El filósofo y humanista Emilio Lledó ha obtenido hoy el Premio Nacional de las Letras 2014, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en reconocimiento a toda la obra literaria de un autor español.
Dotado con 40.000 euros, el premio está considerado el más importante de los que se dan en España, tras el premio Cervantes, y distingue el conjunto de una obra literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español, "cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual".
El jurado ha reconocido a Emilio Lledó “por su pensamiento y dilatada obra, que armoniza la filosofía del Logos, la hermenéutica, el valor estético y ético de la palabra, la defensa de la libertad y reivindica la vocación docente”. Igualmente destaca su aportación de una vía filosófica propia en la que el saber antiguo ayuda al saber presente. "Es un gran ensayista y divulgador de alto nivel, entre los temas que trata destacan la defensa de la lectura, la felicidad, el silencio, la belleza y la verdad"-
La muerte de la cultura sería la muerte de la sociedad
Lledó es miembro de la Real Academia de la Lengua desde 1994 y también fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en su modalidad de Ensayo en 2012, por El silencio de la escritura. Nacido en Sevilla en 1927, su vida ha cruzado los episodios más crudos del siglo XX, la Guerra Civil, el hambre de la posguerra, el franquismo, el exilio o el Berlín del muro. Lledó salió de España en 1953 para estudiar en Heidelberg (Alemania), donde fue alumno de Hans-Georg Gadamer. Después estuvo en Berlín hasta que en 1963 volvió con su mujer a una España gris pero "con mucha ilusión", según reconodía en una entrevista a Efe. Y donde volvió a la docencia, uno de los temas que más le han preocupado en su vida.
Entres sus obras destacan Filosofía y lenguaje (1971) y Lenguaje e historia (1978) que definen su modo de abordar la filosofía a través de la lengua y la historia; El epicureísmo (1984); El surco del tiempo (1992); Elogio de la infelicidad (2005); La filosofía, hoy. Filosofía, lenguaje e historia (2012), y Los libros y la libertad (2013). También ha escrito numerosos artículos periodísticos.
También ha recibido, entre otras distinciones, el Premio Alexander Von Humboldt (1990); el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2004) en reconocimiento a su trayectoria como investigador y docente en Humanidades; el Premio Fernando Lázaro Carreter (2007) de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez; el Premio María Zambrano (2008); y el Premio José Luis Sampedro (2014).
El jurado que ha fallado hoy el premio ha estado formado, entre otros, por el ganador de la pasada edición Juan Goytisolo, y Francisco Rodríguez Adrados, ganador en 2012, Marcos Giralt Torrente, Guillermo Carnero o Amelia Valcárcel.
Premio Antonio de Sancha
Lledó ha participado esta mañana en un encuentro con los medios con motivo del XVIII Premio Antonio de Sancha, que concede la Asociación de Editores de Madrid y recogerá el próximo 9 de diciembre. El filósofo y académico, que también fue catedrático de instituto y de universidad, ha asegurado que "la obsesión que se tienen desde jóvenes con ganarse la vida es la manera más terrible de perderla" en referencia a las palabras del filósofo Walter Benjamin. En este sentido, ha indicado que en la vida hay tres niveles: el económico, el de cuerpo y por encima la mente. "Trastocar eso y poner por encima lo práctico es una deformación".
A Lledó le gusta ser "discreto" en sus diagnósticos sobre la actualidad aunque no pudo evitar relacionar la filosofía con la actualidad y recordar que una de las obsesiones del estudio sobre las preocupaciones del hombre ha sido la "decencia" y, tal y como señaló Aristóteles, "el indecente no solo corrompe sino que al mismo tiempo lleva a la ruina a la ciudad en la que está".
El indecente no solo corrompe sino que al mismo tiempo lleva a la ruina a la ciudad en la que está
Sus reivindicaciones, sin embargo, no tienen un fundamento "pesimista", puesto que, según ha destacado, ahora, igual que en la Guerra Civil, "tenemos esperanza, aunque a veces estamos ligeramente desesperanzados".
En cuanto a las humanidades, Lledó opina que "la cultura de un pueblo está en su cabeza" y "el cultivo de las humanidades es necesario para el pragmatismo de la riqueza", por lo que ha subrayado que "la muerte de la cultura sería la muerte de la sociedad". Por este motivo, no entiende por qué se eliminan asignaturas como la filosofía, algo que a su parecer es "lamentable".
En cuanto a la piratería, el académico opina que "no se han de aceptar batallas perdidas" y aboga por respetar los derechos de los autores, al igual que los de "otros vendedores de objetos". Y en referencia a los libros electrónicos y a su papel en la cultura, Lledó cree que "la tecnología es una ayuda enorme", pero no considera que esté relacionado directamente con la educación: "La cultura de un país no se hace porque un niño tenga un ordenador", ha concluido el filósofo, quien prefiere "tocar" las páginas que se vuelven amarillas y envejecen al mismo tiempo que lo hace su cuerpo. Los libros, ha dicho "son los compañeros de la vida, el don más hermoso que podemos tener los seres humanos".
Fuente: El Confidencial