Pronunció una conferencia el arzobispo-coadjutor de Mérida-Badajoz sobre le epopeya de los Doce Apóstoles de México

Con una conferencia sobre la llegada a Méjico de los doce frailes franciscanos, que en 1524 iniciaron la evangelización en Nueva España, la RAEX conmemoró el Día de las Letras y las Artes de Extremadura 2024. Impartió la conferencia, con el título “500 años de una epopeya misionera: los doce apóstoles de México” el arzobispo coadjutor de Mérida-Badajoz, fray José Rodríguez Carballo, que vistió en esta ceremonia, junto a los atributos del arzobispado, el hábito franciscano, al haber sido entre otros muchos cargos, Ministro General de la Orden de Frailes Menores.

La sesión académica, celebrada en la sede de la RAEX, fue presidida por la directora de la institución, doña María del Mar Lozano Bartolozzi, acompañada por un grupo de académicos numerarios y correspondientes. Al acto asistió, en representación de la consejera de Cultura, la directora de la Fundación Extremeña de la Cultura, doña Carmen Sánchez Risco, el Alcalde de Belvís de Monroy, concejales del ayuntamiento de Trujillo y de Cáceres y deán-presidente del Cabildo de la Diócesis de Coria-Cáceres, entre otras autoridades.

Intervino en primer lugar la directora de la Real Academia para recordar la decisión adoptada en 2021 de celebrar el Día de las Letras y de las Artes de Extremadura dedicado a fomentar la imagen cultural de la propia Academia y, al mismo tiempo, a recordar su labor de promotores de investigación y de sensibilización sobre el patrimonio cultural arqueológico, histórico-artístico, medioambiental y la creatividad en las letras y en las artes.

Justificó seguidamente la directora la decisión de conmemorar este año la llegada de los “Doce Apóstoles de México” que han pasado a la historia por su compromiso con la defensa de los indígenas con un mensaje que aún mantiene plena vigencia.

Por último, anunció que en el mes de octubre próximo se va a producir un gran acontecimiento cultural que será la celebración del Congreso Internacional “Los franciscanos en la América hispana. Revisión e interpretación del legado de los “doce apóstoles de México”. El congreso está organizado conjuntamente por la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste y por la RAEX, que al mismo tiempo supone la celebración de las decimoterceras Jornadas sobre el Humanismo Extremeño.

Siguió en el uso de la palabra el académico numerario don Jesús Sánchez Adalid para presentar al conferenciante y su larga e importante trayectoria religiosa.

En su intervención monseñor Rodríguez Carballo hizo una documentada interpretación de la religiosidad franciscana y de su proyección misionera a lo largo de la historia. Fundamentada en la austeridad y en la pobreza, los franciscanos protagonizaron una forma genuina de evangelización que ha dejado huellas indelebles en toda América.

Más adelante el arzobispo coadjutor de Mérida-Badajoz aportó un apunte biográfico de cada uno de los doce franciscanos que son hoy día considerados como pioneros en la defensa de los indígenas, la igualdad de los pueblos nativos y la lucha por instituir y promulgar los derechos humanos. Fueron, además impulsores de la inculturación de los indios, aprendiendo sus lenguas nativas, preservándolas, y creando escuelas de formación y favoreciendo un rico patrimonio cultural y arquitectónico.

Al finalizar el acto el conferenciante, la directora y los académicos departieron con las autoridades y con los representantes de las instituciones que asistieron al Día de las Letras y las Artes de Extremadura que en pasadas ediciones estuvo dedicado a Cayo Julio Lácer, arquitecto arquitecto del puente romano de Alcántara, a Francisco Becerra, arquitecto o cantero trujillano del siglo XVI, autor de obras importantes del renacimiento extremeño y de la América Hispana y a Dionisio Hernández Gil, arquitecto que dejó un gran legado tanto por su actividad profesional como por la gestión que hizo para la conservación y revalorización del patrimonio monumental y arqueológico gracias a los cargos que desempeñó y a la creación del Instituto del Patrimonio Cultural de España.

