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Nadie parece cuestionar que la Virgen de Guadalupe es la Patrona de Extremadura, aunque no esté integrada en su Provincia Eclesiástica. Sin embargo, sí parece cuestionarse su condición de Patrona o Reina de la Hispanidad, a pesar de que el 12 de octubre de 1928, el cardenal Primado de España, Pedro Segura, como legado del Papa Pío XI, y en presencia del rey Alfonso XIII, coronara canónicamente a Santa María de Guadalupe como “Hispaniarum Regina” o Reina de las Españas, como reza en el anverso de la lustrina de su corona. Es frecuente que en los medios de comunicación, y en la opinión pública en general, cada vez más, se identifique a la Patrona o Reina de la Hispanidad con la Virgen del Pilar. Sin querer entrar en una polémica, nada más ajeno a nuestra voluntad, que enfrente a ambas advocaciones marianas, si conviene aclarar lo que entendemos una tergiversación, manipulación o error, cada vez más extendido, en defensa de la verdad histórica documentada.

La íntima vinculación del santuario de Guadalupe, tanto con el descubrimiento de América como con su colonización y evangelización, está sobradamente documentada, siendo así invocada por la Unesco el 11 de septiembre de 1993, cuando al declarar a Guadalupe Patrimonio de la Humanidad argumentó: «Porque la famosa imagen de la Virgen de Guadalupe ha sido el símbolo más representativo de la cristianización de una gran parte del Nuevo Mundo». Y en efecto, así lo atestiguan los hechos. Guadalupe gozó del máximo fervor de los Reyes Católicos, que estuvieron en sus aposentos no menos de 22 veces; allí recibieron a Colón el 21 de abril de 1486, y en Guadalupe firmaron dos sobrecartas reales el 20 de junio de 1492 para que, con la mayor celeridad posible, Colón emprendiera la gesta, además de urgir el cumplimiento de las reales provisiones de 30 de abril de 1492, con la entrega a Colón de dos carabelas para el viaje. El propio Almirante peregrinó al santuario de Guadalupe, al menos, en tres ocasiones: en la Semana Santa de 1486, como ya hemos indicado, para invocar su protección en la difícil aventura que se disponía a emprender. Después de su primer viaje, en cumplimiento  de una promesa que dejó anotada en su Diario de Navegación el 14 de febrero de 1493 , estando en alta mar, y de regreso del mismo. Por último, el 29 de julio de 1496 para bautizar allí a dos indios criados suyos, Cristóbal y Pedro, que convierten a Guadalupe en el primer lugar de cristianización de indios. Pero además, como atestigua el propio Colón por carta escrita en La Española en enero de 1494, y dirigida a los Reyes Católicos, impuso el nombre de Guadalupe a la isla Turuqueira el 4 de noviembre de 1493, durante su segundo viaje. Y también fue obligada invocación para muchos de los capitanes y soldados de la conquista, en una gran mayoría extremeños; para los primeros misioneros de la Nueva España, y para muchos prelados y virreyes que gobernaron las Indias. Pero si todo lo expuesto no fuera suficiente, ahí están los santuarios, ermitas y altares alzados en toda América a la Virgen de Guadalupe y la abundante toponimia guadalupense del Nuevo Mundo.

Mientras que Guadalupe estuvo muy presente en el descubrimiento, conquista y evangelización de las Indias, la presencia iconográfica-devocional de la Virgen del Pilar no llegaría al Nuevo Mundo hasta la segunda mitad del siglo XVII, bastante después de que el Ayuntamiento de Zaragoza, en 1613, trasladara la fiesta del Pilar del 2 de enero al 12 de octubre para reivindicar, muy a posteriori, su relación con el Nuevo Mundo, y cuando el culto y la devoción a la Virgen de Guadalupe ya era un hecho irrefutable por toda América. Estas fueron las conclusiones a las que llegaron dos eruditos estudios encargados por el Ministerio de Asuntos Exteriores en 1941, como comentaremos después.

El 12 de octubre de 1892, con motivo del IV Centenario del Descubrimiento,  la regente María Cristina y Cánovas del Castillo, por decreto firmado en La Rábida, instituyen “… como Fiesta Nacional el aniversario del día en que las carabelas de Palos de Moguer arribaron a las costas de Guanahaní…”. Posteriormente, Rodríguez San Pedro, desde la organización Ibero-Americana, introduciría, en 1913, el concepto de “Fiesta de la Raza” para referirse a la misma. Esta denominación se consagraría oficialmente en 1918 por decreto de Antonio Maura, firmado por Alfonso XIII. Mientras tanto, el presidente de la Argentina, Irigoyen, en 1917, declara también Fiesta Nacional de su país el 12 de octubre, siendo el precursor de los demás países iberoamericanos. Un grupo de intelectuales, entre los que se encuentran Unamuno, Maeztu, el arzobispo Gomá y el obispo Vizcarra, cuestionan esta denominación e inician desde Argentina un movimiento para cambiar “Raza” por “Hispanidad”, al considerar inadecuada aquella. Será el 12 de octubre de 1939, en la celebración del día del Pilar, y en Zaragoza, cuando Franco instaure la fiesta de la Hispanidad. Al no tener muy claro si la titularidad de “Reina de la Hispanidad” correspondía al Pilar o a Guadalupe, en 1941, Franco encarga a dos especialistas sendos estudios. Al franciscano aragonés Villacampa sobre el Pilar, y al jesuita extremeño sobre Guadalupe. Las conclusiones fueron terminantes a favor de Guadalupe, pero nunca se hicieron públicas. Por decreto de 10 de enero de 1958, firmado por Franco y Carrero Blanco, se declara oficialmente  el 12 de octubre “Fiesta Nacional y Día de la Hispanidad”. Con la restauración borbónica, el decreto 3217/1981, refrenda el 12 de octubre como “Fiesta Nacional de España y Día de la Hispanidad”.  La Ley 18/1987, ratifica y «establece el Día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre», pero prescinde de la denominación Día de la Hispanidad. La coincidencia en el 12 de octubre del Día de la Hispanidad y de la celebración del día de la Virgen del Pilar  ha llevado a muchas personas al  extendido error de considerar a la Virgen del Pilar patrona de la Hispanidad, cuando este título lo ostenta por derecho propio, según lo expuesto, la Virgen de Guadalupe. Que cada uno saque sus conclusiones.

