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Los próximos días las librerías recibirán, en curiosa coincidencia, las nuevas novelas de Antonio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956) y Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962), que, más allá de la batalla por la lista de los más vendidos, esconden dos maneras antagónicas de ejecutarlas, pero próximas, muy próximas, en sus intenciones: que la verdad no aflore sólo con la ficción, aunque sin renunciar a ella. Los dos se muestran como escritores obsesionados por colarse en el interior de la conciencia de sus personajes reales: uno combina pasajes personales con la recreación de la fuga de James Earl Ray, el asesino de Martin Luther King; el otro se convierte en el protagonista de la narración que trata de desvelar la verdad que hay en el relato mentiroso de Enric Marco, el falso deportado del Holocausto nazi que engañó a todo el mundo.
'Como la sombra que se va' y 'El impostor' son dos novelas que parten de la obsesión de sus autores por encontrar el camino de la ficción en la realidad, por compartir la verdad y la mentira en el relato En El impostor (Random House) –a la venta el 13–, Javier Cercas devuelve a la vida un nuevo don Quijote, con la salvedad de que a este le cree todo el mundo (menos un historiador que termina por descubrir en 2005 su gran mentira). El novelista aprovecha el término para hacerlo extensible: todos somos impostores, todos mentimos para mejorar, todos deseamos que nos quieran y nos admiren, todos seríamos capaces de hacer lo que fuera con tal de conseguirlo… “La realidad mata, la ficción nos salva”, repite el escritor y protagonista a lo largo de la novela, para demostrar que la ficción, la mentira, nos mejora, porque lo que somos, en realidad, apesta. Es imprescindible el maquillaje y una manita de minio.
Enric Marco en una escena de la película 'Ich bin Enric Marco', de Fillol y Vermal.Enric Marco en una escena de la película 'Ich bin Enric Marco', de Fillol y Vermal. En Como la sombra que se va (Seix Barral) –a la venta el 25–, Antonio Muñoz Molina persigue en los archivos desclasificados del FBI la huida de James Earl Ray y hace de ellos la materia con la que engrasa una ficción cruzada con otros documentos comprometedores: su intimidad. Habla de sus inicios como escritor, mientras trabaja en El invierno en Lisboa (1987, Premio Nacional de Narrativa), de su mala vida, de sus frustraciones, de sus aspiraciones fracasadas y de su incapacidad para ser otro. Su empeño es el de descubrir los rastros que dejan esos dos personajes, el escritor y el asesino. “Hasta la vida más clandestina va dejando tras de sí un rastro indeleble”. Reconstruir la memoria ¿Cómo reconstruir las huellas de un hombre fallecido? Muñoz Molina acompaña a su tonelaje documental el torrente imaginativo habitual, con el que dibuja a los personajes hasta el milímetro, como él mismo reconoce, con lo que no sabe de ellos. “La literatura se hace con lo que existe y con lo que no existe. Pero yo no sabía hacer ficción con el mundo que tenía delante de los ojos, ni inventar personajes que llevaran vidas parecidas a la mía”, cuenta sobre sus inicios como novelista. Precisamente, Como la sombra que se va alude a eso, a la imposibilidad de una reconstrucción literal de nuestras vidas, a la recreación de una memoria como algo tenue al servicio de nuestro interés. La investigación de Muñoz Molina sobre el personaje es, en el fondo, una indagación sobre la narrativa, en la que se pregunta cómo ve las cosas que ve el autor al escribir sobre su vida a pesar de ser desconocido y tan distinto. Su definición de “novela”: “Una novela es un estado de espíritu, un interior cálido en el que uno se refugia mientras la escribe, como un capullo que va tejiendo hilo a hilo desde dentro, encerrándose en él, viendo el mundo exterior como una vaga claridad al otro lado de su concavidad traslúcida. Una novela se escribe para confesarse y para esconderse”.
