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Hoy se presentará en la Biblioteca Nacional de España una nueva versión del Canto de la Sibila, la pieza musical de origen medieval que fue prohibida por el Concilio de Trento y más tarde, en 2010 declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Según el material sobre este hallazgo facilitado por la BNE, no se trata de las versiones ya conocidas de Sibila latina, mallorquina, catalana o valenciana, sino otra hasta ahora desconocida, en castellano y vinculada a la Catedral de Toledo. Según afirma José Carlos Gosálvez, director del Dpto de Música y Audiovisuales de la BNE, «el manuscrito recién descubierto del Canto de la Sibila apareció como cuaderno suelto dentro de un cantoral (MPCANT/ 73), probablemente del primer tercio del siglo XVI; incluye textos desconocidos en castellano y una notación musical de un canto muy similar alinterpretado en la Catedral de Toledodurante los siglos XV y XVI, aunque con variantes interesantes». El Canto de la Sibila es una representación dramática de carácter litúrgico muy antigua, que aúna tradiciones paganas y cristianas, y que tuvo mucha difusión en Francia, Italia, Portugal y España; en la Península tuvo especial arraigo a partir de la Baja Edad Media en la zona levantina, desde donde pasó a Castilla (también se cantaba en las catedrales de Burgos, León, Cuenca y Toledo). En la actualidad se canta en lugares como la catedral de Palma y en otras localidades mallorquinas y hasta el siglo XIX también siguió cantándose en la catedral de Toledo, en la que están tratando de recuperar la costumbre en estos últimos años. El Canto de la Sibila consiste en que, antes de empezar la Misa del Gallo, el día de Nochebuena, un niño disfrazado de mujer (representación de la Sibila Eritrea, un personaje de la mitología clásica que vaticinaba el fin del mundo) se coloca empuñando una espada, de forma muy teatral, en las gradas del altar mayor, donde entona en canto gregoriano una serie de estrofas sobre el Juicio Final, intercalándolas con el estribillo ‘Juicio fuerte nos dé Dios’. «En Mallorca, ahora -según Gonsálvez-, también pueden cantarlo niñas o mujeres y es un espectáculo inolvidable. Se conservan algunas versiones en latín, catalán y muy pocas en castellano, ya que en Castilla la costumbre tuvo menos arraigo. Nuestro manuscrito es muy probablemente de origen toledano y tiene el enorme valor de ser fuente única, desconocida hasta ahora, tanto del texto castellano como de la música».
Cantorales, joyas bibliográficas El anuncio se hará en el marco de una nueva exposición de la Biblioteca Nacional, una muestra de los ricos cantorales que conserva, que podrá visitarse desde mañana viernes 19 de septiembre hasta el 18 de enero de 2015. Titulada «Cantorales. Libros de música litúrgica en la BNE», en la muestra se darán a conocer los ejemplares más notables de este tipo de libros, de los que la BNE conserva más de un centenar. La exposición incluye, además, una selección de códices medievales con música y libros impresos de canto llano y polifonía de los siglos XV al XIX. Su catálogo incluye una amplia información sobre los trabajos de datación, catalogación, conservación y restauración realizados sobre estos ejemplares. El cantoral es un tipo de libro musical de gran formato, casi siempre manuscrito y realizado sobre pergamino. Puede contener música polifónica (es decir, la escrita para varias voces superpuestas) o, con mucha mayor frecuencia, el canto llano gregoriano, usado en la liturgia de la Iglesia Católica. Los volúmenes que se conservan en la BNE proceden, en su mayoría, de monasterios y conventos desamortizados en el siglo XIX. Toda la colección está digitalizada y puede consultarse en la Biblioteca Digital Hispánica y también en la aplicación de cantorales de la institución. Entre los libros más antiguos y valiosos, al menos dos (signaturas Mpcant/23 y 35) llevan una decoración muy rica, y fueron realizados durante el reinado de los Reyes Católicos. En otro (signatura Mpcant/73) aparece una versión hasta ahora desconocida del célebre Canto de la Sibila. Para el estudio y catalogación de su colección, la Biblioteca impulsó en 2011 un convenio con la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares en el que se propuso la participación de tres investigadores que trabajaron bajo coordinación técnica del Departamento de Música de la BNE y la supervisión científica del catedrático de canto gregoriano, Ismael Fernández de la Cuesta. En Cantorales. Libros de música litúrgica se descubre un importante contenido musical, las modalidades de notación, las técnicas y procedimientos de elaboración, su interés iconográfico y los problemas de preservación de este tipo de ejemplares.

