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Nuestros hombres en América no eran tipos que se arredraran así como así. Si había que tirar de estoque, sus aceros siempre estaban prestos y afilados. Y si había gresca, allí estaban en primera línea. Pero no solo se españolizó aquella tierra a golpe de espada. Junto a los soldados hubo otros hombres que también se la jugaban, pero no con pólvora, sino el combate de la fe, armados con una cruz. Allá, en tierra extraña, primero fueron los jesuitas y, tras ellos, principalmente los franciscanos, que se dejaron media vida evangelizando aquellos lugares que hoy son la próspera y luminosa California. Entonces, allá por el último tercio del siglo XIX, apenas si había nada, pero tipos inquebrantables como Fray Junípero Serra armados con su fe y con su palabra levantaron los cimientos con sus misiones de lo que hoy son grandes ciudades como Los Ángeles, San Francisco, San Diego y Sacramento.
Un hombre pertinaz La vida de este pertinaz fraile mallorquín, llamado en su bautismo Miquel Josep (Petra, Mallorca, 1713) y su influencia en la vida de los indios y de la cultura californiana es el objeto de la gran muestra que se inauguró el día 17 en la ciudad de San Marino, concretamente en la Biblioteca Huntington, bajo el nombre de «Junípero Serra y los legados de las misiones de California», una muestra que estudia la vida y la carrera de Serra en Mallorca y España, su esfuerzo misionero en México y California, y también, como explican los organizadores, «la diversidad y la complejidad de las culturas indias de California, y las experiencias de los misioneros y los indios que vivían en las misiones».
Fray Junípero Serra, el gran capitán español de la fe Además, la exposición también se pregunta si es cierto que las culturas indígenas desaparecieron debido a la prolilferación de las misiones franciscanas inspiradas por Serra.
Relatos de los nativos La muestra también incluye relatos y declaraciones de descendientes de los nativos de las misiones, y aporta objetos como cuadros raros e ilustraciones que documentan la historia de Mallorca, la vida de Serra, el arte litúrgico católico del siglo XVIII y la Nueva España, así como varios bocetos y acuarelas que son una de los primeras representaciones visuales de California y sus nativos.
Fray Junípero Serra, el gran capitán español de la fe Según Steve Hackel, uno de los comisarios, «estas imágenes son hermosas, pero no solo eso, porque son también las representaciones etnográficas más importantes de la vida de los indios de California en los tiempos de las misiones». Los nativos también son recordados en la muestra, ya que como cuenta la comisaria Catherine Gudis, «al igual que los españoles, se trataba de personas que tenían una historia y una cultura importantes mucho antes de que los europeos llegaran allí, una historia y una cultura que se debe preservar».
Setenta mil nativos Se calcula que el número de nativos que habitaban California en aquella época era de setenta mil, y se hablaban cerca de cien lenguas distintas. Cada pueblo tenía sus propias costumbres y cultura. Fray Junípero Serra los incorporaba a sus misiones para evangelizarlos, pero este viaje a menudo se convertía en una tragedia, sobre todo por las enfermedades que mermaban a los indígenas. Serra comenzó su tarea en 1769, cuando desde España se pensaba que aquella tierra californiana podía ser ocupada por otros europeos.Ayudados por decenas de soldados fundaron primero San Diego y Monterrey, donde en 1770, Serra y Gaspar de Portolá, el gobernador interino de California, tomaron posesión de la Alta California para España. Entre los indígenas y los españoles hubo tensiones, pero también mezcla de culturas, por ejemplo en cuestiones musicales. La muestra enseña igualmente los registros sacramentales de los franciscanos, sobre bautismos, matrimonios y defunciones. Serra murió en 1784, después de la construcción de nueve misiones. Sus restos descansan en la Basílica de la Misión de San Carlos Borromeo, en Monterrey. El papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988.
Datos útiles

M. DE LA F.MADRID
«Junípero Serra y los legados de las misiones de California». Hasta el 6 de enero. The Huntington. 1151 Oxford Road. San Marino, California. www.huntington.org