Fuente: HOY Vicente Sánchez-Cano- Presidente de GUADALUPEX

"Emeritense convicto y confeso", el director del Museo Nacional de Arte Romano valora muy positivamente el 175 aniversario y plantea como retos principales la esperada ampliación y un mayor acercamiento a los residentes en la ciudad. LA ENTREVISTA DEL LUNES. José María Alvarez. Museo Nacional de Arte Romano
--¿Cómo valora el 175 aniversario del Museo de Arte Romano? --Nos llena de orgullo esa trayectoria. Ha sido una celebración modesta, de acuerdo con las circunstancias, la crisis también nos afecta, pero estoy orgulloso del equipo y se han podido hacer cosas interesantes, como una exposición sobre la historia de la institución y otras actividades.
--Y el Congreso Internacional de Arqueología, en mayo. --Por supuesto, eso fue el súmmum. Fue una cita muy importante, con 700 participantes y la flor y nata de la arqueología. La próxima vez se celebrará en Colonia y Bonn (Alemania) y siempre lo acogen en ciudades relevantes, pero es que la nuestra tiene mucho nivel en arqueología. A Mérida muchas veces no se le da la importancia que tiene, es Patrimonio de la Humanidad y es un conjunto arqueológico de primer orden; un lugar donde se puede seguir un curso completo de arqueología clásica a través de las piezas y monumentos. Uno se puede acercar a cómo se vivía en una ciudad romana, la gran ciudad del confín occidental de las tierras, como decían los romanos. Es la gran ciudad de la fachada occidental del imperio, con su puerta en Lisboa. --Como nota amarga, el 175 aniversario coincide con un nuevo aplazamiento de la ampliación. --Lamentablemente lo esperábamos, porque las circunstancias son las que son. En su día redactamos las necesidades de la ampliación, en un proyecto que hizo bueno Rafael Moneo y que incluye el Museo Visigodo. Eso tendrá que esperar hasta que la situación económica mejore. Yo sé que buena voluntad existe, porque a mí me lo comentan, pero la realidad es la que es. --Son momentos difíciles, ¿pero no echa en falta más presión? --Nosotros presionamos muchísimo. Llegamos hasta donde llegamos, a lo mejor no tenemos la fuerza suficiente, pero desde luego que se ha presionado desde muchas instancias. Pero la situación es la que es y puede haber proyectos más prioritarios.
--¿Cree que las administraciones están haciendo lo suficiente? --Están haciendo lo suficiente, pero me consta que tienen los presupuestos que tienen y atienden lo que pueden. Por nosotros no va a quedar, siempre hemos sido muy reivindicativos. Construir este proyecto ya requirió el esfuerzo de muchas personas y costó sangre, sudor y lágrimas. Nosotros hacemos lo que podemos, pero si te dicen que no hay... Ahora estamos consiguiendo iniciativas como el arreglo de techos, la iluminación. Pueden ser consideradas menores, pero también son importantes. Y, además, en estos momentos de crisis tiene cabida la reflexión. Tenemos que hacer las cosas lo mejor posible con menos medios. Y estos momentos de crisis a veces te sirven para valorar mejor las cosas.
--¿Cuándo puede cambiar esta tónica? --Cuando se revitalice la economía, pero también cuando se finalicen algunos proyectos que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ahora está sacando adelante como puede. Estuvo la ampliación del Museo del Prado y está el Arqueológico Nacional, que ahora es prioritario. Cuando se concluya este, espero que ya nos toque a nosotros, aunque no me gusta hablar de plazos.
--¿Sabe en qué fase está el Museo Arqueológico? --Se está trabajando mucho, lo sé porque soy patrono, y es un museo hermano del de Mérida, intercambiamos piezas para completar el discurso. Creo que será una realidad muy pronto.
--¿Cómo evoluciona la actividad del museo? ¿Las visitas? --Estamos más o menos como el año pasado. Normalmente pasan unas 200.000 personas al año. Ya podemos llevar unas 150.000.
--¿Y las actividades? --Estamos haciendo lo que podemos, con nuestros presupuestos y gracias a un equipo muy comprometido con el museo. Pero estamos preparando una gran exposición, que empezará en noviembre. Además, estamos recibiendo piezas del Consorcio, completando colecciones y poniéndolo al día. Eso es muy importante, que todo el mundo pueda ver las cosas que aparecen en Mérida. Y el año que viene vamos a llenar la ciudad de Augusto, queremos provocar la Augustomanía , porque el 19 de agosto del 14 falleció el emperador y estamos preparando varios actos para conmemorar los 2.000 años y hablar de lo que supone su figura, no solo como fundador del Imperio, sino también de la ciudad.
--¿El museo debe estar más dirigido a los visitantes o a los emeritenses? ¿Cómo se conjugan esos enfoques? --Efectivamente, a los dos. Los estudios de público dicen que los emeritenses vienen poco al museo. Ese es uno de nuestros retos. ¿No hemos conseguido llegar a ellos? Posiblemente. ¿Se puede llegar? Posiblemente también, es lo que estamos estudiando. Evidentemente, lo que nos interesa es el público en general, ya sea de Mérida o de Alemania. Ya hemos hecho cambios, como adaptar los horarios para abrir al mediodía, gracias al esfuerzo de la plantilla. El museo debe buscar al público y no el público al museo.

 

Fuente: El Periódico Extremadura / MARTA FERNÁNDEZ MAESO 14/10/2013

Va a publicar un libro sobre el extremeño que descubrió el Pacífico «porque necesitaba hacer méritos ante la Corte»
Feliciano Correa Gamero Historiador, Cronista de Jerez de los Caballeros