Foto de archivo de James Earl Ray, asesino de Martin Luther King.Foto de archivo de James Earl Ray, asesino de Martin Luther King. Cercas entrevista a su personaje en varias ocasiones y sobre ellas basa su análisis. Ejerce de juez que trata de descubrir al mentiroso. Siempre ha reconocido que escribe a la contra, para rectificar el mundo, porque no le gusta lo que ve. Así que, con la escritura, el autor procura corregir la marcha de ese mundo que no le satisface. “Escribir es un acto de venganza” No quiere esto decir que El impostor trate de tumbar al farsante Marco, de hecho procura comprender por qué hizo lo que hizo, mientras intenta escapar de una maraña de mentiras que Marco siembra en sus encuentros. Por eso, las preguntas inundan el texto, porque Cercas no entiende, pero quiere entender. Porque quiere obligar al lector a que comprenda que “entender” a un mentiroso “no es justificarlo”. Y se empeña hasta el didactismo y encuentra la razón a la mentira, “los años del cambio de la dictadura a la democracia”. La Transición, la gran mentira.
Cercas explica que la democracia se construyó en España sobre una mentira, sobre una gran mentira colectiva o sobre una larga serie de pequeñas mentiras individuales “España fue un país narcisista como Marco; también es cierto, por tanto, que la democracia se construyó en España sobre una mentira, sobre una gran mentira colectiva o sobre una larga serie de pequeñas mentiras individuales. ¿Pudo construirse de otro modo? […] Lo que sí sé es que, al menos durante aquellos años, las mentiras de Marco sobre su pasado no fueron la excepción, sino la norma, y que en el fondo él se limitó a exagerar hasta el extremo una práctica por entonces común: cuando estalló su caso, Marco no pudo defenderse diciendo que lo que había hecho no era más que lo que todo el mundo hacía en los años en que él se reinventó, pero sin la menor duda lo pensaba”. Barra libre de mentira, en la parte más reflexiva de la novela de Cercas. Coincidencias dispares Uno se pregunta por la verdad entre la mentira, Muñoz Molina por cómo utilizar la mentira para llegar a la verdad. Uno baja el tono hasta el rango periodístico (“A su modo, quizás se querían: él al menos recuerda oírlos reírse y follar”); el otro lo sube hasta la académica (“Hechos mínimos dotados de la consistencia quitinosa de lo real”). Uno necesita purgarse “para salir del estado deplorable”, tras la publicación de Anatomía de un instante, con una novela con bien de ficción; el otro necesita indagar sobre su pasado para aclarar quién es. Los dos tratan de resolver la complejidad del ser humano invitando a la realidad a dar el primer paso, para empujarla por el barranco de la ficción, hasta convertirla en otra cosa. Los dos quieren entrar en la conciencia de sus personajes. Y de tanto usar la primera persona, ambos acaban como los ídolos de sus propios relatos: el antihéroe aburguesado que se redime, gracias a la palabra escrita, de una vida desastrosa y se vuelve en ejemplo de triunfo y premios, sin poder evitar las abolladuras de la vida. El otro, Cercas, como el autor heroico que emprende una hazaña única, escribir un “libro imposible”: “¿No son los libros imposibles los más necesarios, quizá los únicos que merece de veras la pena intentar escribir?”. Es el encargado de desvelar la verdad sin concesiones y termina descubriendo que todos somos una pandilla de farsantes, como si el lector, voraz bebedor de vidas ajenas para escapar de la suya, no lo supiera.

