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Para celebrar el 300 aniversario se inaugura la exposición más ambiciosa de la Academia en la Biblioteca Nacional de España comisariada por Carmen Iglesias y José Manuel Sánchez Ron Una cifra como 300 nos puede transmitir diversas sensaciones, ya sea mayor, longeva, antigua. Pero si hablamos de la Real Academia Española y de su buena salud, nos resulta una anciana joven. Una de esas instituciones que a lo largo de los años se ha ido adaptando a las circunstancias de cada momento y época. Para conmemorar semejante aniversario, se inaugura la exposición La lengua y la palabra. Trescientos años de la Real Academia Española en la Biblioteca Nacional de España y con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E). La exposición que "recrea la historia de la lengua se ha realizado en tan solo un año" cuenta Carmen Iglesias, una de sus comisarias. A través de diversas piezas se documentan los diferentes momentos y dificultades por los que ha pasado tanto la Academia como España. Dividida en ocho bloques "supone un viaje en el tiempo", asegura José Manuel Blecua, director de la Real Academia Española. Una vuelta al pasado, a las batallas, guerras y conflictos acontecidos en territorio español. Y, a su vez, nos muestra la evolución del lenguaje a través de reyes, leyes, ilustrados y personalidades célebres de cada momento. La lengua y el habla: del sonido a la voz, es el título del primer bloque, donde se muestra el paso del habla al lenguaje y la diferencia entre lenguaje y lenguas. La segunda estancia narra cuando en el siglo XVIII "un grupo de Ilustrados se reúnen y crean el Diccionario de Autoridades, que no es más que la voz de personas ilustres del Siglo de Oro, financiado a raíz de la recaudación de los impuestos del tabaco que decretó Felipe V en 1723". Y así, pasamos de la Ilustración a una época de guerra y revolución, la invasión napoleónica y el levantamiento del Dos de Mayo. La RAE tras la invasión
Guerra y revolución: 1808-1812. España en el siglo XIX muestra la Transición del Antiguo Régimen a un sistema liberal-constitucional. Se pueden ver, aquí, varios "grabados que Goya pintó sobre los desastres de la guerra o la batalla de Vitoria", narra Iglesias. En esta época "el duque de Wellington selecciona las mejores piezas y se las lleva a Inglaterra, obras que Fernando VII, tiempo después, legitima a los británicos". Este bloque contiene, también, la Constitución de 1812 y un inédito autorretrato del Duque de Rivas.
Sección dedicada a homenajear a América. Con el paso hacia el sistema liberal llega un periodo de cierta estabilidad que se acentúa con la Restauración y propicia la modernización económica. Perola RAE sufrió durante el primer cuarto del siglo la ruptura que supuso la invasión francesa y la posterior guerra, culminando en el absolutismo de Fernando VII. Aun así, en el primer cuarto del siglo XIX se dan las independencias de las Repúblicas americanas, de modo que se hace "un homenaje", al territorio colonizado en España y América. La lengua nos une, a través de los documentos de Andrés Bello. El venezolano quiso evangelizar mediante la enseñanza obligatoria del español en todo el territorio de las Indias sin dejar de lado las lenguas autóctonas, por miedo a la fragmentación de la lengua al ritmo de las repúblicas. Así, "su propuesta fue enseñar español a todos los habitantes y no solo a los hijos de los caciques", asegura a comisaria. La primera académica
Llega la etapa isabelina y con ella la industrialización y la creación del ferrocarril y esto se muestra en el apartado Entre siglos. Y en lo que respecta a la Real Academia Española, "se da un giro importante entre finales del siglo XIX y principios del XX cuando se acepta a la primera académica, de tan solo 17 años, entre sus filas". Esta mujer sería María Isidra Quintina de Guzmán y la Cerda. Pero la misoginia occidental del siglo hará que ilustradas como Gertrudis Gómez de Avellaneda, Pardo Bazán o la mismísima María Moliner intentaran, inútilmente, ser parte de la institución. No sería hasta la instauración de la Democracia y en 1977, cuando se aceptara a Carmen Conde.
Selección de obras de Mingote y el perchero de la Real Academia Española. Y nos adentramos ya en Un agitado siglo XX: la lengua como ciencia, época en la que más se avanza en el método y uso del lenguaje. "Un siglo presidido por Menéndez Pidal que tuvo episodios de sombras en los cuales se pidió la independencia de la Academia", explica Carmen Iglesias. "Primero por parte de Fernando VII, luego Primo de Rivera, en 1936 por Decreto del Frente Popular firmado por Azaña y, finalmente, por Franco en tres ocasiones". Para finalizar la exposición hay una selección de obras de Antonio Mingote, el perchero de la Academia y el fichero donde se guardaban todas las fichas sobre las diferentes palabras escritas a mano. Al final de la muestra,Revolución cognitiva y tecnológica. El paso al siglo XXI, muestra el estudio y análisis moderno de la lengua y la incursión de la Academia en la galaxia de Internet. Y ahí estamos.

