Se celebró en el hemiciclo de la Asamblea de Extremadura, en Mérida
En el hemiciclo del parlamento extremeño, escenario especialmente elegido para la celebración del acto, tomó posesión de su plaza de académica numeraria de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura doña Trinidad Nogales Basarrate, en la actualidad directora del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, el pasado 24 de junio de 2023. La ceremonia estuvo presidida por la directora de la institución, doña María del Mar Lozano Bartolozzi, con asistencia de autoridades y representaciones de distintas instituciones de la región. La nueva académica pronunció su discurso de toma de posesión con el título “Iconografía romana. Sociedad y Mensaje/ Una mirada desde Augusta Emerita”. El discurso de contestación corrió a cargo del académico numerario y anterior director de la RAEX, don Francisco Javier Pizarro Gómez. Entre las autoridades asistentes figuraban el expresidente del Senado, don Juan Ignacio Barrero; la vicerrectora de la Universidad de Extremadura, doña María Teresa Terrón ; el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Mérida, don Antonio Vélez Saavedra; el Director del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, don Félix Palma; la Directora del MUBA, doña Maite Rodríguez; el director del Museo Vostell, don José Antonio Agúndez García; el director del Museo Arqueológico Badajoz, don Francisco Javier Heras Mora y el director del Festival de Teatro Clásico de Mérida, don Jesús Cimarro.
Junto a los académicos numerarios de la RAEX se situaron en lugar destacado el académico de honor de la RAEX y académico de la Real de la Historia, don Martín Almagro-Gorbea, la académica de la Real de Historia doña Pilar León-Castro y el académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, don Rafael Moneo. Asistió igualmente un numeroso grupo de académicos correspondientes de la RAEX.
Abierta la sesión, la nueva académica accedió al salón de sesiones de la Asamblea de Extremadura acompañada por los miembros de la Corporación don Jesús Sánchez Adalid y don José Julián Barriga Bravo. Seguidamente, doña Trinidad Nogales Basarrate ocupó la tribuna de oradores para pronunciar el discurso de ingreso. Tras un breve capítulo de saludos y agradecimientos, comenzó recordando la figura de su predecesor en la RAEX, don Pedro Rubio Merino, en el que confluían su manifiesto extremeñismo de nacencia y su periplo vital ampliamente vinculado a Extremadura. Su inicial conocimiento de las fuentes documentales -dijo la académica- le llevó a ampliar su formación en Roma, en su Universidad Gregoriana, así como en la Hispalense, siendo miembro del Cuerpo Facultativo de Archiveros del Estado, ejerciendo en los archivos municipales de Badajoz y Cáceres, así como en el Archivo de Indias. Del mismo modo destacó su amplia labor docente y su fundamental rol en la creación del Museo de Cáceres. Todo ello proporcionó a don Pedro Rubio Merino una inmejorable trayectoria e integración en la sociedad extremeña, en su triple condición de archivero, hombre de la Iglesia e historiador.
DISCURSO DE INGRESO
Comenzó su intervención refiriéndose a su temprana vinculación al Museo Nacional de Arte Romano que le permitió enriquecerse con insignes figuras de la arqueología hispana, que reforzaron su formación, su interés y su pasión por el estudio. Recordó el magnífico trabajo realizado por el equipo del Museo Nacional de Arte Romano que difunde nuestro Patrimonio Cultural y expande una impagable imagen de excelencia de nuestra tierra. Recordó más adelante a su suegro, José Álvarez Sáenz de Buruaga, ejemplo de profesión y generosa entrega y a su esposo, José María Álvarez Martínez, digno continuador de la labor académica realizada por su padre.
