En 1971, al reunir por vez primera su obra poética, Félix Grande utilizó ya este título, Biografía, y se ha venido reiterando en sucesivas ediciones, algunas con ampliaciones, hasta la presente. No es cuestión menor que esa voz que nombra la vida dé nombre a la escritura poética que deberá leerse entonces en cuanto relato o, mejor, relación de lo vivido, claro que en clave poética y, por tanto, no al uso del género de la biografía. Y es significativo que se diga biografía y no autobiografía, lo que indica ya que entre el individuo real y la voz que habla en estas páginas hay siempre una distancia, una enajenación o desapropiación, que encontraría su manifestación más elocuente en ese Horacio Martín -“mi heterónimo, o mi maestro”- al que se hace autor de parte de la obra, Las rubáiyátas, firmada por Félix Grande.
Esta cuidada edición, que es norma de la casa y que ha de tenerse por un índice de canonización importante, reúne casi toda la poesía de Grande, con la inclusión del hasta ahora inédito La cabellera de la Shoá, y un prólogo de Prieto de Paula con interesantes comentarios sobre los distintoslibros.
Nacido en Mérida en 1937, criado en Tomelloso y asentado en Madrid, a Grande se le deben además de su poesía varios libros de narración, ensayos sobre literatura o flamenco y una importante tarea durante años en Cuadernos Hispanoamericanos, revista de la que fue director.
Quien se ha definido en cuanto poeta como un “servidor del lenguaje y de las emociones” ha de ser reconocido como uno de los grandes contemporáneos. Servidor del lenguaje tanto como del otro, de lo colectivo -de la “tribu” para decirlo con término que él reitera-, lo que ya al cerrar Las piedras (1964) quedaba expresado en esta
personificación: “Palabra, dulce y triste persona pequeñita”.
Sin restar la importancia y significación de los anteriores libros, Grande es, quizá sobre todo, el autor de Blanco spirituals, libro que en 1967 -fecha de la edición cubana, en España se publicó 1969- supuso toda una renovación de la temática social o comprometida o moral al integrarla en formas ligadas a las vanguardias además de incluir referencias al jazz, al rock & roll, etc. Como se ha dicho tantas veces, había en este libro rasgos de lo que enseguida se denominaría novísimo. Luego vinieron los poemas en prosa de Puedo escribir los versos más tristes esta noche (1971), excelentes, imaginativos, con una magia particular. Y a continuación la creación de Horacio Martín y sus rubáiyátas, donde con la sombra de Omar Jayam, pero también las de Pessoa o Machado sobre el “personaje”, los poemas son un canto al cuerpo, al placer, al deseo, exaltación de la pasión que incluye también la pérdida, la separación final de los amantes, un libro importante en el discurso poético del amor.
Con el intermedio de La noria, reunión de poemas diversos en asuntos y formas, buena parte de ellos homenajes a escritores y donde no faltan figuras familiares, Biografía se cierra ahora con la novedad de La cabellera de la Shoá, espléndido, que con cierta dicción bíblica presta su voz, plena de emoción, al horror, al mayor horror de nuestra civilización. Sí, Félix Grande es uno de los grandes de la poesía actual.
Fuente: El Cultural de "El Mundo" (24 junio 2011)