos en los Salesianos. Luego empecé Filosofía y Letras, y finalmente hice Marketing en la IBEC de Rockefeller. -¿Cómo fueron sus inicios? -Al acabar Marketing me fichó el Grupo Anaya, cuya sede estaba en Salamanca. El presidente me contrató para organizar toda la red de Castilla y León desde un punto de vista comercial. Allí estuve cuatro años y luego me mandaron a Extremadura. -Vino por un tiempo y se quedó. -Hubo una reestructuración en Anaya, salió mucha gente Y ahí me di cuenta de que era mejor ser cabeza de ratón que cola de león. -Curiosa reflexión. -Yo veía que en Badajoz el sector del libro estaba un poco atrasado, que no existía una librería como yo pensaba que debería ser, y cogimos el traspaso de la empresa Mecano, que ocupaba el local donde ahora tenemos nuestra librería técnica de la avenida de Colón. Ahí abrió Universitas en 1973, el año que se inició la universidad, de ahí su nombre. -¿Cómo concibió su librería? -Empezamos con la papelería y unos pocos libros, pero desde el principio trabajamos editoriales que no se conocían aquí, como Losada, Siglo XXI, Fundamentos... Eso nos permitió convertirnos en referencia para los estudiantes, los periodistas, la gente con mucha inquietud. -¿Fue bien desde el principio? -La gente nos tachó un poco de locos. Entonces el centro de Badajoz era San Juan y la calle Obispo, pero nosotros creímos que era una buena zona de expansión. Yo seguía con Anaya, porque Universitas no era más que un experimento puesto en marcha por unos jóvenes de 23 años que lo único que tenían era una póliza del banco y un poco de dinero que nos prestaron mis padres. -¿Dónde ha estado la clave del crecimiento? -Siempre intentamos que la librería fuera un lugar donde se podía entrar a ver los libros, a pasar páginas, un lugar en el que se podía estar aunque no se quisiera comprar. Teníamos un mostrador muy pequeñito, pero el resto del espacio estaba lleno de libros. -Casi se podría decir que inventaron la FNAC de Badajoz hace cuatro décadas. -El modelo era el mismo. Cuando abrimos la librería de la avenida Ramón y Cajal, en 1993, dejamos un espacio para la firma de libros, para la presentación de novedades, para hacer cuentacuentos y obras de teatro. Queríamos que la librería fuera un centro de reunión y proyección cultural. Por aquí han pasado Saramago, Alfonso Guerra, García de Cortázar y otras personalidades. -¿Cómo le va su faceta de editor? -En 1978 montamos Universitas Editorial porque nos parecía que Extremadura era la gran desconocida. Editamos tres tomos de la Literatura en Extremadura de Manuel Pecellín, editamos la primera historia de Extremadura, hicimos la Biblioteca Básica Extremeña... -Los libros que se venden hablan de los gustos de la sociedad. ¿En qué momento estamos? -Desde la Transición hasta hace muy poco, la gente tenía ganas de progresar, de llegar a ser algo, pero en los últimos seis o siete años se ha notado un bajón muy importante en las ganas de progresar culturalmente. Ahora se venden libros de una calidad que posiblemente puede ser muy discutible, libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada. Solo hay que ver que los éxitos de venta son 'Cincuenta sombras de Grey' y el libro de Jorge Javier Vázquez. -¿Es una moda o algo definitivo? -Siempre que llueve, escampa. Y de aquí a unos años habrá una nueva regeneración, volverá el interés por otras cosas, por libros con mayor seriedad, con mayor compromiso social, con otros valores. -Últimamente se habla mucho del papel del emprendedor. ¿Cómo se consigue el éxito? -Nosotros nunca hemos pedido subvenciones para editar ni para ampliar el negocio. La clave de un emprendedor es tener una idea clara y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro. Uno no puede montar un negocio porque le vayan a dar una subvención. Siempre hay que estar innovando, como cuando creé Librerías Independientes, el mayor centro de compras de libros que hay en España. -Pero no debe ser fácil. -El empresario es empresario mañana, tarde y noche. Incluso cuando las cosas van bien, hay que estar pendiente de cómo evolucionan. Y sobre todo hay que ser honrado y no engañar nunca al cliente a sabiendas. Uno se puede equivocar alguna vez, pero el engaño no se perdona. -Sentido común y sentido común. -Lo más fácil en la vida es hacer lo que los demás hacen. Lo más difícil es hacer lo que los demás no hacen. Yo en Extremadura le veo mucho futuro a la agricultura, a la alimentación, al turismo, a la cultura. Nuestro clima es fundamental. Tú lo que tienes que hacer es pensar cómo sacar partido a esos elementos. Pero aquí se ha hecho justamente lo contrario. ¿Qué pinta una fábrica de chips en Cáceres, una fábrica de