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Entrevista a Luis Alfonso Limpo Píriz

13-2-2011

Luis Alfonso Limpo Píriz Cronista y archivero de Olivenza. Sus trabajos han contribuido a desmontar la historia 'portuguesa' de Olivenza. Además, desvela jugosas anécdotas de su ciudad en los tiempos de Franco

Sus dos apellidos son portugueses. Los Limpo vienen de Moura. En 1801 ya están en Olivenza. El primer Limpo del que se tiene constancia fue obispo, estuvo en el Concilio de Trento. Su padre era maestro nacional y Luis Alfonso, el hijo, acaba Ciencias de la Información en Barcelona y empieza a trabajar como becario en el Archivo de Olivenza, que prácticamente no existía. No solo recopila fuentes, sino que promueve la investigación.

-¿Qué ha supuesto este archivo y las investigaciones promovidas desde aquí para el conocimiento de la historia de Olivenza?
-Desde el archivo se ha cambiado la visión que se tenía hace 20 años de la historia de Olivenza, que era la historia que habían escrito los portugueses. Existía un grupo que se llamaba los Amigos de Olivenza, que se reunían en Lisboa y habían escrito la historia de Olivenza en los años 40 y antes. Era una historia ultranacionalista muy sesgada con la tesis siempre de que esto era una tierra ilegalmente ocupada por España. En la época de Franco, los libros que había sobre Olivenza estaban prohibidos, como si fueran el Libro Rojo o el Manifiesto Comunista, a algún amigo mío le incautaron los libros y se los llevaron al Gobierno Civil. Cuando venían los Amigos de Olivenza, la policía tenía orden de tomarles la matrícula, les incautaban los carretes de las fotografías y desde que daban un paso aquí, iban detrás de ellos y los tenían completamente controlados. Algunos muchachos, esto no sé si debo decirlo. Había agentes del orden que les daban unas propinas por rajarles las ruedas de los coches a estos portugueses, por hacerles sabotaje.

-¿Los Amigos de Olivenza están hoy de capa caída?
-Pero en los años 50 estaban en su apogeo. Salazar no los legalizó como asociación, pero los protegía. Les dio una sede, que era la Casa do Alentejo, un edificio muy decadente en el centro de Lisboa, donde hoy hay un restaurante y antiguamente fue un prostíbulo. Allí tenían la sede, ahora se han cambiado a un barrio nuevo. Salazar nadaba entre dos aguas: no podía ofender a Franco con una reivindicación directa y frontal de Olivenza, pero como era un tema de exaltación nacionalista, su régimen tampoco podía darles de lado. En los Amigos de Olivenza estaba infiltrada la PIDE, la policía secreta del régimen. Uno de los miembros más eminentes de este grupo fue el general Humberto Delgado. Llegó a ser su presidente antes de presentarse a candidato a la presidencia de la república.

-¿Humberto Delgado también reclamaba Olivenza?
-En una biografía que ha escrito su nieto, se demuestra con los informes de la PIDE que Humberto Delgado, para alertar a la opinión pública internacional de la reclamación de Olivenza, propuso en petit comité que se prendiera fuego al ayuntamiento de Olivenza. Lo que no sabía es que la PIDE estaba infiltrada e inmediatamente pasaron un informe con esa propuesta. Salazar no podía permitir las cosas hasta ese punto. La trampa que le tiende la PIDE a Humberto Delgado, cuando se presenta a las elecciones en Portugal, se organiza sabiendo que Olivenza es uno de sus intereses fundamentales. La trampa es que unos agentes, que se suponía eran de izquierdas, pero eran agentes de la PIDE, que habían contactado con él en Argelia, lo convocan a una reunión en Badajoz. Cuando están con él le dicen: «Ya que estamos aquí, vamos a acercarnos a Olivenza». Donde está el puente de la Ribera, hay un camino a la izquierda, según se viene de Badajoz, que queda oculto de la carretera. Ahí ya sabían Humberto Delgado y su secretaria brasileña, que era su amante, que habían caído en una trampa. Se meten en el camino, los bajan del coche, les pegan cuatro tiros a los dos, los meten en el maletero y se fueron a Villanueva del Fresno, donde los entierran. Unos meses después, llovió mucho, el agua arrastró la tierra y quedó un brazo fuera. Un perro de un pastor empezó a escarbar y aparecieron los cadáveres.