 

Fuente: ABC

El balcón en invierno venía ya precedido por diversos signos en la narrativa de Luis Landero. La ascendencia campesina, o más bien labriega, del autor ha sido un asunto recurrente en otros títulos, especialmente en Entre líneas, donde mucho de lo que se narra en este libro recibía allí un tratamiento desligado de la ficción, aunque aún sometido a su dominio. Aquí el autor se declara, en las primeras páginas, "reñido con la literatura, saturado de ficción", de modo que este libro se presenta fruto del desengaño de las "reglas disparatadas de este oficio", para poder abrirse a la fuente originaria de la memoria, sin hacer intervenir la inventiva o la imaginación. Un libro, por tanto, que quiere acreditarse por la expresión de la experiencia directa, la afiliación a una familia y a una geografía concretas, y por la retención del tiempo vivido o la época recordada de sus ancestros; un libro que se adscribe, con complacida cordialidad, a la narración autobiográfica, escribir "sobre la vida de todos nosotros", como dirá el narrador a su madre nonagenaria, desmintiendo su reputación de mentiroso con la afirmación de que "esta vez no hay mentiras. Es un libro donde todo lo que se dice es verdad". Esta declaración se hace muy avanzado el libro; y, aunque tal vez innecesaria a esas alturas, tiene la propiedad de sanción de la persona que más claramente podría certificar su sinceridad. Porque éste es el libro de un escritor que, debatiéndose con el proyecto de una nueva novela, descubre al releer lo escrito "la insinceridad de lo que se escribe con oficio más que con devoción", y, empachado de literatura, "¡Oh, no, Dios mío, otra novela no, otra vez no!", deja a un lado las "expectativas bien urdidas" y "la música verbal que acaba siendo canto de sirenas" para preguntarse "¿dónde está en verdad la vida?", y responder al interrogante con la rememoración de una crónica familiar. La pugna entre literatura y verdad, entre el uso de los trucos retóricos de la ficción y lo que el autor llama la vida "ahí fuera, en el bicherío de la calle”, constituye la deriva que lo lleva a descreer, incluso a impugnar la ficción, como un tardío prosélito que se redime al hallar un sentido "en el oscuro y errático devenir de los años". Ese sentido, en El balcón en invierno, se pliega a la derrota de la ficción, al constatar que ya “nadie lee novelas, o al menos novelas literarias”, ya que hay otras “ofertas de ocio más fáciles, baratas e instantáneas”; y aunque no llega a afirmar que la novela vaya a desaparecer, ve su destino muy incierto, pues "cada vez habrá menos lectores". A esta quejumbre, por lo demás previsora, no cabe objetar otra predicción, pero sorprende la complicidad del autor con el espíritu del comercio. No sólo los lectores y los editores están liquidando la literatura; también el escritor, si renuncia a la obra literaria. Claro que Luis Landero no deserta del todo, sólo de la ficción, como se ha dicho, y para no quedar desasistido recurre a la socorrida oposición, muy imprecisa, entre la mentira de la ficción y la verdad de la vida. Y esa verdad consiste, para el autor de Juegos de la edad tardía, en la nostalgia del pasado, al que hace desfilar de nuevo, avivado por una memoria que no se molesta en registrar un brillo más alto que el notarial. La devoción marca aquí el tono, y la admiración por una época y unas costumbres (el mundo campesino, la vivencia del campo) que ya no volverán (“Todo, todo se perderá”) cede a una melancolía que no alcanza el pathos de la elegía, acaso porque la constatación de lo perdido no basta para recuperarlo. Se atienden hechos, comportamientos, retratos de figuras familiares; se evocan los orígenes, lo que ha constituido su persona a lo largo del tiempo, sin reparar en la conciencia moral del narrador, o más bien a su progreso, que es el tema eludido del libro, aplicado el autor a un ejercicio de conciliación afectiva sin duda válida para él, pero de limitada convicción. No obstante, El balcón en invierno es una obra de ineludible lectura, y en cierto modo modélica respecto a la confusión reinante sobre el estatuto del escritor y su infeliz lugar en el entramado de la industria del entretenimiento. Pues no deja de ser un espectáculo apreciar la desgana, o tal vez el recelo, que la literatura produce actualmente en un escritor que había hecho de los “misterios de la ficción” un instrumento de conocimiento de la realidad. A cambio, y sirviéndose desde luego de una prosa bien atemperada (aquí con su habitual tendencia paródica anestesiada para evitar los tramos que podrían llevarle a la caricatura), el escritor nos ofrece un álbum de conmovedoras fotografías, un inventario del desván de su memoria, toda esa panoplia vehemente de indudable efecto emocional que ni al lector más prevenido dejará indiferente.

