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José Luis Gil: «Godoy no era un santo, pero tampoco el analfabeto que nos han hecho ver»

En los tiempos que tanto se habla del poder de las redes sociales para difamar y manipular a la opinión pública basta una conversación con José Luis Gil Soto (Oliva de la Frontera, 1972) para entender que no hay nada nuevo bajo el sol. Manuel Godoy, el protagonista de su novela 'La Traición del Rey' sería hoy una víctima más del Twitter. Pasó a la historia como un político torpe y traidor que entregó España a Napoleón y con el único mérito de ganarse la fama de la reina María Luisa entre sábanas. Más de dos siglos de bulos que Gil Soto trató de rebatir en ‘La traición del rey’ y que sirve ahora como base del documental ‘Príncipe de la Paz’.

El filme se presenta este jueves por la tarde en la plaza central del centro comercial El Faro a las ocho de la tarde. El escritor expondrá algunos episodios de la vida de Godoy desconocidos hasta ahora y que prueban la campaña de propaganda que diluyó la imagen de Manuel Godoy.

–¿Cómo nace el documental ‘Príncipe de la paz’?

–El origen del documental nace a partir del contacto que tiene conmigo José Luis Pastor. A José Luis le fascina la figura de Godoy y cuando vivió en Badajoz también promovió de alguna forma la repatriación de los restos de Godoy. Se fue de Badajoz, pero mantiene el interés por la figura histórica. Después de algunos años cae en sus manos el libro ‘La traición del rey’ y me llama tras de leerlo. Me cuenta que la novela, a su juicio, puede convertirse en un guión audiovisual y empezamos a trabajar.

–¿A qué Godoy nos encontramos aquí?

–En la novela no invento nada. Es recrear la historia con cierta fidelidad. En el documental han entrevistado a todos los especialistas que han estudiado al personaje y en este proceso de investigación han surgido algunos documentos que muestran la campaña de desprestigio que sufrió.

–¿Fue víctima, por tanto, de un complot organizado?

–Hasta nuestros días ha trascendido una imagen muy negativa porque muchos historiadores que han estudiado este momento histórico tampoco han reparado en esas campañas. Quienes han estudiado su legado político difieren bastante de esa leyenda negra que ha envuelto al personaje. El documental trata, de una forma muy aséptica, de retratarlo como era. En su obra política hay muchos errores. No era un santo, pero tampoco es el analfabeto que nos han hecho ver. No está probado que tuviera una relación sentimental con la reina. Y los indicios apuntan precisamente lo contrario. Hay causas mucho más creíbles para explicar el ascenso de Godoy.

–¿En qué se basa el documental?

– ‘La traición del rey’ salió en el año 2008. Desde entonces han aflorado muchos documentos sobre su gestión política. Ahora contamos, por ejemplo, con una colección de cartas inéditas que tenía un descendiente de Godoy o con la reciente publicación de las estampas fernandinas, en posesión también de otro descendiente.

–¿Qué muestran esas estampas fernandinas?

–Eran ilustraciones acompañadas de ripios de rima fácil que se repartían entre la población. En estos dibujos criticaban de forma soez a Godoy. Entre la población se repartían los dibujos vejatorios contra el ministro y fue como una especie de lluvia fina. A base de repetirse consiguieron calar en la población. Las estampas fernandinas no son nuevas. Se sabía de su existencia. Lo que ahora se ha descubierto es que las mandaba publicar y repartir Fernando VII antes de ser rey. En el documental se explica que hay información para deducir que el hijo del rey fue quien promovió la campaña de desprestigio. Hay que ser muy respetuososo porque los historiadores todavían tienen que estudiarlas, pero se constata que salían de Palacio y se repartía entre aristócratas y sacerdotes.

–¿De dónde viene esa animadversión del príncipe Fernando hacia Godoy?

–Fernando era una persona muy manipulable. Muchos de los nobles y sacerdotes que no habían conseguido privilegios con Godoy empezaron a contaminarle. Eran cuestiones personales, pero también gremiales. Le hicieron creer, por ejemplo, que el título de Príncipe de la Paz lo aprovecharía para reinar. Alguien que había llegado de la nada desde Badajoz y se convirtió en un ministro tan poderoso debía ser alguien con mucha ambición. Se inventaron que era amante de la madre, o que manipulaba al padre para que el príncipe lo viera como un enemigo.

Fuente HOY

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