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La Cocosa, bajo dos metros de maleza

Echando imaginación y tirando de documentación histórica cualquiera puede hacerse una idea de cómo era la villa romana La Cocosa y la vida que llevaron veinte siglos atrás los vecinos que la habitaron. Quien no haya ido antes hasta este yacimiento arqueológico, a 16 kilómetros de Badajoz, y quiera hacerlo ahora tendrá que hacer un esfuerzo aún mayor que hace unos años. Entonces el recinto arqueológico ya se encontraba en avanzado estado de deterioro por el abandono, pero aún se podía contemplar. En 2011 (fecha en la que se hicieron las fotografías que se adjuntan en la parte inferior del reportaje) las construcciones que conformaban esta urbanización rural romana se conservaban visibles, aunque rodeadas de hierbajos. Los visitantes podían observar los restos de las viviendas así como las bañeras y piscinas que formaron parte de un complejo termal. También se mantenían en pie a duras penas los vestigios de una basílica y una cripta. En el exterior de la zona limitada por la valla hay un panel informativo que está rodeado por hierbajos / José Vicente Arnelas Sin embargo, hoy no quedan evidencias de la existencia de esta villa, al menos a simple vista. El espacio en el que se ubica está lleno de maleza. Los matorrales crecen sin control. Hay encinas y arbustos cuyas raíces se agarran al mismo suelo en el que reposan el pavimento romano, los muros de diferentes estancias y los mosaicos que las adornaban. La vegetación supera los dos metros de altura y sobrepasa en algunos puntos la valla que delimita el recinto. Los vestigios que corroboraban la existencia de un asentamiento romano han desaparecido bajo la espesura de una maraña de hierbas y cardos. Esta situación pone de manifiesto el abandono y la dejadez que sufre el yacimiento romano descubierto por casualidad en 1940 cuando unos labradores que estaban recogiendo piedras para edificaciones en la dehesa encontraron un mosaico. Las ruinas estaban en una finca privada, que posteriormente fue adquirida por la Diputación de Badajoz. Fueron excavadas en 1945 y ahora, casi 70 años después, vuelven a estar ocultas. Las condiciones en las que se encuentran suponen una grave amenaza para los hallazgos. Deterioran los restos y hacen peligrar su conservación.
El yacimiento cuenta con viviendas, piscinas, termas, una basílica del siglo IV y una cripta La Cocosa se encuentra a unos quince minutos de Badajoz por la carretera de Valverde de Leganés (Ex-310). Hay que acceder a un camino de tierra que lleva hasta la villa. Llegar hasta allí resulta complicado, ya que la vía está repleta de baches. En invierno es aún más difícil, ya que con la lluvia el itinerario se convierte en un barrizal. De todos modos y aunque se logre localizar el recinto arqueológico, no se puede visitar de manera individual porque está vallado y cerrado al público. La vegetación se extiende por todos lados, lo que denota que hace años que el área no se somete a limpieza y cuidado. El expolio de piezas históricas es otro problema que sufre La Cocosa. Existen dos recintos cercados por vallas. El más grande cuenta con una superficie delimitada de 9.400 metros cuadrados y es el área principal de las ruinas. A 150 metros de este punto está un segundo yacimiento de 1.021 metros cuadrados, donde se sitúa la capilla funeraria. La cerca es inestable y los espacios carecen de vigilancia. Se trata de dos pequeños terrenos excavados, pero según apuntó José de C. Serra Rafols, el mayor estudioso de estas excavaciones, el área histórica puede extenderse en una superficie de entre 10 y 15 hectáreas. Este panorama ha propiciado que muchas piezas de la época, como monedas, fragmentos de vasijas, mosaicos, entre otros elementos, hayan sido extraídos por personas que utilizaban detectores de metales.
Fue descubierto por casualidad por unos labradores en 1940 y se excavó poco después «Cada año y superando las trabas y condiciones que nos impone la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura, sometemos el entorno a tratamientos herbicidas que tienen un efecto temporal. En años como el actual, tras dos primaveras lluviosas, su mantenimiento se hace más complejo. Seguiremos proporcionando este tipo de limpieza en cuanto nos sea posible», apuntan desde la Diputación de Badajoz. Todas estas circunstancias agravan poco a poco la situación de esta villa romana, de gran importancia. Su excavación en los años 40 aportó datos históricos muy valiosos, convirtiéndose en una de las más destacadas de España. La mayoría de los restos descubiertos fueron cimentaciones de los edificios. El mosaico del Tritón ubicado en el palacio provincial de la Diputación de Badajoz fue rescatado de este lugar. El área principal de la villa estuvo ocupada desde principios del siglo I d. C. y alcanzó su máximo esplendor en el siglo IV. Se estima que fue abandonada en torno a los siglos VI y VIII. Por la extensión y por los elementos arquitectónicos y decorativos hallados se cree que fue un centro de una explotación agrícola. Ahí se localiza el espacio residencial y de trabajo. Salieron a la luz restos de las estancias de las viviendas de los señores y las destinadas al servicio. Se identificó un patio porticado (peristilo), con fuentes y canales de desagüe. En 2011 las construcciones estaban deterioradas, pero visibles La villa contaba con un complejo termal que trataba de reproducir a menor escala los baños públicos de las ciudades. Las labores de arqueología destaparon bañeras y piscinas preparadas para agua de diferentes temperaturas. También se localizó el sistema de calefacción del suelo (hipocausto). Se encontraron restos de tinajas, un posible horno, lo que pudo ser un molino y aperos para el campo. En el yacimiento arqueológico más pequeño se sitúa una basílica que se construyó en el siglo IV d. C. y que probablemente se mantuvo en uso hasta el siglo VIII. Visitas Hace algunos años los centros escolares programaban visitas a la villa romana para difundir el patrimonio entre los estudiantes. La asociación Amigos de Badajoz también ha organizado recorridos guiados por La Cocosa, muy desconocida entre los vecinos de Badajoz. Precisamente ha sido este colectivo el que hace pocos días daba la voz de alarma sobre la degradación que sufre el yacimiento y alertaba de la posibilidad de su desaparición. «Hemos solicitado a la Diputación que adopte medidas de protección para impedir la pérdida de este enclave histórico. También tienen que poner en valor los restos excavados en los primeros sondeos y es necesario que prosigan los trabajos en las proximidades del área ya excavada», apuntaba esta asociación cultural. Desde la Diputación pacense manifestaron que la villa tiene mucho interés para la institución provincial y aseguraron que su «voluntad» es trabajar en su recuperación. «En repetidas ocasiones hemos presentado proyectos con ese fin a las convocatorias del programa de formación y empleo. Sin embargo, la respuesta de la Administración regional nunca fue favorable». La Junta de Extremadura argumenta que «la Diputación sólo ha presentado un proyecto ante el SEXPE en el año 2012. Un proyecto autorizado por Patrimonio, pero que no fue aprobado al no alcanzar la puntuación suficiente». Y respecto a la responsabilidad en la conservación de un bien patrimonial recuerda que «recae en los propietarios».

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