Anda Eduardo Naranjo estos días, refugiado en la escritura mientras prepara la que podría ser la primera muestra personal del realismo contemporáneo español en China. El maestro recopila recuerdos, --más de 300 folios lleva escritos--, llenos de vivencias y anécdotas personales, que algún día formarán parte de un, seguro interesantísimo, libro de memorias. Actualmente el momesteriense expone en la galería madrileña Ardavín. Durante todo el mes de marzo puede visitarse la exposiciónEduardo Naranjo. Nocturno y Gráfico , con obras de diferentes temáticas recopiladas entre los años 2005 y 2013. Paralelamente, seis de sus grandes pinturas se exhiben en Canarias, en una exposición compartida con Antonio López y otros grandes artistas de la figuración actual. También con su coetáneo López comparte espacios en un nuevo museo que acaba de inaugurarse en Tomelloso. Naranjo vuelve a exponer en Madrid tras casi 15 años de ausencia en la capital. --¿Por qué en Ardavín, y precisamente en este momento? --Es una exposición muy particular, con la que prestar mi apoyo a un grupo de jóvenes que han tenido el valor y la osadía de abrir esta galería, que se ha inaugurado precisamente con esta colección que recoge grabados, serigrafías, litografías y óleos: la noche, la tauromaquia, Federico García Lorca en Nueva York...., además del cuadro titulado Nocturno , que refleja la caída de la tarde desde un descampado madrileño. Espero que esta pequeña aportación pueda ayudar y dar cierto prestigio a estos chicos, en estos momentos tan difíciles, en los que se están cerrando tantas galerías. --¿Tanto está afectando la crisis económica a las artes plásticas? --Ni te lo imaginas. Está afectando muchísimo. La cultura y el arte son los primeros en pagar los platos rotos por otros. Y no solamente en España, la crisis afecta de igual manera a las artes plásticas en toda Europa, que es lo mismo que decir a todo el mundo. En España no se apoya lo suficiente a la pintura o a la poesía; pero tampoco a la ciencia... Nuestros políticos deben abrir más los ojos y apoyar aquello en lo que siempre hemos destacado, lo que alimenta el espíritu, aunque aquello no sirva para comérselo. --¿Cree que esta situación podría llegar a afectar a la creación? --Está claro que ante situaciones como estas el arte se devalúa; pero nunca la creación. El artista necesita expresarse, pero claro, también necesita sobrevivir. La situación actual es especialmente difícil para los jóvenes que empiezan. Hace unas décadas, en las que nos volvimos casi todos locos, incluso los pintores noveles cotizaban muy bien sus obras. Ahora no es que vendan más bajo, es que no venden nada. Por eso tiene mucho mérito, tanto el esfuerzo que realiza el creador, como el de quienes se atreven a abrir una galería de arte. Pero creo que hay que mirar hacia delante. Todo pasará y la única forma de que pase es con la contribución de todos. --Háblenos de su experiencia china. Un maestro del realismo español presentando su obra personal en Pekín --Ellos están descubriendo ahora el arte occidental. Acabo de regresar de China, y es curioso que allí sea casi más conocido que en nuestro país. La idea inicial era la de montar una exposición en Pekín con tres artistas contemporáneos españoles y otra en España, con tres pintores chinos. La falta de financiación ha modificado el proyecto y posiblemente se transforme en una muestra personal, que de llevarse a cabo, podría ser la primera exposición que se haga de un artista occidental contemporáneo en aquél país. --¿Se siente Eduardo Naranjo un artista apoyado por las instituciones? --La verdad es que no me puedo quejar. Mi exposición en el Centro Cultural de la Villa, que fue bastante costosa, la financió el Ayuntamiento de Madrid. En Extremadura, la Junta y la Diputación de Badajoz han apoyado económicamente algunas de mis exposiciones retrospectivas, o la que se hizo en el Meiac. Yo, realmente no me puedo quejar, aunque hay que reivindicar la universalidad del arte. Para ello sería necesaria la desaparición del actual centralismo y poder llevar las grandes exposiciones a cualquier lugar, para que la gente pueda disfrutar de esta cultura que es de todos. --¿Para cuándo un museo permanente en nuestra región, o en su pueblo natal, en Monesterio? --Es difícil. Ya me gustaría. En algún momento se habló de hacer un pequeño museo donde estuvieran todas las obras que he ido conservando a lo largo de mi vida, más otras que probablemente se donarían por parte de coleccionistas, amigos míos, que estarían encantados de participar en este proyecto. Pero ¿quién paga eso?... Ese es el problema. ¿En Monesterio?... De la ilusión también se vive. Lo mismo que Dalí lo tiene en Cadaqués... El tiempo dirá, y posiblemente cuando esta crisis pase a ser un mal recuerdo, es posible que algo de esto pudiera hacerse.