 

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SAIOA CAMARZANA | Publicado el 25/09/2013

La Universidad de Salamanca lanza una Biblioteca virtual dedicada al influyente impresor italiano, el artista que logró que en sus obras "callara el texto y hablara el tipógrafo". Hablamos con Pedro M. Cátedra, su director En la figura de Gianbattista Bodoni (1740-1813), uno de los impresores más notables y reconocidos de la historia, confluyen varios toques de genio. De un lado fue un hombre de la técnica, un adelantado a su tiempo que introdujo importantes avances en las máquinas de imprimir. De otro, un esteta, el artífice de un estilo tipográfico que revolucionó el libro clásico bajo los parámetros de la exclusividad y la perfección. Aquellos tipos que ansiaron los hombres más poderosos de su época han llegado hasta nuestros días.Bodonianos son el logo de Zara, el de Lancia, el de Armani, el del grupo de Nirvana... Confesos enamorados de su alargada elegancia eran también los poetas de la Generación del 27. A estos dos dones hay que añadir un tercero, el que internacionalizó la figura de este impresor que trabajó en Roma y en Parma y que vendió libros a Inglaterra, a Francia y a España: Bodoni era pura ambición. Le dio a su trabajo una importancia capital, hasta el punto de que en sus volúmenes la letra llegó a estar por encima del contenido. ¿Qué significa esto? Que hace 200 años ya estaba ejerciendo como un diseñador gráfico, convirtiendo el abecedario en arte. Rompiendo el triste silencio ante el bicentenario de su muerte, que se celebra este año, acaba de nacer la Biblioteca Bodoni, una iniciativa de la Universidad de Salamanca para la investigación y difusión de su obra dirigida por Pedro M. Cátedra y potenciada también por nombres como Franco María Ricci, uno de los diseñadores de prestigio internacional que más uso ha hecho de la herencia del tipógrafo. No es baladí que esta Biblioteca nazca en España, pues el Ducado de Parma, donde trabajó Bodoni, era un protectorado muy atendido de la Corona española, "una especie de Estado satélite, borbónico y Europeo, que explica que el único título que exhibiera Bodoni fuera el de Tipógrafo del Rey de España". Lo cuenta Cátedra, uno de los mayores conocedores de su obra y, a la vez, un ávido coleccionista de libros con la firma de este hombre que llegó a definirse como "íbero". El insólito perfil de Bodoni impulsó este proyecto de investigación que ha desembocado en un portal al que puede acceder tanto un lector con curiosidad por la actividad intelectual en el pasado como un estudioso de la vida y la obra de un personaje histórico que fue conquistando cada vez un espacio mayor en los libros: "Llegó a eliminar las ilustraciones en muchos casos e incluso publicó distintas opciones del mismo título, como esos artistas que pintan una catedral con distintas luces". Su preocupación por el prestigio, amplía el catedrático, se deja ver en sus epistolario, incluido en el portal y entre el que sorprenden destinatarios como Napoleón, José Bonaparte y Benjamin Franklin. "En sus cartas están representadas las primeras autoridades europeas, lo que da cuenta de su internacionalidad", insiste Cátedra, que confía en que la Biblioteca llegue a albergar 4.000 epísolas. "La autobiografía es insincera, pero cuando disponemos de miles de misivas podemos apreciar la personalidad del que escribe con facilidad, como sucede en aquellas en las que protestaba por el nombramiento de un nuevo ministro, inculto, y declaraba que ante tal panorama abandonaría Parma y pondría rumbo a España por un plato de lentejas". Además, la Biblioteca Bodoni se completa con monografías realizadas o no al hilo de la investigación, tanto por autores españoles como por extranjeros, y con la publicación de estos estudios por parte de Ediciones Universidad de Salamanca. El carácter único de Bodoni también se deduce de su afán perfeccionista, de su constante reivindicación de la condición de artista y de su capacidad para ser original por encima de lo comercial. "Todo forma parte de esa personalidad apabullante que impresionó a los viajeros que, llegados de todas partes, acudían a visitar su taller", recuerda Cátedra. De alguna manera, esta Biblioteca virtual paliará el sorprendente vacío que en las bibliotecas españolas hay de volúmenes suyos, sobre todo en comparación con las colecciones italianas o francesas: "Los libros de Bodoni circulan a precios disparatados porque siempre fue muy exclusivo, muchos los publicaba para la distribución entre amigos. Hay libros que son emblemáticos y muy buscados, como el Horacio de 1791, promovido por un español, José Nicolás de Azara, y que es el primer gran libro neoclásico de la imprenta europea, al igual que el Manual tipográfico, que no pudo ver terminado y que incluye todos los tipos que tenía en la imprenta". Cátedra lanza por último una reivindicación respecto al tipógrafo, apenas estudiado en España a pesar de su vinculación con el país: "Me temo que su aniversario va a pasar sin pena ni gloria, porque esta Biblioteca no es un acto de conmemoración. Me resulta extraño que nadie haya tenido la inteligencia de reivindicar como Marca España a Bodoni y darle un aire internacional a esas celebraciones que habitualmente se hacen para consumo interno, con la vista en el ombligo. Es una pena".

