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La invasión del Chapapote

Cuenta una vieja leyenda guaraní que en el río Paraná no había camalotes antes de la llegada de los españoles. La parábola india narra la triste historia de amor entre una india y un conquistador en los tiempos donde la tierra era limpia, el agua estaba pura y la vegetación aparecía naturalmente contenida por los cauces de los ríos. La joven india se enamoró locamente de uno de los soldados de Diego García, que remontó el gran río allá por 1526, hasta que llegó el momento de la despedida. Como si de una versión hispana de "Pocahontas" se tratara, ella le enseñó a él las bellezas de la selva mientras el español la llevaba a escondidas al bergantín anclado en una bahía del río para vivir ese amor que nunca sería bienvenido. Pero un día el soldado partió con la expedición prometiendo volver y la muchacha guaraní, dicen que embarazada, acudía todos los amaneceres y atardeceres hasta esa orilla del río esperando en vano el retorno de su amado. Tal era su llanto que los "porás" -los espíritus invisibles del agua- se apiadaron de ella y la convirtieron en la planta de camalote para que pudiera flotar río abajo, como una balsa verde, en un eterno viaje en busca del amor que jamás regresó... Y casi cinco siglos después, como si fuese una continuación de aquella leyenda, el espíritu de aquella india parece haber encontrado un destino cierto en las aguas de nuestro río Guadiana, en las tierras de sus antiguos conquistadores, Extremadura, donde el "camalote" nada a sus anchas sin que nada ni nadie puedan contenerlo. El amor maldito se ha convertido ahora en una plaga de carácter bíblico, una especie de "chapapote" vegetal, que asusta a pesar de la belleza de lo que aquí llamamos "Jacinto de agua", la Eichhornia Crassipes en su denominación botánica.
Recogida del camalote en la cuenca extremeña del Guadiana. JAVI MARTÍNEZ Hablamos de una planta acuática de grandes hojas y vistosas flores lilas que de manera natural vive en Sudamérica en ríos, arroyos y lagunas formando islas flotantes que se conocen genéricamente como "camalotales". Sus hojas tienen pecíolos esponjosos que se comportan como flotadores que le permiten a la planta mantenerse en la superficie. Por ello ha sido muy utilizada en jardines y acuarios, como elemento ornamental. Su capacidad de reproducción es asombrosa y múltiple: por semillas que germinan 25 años después, por multiplicación, por polinización... Su masa se duplica en una semana y en un mes se multiplica por 70.
Las cifras de la catástrofe Hace 10 años apareció en la cuenca del Guadiana y las cifras abruman: más de 150 km de río afectados -70 de los cuales ya están colapsados-, 25 millones de euros gastados, 40.000 hectáreas de regadío amenazadas y un equipo de medio centenar de personas dedicadas casi al completo a combatir esta plaga. Entre las localidades de Mérida y Medellín, una pequeña flota de barcos de todos los tamaños, desde una cosechadora traída especialmente de Alemania hasta pequeñas chalupas, trabajan sin descanso en su retirada del río -450 toneladas diarias- donde cada vez hay más plantas y menos agua. Camiones, retroexcavadoras y drones aéreos completan el equipo técnico de este pequeño ejército que, sin embargo, cada vez está más lejos de vencer la proliferación de esta planta. "El camalote no va a desaparecer nunca más de Mérida ni del resto de ciudades en las que está presente. Ha venido para quedarse porque es imposible hacerla desaparecer", asegura el alcalde de la ciudad, Antonio Rodríguez Osuna. La presencia de la planta en la capital extremeña se ha convertido este otoño en una atracción más para los turistas que se acercan a sus puentes milenarios para ver el espectáculo de un río semi desaparecido , que parece más un plantío sin fin. "Where is the wáter?" le pregunta un chaval británico a su madre asomado sobre la baranda del famoso puente romano de la ciudad, 62 arcos, considerado como el más largo de la antigüedad. A sus pies, acumulándose contra las pilastras, el camalote aprisiona todo a su paso mientras las garzas pasean por encima sin mojarse. Desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana, CHG, el organismo encargado de coordinar esta lucha contra la plaga, confiesan que no vislumbran ninguna solución ni a corto ni a medio plazo. "Llevamos una década combatiéndola con el asesoramiento de los mejores especialistas del mundo y sólo hemos conseguido contenerla a duras penas. Nuestro objetivo ahora es que no llegue a la presa de Montijo ni invada los canales de riego de toda la zona que alimentan los cultivos de arroz, frutales y huertas pues el daño económico sería tremendo. También estamos trabajando con los portugueses para evitar que llegue a la presa de Alqueva, la mayor de Europa, con una superficie de 250 km2, lo que sería ya una catástrofe", asegura por su parte Nicolás Cifuentes, jefe del servicio técnico de la Confederación.