Fuente: ABC

La Asociación Cívica Extremeña Virgen de Guadalupe Guadalupexexpresa hoy su confianza en que el papa Francisco resuelva el "anacronismo histórico" que supone que esta población cacereña dependa de la Diócesis de Toledo. Un año más, con motivo de la celebración de los actos institucionales y religiosos del Día de Extremadura y de la Virgen de Guadalupe, que se conmemora el 8 de septiembre, este colectivo ha vuelto a reivindicar que dependa eclesiásticamente de la región. Guadalupe, cuyo monasterio alberga a la patrona de Extremadura, y treinta pueblos extremeños, pertenecen a la Diócesis de Toledo. A su juicio, la llegada del papa Francisco ha supuesto "un cambio repentino de clima", que ha generado una gran expectación en el mundo en general y entre los cristianos en particular. "Se empiezan a percibir los primeros síntomas de por donde parece encaminar el rumbo de la Iglesia el nuevo sucesor de Pedro. El anuncio del nuevo secretario de Estado y las reacciones que ha provocado, así parecen confirmarlo", añade. Guadalupex subraya que se identifica plenamente con el mensaje del papa de "una Iglesia pobre para los pobres" y próxima a las gentes que la necesitan. Se abre una nueva era en la Iglesia que a este colectivo le llena de esperanza para la solución de la situación "anómala" que vive la patrona de Extremadura. Sin embargo, reclama un esfuerzo colectivo para remar en la dirección que marcan los nuevos tiempos. "La alta jerarquía eclesiástica toledana habrá de abandonar su tradicional cerrazón y hacerse más sensible al sentimiento mayoritario del pueblo extremeño", indica. Además, los obispos extremeños, en su opinión, deberán adoptar una postura "más activa, de mayor implicación", en la solución de este conflicto. "Se echa en falta algún documento oficial donde los tres prelados fijen su criterio sobre la extremeñidad religiosa y pastoral de nuestra patrona", según Guadalupex. Este colectivo también aboga por conocer, de manera clara y transparente, el estado en que se encuentran las gestiones que se estén realizando ante el Vaticano, ante el Arzobispado de Toledo, ante la Nunciatura Apostólica o ante la Conferencia Episcopal Española. Por último, apela a la sociedad extremeña para que se siga movilizando, como lo ha hecho hasta ahora, para hacer realidad más pronto que tarde esta normalización.

 