Fuente: EL Confindecial

Cáceres quiere convertirse en uno de los destinos prioritarios del arte contemporáneo y, con este objetivo, se ha puesto en marcha la segunda fase de construcción del Centro de Artes Visuales Helga de Alvear. Según la consejera de Educación y Cultura, Trinidad Nogales, el proyecto "ya está en marcha". Ha sido aprobado por el Consejo Rector de la Fundación Helga de Alvear, que es la institución encargada de realizar la ejecución y contratación de las obras, por lo que ya se está trabajando en los trámites previos necesarios para la contratación de las obras. Se construirá un edificio de nueva planta que contará con espacios expositivos, auditorio, centro de documentación y área de servicios educativos, además de un recorrido público peatonal. En total, la superficie construida alcanzará los 8.000 metros cuadrados. Será un edifico a "la altura de la colección que acogerá en su interior, clasificada entre las colecciones privadas de arte contemporáneo más destacadas en el ámbito internacional", según la consejera. La Consejería de Educación y Cultura y Helga de Alvear se comprometen a financiar a partes iguales la construcción del nuevo edificio. Para ello, el Gobierno de Extremadura aporta cinco millones de euros y Helga otros cinco millones. El convenio también ha sido suscrito por la Universidad de Extremadura, que aporta el terreno anejo a la Casa Grande, y la Fundación Helga de Alvear. El presidente del Gobierno de Extremadura, José Antonio Monago, incidió en que esta inversión es parte de su compromiso con los ciudadanos. "Éste es mi compromiso con los cacereños, 5 millones de euros para que la ciudad de Cáceres se sitúe en el mapa con un centro de referencia nacional e internacional en el arte contemporáneo", asegura.
Revitalizar una ciudad histórica El arquitecto Emilio Tuñón, al cargo del proyecto, asegura que entre los objetivos urbanísticos contemplados en este proyecto figura "incorporar un elemento difusor de actividad que contribuya a las medidas de revitalización de la ciudad histórica". Esta segunda fase del Centro de Artes Visuales Helga de Alvear posibilitará redistribuir la Casa Grande para albergar el área administrativa de la Fundación, la sala de exposiciones temporales, la biblioteca y los espacios educativos. Está previsto que los talleres infantiles cuenten con una salida directa al patio interior cubiertos por una gran pérgola.
Niveles expositivos diferenciados Las salas de exposiciones se agruparán mediante una estructura ordenada y flexible, organizada en cuatro niveles. En el primero de ellos se sitúan las taquillas y el control de acceso como paso previo a una gran sala a doble altura en la que podrán exponerse obras de arte de gran tamaño. En esa planta comienza un recorrido expositivo descendente. El segundo nivel expositivo está compuesto por dos grandes salas de las cuales una de ellas coincide con el comienzo de un gran vacío iluminado con un ventanal orientado al nuevo jardín del Centro de Artes Visuales Helga de Alvear. La segunda sala permite un paso exterior conectado con la nueva planta de talleres de la Casa Grande. El tercer nivel expositivo está dividido en tres salas de similares dimensiones, ofreciendo un espacio expositivo versátil gracias al apoyo estructural y funcional de dos muros transversales. Este espacio cuenta con una altura libre de diez metros, de gran utilidad para exponer algunas piezas de gran altura. El último de los niveles expositivos se sitúa a la altura de Camino Llano ofreciendo un lugar idóneo para la entrada de carga y descarga, almacenes y la posibilidad de un espacio expositivo en conexión con el nivel de calle, y por tanto de gran versatilidad.
La colección Helga de Alvear En 1967, Helga de Alvear compró su primera obra de arte, sin sospechar la dimensión que este acto adquiriría en el futuro. En la actualidad, supone la colección privada de arte contemporáneo internacional más importante de España y una de las más reconocidas mundialmente. Su colección está basada en la pluralidad, no sólo de técnicas, soportes y geografías, también de sensibilidades e intereses plásticos. Seducida por las obras, no por los nombres de los artistas, orientada por la calidad y la emoción estéticas se ha empeñado en esta colección cuya naturaleza de construcción permanente la ha ido convirtiendo en el espejo de su tiempo, de lo que ha sido y es el arte contemporáneo más interesante e influyente de los siglos XX y XXI. Aunque cronológicamente la colección arranca con un núcleo de arte moderno, en el que se encuentran los nombres de Picasso, Kandinsky, Calder, Miró, Tobey, Morthewell, Albers o Reinhardt, su campo de acción es la contemporaneidad. Partiendo de autores de referencia de la década de los sesenta, como Beuys, Kosuth, Baldessari, Flavin, Judd o Graham, la colección llega hasta la actualidad, apostando en el arte emergente y ampliando su campo de acción a todos los continentes. Más de 2.800 obras integran en la actualidad la Colección Helga de Alvear. Entre otros galardones, ha recibido la Medalla de Extremadura, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Premio avuelapluma o The Power 100, Art Review, reconocimiento internacional al ser incluida en la lista de las 100 personas más influyentes en el campo del arte contemporáneo a nivel mundial.

