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Sor Celina: "Dejar la pintura fue mi mayor sacrificio al tomar los hábitos"

Irradia entusiasmo por todos los pliegues de su hábito. Ella lo llama "chifladura" y se define a sí misma "como la mujer más feliz que hay en esta vida". Sor Celina de la Presentación Sosa Monsalve, que se bautizó Flora, tiene 86 años y una vitalidad desbordante que la lleva a investigar todo papel que se encuentra en el archivo de su convento, de la que es encargada. Esta labor la ha llevado a publicar la segunda parte de Historia del Real Monesterio de Santa Ana de Badajoz 1518-2013 , con la que completa el primer tomo, que escribió en 1995 "para mis monjas" pues quería aclarar informaciones inexactas que, según ella, se publicaban. Sor Celina presentará mañana, a las 19.00 horas, en la iglesia del monasterio su libro, que esta comunidad han publicado. Recuerda como si fuera ayer cuando decidió tomar los hábitos con 22 años. Hasta entonces, jamás se le pasó por la cabeza ser monja "y menos de clausura". Era una joven activa "y muy metida en la sociedad y en el arte", que para ella es "algo maravilloso". Por eso, sigue sintiendo que el mayor sacrificio que hizo, más que dejar a su familia --a la que adora-- fue "dejar la pintura". Estudiaba en la Escuela de Artes y Oficios, donde fue alumna de Adelardo Covarsí, Manuel Fernández Mejías y Antonio Juez. Todavía conserva la paleta que la superiora le permitió entrar en el convento y cuenta con carcajadas cómo la primera tarea que le encargó, cuando supo su interés por la pintura, fue decorar "unos capularitos" con florecillas. Su afición se ha ido enriqueciendo en esta comunidad, donde se ha perfeccionado en el arte de la restauración. No se detiene. Otro de sus empeños ha sido el museo del monasterio, que empezó en una habitación y cuando lo amplió, la abadesa le dijo que "al paso que vas el museo seguirá adelante, pero a nosotras nos pones en la calle", relata con gracia, al tiempo que se muestra orgullosa de la restauración del edificio del monasterio. Además de empeñarse en recuperar la estructura, ha rescatado su historia. Carmen Araya y Fernando Rubio convencieron a sor Celina de que ampliase aquel primer título que había escrito para uso interno. En el nuevo libro completa y añade numerosos datos que ha ido descubriendo en el archivo del convento, que ella misma ha ido sacando a la luz "pacientemente" durante 60 años. Cuando llegó no había nada y ahora acumula 430 cajas archivadoras. Su tarea continúa y ya está pensando en un tercer tomo. Mañana desglosará algunos contenidos, sin desvelarlos todos, para incitar a la lectura del libro. Resaltará algunos capítulos, como aquel en el que narra la entrada de la reina María Ana en Badajoz, que aunque española era reina de Portugal y se dirigía a ver a su hermano, Carlos III. En otro incluye un estudio de la rejería de la iglesia, en la que puso especial empeño por su similitud con la de la catedral, llegando a confirmar que comparten autoría. Un amplio espacio dedica a la talla de San Pedro, que se mantuvo oculta detrás de una tabla del retablo desde la Guerra de la Independencia, cuando cuatro monjas decidieron esconderla y jamás revelaron su paradero, hasta que sor Celina con varias hermanas la descubrieron. "Para que luego digan que las mujeres no sabemos guardar secretos".

Fuente: El Periódico Extremadura.

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