Feliciano Correa
AULA HOY
Título. Balboa. La fantástica historia de un hidalgo español.
Conferenciante. Feliciano Correa Gamero.
Cáceres. Hoy lunes, 7 de octubre de 2013. 20,15 h. Salón de Actos de Caja Extremadura.
Badajoz. Martes, 8 de octubre de 2013. 20,15 h. Salón de Actos del Colegio Oficial de Farmacéuticos. C/ Ramón Albarrán, 13. El historiador y cronista de Jerez de los Caballeros, Feliciano Correa Gamero, lleva muchos años estudiando la figura de Vasco Núñez de Balboa, de cuyo descubrimiento del Océano Pacífico se está celebrando ahora el quinto centenario. Fruto del trabajo de los tres últimos años es un libro que se publicará antes de que finalice 2013 y que se titula 'Balboa. La fantástica historia de un hidalgo español'. En él, Correa trata de contextualizar la actuación descubridora de los españoles en América, tema sobre el que hablará hoy y mañana en Aula HOY en Cáceres y Badajoz. -¿Es una biografía de Balboa? -No. Es un libro sobre los momentos principales de la vida de Balboa y también analiza los derechos de los indígenas a la luz de las leyes de Castilla. Hay varios momentos de la vida de Balboa que me parecen significativos. Los chinos y otros pueblos ribereños tenían el Pacífico delante de su casa y, sin embargo, no se lanzaron al mar. Y llegó un señor del interior de España, de una villa castellana apartada, cerca de la frontera con Portugal y se embarca en Cádiz. El mar era entonces un elemento temido. La gente le tenía horror. Se decía que los barcos se cocían mar adentro y que había una especie de sifón que se tragaba las embarcaciones como un imán que las atraía. Y Balboa se embarca con Rodrigo de Bastida y tiene la mala suerte de naufragar en las costas de La Española. Otro momento de su vida es cuando embarca de polizón con el letrado Fernández de Enciso, tras fracasar en su negocio de cerdos. Creo que ese fracaso no fue tanto por mal administrador sino porque el punto concreto donde estaba Salvatierra de la Sabana era un lugar abatido por tifones y tormentas; dicen además los cronistas que había cerdos sueltos por el monte, con lo cual la gente los cogía libremente y era imposible sacar adelante un mercado de cerdos estabulados a los que alimentaba con dátiles de palmeras. Así que se embarca de polizón con un perro que es un animal que ladra, mea, olfatea con lo que ocurre lo que tenía que ocurrier: que le descubren. Oviedo dice que Balboa se embarcó envuelto en una lona y Las Casas que se metió en un barril, lo que parece más probable. Enciso decide arrojarle al mar pero ahí hay otro momento decisivo de Balboa porque encuentra en el barco valedores que resaltan su gran habilidad con la espada, que resaltan además era un tipo con buena estampa y ruegan a Fernández de Enciso que le perdone. -Sobre el negocio de los cerdos, ¿pudo haber sido Balboa un próspero empresario si le hubiesen dejado? -Aquello fue una situación de emergencia. Yo no creo que se llevase muy bien con su señor don Pedro Portocarrero, octavo señor de Moguer, que era sordo y desconfiado. Y la prueba es que en el testamendo de don Pedro, que redacta en Villanueva del Fresno y se abre en el castillo de Jerez, ni lo menciona. Balboa no debió ser un hombre dócil, sino que tenía gran personalidad y empaque, como se demostró en su relación con los caciques. -También tiene leyenda negra Balboa. Hay historiadores panameños que defienden que azuzaba a los indígenas a su perro Leoncico. -Hay un holandés que se llama Teodoro de Brie que pinta a los soldados españoles con gran cantidad de armas, lo que era falso y pinta también lo que se llamaba «aperrear a los indios». Si hoy una imagen valemás que mil palabras, entonces valía mucho más. Yo no dudo que Balboa tuviese necesidad de defenderse, porque la verdad es que los indios tenían flechas envenenadas y en algunos sitios llegaron a despellejar a los misioneros. Los españoles no podían usar las formas de combate habituales en Castilla, porque allí había aguas pantanosas y las armaduras se oxidaban en aquel clima. Si en la carta que escribe al rey el 16 de diciembre de 1515 le dice que los indios eran mansos en su relación con él pero se pusieron como fieras cuando llegaron otros españoles, significa que su contacto con los caciques debió ser bastante cordial. Pero eso no quita que la historia se esté revisando continuamente. Y hay una especie de ajuste de cuentas por parte de algunos historiadores hispanos y afroamericanos que la emprenden a diestro y siniestro sin ningún sustento, mientras que nosotros tenemos a los cronistas de Indias. Oviedo dice de Balboa que ninguno de los que pasó a aquel continente fue tan considerado como él. E igual Las Casas. No sé si se produjo un genocidio cultural por las enfermedades que llevamos allí o por el arrasamiento, pero pienso que fue más bien por las enfermedades. -¿Sabemos más de la vida de Balboa en América que de su etapa española? -Balboa vive 44 años y de ellos, 25 los vive en la Península. Estuvo en Moguer, en Portugal. Portocarrero también tenía casa en Córdoba... ¿Qué dicen los historiadores de esos 25 años? Dicen sólo que nació en una villa que se llama Jerez, cerca de Badajoz y que se embarcó con Rodrigo de Bastida en 1501. Tenemos más testimonios de los cronistas que supieron de él en América, entre los que está Fray Bartolomé de las Casas que le conoció en La Española. No tenemos, sin embargo, ningún personaje que conociera a Balboa en España y nos hable de él. -¿Por qué se interesó tanto por el mar del que le hablaron los indígenas? -A Colón ya le habían hablado de ese mar. Lo que no pudo hacer Colón lo hace Balboa. Por eso, dentro de la historia de los Descubrimientos sin duda alguna el más importante después de América fue el del Pacífico. Colón se encontró con una tierra que no sabía que existía y Balboa descubrió un mar que sabía que estaba allí. Sobre por qué deseó conocer ese mar hay que decir que había que hacer méritos ante la Corte y Balboa había tenido algunos problemas con Fernández de Enciso, con Diego de Nicuesa, que era un gobernador de cuyo naufragio acusaron a Balboa y a otros. Él quería lavar su imagen de servicio a la Corona y creía que la conquista de aquellos territorios no se podía hacer sin la alianza con los nativos. Por eso se empeñó desde el principio en conseguir lo que podríamos llamara 'pactos de familia'. Balboa vive con la hija del cacique Careta, aunque no sabemos si tendría hijos con ella. Y el primero que instala un cabildo en Santa María del Darién es él. Y cuando Panquiaco le habla de que existe un mar, Balboa quiere descubrirlo para sus reyes y monta esa expedición. Uno de los gestos que ha dado lugar a su pretendido protagonismo es que, antes de coronar el cerro que ahora se llama Pechito Parao, él paró a los 67 que iban con él para asomarse y divisar el mar en soledad. Y esto lo sabemos por el cronista Andrés de Valderrábano que había nacido en San Martín de Valdeiglesias y que le acompañó todo el camino. También estaba el padre Vera, que bendijo el descubrimiento. -¿Pudo Balboa imaginar que Pedrarias acabaría matándolo? -Creo que en esto fue muy ingenuo. Porque cuando Pedrarias le manda llamar, le avisan de que tenga cuidado con el segoviano, que era de armas tomas. Se trataba de dos personalidades muy distintas. Pedrarias es un personaje de moqueta, con refinamiento de la Corte, de ascendencia judía. Un hombre que había sido 'contino', que era un puesto cercano a Isabel la Católica. Había triunfado en empresas militares como la de Orán y tenido un protagonismo muy importante. Balboa midió mal la hidalguía de Pedrarias y más teniendo en cuenta que se había convertido en su yerno. No pudo pensar que le iban a prender nada más llegar y quien lo apresó fue Francisco Pizarro con otros cuantos. Él confió en que Pedrarias le iba a dar una explicación porque lo único que quería era saber si cambiaría el gobernador ya que no había manera de entenderse con Pedrarias. -¿Podía haberse hecho más para las celebraciones del quinto centenario del descubrimiento del Pacífico? -De este quinto centenario van a quedar pocas cosas en Extremadura. Quedarán los libros que se publiquen, el homenaje a un testimonio material que es la pila bautismal de Núñez de Balboa. Ha habido muchos congresos y el Instituto Cervantes también ha hecho cosas. Hubo un encuentro universitario en un curso de verano en Plasencia y la semana pasada ha habido otro en Moguer. Ha habido un congreso sobre el Pacífico en Sevilla. Igualmente se celebró la reunión de la Alianza del Pacífico y el recital que hubo en Mérida. Pero debería haber habido un gran congreso internacional en Extremadura, con gente de aquí y del otro lado, porque hay personas muy proclives a Balboa en Panamá. Allí tuvo lugar también un congreso muy importante sobre 'Balboa, los cuevas y el origen de la identidad panameña'. En Extremadura ha habido deseo s de dejar rastro, aunque la situación no es comparable con las disponibilidades que tiene Panamá.