Fuente: Libertad Digital

Un carta inédita del escritor Albert Camus al filósofo Jean-Paul Sartre ha sido descubierta recientemente, confirmando la buena relación que existía entre ambos intelectuales franceses apenas meses antes de su brutal ruptura en 1952. La ruptura se produjo tras la publicación del ensayo «El hombre rebelde», de Camus, obra que Sartre rechazó tajantemente. La carta, debidamente autentificada por un experto, comienza con «Mi querido Sartre» y termina con «Le estrecho la mano». En la misiva Camus le recomienda a Sartre la actriz «Aminda Valls, amiga de María (Casares, célebre actriz, que fuera amante de Camus) y mía, republicana española, que es una maravilla de humanidad». A principios de 1951, Sartre preparaba la puesta en escena de «El Diablo y Dios», estrenada el 7 de junio de 1951. En la obra, María Casares tuvo el papel de Hilda, pero Aminda Valls no formó parte del reparto. «La carta había sido comprada por un coleccionista de autógrafos en los años setenta», dijo a AFP Nicolas Lieng, especialista de literatura del siglo XIX y XX, e intermediario en la venta «hace una semana» del documento a uno de los coleccionistas privados más importantes de recuerdos de Camus. La carta no lleva fecha, pero -teniendo en cuenta algunos acontecimientos mencionados- los expertos coinciden en que data de marzo o abril de 1951. Seis meses después de esa carta, Camus publica «El hombre rebelde» y tiempo después Sartre rompe con él, por lo cual quemó la casi totalidad de su correspondencia.

Fuente: ABC

El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha concluido una investigación de dos años que saca a la luz las acciones heroicas que desplegó un grupo de 18 diplomáticos y funcionarios del Servicio Exterior español para salvar de la persecución nazi a unos 8.000 judíos durante el Holocausto. Dirigida por el experto en temas sobre los judíos en el siglo XX y vicepresidente de la consultora de comunicación ACH, José Antonio Lisbona, los resultados de este trabajo se exhiben desde este jueves en el Palacio de Santa Cruz, que acoge la exposición Más allá del deber, inaugurada por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, impulsor de la iniciativa. La investigación ha analizado la actuación de más de 125 funcionarios del Servicio Exterior español durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y ha identificado a 18 a los que se puede considerar "héroes o salvadores", cuyas intervenciones, realizadas con la máxima discreción pues ponían en riesgo su carrera y su propia vida y la de sus familiares, han permanecido "injustamente" en el anonimato, ha explicado a la prensa Lisbona. Entre las muchas historias sobre las que arroja luz la investigación, Lisbona ha destacado, entre otras, la que protagonizó el cónsul general de España en París Bernardo Rolland y de Miota, quien, en octubre de 1940, se opuso a aplicar las ordenanzas antisemitas de la administración militar alemana sobre los ciudadanos españoles de origen judío. Con la máxima discreción, consiguió repatriar a España a 126 judíos, en ocasiones en vagones reservados a Falange en los trenes que semanalmente salían desde París. En ese grupo figuraba Daniel Carasso, propietario entonces de Danone. Su hermana Flora, en cambio, fue deportada a Auschwitz, pues al casarse con un griego había perdido su nacionalidad española.
El rescate de un futuro primer ministro El hijo del pintor vasco Ignacio Zuloaga, Antonio Zuloaga Dethomas, es otro de esos 18 héroes. Como agregado de prensa en la Embajada en París y Vichy, colaboró con la Resistencia y facilitó la huida a España de numerosos resistentes y de prominentes judíos franceses, entre ellos René Mayer, que fue primer ministro de Francia en 1953. Algunos de estos héroes sufrieron represalias por su defensa de los judíos. Ése fue el caso de Julio Palencia y Álvarez-Tubau, ministro en la Embajada en Sofía, y quien adoptó a los dos hijos del sefardita León Arié, después de que fuera ejecutado. Esa actuación humanitaria le valió la expulsión del país tras ser declarado persona non grata por el Gobierno búlgaro. También fue castigado Eduardo Propper y de Callejón, que, después de entregar 2.000 visados desde el Consulado en Burdeos -según estimaciones de Lisbona, pues los libros de registro del Consulado desaparecieron-, fue enviado por el ministro Ramón Serrano Suñer al Consulado de Larache, en Marruecos. Lisbona, que ya empezó a investigar sobre este tema allá por los años 80, ha trabajado en estos dos últimos años con documentación del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, pero también con papeles que pertenecen a las familias de estos funcionarios. Mucha de esta documentación estaba guardada en el Ministerio en carpetas donde se podía leer No prestar a los investigadores. El investigador explica que estas anotaciones las hizo el régimen franquista, que, para intentar acercarse a Occidente, "creó el mito" de que la salvación de judíos había sido una operación dirigida por Franco, cuando en realidad correspondió a un comportamiento individual de estos profesionales, en ocasiones contraviniendo órdenes de su Gobierno.
El abuelo y bisabuelo de Gallardón Entre este grupo de héroes figuran el abuelo y bisabuelo del ex ministro de Justicia y ex alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón, que ha asistido a la inauguración de la exposición. Su bisabuelo, José Rojas y Moreno, conde de Casa Rojas, también salvó la vida y los bienes de decenas de judíos españoles desde la Embajada en Bucarest, donde contó con el apoyo de su hijo, que trabajaba como agregado comercial. Rojas y Moreno consiguió, gracias a sus contactos con las autoridades rumanas, que no se aplicaran las leyes antisemitas a los 110 judíos españoles que vivían en ese país.
Ángel Sanz Briz. La investigación también se extiende más allá del Holocausto para poner en valor, por ejemplo, la actuación del embajador de España en El Cairo entre 1966 y 1972, Ángel Sagaz Zubelzu, que consiguió sacar de Egipto a más de 1.500 judíos. De entre ellos, 620 fueron liberados de cárceles o campos de concentración. O la más reciente operación para evacuar de Bosnia en 1992 a 247 judíos. En la inauguración de la exposición, el ministro García-Margallo ha pedido que el "ejemplo" de estos funcionarios nos sirva de "fuente de inspiración" en un momento en que la sociedad española está "ávida de referentes morales". Al acto han asistido el embajador de Israel en España, Alon Bar, que se ha mostrado muy satisfecho con la exposición; el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Isaac Querub; el presidente honorario de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, Yehuda Bauer, y familiares de los funcionarios reconocidos en este trabajo. El hijo del diplomático Ángel Sanz Briz -que concedió hasta 300 salvoconductos a judíos de origen sefardí como encargado de negocios en Budapest-, Juan Carlos Sanz, ha agradecido el trabajo de investigación y la organización de la exposición porque, ha dicho, "ayuda a no olvidar". "A sus familiares nos satisface que se les recuerde e inspiren a otros a seguir su ejemplo en conflictos internacionales donde las personas siguen siendo perseguidas", ha señalado.