Fuente: EFE

Ayer noche se celebró en el teatro romano de Mérida la gala de los Premios Ceres (retransmitida esta noche por La 2), lo que congregó en la ciudad extremeña a un buen número de artistas de la escena que acompañaron a los galardonados y con los que se puso punto y final a la 59 edición de Festival de Teatro de Mérida. La presencia de Juan Antonio Monago, presidente de la Junta de Extremadura, animó a muchos de los galardonados a transformar el escenario en una plataforma reivindicativa en la que plantear desde la reducción del 21% de IVA para la cultura a otras consignas antigubernamentales. Por otro lado, la gala estuvo precedida por las protestas de un tímido grupo de manifestantes a las puertas del teatro. Denunciaban, como ya había hecho el PSOE en un comunicado el día de antes, el gravoso coste de la organización de la Gala, unos 500.000 euros. Lo  buenos resultados obtenidos por la organización de esta 59 edición del Festival no parecen convencerles. Según el director de la muestra, el productor Jesús Cimarro, el Festival se ha cerrado con 74.000 entradas vendidas, de las que 20.000 correspondieron a Hécuba, el espectáculo protagonizado por Concha Velasco. El Consorcio que organiza el Festival de Mérida (que integra a las administraciones locales, autonómicas y nacionales) recurrió a la fórmula de externalizar su gestión cuando el PP, al llegar al Gobierno de la Junta, se encontró una arcas desahuciadas con una deuda alarmante de casi cuatro millones de euros. El Consorcio del Festival sacó a concurso público la gestión que ganó el productor Cimarro y solicitó un crédito de tres millones y medio de euros para cubrir las citadas deudas. Por esta licitacion el Consorcio destina para la organización del Festival unos dos millones y medio de euros, de los que Cimarro se compromete a devolver 900.000 euros (que espera recaudar por taquilla). Si supera este umbral, los beneficios se reparten entre la Junta (85%) y la empresa del director (15%). Por segundo año, las taquillas han facturado unos 200.000 euros más de las expectativas previstas. Con un aforo de 3.000 localidades, la organización debe  vender una media de 1.500 entradas si quiere que las cuentas le cuadren. “Ha habido espectáculos -el de El Brujo,Julio César-  que han agotado localidades algunos días”, explica el director. “Ha habido otros, como Fuegos, dirigido por José María Pou y basado en un texto de Marguerite Yourcenar, que no han tenido tanto éxito de público, pero si excelentes críticas.” Jesús Cimarro cree que la buena marcha del Festival estriba en la programacion, pero sin  una buena campaña de comunicación y publicidad a nivel nacional que lo promocione no hay nada que hacer. Su inversión en este capítulo ha sido relativamente tímida (150.000 euros), pero se complementa con la Gala de los Premios Ceres, que sufraga la Junta con 500.000 euros hasta que encuentre un patrocinador. Considera que es una inversión a medio plazo que dará sus réditos en los próximos años, cuando haya alcanzado mayor difusión. También recuerda que hay que pensar en el impacto económico que el Festival tiene en la ciudad, ya que “hemos logrado que muchos días no hubiera plazas hoteleras libres”. La Gala es retransmitida por la 2 y el pasado año fue vista por 170.000 personas. Atrae a numerosos artistas, autores y directores. Este año estaban los Premiados Nuria Espert (premio Emérita Augusta), José María Pou y Natahlie Poza (mejor Espectáculo por Cielo abierto), Vicky Peña (mejor actriz), Emilio Gutiérrez Caba (mejor actor), Sergio Pérez-Mencheta (mejor director de escena), Juan Mayorga (mejor autor teatral), Paco Azorín (escenografía), Lorenzo Caprile (vestuario), Miguel Ángel Camacho ( iluminación), Concha Busto (mejor producción)… Pero tambien muchos otros que asistieron como invitados como Silvia  Marsó, Mario Gas, Miguel del Arco, Julieta Serrano, Charo López, Roberto Álvarez, Dulce Pontes, Estrella Morente…. Si la promoción y difusión es importante para Cimarro, no menos es la programación y la gestión:“No es fácil programar Mérida, porque los espectáculos se exhiben en un monumento con 52 metros de embocadura que hay que respetar. Lo bueno y lo malo del Festival es el monumento. Pero son unos condicionantes que yo conocía muy bien antes de hacerme con la dirección, ya que había producido muchos espectáculos para el Festival con anterioridad. Por otro lado, las obras deben ser de una temática grecolatina, lo que también limita las posibilidades. Hemos apostado por ofrecer espectáculos populares, con elencos atractivos, y combinando comedia y tragedia.”