MERCEDES BARRADO TIMÓN | BADAJOZ.

Pocos descubridores y exploradores han sido mejor tratados por la historiografía y por los habitantes de los territorios que recorrieron Una de esas raras coincidencias.Pocos descubridores y exploradores han sido mejor tratados por la historiografía y por los habitantes de los territorios que recorrieron como Balboa; su nombre es el de una moneda de curso legal, es una ciudad y su imagen adorna el palacio presidencial de Panamá; es el homenaje vivo a un personaje cinco siglos después de su venturoso avistamiento que se produjo el día 25 de septiembre de 1513; fue un acontecimiento de los que se sucedieron en cascada sobre el Nuevo Mundo o las Indias (1492-1519). 1513 fue el año en que el mundo occidental arribó al Pacífico oriental: Jorge Alvares por parte portuguesa y procedente de Malaca alcanzó la isla de Lintin [Nei Lingding] en el río de las Perlas, en la China Ming, entre Macao y Hong Kong. 1513 fue el año en que Vasco Núñez de Balboa se asomó al Mar del Sur, en el golfo de San Miguel, el día de esa festividad, curiosamente, cerca de las islas de las Perlas, en la otra orilla del mismo océano. Entre ellos mediaba una inmensa frontera que fue explorada exclusivamente por naves españolas a lo largo del siglo XVI haciendo que se hablara de “lago español”, con cierta jactancia no exenta de humor, refiriéndose al mayor de los océanos, de forma análoga a como se habló de “cruzar el charco” como atravesar el Atlántico. El mundo occidental tenía así noticias de un gran océano hasta entonces intuido, y aquel año alcanzado, pero al que había que penetrar de forma náutica. Portugal lo había hecho con una tenacidad mantenida durante un siglo largo, siguiendo una orientación costera y apoyándose en la organización india y, finalmente, en juncos chinos; en aquel entorno concluyó su expansión (Brasil aparte). Las naves de Castilla con un empeño de dos décadas en busca de un paso accesible a la riqueza del oriente, sorteando un formidable obstáculo (las Indias) y llegando a la convicción que el estorbo era más importante que el objetivo aunque sin renunciar a él y estableciéndose en Filipinas. El protagonismo español, la acción vistosa de Balboa (1513) y la empresa Magallanes-Elcano (1520), la del éxito; antes y después prosiguió la denominada “búsqueda del paso” a todas las latitudes, con mayor éxito en sus consecuencias que en sus logros. Balboa nació en Jerez de los Caballeros (Badajoz) hacia 1475 y se educó como paje en Moguer; con 25 años se enroló en la expedición de Rodrigo de Bastidas y fue a reconocer la costa caribeña de lo que hoy es Colombia y Panamá Vida y hechos en Indias. Balboa nació en Jerez de los Caballeros (Badajoz) hacia 1475 y se educó como paje en Moguer; con 25 años se enroló en la expedición de Rodrigo de Bastidas y fue a reconocer la costa caribeña de lo que hoy es Colombia y Panamá. Sus beneficios los invirtió en una propiedad agropecuaria de La Española que le condujo más que a la ruina a cargarse de numerosas deudas. Fue entonces cuando se crearon sendas gobernaciones en aquel territorio, Nueva Andalucía (para Alonso de Ojeda) y Veragua (para Diego de Nicuesa); ambos gobernadores fracasaron en un medio de máxima dificultad por el terreno, la climatología y la presencia de indios flecheros que usaban venenos particularmente activos. Fernández de Enciso partió desde Santo Domingo en apoyo de Ojeda y, huyendo, Balboa con su perro (Leoncico) se arriesgó como polizón; la operación le salió bien, su experiencia como baquiano le salvó del abandono y poco a poco ganó la confianza de los hombres frente a los gobernadores en precario y los auxilios que no llegaban. A indicaciones suyas el efímero poblado de San Sebastián fue abandonado para erigirse el de Santa María la Antigua del Darién sobre terreno más fértil y provisto de agua potable; habían superado un enfrentamiento con el cacique Cemaco (con el consiguiente botín). Tras el sucesivo alejamiento de quienes tenía por encima, Balboa realizó la primera operación que haría famoso a cortés en Villarrica: formar un cabildo abierto al que entregar el poder y que nombró dos alcaldes (uno era Balboa) y poco después gobernador de Veragua. La primera actuación fue el juicio a Fernández de Enciso que salió bien parado (encarcelado y confiscado, fue enviado a La Española en libertad). Puente de plata para un enemigo. Escribió (1513) al Rey una carta (relato) y pidió refuerzos (armas, materiales, provisiones y baquianos) para dominar región tan rica; le fueron negados pero se preparó la mayor armada que había ido a Indias El baquiano descubridor. Esta característica de adaptación al medio físico y social, permitió a Balboa negociar con los diferentes grupos, establecer alianza con algunos, someter por la fuerza a otros y, siempre, obtener información sobre el entorno; algunos indios se mostraron colaboradores y la asociación llevó a actitudes hospitalarias, matrimonios mixtos, etc., a averiguar la existencia de otro océano, el origen del oro y perlas que veía en los naturales y que en buena proporción ya había obtenido por rescate o por botín; también preparó algunas sementeras y construyó bohíos que poder habitar. Escribió (1513) al Rey una carta (relato) y pidió refuerzos (armas, materiales, provisiones y baquianos) para dominar región tan rica; le fueron negados pero se preparó la mayor armada que había ido a Indias. Era el momento de ampliar horizontes geográficos, regresó a Santa María la Antigua en busca de refuerzos pero para entonces ya se estaba buscando el paso por el río Atrato. Los informantes indígenas leales le proporcionaron guías (fundamental a través de la densa vegetación y agreste terreno) y porteadores (imprescindibles). El trayecto les llevó por mar hasta tierras de Careta y, con sus hombres, vencieron a Ponca, logrando su alianza o sometimiento, remontaron la frondosa sierra del istmo hasta tierras de Torecha (el cacique murió en la refriega) y sus gentes se sometieron y acogieron a quienes carecían de fuerzas para proseguir. Balboa y un grupo reducido ascendieron a una cumbre desde la que podía verse el nuevo océano mirando hacia el Sur. El descenso fue rápido y en dos días se hallaban en sus aguas. Era el día de San Miguel (29, septiembre de 1513) y ese fue el nombre impuesto al golfo del Mar del Sur; la ceremonia de toma de posesión se efectuó con todas las formalidades escenográficas y jurídicas. El retorno, por otra ruta tenía por finalizar aprovechar la euforia para hacer nuevas exploraciones en el istmo, obtener botín y hacer nuevos aliados o derrotados. Llegó a Santa María (19, enero, 1514). Iba a coincidir el cénit del personaje con su fulminante caída. Y el gobernador. El Rey nombró a un gobernador efectivo de la región —Castilla del Oro— Pedrarias Dávila que se presentó con la flota más lucida arribada a Nuevo Mundo (117 naves que llevaban un obispo con todo su séquito, el gobernador con toda una pequeña corte, mujeres, vestimenta lujosa e inconveniente. Pero sobre todo unos 1.500 hombres que harían insoportable la vida en el istmo; no había más residencia que algunos pocos bohíos, no había alimento para tantos, tanto tiempo; el equilibrio precario logrado por Balboa fue desbaratado por la irrupción de tanto inadaptado. La muerte asoló a la colonia hispana; los nativos también sufrieron lo suyo. La relación del baquiano y el gobernador fue cambiando desde cortesía a alianza para concluir en enfrentamiento, juicio de residencia, detención por Francisco Pizarro, juicio, condena y muerte de Balboa en Acla (15, enero, 1519) el mismo año que su enemigo, el gobernador Pedrarias, fundaba nada menos que la ciudad de Panamá, puerto y puerta del Pacífico. Balboa tras una acción en el Caribe, se radicó en la Española, se arruinó, se transformó en polizón y es descrito como gran descubridor, con espíritu de iniciativa; murió joven y esa es la receta para que se hable bien de uno Un balance. Balboa ha sido el mejor tratado por la historiografía; nunca otro fue peor tratado que Pedrarias. Algunas razones estriban en el tratamiento recibido por los primeros escritores de Indias (Fernández de Oviedo, Las Casas y el primer historiador, Herrera) y todos cuantos han escrito después. Es la imagen de la excelencia proyectada sobre la sombra intensa de su enemigo Pedrarias que se lleva los peores calificativos expresados sin bondad alguna. En verdad no había tanta diferencia entre ambos; los métodos, actitudes, procedimientos, recursos y resultados fueron análogos. El contraste estaba en el número de desembarcados con Pedrarias y el impacto que no podían dejar de producir en el istmo para sobrevivir. Ambos tuvieron un origen no muy desigual, los dos una formación de paje, los dos buena imagen, valentía, valor, ambición, audacia y capacidad de colonización, pero Pedrarias llegaba con un importante currículum, experiencia guerrera, con éxitos, premios y prebendas y un matrimonio relacionado con la Corte. Balboa tras una acción en el Caribe, se radicó en la Española, se arruinó, se transformó en polizón y es descrito como gran descubridor, con espíritu de iniciativa; murió joven y esa es la receta para que se hable bien de uno. Pedrarias era más cortesano y cumplidor de las ordenes reales. Se ha afirmado que el primero era un luchador por la libertad, un defensor del poder popular; mientras que el gobernador representaba al poder real. Los primeros historiadores y el romanticismo y quienes han seguido esas fuentes han creado una imagen contrapuesta de los dos protagonistas.