Fuente: El Mundo

El convento de La Coria de Trujillo acoge estos días el Encuentro para el intercambio de buenas prácticas entre comunidades autónomas en cooperación al desarrollo, con la presencia de la consejera de Empleo, Mujer y Políticas Sociales, María Angeles Muñoz. Un encuentro en el que ha destacado la necesidad de que exista coordinación entre las comunidades para evitar la duplicidad de proyectos y garantizar la eficacia de las ayudas. El acto, en el que se han dado cita responsables de cooperación internacional para el desarrollo de las distintas comunidades autónomas del país, ha contado también con la asistencia del alcalde de Trujillo, Alberto Casero, del director general de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aexcid), Giorgio Cerina, y de Rafael Rivas, del Patronato de la Fundación Xavier de Salas. Durante su intervención, la consejera ha apostado por avanzar en el intercambio de información entre las administraciones autonómicas sobre las acciones que se están realizando, y ha señalado también la importancia de que los proyectos estén alineados con las políticas públicas de esos países, regiones y localidades destinatarias de la ayuda. La consejera ha dicho que las administraciones tienen que seguir trabajando en este sentido, para no replicar las acciones ni duplicar esfuerzos. La ayuda que llega a los países con necesidades "tiene que ser una ayuda eficaz", ha subrayado. Estas jornadas en Trujillo servirán para intercambiar buenas prácticas y sacar conclusiones en esta materia, para que las comunidades autónomas de España puedan mejorar en lo que respecta a los proyectos de cooperación y envío de ayudas a los países socios, con necesidades que son "producto de un mundo globalizado y de las dificultades económicas que vivimos". Para ello, también es necesario conocer a la población de esos lugares de destino, para poder preparar proyectos de cooperación que realmente atiendan y sufraguen esas necesidades, ha explicado Muñoz. Las administraciones públicas, ha añadido, tienen que "perseguir la excelencia" en esta materia, al objeto de "construir un futuro sostenible, crear impactos positivos que permitan mejorar en las condiciones económicas, sociales, ambientales" de las sociedades que reciben las ayudas de cooperación internacional al desarrollo.