La exposición de la académica, bajo el título de “Iconografía romana. Sociedad y mensaje/Una mirada desde Augusta Emerita”, abordó las siguientes capítulos: Iconografía antigua: el concepto de Imagen; la narrativa clásica: imágenes al servicio del discurso político; la representación individualizada: el retrato; origen de los retratos en Roma ; Augusta Emerita: centro de recepción y difusión de imágenes en Hispania; el rostro de los primeros colonos; iconografía en metal, monedas y símbolos; imagen del Imperium: el poder de la imagen; el reencuentro con los orígenes de Roma: el mito de Eneas; narrativa bélica de Trajano: el relieve de armas y colosalismo: iconos de un poder superior.
En primer lugar situó su exposición en el momento de la fundación de Mérida, la nueva colonia, que supuso un revulsivo en la conformación de la Península Ibérica bajo Augusto. Tras vencer en las guerras cántabras, superados los escenarios peninsulares de las guerras civiles, Augusto debía reorganizar la Península para sus nuevos intereses, ampliar el poder de Roma hasta el final del mundo conocido, el finis terrae. Para esta empresa Augusto contó con la inestimable labor de su futuro yerno, Marcus Vipsanius Agrippa, quien le secundaba y acometía arriesgadas empresas en su favor. “Le has hecho -citó la acádemica- tan poderoso que debe convertirse en tu yerno o ser asesinado”, como le aconsejó Mecenas a Augusto.
Puso a continuación de relieve que Agrippa fue quizá patrono de la colonia, como podríamos deducir por su notable acción en el teatro, donde inscripciones monumentales nos recuerdan que él hizo posible aquel primer monumento colonial. La imagen del yerno del emperador debía ser un paradigma que inspiraba a los primeros colonos emeritenses, del mismo modo que la imagen del ya legendario Julio César.
Se refirió seguidamente al arte del retrato en Augusta Emerita, que nació con los colonos fundadores y se desarrollará con la explotación de los mármoles locales, materiales que les garantizarán a los talleres su buena ejecución. Los retratos de esos primeros colonos son los más numerosos en Augusta Emerita. Sus paralelos se encuentran en obras itálicas que poseían ya la tradición de representar la propia imagen desde hacía varios decenios. En los siglos venideros, II y III d.C., todos los emeritenses en sus diversas clases sociales deseaban tener un retrato propio, pues no sólo era un símbolo de estatus, también perpetuaba su memoria hacia la eternidad en su tumba familiar.
En relación con la acuñación y utilización de las monedas en Augusta Emerita afirmó que son el documento más veraz de la historia colonial. Tras ellas se encierra todo un programa político, que plasma en la iconografía numismática sus fines. En Augusta Emerita -dijo más adelante- se erigieron estatuas colosales siguiendo estos cánones. De ellas apenas han llegado fragmentos esculpidos. El gigantismo arquitectónico de los grandes edificios públicos conllevaba la existencia de estas piezas colosales, que se adaptaban perfectamente al contexto. En el templo de culto imperial del foro colonial, Templo de Diana, se localizaron dos troncos masculinos y fragmentos de extremidades de estatuas sedentes de emperadores tipo Júpiter. Su dimensión sobrehumana era la adecuada para presidir la cella del templo.
El grandioso frente escénico del teatro debió exhibir estatuas de sus próceres. Una gran estatua togada, hallada en las excavaciones de comienzos del siglo XX y procedente del frente escénico, ha sido diversamente interpretada; se ha pensado que sería una obra de la primera fase augustea del monumento, por el tipo de toga o bien se ha asociado con una estatua colosal de Trajano, incorporada en la gran reforma de la escena teatral de inicios del siglo II d.C. La pieza, elaborada en partes, aunque poseía una escala sobrehumana, mostraba a un personaje conocido para los espectadores, pues la vestimenta civil de la toga así lo indica.
Por otra parte se han hallado en una cloaca durante las excavaciones del teatro varios fragmentos colosales, que podrían corresponder con varias estatuas, dada su morfología y diversidad tipológica. Los tres más destacados son una mano con globo, bota militar y extremidad de una estatua colosal femenina. Las piezas las hemos interpretado como una estatua femenina sedente vestida militarmente por el calzado que lleva.