camisetas en Badajoz, una industria gráfica en Plasencia y Olivenza, una refinería de petróleo en Villafranca? Aquí tenemos Monfragüe y no se ha hecho lo mismo que en Canadá, donde hay parajes similares de los que vive la gente. Aquí tenemos el sector de la aceituna, del queso, de la fruta... Pero como dicen que lo único que funciona es la industria, que el éxito está en fabricar coches... -Volviendo a Badajoz, ¿cómo ve el futuro del comercio? -Va a depender mucho de la sociedad. Si vamos a una sociedad comprometida, los comercios dirigidos por profesionales que estén siempre innovando y que asesoren a sus clientes, posiblemente tengan un hueco. Si lo que prevalece es el mundo de las prisas, de la comida basura, del simple trasiego comercial, los centros comerciales tendrán éxito. -Estos días se habla mucho de liberalización comercial y grandes superficies. ¿Cuál es su opinión? -Todas las administraciones han apoyado a las grandes superficies, a los grandes centros comerciales, y muy poco al pequeño comercio. No digo que lo subvencionen, pero sí que les den el mismo trato. Los grandes centros comerciales no benefician al comercio ni a la ciudad. Son una esponja que chupa el dinero y lo saca fuera. Decir eso no va con los tiempos, pero de la misma forma que las grandes superficies ya han desertizado a los pueblos, terminarán desertizando a las ciudades. -Una última pregunta. ¿Le preocupan libros digitales? -En Estados Unidos, que llevan 20 años de adelanto, el libro electrónico no ha superado el 7% de las ventas. Los últimos estudios detectan que no ha entrado con la fuerza que se suponía porque la comprensión lectora es cinco veces superior en el soporte papel. Tocar las páginas, volver atrás, releer el libro hace que se comprenda mejor. Ocurre lo mismo con la prensa, la gente no se acostumbra a leerla en una tableta.
José María Casado Martín, Librero
«Cuando abrimos nuestra librería nos tacharon de locos»
10.03.13 - 08:34 -
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Innovador, insistente, incansable y convencido de lo que hace, José María Casado celebra el 40 aniversario de Universitas con ganas de seguir en la brecha
«La clave de un negocio es tener una idea clave y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro»
«Ahora se venden libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada» Hace 40 años, en la avenida de Colón abrió sus puertas una nueva librería. La moda de la época era instalarse en San Juan y la calle Obispo, pero el tiempo terminó dando la razón a José María Casado y su negocio es hoy referente en el sector del libro. -¿Qué recuerda de su infancia? -Yo nací en Salamanca, en una familia media. Mi padre era empresario textil y nosotros estudiamos en los Salesianos. Luego empecé Filosofía y Letras, y finalmente hice Marketing en la IBEC de Rockefeller. -¿Cómo fueron sus inicios? -Al acabar Marketing me fichó el Grupo Anaya, cuya sede estaba en Salamanca. El presidente me contrató para organizar toda la red de Castilla y León desde un punto de vista comercial. Allí estuve cuatro años y luego me mandaron a Extremadura. -Vino por un tiempo y se quedó. -Hubo una reestructuración en Anaya, salió mucha gente Y ahí me di cuenta de que era mejor ser cabeza de ratón que cola de león. -Curiosa reflexión. -Yo veía que en Badajoz el sector del libro estaba un poco atrasado, que no existía una librería como yo pensaba que debería ser, y cogimos el traspaso de la empresa Mecano, que ocupaba el local donde ahora tenemos nuestra librería técnica de la avenida de Colón. Ahí abrió Universitas en 1973, el año que se inició la universidad, de ahí su nombre. -¿Cómo concibió su librería? -Empezamos con la papelería y unos pocos libros, pero desde el principio trabajamos editoriales que no se conocían aquí, como Losada, Siglo XXI, Fundamentos... Eso nos permitió convertirnos en referencia para los estudiantes, los periodistas, la gente con mucha inquietud. -¿Fue bien desde el principio? -La gente nos tachó un poco de locos. Entonces el centro de Badajoz era San Juan y la calle Obispo, pero nosotros creímos que era una buena zona de expansión. Yo seguía con Anaya, porque Universitas no era más que un experimento puesto en marcha por unos jóvenes de 23 años que lo único que tenían era una póliza del banco y un poco de dinero que nos prestaron mis padres. -¿Dónde ha estado la clave del crecimiento? -Siempre intentamos que la librería fuera un lugar donde se podía entrar a ver los libros, a pasar páginas, un lugar en el que se podía estar aunque no se quisiera comprar. Teníamos un mostrador muy pequeñito, pero el resto del espacio estaba lleno de libros. -Casi se podría decir que