Fuente: MARTA CABALLERO | Publicado el 19/09/2013

El literato ha sido incinerado en el tanatorio de Palafrugell, en una ceremonia íntima El poeta Juan Luis Panero murió el pasado lunes en Torroella de Montgrí (Girona) víctima de un cáncer y hoy ha sido incinerado en una ceremonia familiar en Palafrugell. Nacido en Madrid en 1942, el pasado día 9 había cumplido 71 años. Era el mayor de los tres hijos del poeta Leopoldo Panero y junto a sus hermanos, Leopoldo María y Michi, fallecido en 2004, protagonizó el mítico documental de Jaime Chávarri El desencanto (1976), una demolición en toda regla de la familia tradicional española. En aquella película Juan Luis hacía el papel de esteta decadente, una señal de su afición al fracaso porque el viento de la época era más favorable al malditismo de su hermano Leopoldo, uno de los nueve novísimos de Castellet. Juan Luis Panero siempre fue un poeta de línea clara, narrativo, clásico en el mejor sentido de la palabra, borgiano en lo que ese adjetivo tiene de confusión entre vida y literatura. Durante buena parte de su carrera, su obra estuvo relegada por la atención que suscitaba la de su torrencial hermano Leopoldo –el loco oficial de la literatura hispana- y por las corrientes neovanguardistas del 68. El giro hacia la claridad que dio la lírica española en los años ochenta del siglo pasado rescató una voz poética que se había iniciado en aquel emblemático 1968 con A través del tiempo, que en 1985 recibió el Premio Ciudad de Barcelona por Antes que llegue la noche y que tres años más tarde se convirtió en el primer ganador del Premio Loewe con Galería de fantasmas. En 1997 la editorial Tusquets publicó su Poesía completa, que incluía seis libros. Más tarde llegaría Enigmas y despedidas (1999), un paso más en un camino cada vez más consciente del paso del tiempo, es decir, de la muerte. Fue su último libro de poemas. Meses después de su publicación aparecería Sin rumbo cierto, sus memorias conversadas con el profesor y crítico Fernando Valls. Con él obtuvo el Premio Comillas de autobiografía. Después de pasar largas temporadas en Latinoamérica, donde trabó amistad con autores como Juan Rulfo, Octavio Paz o el propio Borges, Juan Luis Panero se instaló con su esposa en Torroella de Montgrí. De allí solo salía para coloquios y lecturas de poemas en los que declamaba cavernosamente sus versos, se interesaba por el trabajo de los más jóvenes, bebía vino blanco y recibía sin engolar la figura la admiración de lectores para los que ya no era el hijo de ni el hermano de sino el autor de una obra tan cargada de la literatura de los otros –Eliot, Cavafis, Cernuda- que resulta absolutamente personal, inconfundible. “Frente a mí, imperturbables, desveladas,/pasan, en silencio, vida y muerte,/evitando, con un rictus cansado,/este fantasma insomne, este papel en blanco,/esta hoguera apagada que perdura”. Son las palabras finales de un poema de su primer libro. Podrían haberlo sido del último porque Juan Luis Panero escribió siempre variaciones sobre un mismo tema: su vida, la vida, la muerte, su muerte.
'Extraño reino' (publicado en Babelia en 2002) JUAN LUIS PANERO Un sueño desolado y exacto real e irreal como la vida y una misteriosa escenografía, inquietantes ilustraciones de novela gótica o borrosas prisiones de Piranesi, y entre ruinosos arcos, derrotados muros, los rostros de algunos desaparecidos, palabras imprecisas -sueño dentro del sueño- y la mirada intensa de una mujer salvada del tenaz estrago de los años. La sensación de estar en un infierno helado y, de pronto, al despertar la luz del sol, inesperada y brillante luz de enero. Con toda esa materia derrumbada y el repetido rumor del reloj de la muerte he construido este extraño reino: espejos rotos donde el sol se refleja.