La nueva académica cerró su intervención afirmando que sus reflexiones han girado sobre aquellas cuestiones que definen la iconografía romana, bajo las que siempre subyace la creación grecohelenística. Partimos -afirmó- del concepto de imagen, el icono, y desde éste se tejerá una narrativa que estará siempre viva en el mundo antiguo; hemos tratado los dos géneros por antonomasia del arte romano, el relieve histórico y el retrato; el primero ha plasmado la vida de una sociedad sobre piedra, y el segundo nos ha legado el sentimiento más individual de Roma. Y hemos dirigido la mirada hacia Augusta Emerita, como epicentro de la romanidad occidental peninsular, porque en este yacimiento, Patrimonio de la Humanidad desde 1993, laten el poder de las imágenes y las imágenes del poder; en el patrimonio augustano descubrimos el culto a los divinos y poderosos y alcanzamos a compartir los mitos que forjaron todo un imperio, como el de Eneas y la fundación de Roma, sin olvidar las señas de un imperio militar que guardaba celoso sus armas y desplegaba públicamente las capturadas a los enemigos. Y como colofón, las estatuas sobrehumanas, un sentimiento de seres que emulaban a sus dioses. Los colosos recluidos en Grecia en templos y altares, en Roma toman las calles y plazas para contemplación de todos, porque la iconografía romana era, en síntesis, el símbolo de una sociedad y el poder de su mensaje.
CONTESTACIÓN DE DON FRANCISCO JAVIER PIZARRO
Seguidamente, el académico numerario y anterior director de la RAEX, don Francisco Javier Pizarro pasó a contestar al discurso de la nueva académica. Comenzó haciendo un recorrido biográfico de doña Trinidad Nogales, que a lo largo de toda su vida ha conseguido proyectar a su ciudad, Mérida, fuera de las fronteras regionales, nacionales y continentales. Cursó brillantemente sus estudios universitarios en la disciplina de Historia del Arte en la Universidad de Salamanca, doctorándose en la misma universidad y área de conocimiento. Su tesis doctoral, dirigida inicialmente por el prestigioso historiador y arqueólogo don Antonio Blanco Freijeiro y, tras el fallecimiento de este, por su maestra la Dra. León-Castro, llevó por título Escultura romana emeritense: El retrato privado, tesis, que se ha convertido en una publicación de obligada consulta y merecedora del Premio Extraordinario de Doctorado. Su pasión por la Historia del Arte se contagió de la Arqueología, vinculándose desde 1979 a los proyectos de excavaciones en el Foro y en el Anfiteatro de Mérida. Su entusiasmo por su ciudad natal y por la arqueología emeritense dio al traste con las aspiraciones de la universidad salmantina para que se incorporara como docente en la misma. Roma, París, Berlín serán las ciudades del “Grand Tour” de la recipiendaria a partir de 1983 para formarse en los más prestigiosos centros arqueológicos europeos. Formó parte del proyecto del nuevo Museo Nacional de Arte Romano, ocupándose del discurso expositivo y del análisis espacial. En 1986 se hizo, por concurso oposición, con la primera plaza de conservadores que publicó el Museo y desde su incorporación a la plantilla del mismo tuvo a su cargo la organización de las relaciones científicas, tanto las nacionales como las de ámbito internacional. Posteriormente, sería responsable de los departamentos de Documentación, Investigación y Difusión del Museo, además de las Relaciones Internacionales. Tras su paso por la Consejería de Educación y Cultura, entre 2011 y 2015, regresó al Departamento de Investigación hasta el 2017, en que fue nombrada, por concurso de méritos, directora del Museo tras más de treinta años de estar vinculada. Tras su reincorporación al Museo, después de su paso por la Consejería, se implicó de lleno en el proyecto de ampliación del Museo Nacional de Arte Romano y la futura sede de la colección visigoda.
