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La huella que dejó Cervantes en la región

De las novelas ejemplares de Cervantes dicen los críticos que la más lograda es 'El celoso extremeño', pero la marca que representa el personaje de Don Quijote es la más potente del escritor, de alcance universal. En el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, su creador, todo el que puede halla una relación con el caballero de mayor trascendencia en la literatura. Extremadura está en ese privilegiado grupo de referencias geográficas en el que La Mancha acapara casi todo el protagonismo pues por este territorio castellano transcurren las peripecias del ingenioso hidalgo. Pero Cervantes cita a Extremadura varias veces en su obra cumbre. Sobre esta relación los estudios se han multiplicado a lo largo de los años, desde los ensayos de Javier Rodríguez Marcos o Miguel Ángel Teijeiro, a los estudios del catedrático José Luis Álvarez Martínez, cuya tesis doctoral sobre Cervantes publicó la Editora Regional. Precisamente este órgano dependiente de la Junta de Extremadura volvió a revisar la relación entre esta región y Cervantes el año pasado, cuando publicó un catálogo de la muestra bibliográfica de la Biblioteca de Extremadura, así como la obra 'El Quijote en Extremadura', un volumen de 260 páginas escrito por varios autores.
En un capítulo se elogian la hazañas del trujillano Diego García de Paredes, el 'sansón extremeño'
El sacerdote que bautizó a Cervantes en Alcalá de Henares llegó después a ser arzobispo de Coria El escritor, profesor y crítico Manuel Pecellín comentó en las páginas de este periódico y en su blog de HOY en junio del año pasado la salida a las librerías de esta obra. Hasta diecisiete estudiosos colaboraron, entre los que figuran profesores, críticos, editores y archiveros, casi todos naturales de Extremadura o aquí residentes. El libro está ilustrado con las acuarelas de Luis Ledo y no pasa por alto la ingente iconografía relacionada con El Quijote comentada por expertos en la materia. Igualmente, en aquella reseña Pecellín se hace eco de la única edición de El Quijote hecha en Extremadura, la de José María Pagador, que la concibió en dos volúmenes, dedicando el segundo, mediante un índice temático, a ayudar a lectores de cualquier edad a adentrarse en la obra cumbre de la literatura española. Así, este 'Libro de uso de El Quijote' permite localizar con rapidez temas que interesen al estudiante o educador, desde dichos populares hasta insultos o el papel de la mujer en aquella época. Alumnos de cualquier colegio de la región habrán realizado esta semana alguna actividad relacionada con Cervantes y su caballero de la triste figura. No se quedó atrás la Junta de Extremadura, que celebró el pasado viernes varios actos organizados desde la Secretaría General de Cultura, como la exposición 'Huellas cervantinas, Cuatro siglos de influencia cultural' en la Biblioteca de Extremadura, en Badajoz, con una teatralización a cargo del actor Francis Lucas, o un calendario cervantino en Cáceres con 365 citas de esta obra maestra. Según Pecellín, que esta semana vuelva a recordarse al Quijote es una buena noticia. «Sirve para acercarse a nuestro autor más reconocido. Nadie ha dominado como él el lenguaje castellano, por eso nunca aburre y por eso Cervantes nunca se acaba». Los capítulos Otro escritor extremeño que se ha eco de la huella extremeña en la principal obra de Cervantes es Eugenio Fuentes. En un artículo publicado en HOY en mayo de 2009 detalla con precisión en qué momento y contexto Cervantes incluye a Extremadura en su obra maestra. En El Quijote aparece citada en cinco ocasiones: en los capítulos IV, XX (por dos veces), XXXII y XLIX, todos de la primera parte. «En el capítulo IV, un mercader defiende, no sin sorna, la belleza 'de las emperatrices y reinas del Alcarria y Estremadura', cuando se ve apremiado por don Quijote a confesar 'que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la emperatriz de La Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso'. Las dos siguientes menciones -recuerda Fuentes- aparecen en el capítulo XX, a propósito del cuento que Sancho comienza a contarle a don Quijote: un relato de amor y celos entre el pastor Lope Ruiz y la pastora Torralba, hija de un rico ganadero. «Las dos últimas citas aluden a lo que por entonces era el principal motivo de orgullo regional: los conquistadores de América. En el capítulo XXXII se elogian con admiración las hazañas de Diego García de Paredes, cuya autobiografía sin duda había leído Cervantes. Y en el capítulo XLIX compara esta región, como cuna de héroes, con Roma, Cartago, Grecia o Castilla», escribe Eugenio Fuentes para reflexionar por qué Cervantes no necesitó ubicar a sus personajes en parajes exóticos y arriesgados como América, África o Flandes que invitaran a la épica. «Le bastó con enviarlos a recorrer las tranquilas llanuras de La Mancha, un territorio sin selvas, sin indios y sin grandes ríos, y a convivir con posaderos y fregonas, con ricotes y aldeanos, con pastores y arrieros. Cervantes no necesitó la épica para cubrir de gloria a sus personajes». Peregrino en las Villuercas Al margen de las referencias literarias que contiene el Quijote, su creador también tuvo relación con Extremadura. El cronista oficial de Brozas, Juan Francisco Rivero, recuerda que Miguel de Cervantes estuvo en esta región, y una de las veces lo hizo en peregrinación a las Villuercas para postrarse ante la Virgen de Guadalupe por haber sido liberado del yugo sarraceno después de su largo cautiverio en Argel, de donde fue liberado por las ayudas y limosnas conseguidas por los Padres Mercedarios. Rivero, en 1995, durante un congreso nacional de cronistas oficiales, explica otro punto de conexión de Cervantes con la región extremeña, en este caso a través del obispo de Coria. Según dijo entonces, «el más insigne escritor de la lengua española, don Miguel de Cervantes y Saavedra, tuvo a lo largo de su vida y de su obra numerosos contactos con Extremadura. La primera relación de Cervantes con mi tierra fue en su bautismo, cuando don Pedro Serrano Téllez, sacerdote que le bautizaría en Alcalá de Henares, llegó a ser obispo de la diócesis de Coria (Cáceres) en agosto de 1577 y donde murió al año siguiente con fama de santo. Don Pedro está enterrado frente al altar mayor de la catedral de Coria». Apartamentos, plazas, esculturas y hoteles que evocan al hidalgo o su creador abundan por la región, que contabiliza más de 1.600 referencias a este escritor entre la calles de los pueblos de Extremadura, lo que confirma que este autor y su legado literario son imposibles de olvidar.

Fuente: HOY

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