Fuente: Publicado por Liz Perales el día ago 30, 2013

Una nueva máquina utilizará la energía del Sol. El titular de la noticia delMorning Bulletin de Rockhampton (Australia) el 5 de febrero de 1945 es preciso. El texto cuenta a raíz de una noticia del Chicago Daily Newsque el español Federico Molero ha desarrollado en Tashkent, capital de la República soviética de Uzbekistán, una planta que utiliza la energía solar para producir vapor. Noticias similares de la época se pueden encontrar —gracias, Google— en la prensa de Estados Unidos y en notas de agencia como Associated Press. Poco o nada apareció en España. Porque aquí, Federico Molero (Almería, 1908-Madrid, 1969) estaba destinado a ser uno de esos personajes perdidos en una vieja enciclopedia, una nota borrada en alguna reedición. Hasta que su yerno, José Manuel Naredo, economista y premio Nacional de Economía y Medio Ambiente, coincidió hace unos años conValeriano Ruiz, Catedrático de Termodinámica de la Universidad de Sevilla, en un tribunal de una tesis doctoral. Este recuerda el encuentro: “A la vuelta en AVE desde Zaragoza, José Manuel, que no es muy de hablar, me comentó que su suegro se había dedicado a la energía solar en los años cuarenta en la URSS”. Al poco, Ruiz fue a ver la documentación que Naredo guardaba de su suegro. “Era impresionante. Molero había desarrollado plantas de energía termosolar en el Cáucaso en los cuarenta y no teníamos ni idea”, cuenta Ruiz, hasta hace un año presidente de la patronal termosolar. “Es irónico que un hombre nacido en Almería, donde ahora está la central de experimentación solar puntera, desarrollara esta tecnología hace 70 años en la URSS”. Naredo rebusca en su chalé en Madrid entre los papeles de Molero y reconstruye la apasionante biografía, hija del agitado siglo XX. Molero, cuyo padre era un ingeniero militar de Almería, queda huérfano muy niño. Su abuela lo lleva a Madrid, donde estudia en el colegio del Pilar, aprende idiomas y finalmente se matricula en Ingeniería de Caminos. A principios de 1930 se afilia al Partido Comunista y ese año termina la carrera. En 1931 ingresa en el escalafón de la dirección general de Obras Hidráulicas del Ministerio de Obras Públicas. Trabaja en Almería y en la Confederación Hidrográfica del Guadarrama. En 1934, la Junta de Ampliación de Estudios le envía seis meses a Denver (Estados Unidos) a visitar obras hidráulicas. Sus centrales producían hielo con energía solar en el Cáucaso en la década de los años cuarenta La Guerra Civil le sorprende en un balneario en Sobrón (Burgos), donde realizaba una cura. Alquila un coche y, acompañado por su esposa, María Luisa Bravo, emprende regreso a Madrid. Simula ser un rico industrial cuya mujer tiene un embarazo de riesgo que va a Madrid a un tratamiento. María Luisa esconde los carnés comunistas en una media y así sortea los controles de los sublevados. El diario Ahora narró a toda página su peripecia y describió a Molero como “alto, de rostro broncíneo y porte aristocrático”. La República pronto utiliza sus conocimientos. “Como ingeniero, duplicó la traída de agua del Canal de Isabel II [entonces llamado Canales del Lozoya], lo que permitió a Madrid soportar tres años de asedio”, cuenta Naredo, un destacado economista y estadístico que narra fascinado los logros de su suegro: “Él creó el primer arrastre en Navacerrada. Se trata de un teletrineo que subía a la Bola del Mundo”, el pico de 2.265 metros que marca el límite entre Segovia y Madrid. Ese arrastre fue usado después, durante la Guerra Civil, para subir obuses a la batería de la cumbre. Federico Molero. / FOTO CEDIDA POR LA FAMILIA Molero tuvo un papel destacado en la defensa de Madrid. “Como jefe de Fortificaciones de la capital llegó a tener 30.000 personas trabajando para él”, según contó el propio Molero en un escrito posterior en el que criticó que el PCE no le mencionara en un libro sobre esos trabajos. Pese a las dudas, “hay memorias y estudios del asedio de Madrid que atribuyen a Molero un papel fundamental en la improvisación de la defensa de Madrid en noviembre de 1936”, según Santiago Gorostiza, licenciado en Historia y Ciencias Ambientales y doctorando Marie Curie en la Universidad de Coimbra, que estudió a Molero para un trabajo en 2012 sobre la importancia del agua en la defensa de Madrid. “Durante las primeras semanas de la guerra, Molero señaló la importancia estratégica de los embalses del norte de Madrid, participó activamente en la defensa de los depósitos de agua de la ciudad y usó su conocimiento de la red de distribución y alcantarillado para contraatacar en la Ciudad Universitaria”. “Los militares