Fuente: MARIANO CUESTA DOMINGO 24 SEP 2013 - 11:50 CET5

Escribió la “Biblia Regia”, la segunda versión editada en varias lenguas, una obra que comenzó en León y en la que incluyó como novedad el siriaco (asirio o caldeo), además de un diccionario. Es Benito Arias Montano, a quien exaltará el Instituto Bíblico y Oriental de León en una gran exposición. El próximo año se cumple el quinto centenario de la “Biblia Complutense”, la primera biblia políglota escrita en España, concretamente en latín, griego, hebreo y arameo. Con motivo de este aniversario, el Instituto Bíblico y Oriental de León (IBO), único en España en su género, prepara una gran exposición de textos bíblicos en la que destacará al humanista Arias Montano, uno de los mejores orientalistas de todos los tiempos. La exposición se organizará en León, “una ciudad donde el orientalismo tiene poso, ya que este religioso de la orden de los Jerónimos que vivió dos o tres años en la ciudad, donde se inspiró para crear su biblia”, explica Jesús García Recio, director del IBO, considerado una autoridad mundial en los estudios orientales y de semiología. Que Arias Montano comenzara su obra en León es un dato que prácticamente se desconocía, como otras tantas muchas cosas del autor. Hubo un humanista, Gaspar Morocho Mayo que quiso escribir una gran biografía de este orientalista, pero falleció antes de concluirla, afirma García Recio. Con esta exposición, se pretende encumbrar a Arias Montano y colocarle en el lugar que se merece. La figura de Arias Montano
Nacido en Fregenal de la Sierra (Badajoz) y fallecido en Sevilla, Arias Montano escribió la “Biblia Regia”, o “de Amberes”, por encargo del rey Felipe II, ya que era prácticamente imposible para los estudiosos de la época hacerse con un ejemplar de la “Complutense”, escrita por el cardenal Fray Francisco Jiménez de Cisneros. “Tuvimos la desgracia de que varios de los barcos que tenían previsto repartir la ‘Biblia Complutense’ por Europa se hundieran, de ahí que quedaran tan poco ejemplares”.  Para solucionar el asunto, Felipe II encargó una versión de la biblia políglota a Arias Montano, quien la hizo y mejoró. La “genialidad” de esta nueva biblia estribaba en que incluyó el siriaco como novedad, además de otros elementos pedagógicos, como un diccionario que sirvió de ayuda para leer los textos bíblicos, así como ilustraciones, mapas y descripciones de monumentos, como el Templo de Salomón, entre otros. La Biblia como obra
La exposición que prepara el IBO para el próximo año incluirá el ejemplar de la biblia de Arias Montano que conserva la entidad. Con esta exposición, el Instituto Bíblico y Oriental de León pretende no sólo ensalzar la figura de Arias Montano, sino también contribuir a situar a la biblia en el lugar que se merece. “Últimamente, está un poco orillada”, lamenta García Recio. Se ha relegado a la catequesis y las clases de religión, pese a la importancia de esta obra, que fue considerado como un “magnífico libro de gramática y diccionario” y fuente de inspiración de poetas.