 

Fuente: JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS / ABC

Cheles rinde homenaje al poeta Juan Bautista La casa de la cultura de Cheles ha acogido un homenaje al poeta Juan Bautista Rodríguez Arias, al cumplirse el centenario de su nacimiento. Asistieron más de 100 personas, entre ellas hijos y nietos del poeta. Recordaron la vida personal y profesional Jacinto Gil Sierra, cronista de Cheles; Marisa Rodríguez Abancéns, hija de Juan Bautista; Feliciano Correa Gomero, cronista de Jerez y José Iglesias Benítez, poeta.
Contrata el Depós

Salvador Vaquero (Premio Cáceres de Novela Corta 2012) 14/09/2013 Nació en Don Benito allá por 1959, pero se crió en las montañas colombianas de donde procedía su padre, por eso tal vez Antonio María Flórez Rodríguez imprime el fuego latino en sus composiciones. Su biografía nos conduce a la profesión de médico cirujano y doctor en Fisiología, además de a una extensa vida cultural en la que encontramos a un poeta abierto a todo tipo de influencias, con obras como Poemillas de amor antiecológicos , 1993, El círculo cuadrado , 1987, La ciudad , 2001, Desplazados del paraíso , con el que obtuvo el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Bogotá 2003, El arte de escandalizar , 2004, Corazón de Piedra , 2011, y Bajo tus pies la ciudad , 2012. Cosmopolita y temperamental, su poesía no deja lugar a la indiferencia ni al sosiego de los sentimientos, porque, tal como reza en uno de los poemas de su último libro: "El amor es un fuego/ que me arde por todas partes".
--Define a Antonio María Flórez --Un tipo soñador y confiado pero ya muy escéptico; entrañable con los míos y cercano con la gente; curioso hasta la obsesión con ciertos temas como la muerte, la violencia, el desamor o la vida de mis abuelos. Y temperamental, bastante. Y muy luchador, sin desmayo.
--¿Te sientes más cerca de la literatura hispanoamericana? --Me siento muy cerca de ella y me considero parte de ella, sin desdeñar mi condición de extremeño y de ciudadano del mundo. Leo a autores de muchos países de otras lenguas porque creo que eso me enriquece bastante y me permite esa otra forma de viajar tan enriquecedora que se logra a través de la palabra escrita y la imaginación. --¿Qué supuso en tu andar como escritor el ser finalista del Felipe Trigo de novela? --¿La primera, la segunda o la tercera? En todo caso, un acicate para intentarlo de nuevo, para procurar escribir mejor y para entender que no a todo el mundo le gusta o entiende lo que escribes.
--Autores latinoamericanos imprescindibles para tus letras --¡Tantos...! Gabo, Mutis, Paz, Neruda, Borges, Cortázar, Manoel de Barros, Rubem Fonseca...
--¿El paraíso es una hermosa ilusión en la mente de Dios, tal como dices en uno de tus poemas? --Ese es un verso de un poema juvenil mío muy intuitivo que aún me asombra por su contundencia y todo lo que sugiere. Lo escribí en homenaje a X-504, un poeta nadaísta colombiano que hizo un Apólogo del paraíso que me impactó sobremanera y me puso a parir ocurrencias sentenciosas y a dudar de todas las convicciones que me impusieron desde la Iglesia. Sí, sigo pensando eso, el paraíso es una hermosa ilusión en la mente de Dios y en el corazón de los hombres.
--Afirmas que haces poesía porque a veces navegas alucinado entre el sueño y la realidad, pero ¿la creación literaria no es una forma desesperada de buscar la inmortalidad? --No aspiro a tanto. No me desespera la inmortalidad. Eso sí, tal vez dejar alguna huella que sirva a otros para seguir el camino. Mi poesía es alucinación, testimonio de esos ensueños contaminados de realidad que son la sustancia de mi existir.
--¿Has conseguido poner en contacto los distintos mundos que habitas a través de tus poemas? --Por supuesto. Algunos de ellos son el reflejo de esa conexión.
--¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser un arma de compromiso político? --Comparto la idea del recientemente fallecido Seamus Heaney de que su trabajo "es un pulso entre lo lírico y lo cívico". Mi obra poética, desde sus inicios, tienen un serio compromiso con la humanidad desde lo cívico, estoy muy sensibilizado con algunos de los más graves problemas del Hombre como la violencia y el desplazamiento forzado, sin dogmatismo ni militancia seudopolítica, hasta el punto de formar buena parte del sustrato de mi obra poética más emblemática como Desplazados del paraíso y En las fronteras del miedo.
--¿La situación política marca la marcha del panorama literario? --No debiera. Pero la literatura tampoco hubiera de ser ajena a la realidad sociopolítica.
--¿Internet es una ventana a la edición o la guillotina de la creación? --Ni lo uno ni lo otro. Eso sí, ayuda en la difusión de la obra literaria.
--Un viaje inolvidable --Muchos, pero ahora vale traer a colación el que he hecho este verano con mi hijo por el Efeso y el Adriático. Ver su cara de asombro y arrobamiento en Dubrovnik, Venecia o Atenas no tiene precio.
--Un secreto inconfesado --Si lo confesase ya no sería secreto y seguro que traería cola como El último beso.
--Un reto como escritor --Escribir cada vez mejor.
--Una reflexión ante la vida --Somos, a pesar de nosotros. El cuerpo es límite y el sueño emblema.
--Una canción que recuerdas con cariño --Voy por tu cuerpo , de Luis Pastor.
--Un rincón donde sentir la paz --En Marquetalia, el pueblo de mi padre, en los andes colombianos. Había un lugar en la finca cafetera familiar adonde me trepaba a oír, cubierto por la sombra de los guaduales, el arrullo de un arroyo de donde sacaban antaño piedrecillas de oro los malchitas, aquellos indígenas pobladores ancestrales del lugar.
--Un libro de cabecera --El amor en los tiempos del cólera de García Márquez.
--¿Cómo te gustaría que te recordaran? --Como el ser luchador que soy, como el amigo leal que soy de mis amigos. Y de pronto por alguno de mis libros.
--Un lugar donde reposar para siempre --En la montaña o el mar. No muy lejos de mis seres queridos.
Fuente: Preiodico Extremadura

