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Antonio Viudas Camarasa : Es doloroso despedir a un amigo....

TEts doloroso despedir a un amigo, Fernando , y más cuando la última vez que te vi te encontré animado de esperanzada recuperación. Te enseñé un documento confidencial. En tu enfermedad me preguntaste por mis proyectos y te contesté que estaba muy animado en la investigación en que me había embarcado. Fernando, mis zozobras son unamunianas para delimitar la verdad de unos acontecimientos históricos, son duda intelectual y metódica ante un dato científico con muchos matices. Todo se resuelve en la versión que se cree definitiva de las numerosas hipótesis científicas con las que contamos y tenemos a mano. Lo tuyo Fernando es físico, --continué diciéndote mientras caminando nos despedíamos-- y en este aspecto estamos a disposición de los mejores diagnósticos médicos. Has visto y sopesado las distintas opiniones médicas. Me alegro de que tu enfermedad no repercuta en nada económico para tu familia, al menos no te descuentan ni un euro mientras dura tu baja temporal. ¿Antonio, cuánto tiempo puedo estar de baja? Como persona atenta y avezada en derechos laborales y asociativos te contesté. Más de dos años y luego se pasa a un tribunal médico. No te preocupes por eso te recuperarás muy pronto y estaremos de nuevo dialogando sobre nuevos proyectos para mejorar esta situación tan lamentable en la que ha caído la universidad española. No perderemos nunca la esperanza ni las fuerzas. En pleno frío de la primera quincena de enero me comentan "Fernando no sale con los asiduos". Me entero de que te iban a intervenir quirúrgicamente en una ciudad cercana a Extremadura. Te llamo al móvil, pero no contestas. De pronto el veinte de enero, a las 10.30 horas de la mañana, recibo una noticia inesperada y con voz de pena me dice "Fernando ha fallecido, entérate para confirmar la noticia". Cuelgo y llamo a un contacto seguro, "ya te has enterado". Me confirma tu muerte, "los mejores siempre nos abandonan pronto" le comento. Me enfado porque me había enterado tarde. A qué hora es el entierro. Otra llamada y confirmo pormenores. Una tercera llamada "prepararemos un homenaje, no puedo ir al entierro". De nuevo más detalles. Otra llamada. En la clínica San Francisco de Cáceres mientras hablaba con su esposa por teléfono sobre las nueve de la tarde de ayer "te dejo, te dejo, Fernando está muriéndose... se ha muerto". Antonio, fuimos los de la tertulia a la clínica, ayudamos a la viuda y ya era muy tarde para comunicarte la noticia. Se lo llevaron al tanatario de Salvaléon y el entierro es a las cinco de la tarde. XTE ACUERDAS,x Fernando, luchando siempre en esta España nuestra, siempre con las cinco en punto de la tarde a cuestas. Siempre luchando con la muerte en este país de zozobras. Me recuperé. Sólo conozco de tu entorno familiar tu propia persona. Te tengo que dar mi último adiós. No dudé y reaccioné. Llamé a mi esposa, a la una te recojo en Mérida y vamos directos al tanatorio de Salvaléon. Palabra mágica en mi mente. Recuerdo inmediato de uno de los últimos cuentos "Buen amigo en la puerta, entrada cierta" que publiqué a Alonso Zamora Vicente en el Boletín de la Real Academia de Extremadura, premonitorio de su muerte. Comentarios en un tanatorio. Mis dudas científicas habladas contigo sobre la muerte de Federico García Lorca . De pronto me acuerdo de 1998, fecha de la muerte de tu amigo y amigo mío Manuel Pacheco , el poeta del sufrimiento y cantor de los males del cáncer. Fernando, si no hubiera sido por la señora de la guadaña, estoy seguro de que habrías salido elegido académico de número de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Nos llegó a dos académicos la propuesta de presentarte como candidato y para ello Pacheco necesitaba nuestras firmas y nos las pidió. Avales, la propuesta de Pacheco y tu excelente curriculum refrendado por el magisterio que habías recibido de don Ramón Carande. Tu amistad e inquietudes comunes en tu serranía badajoceña, claro está, con nuestro amigo Bernardo Víctor Carande para escrudiñar la excelente biblioteca de Almendral fue un aliciente para que con mi firma fueras propuesto a votación. Fallece Manuel Pacheco y el cómputo de votos peligraba tu elección. Se