 

Fuente: El País

El monumento romano compartirá este galardón con la ermita de San Felices El Puente Romano de Alcántara ha sido, junto con la ermita de San Felices de Haro (La Rioja), ganador ex aequo del concurso de la Guía Repsol para elegir el Mejor Rincón 2014. Ambos finalistas, según recoge un comunicado emitido ayer por los propios organizadores, han conseguido en la fase final más de 700.000 votos, cantidad récord en la historia del certamen. En el escrito se explica además que ha sido tal la afluencia masiva de votos que en algunos momentos "los servidores se vieron colapsados". En este sentido y en virtud "de la entrega y gran implicación de vecinos e instituciones", el jurado decidió ayer y con carácter excepcional declarar ganadores ex aequo a los dos finalistas "por su alto volumen de votos acumulados, su dedicación y entusiasmo incondicional". Por ello y como rincones ganadores que ya son del 2014, los dos lugares recibirán el reconocimiento de Guía Repsol y se crearán contenidos exclusivos sobre ambos enclaves en la citada web para que los dos millones de viajeros que la visitan mensualmente puedan conocer todos los detalles sobre ambos municipios --patrimonio, gastronomía y cultura--. Además, se hará entrega de una placa conmemorativa a los alcaldes de las dos localidades. Finalmente, sobre el puente romano, reseñaron que es una majestuosa construcción que se construyó para cruzar el profundo río Tajo, que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad y que es uno de los principales enclaves turísticos de Extremadura. El resultado, que se dió a conocer de manera oficial ayer por la mañana, originó numerosas valoraciones, entre ellas la del alcalde de Alcántara, Luis Mario Muñoz, que tuvo palabras de felicitación hacia Haro, el municipio que durante semanas ha sido su rival, aunque afirmó que Alcántara se siente ganadora. "Consideramos que los realmente ganadores somos nosotros porque las votaciones se cerraron con 900 votos a favor de nuestra candidatura. Aun así, entendemos que por los problemas técnicos surgidos en los servidores de la web de la Guía Repsol no pudiera darse un resultado con totales garantías", dijo. También se pronunció el concejal del PP y vicepresidente tercero de la diputación de Cáceres, Emilio Borrega, que manifestó que el Puente Romano de Alcántara "al final es ganador de hecho y de derecho" y destacó que a partir de ahora se augura un futuro muy esperanzador ante la gran proyección mediática y de difusión que se ha realizado y de la que se beneficiará toda Extremadura en el sector turístico. Por su parte, el Gobierno de Extremadura señaló que la elección del puente romano como uno de los dos mejores rincones del 2014 "se aprovechará para impulsar la promoción del Tajo Internacional en coordinación con las diferentes administraciones y empresas de la zona". También desde el Partido Popular de Cáceres se agradeció el "fuerte apoyo" de todos los extremeños a la candidatura extremeña del puente de Alcántara.