Oigo un oleaje sonoro
y me excito: el mar, el mar…
Y no es el mar, es que lloro,
lloro sin saber llorar.

Gerardo Diego

Antonio Gallego Gallego (Zamora, 21 de abril de 1942- Madrid, 19 de febrero de 2024) ha sido desde 2003 Académico de número (Medalla nº 23, que antes perteneció a Manuel Pacheco) de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Aunque zamorano de nacimiento, su vinculación con Extremadura ha sido profunda y apasionada desde su infancia -ya que se crió en la comarca cacereña de la Vera- hasta su muerte, pues tenía una casa en Aldeanueva que era su refugio, donde disfrutó en estos últimos años mientras que pudo. Herido sin consuelo tras la muerte de su querida mujer, Sole, Inmaculada Quintanal, compañera del alma con quien compartía su pasión musical, Antonio supo sostener hasta el final de su vida una dignidad intelectual y humana ejemplar. A él le correspondía el discurso de inauguración del curso académico 2024-25 de la RAEX, pero su maltrecha salud le impedía poder cumplir con ese honor que tanto le agradaba, como me dijo en una de nuestras últimas conversaciones poco antes de su muerte. La RAEX pierde a un Académico ejemplar, culto, sensible, cabal persona y amigo entrañable.

De su talla humana queda en nosotros el dolor que su muerte nos ha infligido pero también nos queda de su talla intelectual la memoria gozosa de lo mucho que nos ha dejado en su fértil carrera profesional.

Como es bien sabido, fue un historiador del arte, escritor y musicólogo español de referencia. Formado en los conservatorios de Salamanca y Valladolid, alcanzó el título de profesor de piano ya en 1970. También se licenciaría en Derecho en Salamanca y en Arte en la Complutense de Madrid. Ocupó cargos muy importantes, como el de Oficial Mayor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 1969, donde ingresaría como numerario en los años noventa; o el de Secretario Técnico de la Calcografía Nacional desde 1971. Fue catedrático de Estética e Historia de la música del Conservatorio Superior de Música de Valencia y catedrático de Musicología del Conservatorio Superior de Música de Madrid, del que también fue subdirector.

Durante veinticinco años fue director de los Servicios culturales de la Fundación Juan March, donde desempeñó un trabajo memorable, ya que, entre otras cosas, creó la Biblioteca de Música española contemporánea. Fue miembro del Patronato de la Fundación Archivo Manuel de Falla y Presidente de su Comité Científico; así como del Patronato de la Academia de España en Roma.

En la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde tan buenos ratos pasó, fue director de la Escuela de Musicología “Federico Sopeña”, quien fuera su maestro.

En su trayectoria investigadora pueden espigarse excelentes aportaciones en las que se hace palpable no solo su conocimiento y su pasión musical, sino también sus muchos saberes y sensibilidad que le llevaron a relacionar la música con el arte o la poesía.

Baste recordar trabajos suyos como los relativos al grabado en España o sobre los fondos de la Calcografía nacional, o bien La música en el Museo del Prado (1972) o el Catálogo de obras de Manuel de Falla (1987); o su excelente Manuel Falla y El amor brujo (1990), que nos regaló la reconstrucción de la primera partitura de la inmortal obra del granadino.

Con especial afecto recuerdo sus espléndidos trabajos sobre música y poesía, en concreto aplicados a la figura de Gerardo Diego, que revelaron sus vastos saberes musicales y su fino paladar poético. Me refiero a su imprescindible libro Gerardo Diego, músico, fruto de una labor concienzuda de años que finalmente vería la luz en 2021, pero que tendría un suculento adelanto en la antología Poemas musicales que publicó en Letras hispánicas de la editorial Cátedra, en 2012.

Descanse en paz, nuestro querido Antonio Gallego, nunca podremos olvidar el oleaje sonoro de tu vida.

JOSÉ LUIS BERNAL SALGADO