franquistas eran superiores a campo abierto, pero en un entorno urbano los ataques promovidos por Molero a través de las infraestructuras subterráneas, les cogieron por sorpresa”, añade. Tras la guerra, Molero, que además de ingeniero es doctor en Físicas, emigra a la URSS. Su hija, María, acudió años después, en 1946. En la URSS salta a la pasión que ya apuntaba en España: buscar una forma de aprovechar la energía del sol. Es nombrado director del Instituto de Energía Solar de la Academia de Ciencias. Diseña unos discos parabólicos —como los actuales— que concentraban la radiación solar en un punto. No fue algo experimental. “En el Cáucaso llegó a tener plantas de escala industrial”. El Cáucaso, con muchos días de sol, pocas lluvias y lejos del frente de la II Guerra Mundial, es el lugar ideal para que Molero comience sus desarrollos. María, su hija, ya fallecida, contaba hace unos años en Madrid que, para ella, su padre era como un mago, porque “fabricaba hielo a partir del sol”, ya que una de las centrales se usaba para producir hielo. En la Guerra Fría, los avances tecnológicos de la URSS se siguen con interés en Occidente. Las noticias sobre los desarrollos de Molero hablan de poner en regadío vastas zonas de la URSS con energía solar. Él puso en marcha un laboratorio avanzado de energía solar en la URSS y fue el responsable del “diseño de una caldera solar para la producción de vapor recalentado a partir de la energía concentrada por paraboloides de revolución sobre rodillos”, según el libro La electricidad termosolar. Historia de un éxito de la investigación, coordinado por Ruiz y que reserva a Molero el papel de pionero. Pero el interés por la energía solar pronto se marchita. “En Tashkent, en los años sesenta, dijeron que con el petróleo no hacía falta la energía solar”, cuenta Naredo. La URSS tiene petróleo y apuesta por el carbón, las grandes presas y luego la nuclear. Cuando decae el interés, Molero abandona la energía solar y pasa a la dirección de obras hidráulicas, defensa de costas y técnicas para mejorar el hormigón. Naredo cuenta que Molero no renegó del comunismo. “Se mantuvo fiel a sus principios y no fue especialmente crítico, pero era un tipo raro en ese ambiente. Era como un objeto exótico dentro del PCE. Él era más un científico que un hombre del aparato”. Su yerno recuerda de él su amplia cultura y su simpatía. “Te podía recitar una obra de teatro completa o una ópera”. Destacado militante comunista, duplicó la traída de agua a Madrid durante la Guerra Civil En 1966 vuelve a España tres meses con un pasaporte limitado. Un par de años después se instala definitivamente en Madrid, donde se embarca en el proyecto del trasvase Tajo-Segura. Tras una operación de úlcera de estómago, fallece de peritonitis. Era el año 1968 y estaba en plena faena. Había montado un taller enorme en Vallecas (Madrid) para desarrollar una de sus patentes, la que “permitía hacer canales de gran sección con una base prefabricada. Levantó una base a escala en Vallecas”. La venganza de Molero llegó décadas después. La energía termosolar pareció renacer en los años setenta y ochenta. Es entonces cuando se crea la planta de experimentación en Almería. Se basa en el mismo principio que utilizó Molero, aunque sin mencionarlo: mediante espejos (bien discos parabólicos, o bien canales), concentrar la energía solar en un punto o en una línea, y ahí, a calentar un fluido. En los años noventa, la tecnología parecía que no avanzaba lo suficiente, y la energía solar fotovoltaica asomó como la gran esperanza. Estos paneles no usan espejos para concentrar la radiación solar, sino que es la propia radiación de onda corta procedente del Sol la que da lugar a una corriente que puede generar electricidad. Sin embargo, hace una década volvieron los espejos y ahora conviven ambas. En España, EE UU, el norte de África, China, Sudáfrica y el Golfo Pérsico hay enormes centrales con tecnología de espejos para producir electricidad. Sobre el coste de ellas y las primas que reciben hay un complejo e interesante debate, pero esa es otra historia. Gorostiza explica que el hecho de que Molero no sea tan conocido se debe a que falleció antes de la llegada de la democracia y sin escribir sus memorias. “Es un personaje sobresaliente: por la mezcla de persona de acción (como prueba su participación en el batallón del subsuelo y la organización de la defensa y fortificación de Madrid) con su vertiente de ingeniero y obra pública (Canales del Lozoya) más la vertiente científica (investigación sobre energía solar). Cualquiera de las tres lo haría digno de mención: las tres juntas lo hacen fascinante”.