Fuente: El Periódico Extremadura

El escritor Luis Landero presenta 'El balcón de invierno', su obra más autobiográfica, donde cuenta algunos aspectos importantes de su vida y de sus recuerdos A pesar de que el escritor Luis Landero tiene nostalgia de no haber vivido otras vidas, como la de aventurero o científico, desde niño sintió la llamada del lenguaje y el gustó por contar, aunque en su casa no hubiera libros. Así lo recuerda en 'El balcón de invierno', su libro más autobiográfico. Y es que Luis Landero, nacido en la localidad pacense de Alburquerque en 1948, 1948, se ha asomado en esta nueva novela, como así la llama el escritor, "novela y muy literaria", desde el balcón de la memoria para retomar su propia vida; desde su infancia en su pueblo, con su familia, con sus padres, su abuela y sus hermanas, hasta la llegada también con su familia a Madrid, en los años sesenta, al barrio de "la Prospe". "Un libro autobiográfico, que me ha hecho muy feliz, escrito desde el corazón, de un modo auténtico y verdadero, donde late vida y en el que el 'yo' tiene un aire discreto porque he intentado que mi yo no se note demasiado", explica el autor. Un hombre que se recuerda de niño con pantalones de pana sujetos con un tirante cruzado y boina y que terminó siendo uno de los escritores de referencia de la literatura contemporánea en español, que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y que ha sido profesor en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Pero para llegar a entender lo que es hoy Luis Landero hay que recorrer las páginas de 'El balcón de invierno', publicado por Tusquets.
Lo Más Un libro delicioso, una invitación a la vida, en donde explica sus muchas dudas, sus variopintos trabajos, su vida de barrio, la importancia de su abuela, analfabeta, y cómo es el que hoy es gracias a la perseverancia de su padre que quiso que su hijo no fuera un campesino. "No se trata de un ajuste de cuentas, el libro me salió al paso tras un cansancio momentáneo, de crisis, diría, con la novela y donde me preguntaba qué sentido tenía dedicarse a escribir y perderse la vida, lo que pasaba ahí fuera de la habitación donde uno trabaja, pero me vino así y he disfrutado muchísimo con él y me siento muy contento de haberme dedicado toda la vida la literatura". Y que hoy los lectores puedan gozar de los títulos de Landero como 'Juegos de la edad tardía', 'Hoy Jupiter', 'Caballeros de Fortuna' o 'El guitarrista', es gracias a que su padre se salió con la suya, como él mismo dice. "Mi padre no quería que fuera un destripaterrones, quería que fuera abogado o mecánico que tuviera un oficio y, a pesar de que fui un mal estudiante y un golfillo de barrio, al que le gustaban las motos, el cine, las chicas y al tabaco rubio americano, mi hambre de literatura me llevó por otros derroteros". Y eso a pesar de que en su casa no había ni un libro, pero sí muchas narraciones orales de su abuela Francisca, que había sido pastora, y que le inoculó "el germen por la fantasía y el gusto por el lenguaje, gracias a las conversaciones, a la palabra. De ahí seguro que salí pertrechado para ser escritor", subraya. Pero 'El balcón de invierno' es también un friso de una época de España, de un tiempo duro, sobre todo en el profundo sur y en el barrio de Prosperidad. "También es un homenaje a una generación que vio todos sus sueños truncados que tuvieron que vivir algunos la guerra y otros la posguerra y que sacrificaron todo por la generación venidera y cuyo éxito somos nosotros. En mi caso, los cuatro hijos que tuvieron mis padres", concluye el escritor.