EFE

(José Manuel Vidal).- Amadeo Rodríguez Magro, lleva 10 años de obispo de Plasencia, una diócesis en tres provincias y dos comunidades autonomas. Un obispos-pastor (de los que vuelven a llevarse en el pontificado de Francisco) que se siente "muy querido" y, quizás por eso, es incluso capaz de enumerar algunos de sus "pecados". Reivindica el que "Guadalupe vuelva a Extremadura", considera que es un caso que no tiene nada que ver con el de Béjar y, tanto él como su gente, están encantados del "nuevo estilo del Papa" y "con los matices de genialidad evangélica que los hechos y las palabras de Francisco están poniendo". ¿Algún momento que le haya llegado más en las celebraciones de su X aniversario episcopal? La Eucaristía celebrada en la Catedral, concelebrada por un gran número de sacerdotes y con la presencia de fieles venidos desde todos los puntos de la Diócesis. Pero sobre todo destaco la alegría y satisfacción que pude comprobar en los sacerdotes cuando les mostré el edificio del seminario restaurado, cuyas obras finalizadas veían ellos los primeros. Entre todos hemos hecho un gran esfuerzo y estábamos muy contentos de haberlo logrado. Además, me parece muy importante que los sacerdotes mantengan su interés y aprecio por el seminario. Eso es imprescindible para la animación vocacional. 10 años después, ¿qué es lo que más recuerda de su ordenación episcopal? El extraordinario calor eclesial que se vivió en la catedral con una importante presencia de Obispos, numerosísimos sacerdotes venidos de toda Extremadura y de otros puntos de España y la desbordante presencia de fieles placentinos y, sobre todo, los venidos de mi diócesis de origen, Mérida-Badajoz. Todos me recuerdan, además, el extraordinario calor climatológico de ese día, que nos hizo sudar mucho a todos. ¿Se siente querido en Plasencia? Sinceramente, mucho. En general, por donde quiera que voy, recojo el afecto de mucha gente. En parte esto sucede porque en toda la diócesis hay un sólido sentido de Iglesia, lo que hace que el obispo sea siempre muy bien acogido por una gran mayoría. Por otra parte, Plasencia, por ser una ciudad episcopal, le tiene mucho cariño a su obispo. Normalmente, en mis contactos con las comunidades, que son muchos y habituales, se establece un clima muy gratificante. Yo le suelo decir a los sacerdotes que en el ministerio es muy importante querer y dejarse querer. Y en la medida que puedo suelo practicar ese lema. No obstante, también percibo la indiferencia, y seguramente habrá incluso hostilidad, que unas veces vendrá por mi condición de obispo y otras porque en lo que hago y digo no siempre contento a quienes quizás esperaban otra cosa. Por otra parte, es antinatural y no propio de un buen obispo que todos hablen bien de uno. ¿Se atreve a pedir perdón por algún error cometido? Por supuesto. Yo no sabría entender la vida sin el sincero arrepentimiento. Sólo el perdón pedido y recibido restaura las naturales fragilidades de mi condición humana; sobre todo cuando el perdón llega por la gracia del Señor. Pero si lo que me pregunta es por mis errores, seguro que he cometido muchos y el Señor me ha dado la suficiente lucidez para darme cuenta de ellos, muchas veces enseguida. Y si me pide que le exponga mis errores concretos, sin hacer confesión pública ante los miles de lectores que sé que van a leer esta entrevista, le puedo citar algunos: No haber entendido siempre bien la virtud de la prudencia a la hora de denunciar o corregir. Me temo que a veces me he quedado corto. Haberle dado a veces más importancia a esquemas pastorales teóricos que al sencillo y dedicado servicio pastoral, aunque este no siempre respondiera a los parámetros que estaban en boga. Las ataduras teóricas a veces nos quitan libertad en la búsqueda de la voluntad del Señor en cada momento. Y, por supuesto, el haberme dejado llevar por algunos miedos a la hora de afrontar problemas y plantear cuestiones, que quizás hubieran necesitado más audacia evangélica. Podría seguir, pero se lo dejamos al director espiritual y a Dios nuestro Señor. Con ellos se hace mejor el discernimiento. ¿Qué balance hace de estos 10 años: pesan más las alegrías que las penas y los problemas? Desde luego han sido más las alegrías que los problemas. Esto depende mucho del carácter de cada uno, y en mi caso yo suelo tener una mirada positiva ante la vida. También es verdad que en la mayoría de las ocasiones me lo pone muy fácil la calidad humana, espiritual y pastoral, sobre todo de la mayoría de mis sacerdotes. No obstante, el ministerio episcopal sabe mucho de la cruz de cada día, que a mi no me han faltado, ni en pequeñas cosas ni en momentos y situaciones especialmente dolorosos, que me han hecho sufrir muy intensamente. Si un obispo quiere sobrevivir a la intensidad de su misión, tiene que practicar el Evangelio en estas dos sugerencias del Señor: "a cada día le basta su afán" y "el que quiera venir conmigo que cargue con su cruz de cada día y me siga". ¿Plasencia es una diócesis pequeña, pero rica por su gente y por su patrimonio? Bueno, no es tan pequeña. Es una diócesis media, con aproximadamente 300.000 habitantes, con muchas parroquias no excesivamente pequeñas y, sobre todo con mucha distancia entre el norte y el sur: 260 kilómetros desde Fuentes de Béjar a Navalvillar de Pela. (Diócesis en tres provincias y dos comunidades autónomas). Por supuesto, el patrimonio humano es muy valioso: son castellanos y extremeños con excepcionales valores humanos y religiosos. Sólo los que vivimos en estas tierras conocemos la extraordinaria sabiduría acumulada en nuestras ciudades y pueblos. En lo religioso, se nota en sus comarcas la huella de santos y sabios pastores, que dejaron una cultura religiosa popular de un alto nivel teológico. El patrimonio religioso-cultural en los templos de esta Diócesis, como de todos es sabido, es riquísimo, y se ha ido acumulando a lo largo de su historia. Muchos de sus obispos fueron emprendedores mecenas, que dejaron una huella extraordinaria. Una diócesis con mucha historia. Acaban de publicar el episcopologio. Entre sus predecesores figura Don Pedro Casas Souto, tío-abuelo de mi abuela y nacido en Sobrado del Obispo, mi pueblo. ¿Quién fue Don Pedro y qué queda de su paso por Plasencia? Don Pedro