 

Fuente: RAFAEL MÉNDEZ Madrid 30 AGO 2013

Poco se sabe de la vida y milagros de Juana Millán, pero lo conocido es que gran parte de su vida la pasó al pie de la letra. Porque ella fue, al menos de la que queda constancia por escrito, la primera impresora española, que firmó con su propio nombre (Luana Milliana) en 1537 el libro «Hortulus passionis», que recientemente ha sido adquirido por laBiblioteca Nacional de España. Sí se sabe que Juana fue esposa, primero, y luego viuda, de dos importantes impresores aragoneses: Pedro de Hardouin, de origen francés, y Diego Fernández. Tras la muerte de Hardouin, en 1536, Juana Millán se hizo cargo del taller y en él concluyó este «Hortulus passionis». Posteriormente, contrajo matrimonio con Hernández, quien se hizo cargo de la imprenta hasta su fallecimiento, en 1549. Luego, el negocio pasaría a manos de Agustín Millán, hermano de Juana, y finalmente a las de su sobrino, Juan. Se sabe que Juana no sabía escribir y que solía ser Agustín quien la acompañaba en los trámites e industrias de sus negocios. Así pues, su caso es muy parecido al de Jerónima Gales y Catalina de Barrio, que igualmente se pusieron al frente de las imprentas regentadas por sus maridos al fallecer estos. Juana Millán es uno de los primeros nombres en la historia de la imprenta zaragozana del siglo XVI: sólo la preceden Jorge Coci, Leonardo Hutz y su marido Pedro Hardouyn. Otra conocida impresora aragonesa fue María Solórzano, viuda de Bartolomé Nájera, pero nunca usó su nombre. Imprimió obras realmente importantes como «Las obras» (1562) de Ausias March, el «Libro de los secretos» (1563) de Alexo Piamontés, «Jardín de flores curiosas, en que se tratan algunas materias de la humanidad, philosophia, theologia y geographia» (1571) de Antonio de Torquemada, «Therapeutica methodo de Galeno en lo que toca a cirurgia: recopilada de varios libros suyos» (1572) o el «Libro de la oración» (1573) de Andrés Capilla. Solo existe constancia de la existencia de otra mujer dedicada anteriormente a la imprenta, Juana Ruiz, que trabajó en Sevilla alrededor de 1527. Pero no se conserva hoy en día ninguna impresión firmada con su nombre. Del libro, impreso en Zaragoza, hasta ahora solo se sabía que estaba registrado en el Catálogo de La Seo, pero nunca fue visto. Tal y como explica la Biblioteca Nacional, «el volumen es un impreso en octavo con letra redonda de dos tamaños en el texto y gótica de uno en las apostillas marginales; incluye dos grabados xilográficos y capitales grabadas igualmente en madera. El ejemplar está encuadernado en piel y su procedencia es de notable interés, ya que perteneció a cuatro significativos bibliófilos aragoneses: Juan María Sánchez, Juan Crusells, Luis Marquina y Enrique Aubá». Como asegura la BNE, «con la adquisición de esta obra, la Biblioteca Nacional de España lleva a cabo una significativa contribución al conocimiento de la historia del libro hispano en el siglo XVI y, más en concreto, del papel desempeñado por las mujeres en el desarrollo de la imprenta en nuestro país».