Mario Roso de Luna era así, le gustaban las cosas antiguas pero también las modernas», comenta Esteban Cortijo, presidente del Ateneo de Cáceres y albacea cultural del sabio de Logrosán, al preguntarle por una curiosa foto de Roso de Luna, en la que le están implantando pelo, nada más y nada menos que en 1910. Entonces el sabio tenía 38 años y el implante no tuvo mucho éxito, porque en las fotografías posteriores aparece ya calvo. Este verano se han cumplido 120 años desde que Roso de Luna descubrió, a simple vista, un cometa en la constelación del Auriga, que le valió ser nombrado Caballero de Isabel la Católica, tras salir victorioso de la discusión entre un astrónomo norteamericano y otro francés sobre quién lo había visto primero. El erudito extremeño que murió en 1931, con 59 años, diciendo: «¡Ningún hombre es indispensable! No me lloréis», fue descrito por el escritor Ramón J. Sender en su novela 'El verdugo afable' (1952) como un teósofo que hablaba ex cátedra todos los días en el Ateneo de Madrid «a un grupo de adictos», accionando con la mano izquierda en la que tenía una tenacita de plata y en ella un cigarrillo turco, «era un hombre pequeño, sonrosado, con cabellera blanca (...) había descubierto una estrella que llevaba su nombre y publicado muchos libros sobre metapsíquica, no pocos de los cuales estaban traducidos a varios idiomas». Ramón J. Sender contó que Roso y Valle-Inclán eran muy amigos, y el cráneo privilegiado que siempre estaba agobiado por alimentar a sus hijos, viendo lo difícil que era mantenerlos con lo que escribía le pidió al sabio, al que también llamaban 'el mago rojo de Logrosán', que le dijera dónde había un tesoro escondido. Le comentó que sabía de uno y ya no le dejó en paz. Se puede leer en 'El verdugo afable' que Valle-Inclán le preguntó muy gravemente si había gnomos custodiando el tesoro. «Sí - dijo Roso de Luna -. Hay siete gnomos». «Debí figurármelo. Siete. ¿Y los gnomos se muestran propicios?» «Hasta ahora, sí, don Ramón. Pero hay que esperar».

Fuente: SERGIO LORENZO

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