El jacinto de agua, una planta amazónica, en el Guadiana. JAVI MARTÍNEZ La presencia del camalote ya ha provocado un enfrentamiento entre el Ayuntamiento de la ciudad y la Confederación. Mientras el alcalde acusa a los técnicos de "falta de competencia" éstos se quejan de la falta de más dinero para combatirlo. La amenaza transfronteriza llevó hace unas semanas al propio presidente de la Comunidad, Guillermo Fernández Vara, a denunciar la situación ante el Comité de las Regiones en Bruselas para pedir más fondos. De hecho, para el próximo día 16 de noviembre la Comisión de Agricultura de la Unión Europea tiene prevista una reunión específica para abordar el tema.
Amenaza ambiental Aparte del coste económico el principal riesgo del camalote es, sin duda, ambiental. Las zonas afectadas por el jacinto de agua sufren tasas de evaporación entre 3 y 4 veces por encima de lo normal. Además la descomposición de la planta incrementa los niveles de sulfuro de azufre, aumenta la demanda biológica y la demanda química de oxígeno. Esta descomposición puede contaminar el agua hasta el punto de no poder ser usada ni para su consumo humano ni para el riego. Al impedir la entrada de luz bajo el agua, especies de algas de gran importancia para la sustentación de los ecosistemas acuáticos no pueden realizar la fotosíntesis y acaban desapareciendo. Incluso, plantas que normalmente se desarrollan semisumergidas como la lenteja de agua, están en peligro. También, los sauces se están secando en las zonas donde prolifera el camalote En cuanto a la fauna, mamíferos como la nutria han visto reducidos sus lugares de pesca, mientras que otros mamíferos que se acercan a los ríos a beber sufren problemas gástricos debido al efecto de la materia orgánica en descomposición. Lo mismo pasa con las aves -garzas, cormoranes y Martín pescador principalmente- que buscan su pesca entre los pequeños huecos que el Jacinto no ha colonizado todavía. Los peces acaban muriendo por falta de oxígeno y la ausencia de luz bajo la superficie del agua impide el desarrollo de las puestas reproductoras. Por otra parte constituye un hábitat idóneo para la proliferación de mosquitos, lo que afecta al estado de salud de las poblaciones. Con todo esto se puede decir, en resumen, que bajo esa capa vegetal la vida se ha reducido a los mínimos niveles posibles.
Labores de eliminación de la plaga. JAVI MARTÍNEZ "Por todo esto, el Jacinto de agua figura en la lista de las 100 peores invasoras de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y su venta o importación como planta de jardines y acuarios está regulada o prohibida desde 2011 para evitar su difusión", asegura Nicolás Cifuentes, de la CHG. Tras 10 años de lucha, al técnico asturiano le han bautizado los medios como "el hombre camalote", por ser una de las personas que más sabe en nuestro país sobre la planta. "No es que me moleste porque parte de mi misión es sensibilizar a la gente sobre sus peligros. Pero se están diciendo cosas demasiado alarmantes" asegura en tono afable.