Casas y Souto será siempre uno de los obispos más singulares y significativos del episcopologio placentino. Su figura sigue siendo muy recordada por muy diversas razones. Ante todo fue un obispo muy comprometido en el debate político y religioso español de su tiempo. Esto hace de él un personaje interesante para los historiadores. En su tiempo, sus actos y, sobre todo sus palabras, recogidas en muchas y sólidas cartas pastorales, fueron muy valoradas por unos, sobre todo por la valentía de sus denuncias y posicionamientos, y, por otros, rechazadas, lo que le creó bastantes problemas. Pero a nadie dejó indiferente el compromiso y la capacidad intelectual de este gran obispo. Por otra parte, fue un hombre austero y muy piadoso, un buen pastor, que destacó también porque supo encauzar algunos carismas que durante su pontificado surgieron en Plasencia, como, por ejemplo, las Hijas de María Madre de la Iglesia, entonces conocidas por "Azules", de las que él, por la cercanía y apoyo a su fundadora, Matilde Téllez, hoy beata Matilde del Sagrado corazón, llegó a considerarse su cofundador. ¿Sus tres prioridades de ahora en adelante? Me gusta la pregunta porque me ayuda a concretar, pero considero que no he cambiado las prioridades con las que inicié mi ministerio. Todas las prioridades están condensadas en la inquietud misionera que me movía en mis comienzos ministeriales y que he ido desgranando año a año, unas con mayor intensidad que otras, en función de las posibilidades que he ido encontrado en la comunidad diocesana, con la que tengo que ir llevándolas adelante. El ministerio episcopal depende mucho de las condiciones de la diócesis. No obstante, te digo que a partir de ahora, en el tiempo que me quede de servicio episcopal, quiero dedicarme personalmente más a los sacerdotes; pretendo animar más la vida de oración, primero en mí, y luego en toda la comunidad diocesana, para que el encuentro personal con Cristo nos haga a todos discípulos suyos, a los que pueda enviar como misioneros a los ambientes que nos están esperando en nuestros pueblos y ciudades. Queremos que cada parroquia sea un misión y cada cristiano un misionero. No me olvido, no obstante, de que hagamos una sólida e integral pastoral ordinaria, pues sólo si ésta está bien encauzada se puede hacer una pastoral misionera. ¿Le preocupa la despoblación del campo? ¿Y la falta de clero? Mucho no, muchísimo. Nos estamos quedando sin niños y sin jóvenes. En muchos pueblos se nota una muerte lenta, que, como se sabe, en Extremadura viene de muy lejos. No obstante en los pueblos de norte, en los de las comarcas de la Diócesis de Plasencia, algunos fines de semana, fiestas y sobre todo en verano se recupera mucha vida. Son muchos los que conservan la vinculación con su pueblo y los que se sienten muy arraigados en su cultura y en sus tradiciones, también las religiosas. En cuanto al clero, en efecto, nos falta. Estamos ahora en un proceso de recuperación. No obstante, con algunas incorporaciones interesantes y generosas mantenemos el servicio pastoral básico en todas las parroquias. Y lo que es más importante, intentamos hacerlo con proyectos pastorales comunes que le da mucha unidad a la diócesis. Como especialista en catequesis, ¿ve alguna manera de recuperar a los jóvenes y que vuelvan a las parroquias? Yo siempre digo que en la pastoral juvenil hoy hay que trabajar con ilusión y esperanza, pero sabiendo que se suma de uno en uno. Queremos que haya muchos, pero también queremos que esos muchos hayan crecido porque los hemos cuidado con esmero uno a uno y poco a poco. Eso significa que hemos de esmerarnos en la iniciación cristiana, sobre todo siendo conscientes de que en ella estamos haciendo cristianos que lleguen a tener una rica experiencia de fe que les haga capaces de situarse en la vida ordinaria sabiendo responder a todas las situaciones que se le planteen desde su amor a Cristo y desde su pertenencia fiel a la Iglesia. Tenemos que ayudar a los jóvenes a encontrarse con Cristo y a sentirse a gusto en la Iglesia, a la que han de ver como servidora en el mundo, porque está cerca de los más débiles, de los pobres y de los sencillos de corazón. Y, por supuesto, siempre hemos de decirles la verdad en todo: no hemos nunca de ocultarles lo que significa vivir en Cristo y hacer vida su Evangelio. Quizás tengamos que ir poco a poco, como Jesús con el joven rico, pero los jóvenes no quieren que les dulcifiquemos las exigencias del seguimiento. Hay que exponérselas, aunque al final se vayan tristes porque conocieron la verdad y no han podido soportarla. Usted pisó barro durante años como cura de San Francisco de Sales, una barriada pobre de Mérida. ¿Lo de curas con olor a ovejas le suena a algo vivido? Pues sí, pastoralmente nací al sacerdocio entre el barro, mucho barro y mucha pobreza material y en muchos casos también espiritual. Pero tengo que decir que también aquella parroquia daba muchas pepitas de oro, algunas más escondidas, para las que había que escarbar más, y otras muy lucientes en su calidad humana y espiritual, y en su capacidad de compromiso eclesial y social. Esos diez años fueron maravillosos, siempre me sentí muy feliz y muy realizado sacerdotalmente, primero como coadjutor y luego como párroco. Muchos me han oído decir siempre que aquella experiencia fue un privilegio en mi vida. Allí me salieron los dientes sacerdotalmente y allí maduré; y puedo decir con humildad y con verdad que en mi ministerio como obispo no me han desaparecido los reflejos del estilo que asumí entonces. ¡Nadie sabe lo que fortalece el olor a oveja! El que sabe pisar con naturalidad ese terreno, tiene ya los pies curtidos para recorrer todos los caminos. ¿El estilo de Francisco está calando entre los obispos y los curas españoles? La verdad es que no sabría contestar; aunque sí me consta la entrañable simpatía de muchos por el estilo que Francisco está manifestando. No obstante, si de mi dependiera, me gustaría que lo más auténtico de este nuevo estilo, las intuiciones más evangélicas y las propuestas de un profundo cambio interior y también pastoral fueran poco a poco calando y nos trajeran la renovación que realmente necesita la Iglesia que ha de hacer la nueva evangelización. Creo que el estilo del Papa Francisco