-¿Hasta la Guerra Civil, cómo es la relación de Olivenza con Portugal. Y cómo cambia durante la dictadura de Franco?
-En Olivenza había un gran aislamiento. Los pueblos eran pequeños mundos cerrados, lo que unido a un gran analfabetismo, permite que se conserven la lengua y la cultura portuguesa. Los muchachos no iban a la escuela. Los padres los cogían a los 12 años y a trabajar al campo. De esta manera, la cultura portuguesa se preservaba. Con Franco, hay una escolarización sistemática, esto se une a la llegada de los medios de comunicación masiva y a la emigración. Todo esto, más la mejora de las comunicaciones, acaba por romper el aislamiento y mina la cultura portuguesa. Con Franco, la reivindicación de los Amigos de Olivenza hace que haya en los oliventinos una desconfianza hacia los portugueses. A mí me gusta contar la anécdota de un tío mío, que hablaba perfectamente el portugués y lo entendía, pero cuando venía un portugués y le preguntaba algo, él contestaba siempre en castellano y hacía como que no lo entendía.

-¿Todo esto cambia con la democracia?
-Ramón Rocha Maqueda, alcalde de Olivenza durante 28 años, ha sido verdaderamente el impulsor de esta recuperación de la cultura y la herencia portuguesa y lo más importante ha sido la construcción del puente de Ayuda, que simboliza la historia de Olivenza. Los Amigos de Olivenza quedan ya superados. Ocurre el incidente tan pintoresco del almirante Pinheiro de Azevedo en 1981, cuando se presenta a presidente de la República. Para popularizar su candidatura, anunció que, si ganaba, invadiría Olivenza con una especie de marcha verde como la de Hassan II en el Sáhara. Las televisiones, el HOY, todos los periódicos le dedicaron mucha atención a la propuesta. Pinheiro lo que quería era propaganda, pero estos anuncios lo que consiguieron fue mantener el recelo de los oliventinos hacia los portugueses. Al mismo tiempo, el ayuntamiento democrático recupera las señas de identidad oliventinas considerando lo portugués como una riqueza y un patrimonio. Se investiga la historia de Olivenza desde el punto de vista jurídico para aclarar ese equívoco de que, desde el Congreso de Viena, España tenía la obligación moral de devolver Olivenza a Portugal. Eso hoy está aclarado. Hace 20 años, no.

-¿Cómo es esa aclaración?
-Toda la reclamación de Olivenza se basa en el artículo 105 del Congreso de Viena de 1815, celebrado tras la derrota de Napoleón en Waterloo, donde se reúnen las grandes potencias para reordenar el mapa de Europa, las fronteras. Aprovechando que España está en el peor momento de su historia porque ha ganado la guerra a Napoleón, pero la diplomacia española está hecha unos zorros, Portugal cuela con la habilidad de sus diplomáticos un artículo, negociado con Metternich y con los franceses, por el que, como el espíritu de ese momento es volver a las fronteras anteriores a la revolución, Olivenza vuelva a Portugal y la frontera retorne al estado anterior a 1801. España firma el acta final del Congreso de Viena y se compromete a negociar la devolución de Olivenza, no a devolverla. Hay una conferencia en París de 1817 a 1819, que es la primera que se hace para solucionar los enfrentamientos de manera pacífica, tres años de reuniones intermitentes para devolver Olivenza a Portugal.

-Pero no se devuelve.
-Lo que pasa es que esa cesión estaba unida a una serie de problemas que habían surgido en América del Sur, donde los portugueses habían invadido desde Brasil en 1801, en 1804 y en 1816 miles de kilómetros cuadrados de lo que hoy es Uruguay. En 1801, aprovechando la Guerra de las Naranjas, Portugal se anexiona 90.000 kilómetros cuadrados del actual Uruguay, la extensión de Andalucía. Esto aparece recogido en cualquier libro de historia de Brasil, Argentina o Uruguay, pero en los libros portugueses de historia, este episodio está tapado. Cuando se firma la paz, la diplomacia española reclama ese espacio, pero los portugueses dan largas, que en eso son maestros los portugueses, hasta que estalla la guerra en 1808.

-Que los portugueses intentan aprovechar para reconquistar Olivenza.
-En la Guerra de Independencia, el ejército anglo-luso intenta reconquistar Olivenza antes de la batalla de La Albuera y levantan la bandera portuguesa en el castillo de Olivenza, pero el duque de Wellington, jefe del ejército anglo-luso dice que cuando empezó la guerra, Olivenza era española y tiene que seguir siendo española. Que cuando se derrote a Napoleón y se expulse a los franceses, entonces se hablará de todo lo que haya que hablar. En la conferencia de París, España dice que se devuelve Olivenza a Portugal, pero que entonces, por el mismo principio, la frontera en América del Sur tiene que volver también al estado anterior a 1801. Portugal no está dispuesto a eso. La cosa se enreda, En 1820 el golpe de Riego, el Trienio Liberal y hasta hoy. Brasil invadirá toda la banda oriental de Uruguay en 1816 y en 1823, los uruguayos proclaman su independencia no frente a España, sino frente a sus invasores portugueses.

Fuente: J. R. Alonso de la Torre, HOY.


 

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