Daños colaterales Pero esta "guerra" no sólo se desarrolla en Mérida. A 40 km de allí, en Medellín, la situación es aún más grave. Lo que era antes una piscina natural llena chiringuitos, la "playa" de agua dulce a finales de los años 90 pionera en Extremadura, casi ha desaparecido invadida por el camalote. Y con ella, la mayoría de los negocios hosteleros que aquí se establecieron. "Ha sido una catástrofe para el pueblo. Y lo peor es que no hay evidencias de que la situación vaya a remitir. La planta ya está llegando a los canales de riego y creemos que la descoordinación de las Administraciones es patente. Ha sido como si el Amazonas nos hubiese invadido", asegura por su parte Javier Romero, de la Plataforma SOS Guadiana, una organización civil que se ha organizado en el pueblo para luchar contra el camalote.
La invasión del camalote afecta a 150 km del río Guadiana. JAVI MARTÍNEZ Los investigadores sitúan el origen del camalote entre los tributarios del Guadiana en esta zona, concretamente en el río Ortigas. Unos dicen que pudo ser al escaparse de alguna charca particular y hay quién apunta que pudo deberse a las semillas pegadas en las excavadoras que se utilizaron en la construcción de la autovía Don Benito-Miajadas. "Las máquinas de la constructora, FCC, venían de Brasil, y por la coincidencia en el tiempo no lo descartamos. En cualquier caso,el camalote es una evidencia de las malas condiciones del río. No es sólo un problema. Los meteliseses -gentilicio de los habitantes de Medellín- estamos acostumbrados a perder batallas, pero esta la queremos ganar" asegura la abogada Susana Cortés, miembro también de SOS Guadiana. Otro asunto que todo el mundo se pregunta es el posible aprovechamiento de las miles de toneladas de camalote que se sacan cada año del río. Los guaraníes, que la llamaban "aguape", la usaban como medicina para la fiebre, el dolor de cabeza y las diarreas. Recientes estudios también han encontrado una alta utilidad para tratar la diabetes, contusiones e, incluso, como afrodisíaco. Al ser una planta que absorbe, con gran capacidad, nutrientes y sustancias químicas tóxicas de las aguas se está utilizando en otros lugares del mundo para depurar caudales de agua muy contaminada. Además, también se usa para la fabricación de compost, papel y fibras textiles. A la vista de todo esto uno se pregunta si aquella historia de amor maldita entre la india y el conquistador, además de enseñarnos lo que no debemos hacer, ¿será al final una bendición económica, una medicina, para una de las regiones más deprimidas del país?
Una plaga ambiental Aparte de la aventura del conquistador español y la india guaraní, la primera evidencia de la expansión incontrolada del camalote la encontramos en el año 1884, cuando en la Cotton Centennial Exposition en Nueva Orleans (Estados Unidos), los miembros de la delegación japonesa distribuyeron como recuerdo de su stand, jacintos de agua importados desde Venezuela, diciendo que eran plantas traídas desde Japón. A causa de la belleza de sus flores y lo exótico de su porte, fueron muy apreciadas y se cultivaron como planta ornamental en jardines y granjas. En menos de una década, su expansión ya llegaba hasta Virginia o California (a más de 3.000 kilómetros). En Estados Unidos llevan más de un siglo intentando controlarla. Nunca lo han conseguido. Hoy, el camalote está presente en más de 70 países. El lago Victoria, situado entre Kenia, Tanzania y Uganda, el segundo más grande del mundo, con una extensión ligeramente inferior a la de Castilla-La Mancha, y cuna del Nilo, tiene el 15% de su superficie colonizada por esta planta. Fue detectada por primera vez en 1989. La situación es tan grave que ahora el oxígeno en el agua ha desaparecido por debajo de los 40 metros de profundidad. Un ejemplo extremo es el del Río Nilo en Sudán. El jacinto de agua infestó el río y sus tributarios desde Juba, en el sur, hasta la Presa Jebel Aulia, cerca de Jartúm, una distancia de 1700 km. La longitud total infestada del río excede los 3000 km.

Fuente: El Mundo

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