Fuente: HOY

Al finalizar este año, el número de hispanohablantes en los Estados Unidos de América rozará los 55 millones. Apabulla la cifra. Tras la apoteosis mexicana, la primera potencia del mundo se encarama en la plata del podio idiomático español, con todo lo que eso significa económicamente, políticamente y, sobre todo, culturalmente. Entre los estadounidenses de habla inglesa que estudian idiomas, más del 80% eligen el español. El francés, el italiano, el chino, el portugués, el alemán, el japonés caminan tras el idioma de Cervantes y Neruda a larga, larguísima distancia. Aún más: una estadística solvente anuncia que Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo en el año 2050. No creo que México se deje arrebatar ese lugar de privilegio pero, en todo caso, habrá que convenir la fuerza del idioma castellano en la nación que rige el mundo, lo que se confirmará en la próxima elección del presidente que albergará la Casa Blanca. Especial interés tiene el análisis de los idiomas que aprenden los estudiantes en todo el mundo. El inglés arrolla, pero, tras él, resulta que alemanes y suecos, japoneses y chinos, eligen el español como siguiente idioma. A pesar de la orfandad política de nuestra lengua, con la excepción de un Instituto Cervantes politizado y zarandeado por el nepotismo y el enchufismo del partido de turno en el poder, la realidad es que el español se abre camino gracias a la simiente que sembró España en las naciones iberoamericanas. El inglés es, como el latín en la Edad Media, la primera lengua internacional del mundo. Los líderes de dos centenares de naciones se entienden en el idioma de Shakespeare y Walt Whitman. Su supremacía resulta abrumadora como se puede comprobar en las redes sociales. En una calificación moderada el inglés supera, como idioma internacional, el 70% de penetración en el mundo. El 30% restante lo ocupan las demás lenguas. Pero dicho esto, que es lo que exige la objetividad, justo será apuntar que el español es, hoy por hoy, la primera lengua materna del mundo. Y que no se airee la cantinela del chino porque aquella inmensa nación se debate en medio de un enjambre dialectal, aparte de que el idioma de Li Po y Ai Tching no es una lengua internacional. El español como idioma materno se acerca a la cifra de 550 millones de personas y avanza con el ánimo decidido a superar los 600 millones en un plazo muy breve. España significa menos del 10% de la lengua de Borges y García Lorca, de Quevedo y Vargas Llosa. Se comprenderá así la ingente labor de la Real Academia Española, aceptada por todo el mundo hispanohablante. Con la colaboración de las Academias iberoamericanas, filipina y estadounidense, se mantiene en la aceptación general el diccionario normativo de nuestra lengua. Conforme a un estudio de Telefónica, impulsado en su día por Ángel Martín Municio, en el Producto Interior Bruto de España, el idioma compite con el turismo. Es uno de los renglones clave de la economía nacional. No será fácil que Mariano Rajoy se impregne de esta realidad y por lo pronto las obras de Lope de Vega en teatro seguirán cotizando el 21% de IVA mientras las revistas danesas de porno duro solo tendrán que satisfacer el 3%. Fuente: EL Cultural

La Fortaleza de Madinat Al-Balat fue construida en el siglo X por el califa Abderramán III y alcanzó tal pujanza que llegó a controlar los terrenos entre Gredos y Medellín. Fue abandonada en el Medievo, pero unas fuertes lluvias dejaron ver algunos restos en el 2001, y tras seis años de excavaciones ya es posible contemplar un recinto amurallado, una pequeña ciudad en la zona intramuros, un baño público y dos torreones. Actualmente se están descubriendo edificios y estudiando materiales que van surgiendo, algunos de los cuales se expondrán en el Museo Louvre de París y en Marruecos. Por todo ello, la localidad de Romangordo, en cuyo término se sitúan los restos, acogerá las I Jornadas 'Descubriendo Madinat Al-Balat', del 19 al 21 de septiembre. Darán a conocer el patrimonio histórico de la mano de expertos e incluirán visitas al yacimiento, según han detallado en la presentación el diputado provincial de Cultura, Eduardo Villaverde, la alcaldesa, María Rosario Cordero, y la directora de las excavaciones, Sophie Gilotte. Las jornadas permitirán descubrir Madinat Al-Balat, declarada Bien de Interés Cultural. La inauguración será el día 19 a las 18.00 con una ponencia magistral a cargo de Sophie Gillote en el salón de actos del consistorio. El plato fuerte llegará el día 20, ya que se podrá disfrutar de 9.30 a 13.00 horas de unas visitas guiadas al yacimiento y al laboratorio arqueológico. De 11.00 a 14.00 se desarrollarán las ponencias temáticas en el centro cultural de la plaza, con el director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, el director del Museo de Cáceres y un catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. También habrá talleres de arqueología y juegos de mesa medievales. El día 21 seguirán las visitas guiadas y la actividad 'Arqueólogos por un día'.

Fuente: El Periódico Extremadura

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