Hace un mes me llamó Juan Luis para decirme que llevaba mucho tiempo aislado y sin atender a ninguna llamada de teléfono porque lo habían operado de un nódulo en el pulmón. Pero ya se encontraba mejor y pensaba seguir con su gira de 'El Avaro' de Moliere. Estaba preparando una nueva obra. Quedamos para cenar en mi casa en cuanto él pudiera y acabo de enterarme que ha fallecido.
Juan Luis, hijo de un ingeniero agrónomo muy conocido de Badajoz, Juan Arturo Galiardo, fue compañero mío de bachillerato en el colegio de los Maristas. Ni entonces ni en toda su vida pasó desapercibido allí donde se encontrara. Nadie que lo hubiera conocido un solo día podía olvidar su voz, su manera de razonar cualquier tema y su desprecio por la mediocridad. Siempre tuvimos una buena relación. Era de las personas más afectuosas que he conocido y lo demostraba besándome y abrazándome cuando me veía, ya fuera en plena calle, en un bar o en un evento de cualquier tipo. Yo me vine a estudiar a Madrid con doce años y estuvimos un tiempo sin vernos, pero más tarde apareció por el Colegio Mayor Santa María de Europa y renovamos nuestra antigua amistad. En aquella época de estudiantes nos veíamos cada cierto tiempo en Madrid, en discotecas,tiendas de discos,bares....A los dos nos entusiasmaba la música y,sobre todo, nos gustaba bailar. Comenzó la misma carrera de su padre y sin estudiar demasiado casi termina aprobando el difícil ingreso en la Escuela de Ingenieros Agrónomos. Juan Luis era un estudiante muy rápido e inteligente. Su madre murió muy joven y no supo, o no pudo,superar ese trauma en toda su vida.Cualquiera que conociera a Juan Luis le había escuchado la historia de su madre.
Dejó de estudiar muy pronto y empezó a trabajar en el teatro en pequeños papeles. Pasado el tiempo nos encontrábamos casualmente en Badajoz y quedábamos para cenar y tomar unas copas. Había que verlo cómo le gustaba saludar a gente de Badajoz. Él, con toda la razón, se quejaba de que gran parte de esa gente no supiera nada de su trabajo y el esfuerzo que estaba realizando. Era muy conocido en toda España y en Badajoz había muchos que casi no sabían quien era.Yo para animarlo le decía que nadie es profeta en su tierra. Nunca entendí por qué su última obra de teatro 'El Avaro' no la representaron en Badajoz. Tuve que ir a verla a Málaga; a la salida del teatro nos fuimos con unos amigos a cenar y Juan Luis ya no se encontraba bien. Me contó que se había inventado colocar al personaje sentado y actuaba bastante tiempo de esa manera. Daba igual, Juan Luis llenaba la escena de cualquier manera. El teatro estaba lleno hasta los palcos y cuando salía al escenario era como un relámpago en medio de un campo solitario. Totalmente autodidacta, todo el mundo reconoce que se convirtió en uno de los mejores actores de la escena española. Su fuerza, su nervio, su forma de luchar y su manera de volver a levantarse después de tanto traspié era única. Creo, y siempre lo pensé, que era incombustible. Eso me hizo admirarlo como un ejemplo a seguir cuando las cosas no salían como uno quería. No sé por qué, pero era de esos amigos que,aunque no nos viéramos, cada vez que nos encontrábamos nos sentíamos como si no hubiera pasado el tiempo. Así me lo dijo él también hace poco cuando hablamos por teléfono.
Acabo de leer la reseña que hace Juan Cruz en El País, que lo pone por las nubes. Yo no quiero hacer aquí ninguna glosa de sus obras y sus trabajos, aunque los conozco casi todos, pero prefiero dejar eso para sus compañeros que lo han conocido en el «tajo» y que lo harán mucho mejor. Sólo creo que puedo ofrecer un aspecto mas intimista y, sobre todo, hablar de un extremeño que merece ser recordado.
Me gustaría que Badajoz hiciera un gran homenaje a este pacense que trabajó hasta el último soplo de su aliento por los escenarios de teatro, cine y televisión, luchando contra la estupidez y la mediocridad de este mundo, siendo un embajador perfecto de nuestra tierra, a la que él adoraba, pues aunque nació en San Roque (Cádiz) siempre se sintió extremeño. Toda mi experiencia con Juan Luis fue muy buena, desde la infancia hasta hace pocos días. Siempre agradeceré el trato y la estima que me tenía. Lo último fue su respuesta cuando le dije que tenía un hijo que se dedicaba al teatro y que dirigía una obra en una pequeña sala de Madrid. No sólo fue a verla con su mujer, sino que fue al camerino a abrazar a los actores y darles la enhorabuena. Unos días mas tarde me presentó a sus amigos,el maravilloso actor Juan Diego y el prolífico y magnífico director de cine José Luis García Sánchez. Convenció a los dos para que fueran a ver la obra dirigida por mi hijo.Nunca olvidaré este último rasgo de generosidad y cariño. Juan Luis Galiardo debe ser y es un referente para Extremadura y para la ciudad de Badajoz, que creo, sinceramente, tiene una gran deuda con esta gran persona, buenísimo actor y, en muchos casos, defensor de causas perdidas. A lo largo de mi trayectoria me he encontrado con torpes y listos, buenos y malos, pero ninguno o casi ninguno, tan singular, atractivo e inteligente como mi excelente amigo.
Gerardo Ayala (Fuente: HOY)