retiró, retiramos tu candidatura porque temimos que sufrieras un revolcón. De este asunto nunca he hablado contigo. El día de tu sepelio se lo conté a un discípulo tuyo y esta semana a dos de tus amigos más íntimos y en un correo electrónico se lo he dicho a otro académico numerario, ahora que hay una vacante anunciada. Un buen académico hubiera sido Fernando Serrano Mangas . Acertemos en el futuro. A las cuatro mi esposa y yo te dimos el último adiós en el tanatorio, rodeado de flores venidas de familiares, amigos e instituciones. A las cuatro y media en el bar junto a la iglesia de Salvaleón, en el resguardo del frío y en unas mesas altas de copas, tres desocupados por la crisis que todos padecemos. Uno de ellos le pregunta a una señora que cruzaba la acera-bar. "¿De qué ha muerto este señor, María ?". Estaba malo desde hacía cuatro meses, pero lo sabía muy poca gente en el pueblo, tenía cáncer. Silencio. Un chico joven, con marcado acento bajoextremeño, menor de treinta años, musitó en voz alta "Era una de las lumbreras del pueblo". Silencio. Había escrito varios libros sobre nuestro pueblo y trabajaba de profesor en Cáceres. Ya ves yo vivo preocupado por llegar a fin de mes y sigo vivo, en cambio este señor ya ha dejado de tener preocupaciones. A los pocos minutos los tertulianos abandonaron el bar y se fueron a sus ocupaciones de desocupados. Pueblo, Fernando, sabiduría de pueblo, como tú, hijo de obrero, de un electricista. Tu pueblo te quiere, porque has salido del pueblo y has llegado a lo que el pueblo llama una lumbrera en el mejor sentido de la palabra. Me dio tiempo de presentarme al sacerdote que dijo tan bellas palabras en la misa de despedida y contarle lo que te cuento ahora a ti. Tomó nota y citó sabiamente la palabra "lumbrera" en su excelente homilía para decir que habías destacado en el mundo intelectual. Me recuerda la palabra "lumbrera" las videoconferencias que tenías con Méjico mientras llamaba a la puerta de tu despacho, tu último viaje a México, tu silencio para decir que valías, tus consejos y orientación ante la metodología docente de mis clases. Tu admiración hacia mi manera laboriosa de dar las clases con una enseñanza personalizada y en constante comunicación con los alumnos gracias a las nuevas tecnologías. XTU SABIDURIAx de pueblo para vaticinar y apartarnos de los malos caminos, tu trato exquisito con Alberto , tus chistes socarrones para romper el hielo de tanta conversación vana e insulsa entre universitarios y las charlas tan largas en tu despacho donde tocamos asuntos interdisciplinares tan diversos. Tus llamadas telefónicas, mientras yo hojeaba el librito Anuario de la Academia de la Historia, de la que eras correspondiente por la provincia de Badajoz. Qué lástima haber desaprovechado la ocasión, reuniendo los méritos y las menciones necesarias, además de residir en la región, para que te fueras como académico de número de la Real Academia de Extremadura. Esta institución no supo aprovechar tu valía en su seno, ni siquiera se acordó luego de ti como correspondiente. Viniste de Salvaleón a Cáceres, para que esta ciudad, tus alumnos y amigos disfrutaran de tu sabiduría, irradiando siempre a todos hacia todos lados. Uno de los últimos rayos de tu ciencia lo he leído en el prólogo a una novela histórica que trata de la aventura del conquistador Orellana. Extremadura y América, un hueco en los estudios extremeños que tú cubriste como docente e investigador en la Universidad de Extremadura. En el día del libro de 2014 regalé a tu máxima autoridad académica universitaria el libro con tu prólogo, en la entrevista que mantuvimos la directiva de Adecauex con nuestro rector. Te lo comenté y me dijiste "me gustarían más apoyos a mi labor y menos elogios". Espero que se potencien en nuestra región los estudios en los que tú fuiste pionero y zahorí de fuentes primarias en archivos y bibliotecas del mundo. Adiós, Fernando Serrano Mangas, nos vemos. Mientras sigo leyendo tus libros de Barcarrota que con tanto mimo acariciaste el pasado 10 de mayo de 2014. Malpartida de Cáceres, 28 de enero de 2015. Festividad de Santo Tomás de Aquino, patrón de la Universidad de Extremadura.

 

Fuente: El Periódico Extremadura

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