Fuente: MANUEL DE LA FUENTE / MADRID ABC

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida cerró este jueves su 59ª edición con la entrega de los Premios Ceres a lo mejor de la temporada 2012-2013, según el fallo de un jurado nacional presidido por el actor Juan Echanove y compuesto por críticos y especialistas en información teatral de Madrid y Barcelona. La animada gala estuvo teñida por la emoción de los galardonados y sus unánimes reivindicaciones de un mejor trato impositivo para la cultura en general y el teatro en particular. Convocadas sobre el escenario por el presentador Carlos Sobera,poseído por el espíritu de Julio César, las mujeres más importantes en la vida del político romano –por vínculos familiares o sentimentales– sirvieron de hilo conductor del acto. Así, comparecieron en el teatro romano emeritense Julia, tía de César (Magüi Mira), Servilia (Remedios Cervantes), Junia Tercia (Alexandra Jiménez), Pompeya Sila (Belén López), Julia César (Ana Milán), Cornelia Cinna (Silvia Marsó), Cossutia (Adriana Ugarte), Aurelia Cota (María Isasi), Tértula (Cuca Escribano), Calpurnia (Marta Etura) y Cleopatra (Mariola Fuentes). Estas damas de la antigüedad se encargaron de entregar los correspondientes galardones a Juan Mayorga, como mejor autorpor sus obras «El chico de la última fila» y «La lengua en pedazos»;Vicky Peña, mejor actriz por su trabajo en «El diccionario»;Emilio Gutiérrez Caba, galardonado como mejor actor por su interpretación en «Poder absoluto»; Sergio Peris-Mencheta, premiado como director por «Tempestad» y «Un pedazo invisible de este mundo»; José María Pou, Nathalie Poza y Jordi González, respectivamente director e intérprete, intérprete y productor del montaje de «A cielo abierto», considerado mejor espectáculode la temporada; Paco Azorín, por sus escenografías para «El lindo don Diego» y «El veneno del teatro»; Miguel Ángel Camacho, iluminador de «La lengua en pedazos», «El malentendido» y «La Odisea»; Lorenzo Caprile, figurinista de «Noche de Reyes», «El malentendido» y «Fuegos»; Eva González, por su labor de caracterización en «Els feréstecs»; Concha Busto, distinguida por su trayectoria empresarial, y Nuria Espert, que recibió el premio Emerita Augusta por el conjunto de su carrera. Además, un montaje de «Los gemelos» de Plauto, y el actor extremeño Pedro Chamizo, por su papel de Octavio en «Julio César», recibieron respectivamente los premios del Público y de la Juventud, otorgados por sendos jurados de periodistas locales.
Noche en los jardines Un impresionante trabajo de mapping iba haciendo crecer sobre el frontis del teatro romano diversos jardines (el de los Capuleto, el de Alicia, el de los chejovianos cerezos, el de las Hespérides, uno lunar…) como fondo de una gala muy entretenida, con guión de Tina Serra y dirección de Manuel Palacios, y animada por varias intervenciones vibrantes y hondas de las cantantes Dulce Pontes y Estrella Morente. En los parlamentos de los galardonados, se alternaron las notas emocionadas, las constantes menciones a los recortes en los servicios públicos y al IVA que grava duramente los espectáculos escénicos, y los mensajes de esperanza por la inextinguible fuerza del teatro. En esa línea, Juan Mayorga subrayó que «el teatro es reunión e imaginación» y proclamó que «es el arte del futuro», y Sergio Peris-Mencheta dedicó su premio al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, con el que simuló hablar por teléfono y le recordó el artículo 44.1 de la Constitución en el que se señala el deber de los poderes públicos de garantizar el acceso a la cultura. Finalmente, Nuria Espert evocó la primera Medea de su carrera, que en 1959 interpretó en Mérida cuando tenía 24 años: «He hecho –dijo– centenares de giras por toda España y nada se parece a actuar en este teatro».

 

Fuente: JUAN GARCÍA CHICO / MÉRIDA

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