inventaron la FNAC de Badajoz hace cuatro décadas. -El modelo era el mismo. Cuando abrimos la librería de la avenida Ramón y Cajal, en 1993, dejamos un espacio para la firma de libros, para la presentación de novedades, para hacer cuentacuentos y obras de teatro. Queríamos que la librería fuera un centro de reunión y proyección cultural. Por aquí han pasado Saramago, Alfonso Guerra, García de Cortázar y otras personalidades. -¿Cómo le va su faceta de editor? -En 1978 montamos Universitas Editorial porque nos parecía que Extremadura era la gran desconocida. Editamos tres tomos de la Literatura en Extremadura de Manuel Pecellín, editamos la primera historia de Extremadura, hicimos la Biblioteca Básica Extremeña... -Los libros que se venden hablan de los gustos de la sociedad. ¿En qué momento estamos? -Desde la Transición hasta hace muy poco, la gente tenía ganas de progresar, de llegar a ser algo, pero en los últimos seis o siete años se ha notado un bajón muy importante en las ganas de progresar culturalmente. Ahora se venden libros de una calidad que posiblemente puede ser muy discutible, libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada. Solo hay que ver que los éxitos de venta son 'Cincuenta sombras de Grey' y el libro de Jorge Javier Vázquez. -¿Es una moda o algo definitivo? -Siempre que llueve, escampa. Y de aquí a unos años habrá una nueva regeneración, volverá el interés por otras cosas, por libros con mayor seriedad, con mayor compromiso social, con otros valores. -Últimamente se habla mucho del papel del emprendedor. ¿Cómo se consigue el éxito? -Nosotros nunca hemos pedido subvenciones para editar ni para ampliar el negocio. La clave de un emprendedor es tener una idea clara y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro. Uno no puede montar un negocio porque le vayan a dar una subvención. Siempre hay que estar innovando, como cuando creé Librerías Independientes, el mayor centro de compras de libros que hay en España. -Pero no debe ser fácil. -El empresario es empresario mañana, tarde y noche. Incluso cuando las cosas van bien, hay que estar pendiente de cómo evolucionan. Y sobre todo hay que ser honrado y no engañar nunca al cliente a sabiendas. Uno se puede equivocar alguna vez, pero el engaño no se perdona. -Sentido común y sentido común. -Lo más fácil en la vida es hacer lo que los demás hacen. Lo más difícil es hacer lo que los demás no hacen. Yo en Extremadura le veo mucho futuro a la agricultura, a la alimentación, al turismo, a la cultura. Nuestro clima es fundamental. Tú lo que tienes que hacer es pensar cómo sacar partido a esos elementos. Pero aquí se ha hecho justamente lo contrario. ¿Qué pinta una fábrica de chips en Cáceres, una fábrica de camisetas en Badajoz, una industria gráfica en Plasencia y Olivenza, una refinería de petróleo en Villafranca? Aquí tenemos Monfragüe y no se ha hecho lo mismo que en Canadá, donde hay parajes similares de los que vive la gente. Aquí tenemos el sector de la aceituna, del queso, de la fruta... Pero como dicen que lo único que funciona es la industria, que el éxito está en fabricar coches... -Volviendo a Badajoz, ¿cómo ve el futuro del comercio? -Va a depender mucho de la sociedad. Si vamos a una sociedad comprometida, los comercios dirigidos por profesionales que estén siempre innovando y que asesoren a sus clientes, posiblemente tengan un hueco. Si lo que prevalece es el mundo de las prisas, de la comida basura, del simple trasiego comercial, los centros comerciales tendrán éxito. -Estos días se habla mucho de liberalización comercial y grandes superficies. ¿Cuál es su opinión? -Todas las administraciones han apoyado a las grandes superficies, a los grandes centros comerciales, y muy poco al pequeño comercio. No digo que lo subvencionen, pero sí que les den el mismo trato. Los grandes centros comerciales no benefician al comercio ni a la ciudad. Son una esponja que chupa el dinero y lo saca fuera. Decir eso no va con los tiempos, pero de la misma forma que las grandes superficies ya han desertizado a los pueblos, terminarán desertizando a las ciudades. -Una última pregunta. ¿Le preocupan libros digitales? -En Estados Unidos, que llevan 20 años de adelanto, el libro electrónico no ha superado el 7% de las ventas. Los últimos estudios detectan que no ha entrado con la fuerza que se suponía porque la comprensión lectora es cinco veces superior en el soporte papel. Tocar las páginas, volver atrás, releer el libro hace que se comprenda mejor. Ocurre lo mismo con la prensa, la gente no se acostumbra a leerla en una tableta.

Fuente: EVARISTO FDEZ. DE VEGA | BADAJOZ.

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