nos gratifica y nos conforma. Si me permite una confidencia: en la carta que le escribí para felicitarle me atreví a decirle, confieso que con cierta osadía y mucha presunción: "Muchos obispos necesitábamos la ratificación de un modo sencillo y cercano al Pueblo de Dios en el ejercicio de nuestro ministerio". Y eso se lo decía sólo con lo mostrado en los primeros días. ¿Ve a la gente de Plasencia ilusionada con el nuevo Papa? Lo mejor de la gente de Plasencia es que verdaderamente quiere al Papa. Quería con fervor a Juan Pablo II; se admiraba del lúcido, profundo y espiritual magisterio de Benedicto XVI, y ahora están encantados con los matices de genialidad evangélica que los hechos y las palabras de Francisco están poniendo. Y lo que sí compruebo es que, tras la sorpresa ilusionada, se está pasando a la respetuosa y filial acogida del liderazgo espiritual que en poco tiempo ha asumido el Santo Padre. ¿Guadalupe debería volver a Extremadura? ¿Para cuándo la resolución de ese ya largo contencioso? Yo pienso que sí; sobre todo porque la actual situación ante mucha gente daña la imagen de la Iglesia. Muchos fieles o ciudadanos extremeños se preguntan qué intereses puede haber para que esto no se resuelva como debería resolverse, amigable y fraternalmente. Yo considero que éste es un asunto de generosidad de una Iglesia con otra, la de Toledo con la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz, que fue creada (en sus tres Diócesis, Mérida-Badajoz, Plasencia y Coria-Cáceres) para darle unidad eclesial a Extremadura. Y no se puede olvidar que la Virgen de Guadalupe es eclesial y socialmente nuestro signo de identidad, nuestro "santo y seña". Y además de todos. ¿Qué el hecho de que esté en la Diócesis de Toledo no nos impide que la veneremos como Madre y Patrona? Desde luego. Pero sería más lógico, y así lo ve la inmensa mayoría de los extremeños, que estuviera en una diócesis con sede en Extremadura, y Toledo está en Castilla-La Mancha, aunque tenga territorio en esta Región. Nosotros valoramos mucho la dimensión hispanoamericana (Reina de la Hispanidad) de la Virgen de Guadalupe, y queremos que sea venerada en toda España; pero eso no puede empequeñecer ni anular la devoción del pueblo en el que ella ha querido mostrarse como madre y patrona. Todas las devociones crecen y se sostienen desde el fervor de los más cercanos. Si me pregunta que para cuándo la solución. Pues sinceramente no lo sé. Hubo tiempos mejores que los actuales en este asunto, en los que estuvo prácticamente resuelto. Pero las personas que entonces llevaron las gestiones ya no están y hay que continuar permanentemente reabriendo la petición. Y en eso estamos. ¿Le preocupa que comparen el caso de Guadalupe con el de Béjar, la zona de su diócesis que pertenece a Salamanca? Realmente sí me preocupa, sobre todo porque supone un falso planteamiento del problema. El asunto de Guadalupe no es territorial. Nunca se ha presentado así y Roma no lo entendía de ese modo. El asunto de Guadalupe es pastoral y espiritual. Lo que siempre se ha pedido es que el Monasterio-Parroquia-Santuario de la Nuestra Señora de Guadalupe estuviera en el marco eclesial y pastoral de la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz (Diócesis de Plasencia), por lo que significa Guadalupe para la Iglesia en Extremadura. Naturalmente siempre desde el respeto y la gratitud a los actuales custodios, los franciscanos. Si no fuera por Guadalupe y su significado espiritual para los extremeños, nadie plantearía nada, como sucede con Béjar. En este caso no solamente nadie plantea ni reclama nada, sino que, por el contrario, los católicos de allí se sienten totalmente integrados eclesialmente en Plasencia. Para ellos y para toda la Diócesis placentina, la vinculación histórica del ducado de Béjar desde sus mismos orígenes es un motivo de orgullo y hace que el obispo tenga hacia ellos una especial predilección. Los casos de Guadalupe y Béjar no son comparables. Justamente porque queremos tanto a los pueblos de los dos arciprestazgos que tenemos en Salamanca, entendemos especialmente que Toledo aprecie tanto Guadalupe; pero insisto en que la cuestión no es territorial, y por eso consideramos humildemente que se debería atender con generosidad nuestra petición, aunque para ellos suponga un gran sacrificio. Algunos titulares
"Destaco la alegría y satisfacción que pude comprobar en los sacerdotes cuando les mostré el edificio del seminario restaurado" "Plasencia, por ser una ciudad episcopal, le tiene mucho cariño a su obispo" "Le suelo decir a los sacerdotes que en el ministerio es muy importante querer y dejarse querer" "Confieso haberle dado a veces más importancia a esquemas pastorales teóricos que al sencillo y dedicado servicio pastoral" "Confieso haberme dejado llevar por algunos miedos a la hora de afrontar problemas y plantear cuestiones, que quizás hubieran necesitado más audacia evangélica" "El ministerio episcopal sabe mucho de la cruz de cada día, que a mi no me ha faltado" "El patrimonio religioso-cultural en los templos de esta Diócesis, como de todos es sabido, es riquísimo" "A partir de ahora, en el tiempo que me quede de servicio episcopal, quiero dedicarme personalmente más a los sacerdotes" "Nos estamos quedando sin niños y sin jóvenes. En muchos pueblos se nota una muerte lenta" "En la pastoral juvenil hoy hay que trabajar con ilusión y esperanza, pero sabiendo que se suma de uno en uno" "¡Nadie sabe lo que fortalece el olor a oveja!" "Creo que el estilo del Papa Francisco nos gratifica y nos conforma" "Muchos obispos necesitábamos la ratificación de un modo sencillo y cercano al Pueblo de Dios en el ejercicio de nuestro ministerio" "La gente está encantada con los matices de genialidad evangélica que los hechos y las palabras de Francisco están poniendo" "Guadalupe debería volver a Extremadura, sobre todo porque la actual situación ante mucha gente daña la imagen de la Iglesia" "Si me pregunta que para cuándo la solución. Pues sinceramente no lo sé" "Los casos de Guadalupe y Béjar no son comparables" "Los católicos de Béjar se sienten totalmente integrados eclesialmente en Plasencia"

 

Fuente: José Manuel Vidal, 10 de septiembre de 2013 a las 09:36

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