Fuente: Esta noticia pertenece a la edición en papel de El Periódico Extremadura.

 

Juan Goytisolo es el ganador del premio Cervantes 2014. Un año más se cumplió la ley no escrita que alterna el galardón entre las dos orillas de nuestro idioma y el premio se quedó, como tocaba, a este lado del Atlántico. Goytisolo entra así en el selecto club Cervantes, considerado el Nobel de las letras hispanas, dotado con 125.000 euros y creado en 1975 por el Ministerio de Cultura. En 2001 el escritor dijo que no aceptaría galardones como el Cervantes o el Príncipe de Asturias, pero no rechazó el Nacional de las Letras en 2008. Fuentes del Ministerio de Cultura aseguraron que "acepta" el Cervantes.
Todos los ganadores El "gran heterodoxo" de la literatura española se hacía con el premio por mayoría y tras siete votaciones, según explicó el titular de Cultura, Educación y Deporte, José Ignacio Wert, que se lo comunicó por teléfono. El ministro dijo que el escritor se mostró "muy agradecido" pero no precisó si el ganador había aceptado el premio, lo que si confirmaron después fuentes de su departamento. "Seguiremos hablando sobre el premio" fueron las palabras de Wert, que destacó la voluntad del autor de "integrar las dos orillas". En 1954 publicó su primero novela, ‘Juegos de manos’, a la que siguieron, entre otras, ‘La resaca’, ‘Campos de Níjar’, ‘Señas de identidad’, ‘Juan sin tierra’, ‘Cuaderno de Sarajevo’ o ‘Reivindicación del conde Don Julián’. Toma el relevo de Elena Poniatowska, narradora y periodista mexicana ganadora en 2013. El diploma y la medalla que lo acreditan como ganador del Cervantes 2014 le serán entregados por el Rey Felipe VI en una solemne ceremonia académica que se celebrará el día 23 de abril del próximo año en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. La candidatura de Goytisolo se impuso a las de su hermano Luis y a las de Francisco Nieva, Eduardo Mendoza, Luis Mateo Díez, o Antonio Muñoz Molina. También se valoró concedérselo a Francisco Brines, Fernando Savater, Félix de Azúa, Luis Landero y la poeta María Victoria Atencia, reciente premio Reina Sofía de poesía. De Hispanoamérica se deliberó sobre los nicaragüenses Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal, el venezolano Rafael Cadenas, el argentino Ricardo Piglia, el colombiano Fernando Vallejo, el uruguayo Eduardo Galeano, la cubana Fina García Marruz o el mexicano Fernando del Paso. Los ganadores de las dos últimas ediciones, Elena Poniatwoska y José Manuel Caballero Bonald, fueron miembros del jurado, del que también formaron parte Soledad Puértolas, Inmaculada Lergo, Fernando Galván, Carmen de Benavides, Julio Martínez Mesanza, y Mercedes Monmany, entre otros. Creado en 1975, el Cervantes es el galardón mayor de nuestras letras y reconoce "la figura de un escritor que con el conjunto de su obra haya contribuido a enriquecer el legado literario hispano". En sus 39 años de vida solo en cuatro ocasiones ha recaído en mujeres: las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992) y la mexicana Elena Poniatowska (2013). Los candidatos al Cervantes son propuestos por el pleno de la Real Academia Española, por las Academias de la Lengua de los países de habla hispana y por los ganadores en pasadas ediciones. No puede ser dividido, declarado desierto o concedido a título póstumo, según las normas que se establecieron después de que en1979 el jurado concediera el premio ex aequo al español Gerardo Diego y al argentino Jorge Luis Borges.

Fuente: HOY

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