Desde el Departamento de Investigación del Museo se ocupó, dentro de la línea de la difusión internacional del mismo, de organizar foros especializados, proyectos y redes europeas, estableciendo contacto con instituciones de referencia de Francia, de Italia, de Alemania, de Estados Unidos y de Portugal. Entre los proyectos de investigación más señalados, es necesario mencionar la codirección, con la Dra. León-Castro, del estudio e inventario de los fondos de los almacenes de Villa Adriana (Tívoli), una de las intervenciones arqueológicas españolas en el extranjero más exitosas, y el proyecto “Europa Romana” que dirigió, en el que participaron los más importantes museos arqueológicos de Italia, Inglaterra, Francia, Rumania, Alemania, Portugal y España y que tuvo como resultado la creación de la “Red de Museos Europeos de la Romanidad”. Dicha red, en el marco del programa Cultura 2000 de la Comunidad Económica Europea, está liderado precisamente por el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.
Además, es autora de más de 150 artículos, capítulos de libros, ponencias a congresos y catálogos de exposiciones en los que ha abordado las más variadas facetas del arte y del urbanismo romanos. Es miembro de varios comités científicos nacionales e internacionales de revistas especializadas y editora de importantes monografías. Es preciso destacar también la proyección de la labor investigadora que ha llevado a cabo en el terreno docente, pues ha sido profesora invitada en museos y universidades nacionales e internacionales, entre ellas la Universidad Sur de California, la Fundación Getty en Malibú, la Universidad de París-Sorbona, la Escuela Práctica Superior de Altos Estudios, la Sociedad Francesa de Arqueología Clásica, el Instituto Arqueológico Alemán de Berlín, el Museo de los Foros Imperiales de Roma o la Universidad de Lisboa.
Por otra parte, las relaciones hispano lusas han sido siempre una prioridad para la doctora Nogales, consciente de la comunicación que existió entre la capital augustana y las comunidades lusitanas, partícipes de una historia común que se venía desvelando desde el “Grupo Lusitania”, creado en el Museo Nacional de Arte Romano en la década de los ochenta del pasado siglo, y posteriormente desde la “Red Lusitania”, con sede en el museo emeritense y que, con el uso de las plataformas digitales, procura derribar las fronteras científicas que separaban a nuestras naciones, vertebrando entre 2014 y 2015 el Proyecto Internacional Transfronterizo.
Más adelante, el doctor Pizarro Gómez se ocupó de destacar el discurso de la nueva académica. En este sentido señaló que la doctora Nogales Basarrate ha desgranado un discurso riguroso. Tras las páginas del mismo y de los minutos que ha dedicado a su lectura en esta sala hay muchos años de investigación continua y denodada. Una investigación que lejos de quedarse en los anaqueles de las bibliotecas, se proyecta en la adecuada transferencia del conocimiento hacia la sociedad, como hace desde la gestión del Museo Nacional de Arte Romano. Podemos decir -afirmó por último- que la doctora Nogales Basarrate, cuyos conocimientos no le vienen por “ciencia infusa”, ha hecho “ciencia aplicada” con su discurso. Y entender esto es crucial para el incierto momento que viven las ciencias sociales y humanas, pues de seguir por estos derroteros los que nos dedicamos a estas acabaremos sin medios para poder investigar eficazmente”
El acto continuó según el protocolo habitual con la entrega de la medalla de la Real Academia y el título que así lo acredita, tomando asiento junto al resto de sus compañeros numerarios.
Finalmente, la directora de la Real Academia, María del Mar Lozano Bartolozzi, felicitó a los dos académicos que habían intervenido en la sesión, agradeció la asistencia de los invitados y puso manifiesto que el acto más importante de toda Academia es la recepción de nuevo miembro. Los académicos y el público se trasladaron a la sede del Parador Nacional de Turismo para departir durante un coctel-almuerzo.