Al cabo de casi medio siglo de desconfianza y malentendidos, el Vaticano ha recibido por la puerta grande al sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, padre de la “teología de la liberación”, quien protagonizó el miércoles la conferencia de prensa sobre la asamblea de “Caritas Internacional”, que reúne las organizaciones de 162 países para elegir nuevo presidente.
En su comparecencia de despedida al cabo de dos mandatos de cuatro años, el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, manifestó que “la Cáritas de España es una de las mejores de la confederación. Hacen un gran esfuerzo por dar alimentos a personas que no tienen trabajo desde hace años. Algunos días reparten un millón de comidas”. El próximo jueves, el joven cardenal filipino Luis Tagle, será elegido para tomar el relevo como presidente mundial.
Pero la “estrella” de la conferencia de prensa en el Vaticano fue el dominico peruano de 86 años Gustavo Gutiérrez, quien presentará a los 300 delegados de la Asamblea una ponencia sobre la expresión “Iglesia pobre para los pobres”, utilizada por el Papa Francisco en los primeros días del pontificado.
A diferencia de muchos teólogos de la liberación que cayeron en el marxismo o la violencia, el padre de la “teología de la liberación” nunca ha sido sancionado por el Vaticano pues ha aceptado las indicaciones de Roma cuando le han sugerido cambios en algún artículo o libro.
De hecho, el cardenal Gerhard Müller, prefecto de la congregación de la Doctrina de la Fe nombrado por Benedicto XVI, acudía muchos veranos a seminarios teológicos con Gustavo Gutierrez, que completaba con algunas semanas como misionero en aldeas perdidas de Perú.
Hace unos meses, el cardenal Müller y el dominico peruano, presentaron juntos el libro escrito a medias “Del lado de los pobres”, en que los capítulos corresponden alternativamente a uno u otro autor.
«Un clima diferente»
El propio Gutierrez recordó que la “teología de la liberación” ha sido siempre respetada como tal por la Congregación de la Doctrina de la Fe que, en cambio, ha condenado errores, a veces muy graves, de algunos miembros de esa corriente.
A varios periodistas que consideraban su presencia en la Sala de Prensa del Vaticano como una “rehabilitación”, el veterano teólogo respondió que “sólo podría haber rehabilitación después de una des-habilitación, pero este no es el caso. Además, el clima de la teología es hoy diferente”.
Expresándose con cierta dificultad en italiano o inglés, Gutiérrez insistió una y otra vez en que “lo importante no es la teología sino la espiritualidad. Lo importante es vivir la fe, practicarla con obras como enseña el Evangelio. No dice ‘id y haced teología’ sino ‘id y haced discípulos en todas las naciones’. Lo importante no es la teología, sino el Evangelio”.
Impresionado, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, le dio las gracias “por este testimonio de humildad de un teólogo”.
Preguntado si la inminente beatificación del arzobispo mártir salvadoreño Oscar Romero y su propia presencia en una conferencia de prensa en el Vaticano significaban “la caída de un muro como el de Berlín”, el dominico peruano volvió a quitar importancia a su persona y subrayó que “ha cambiado el concepto de martirio, que antes se limitaba sólo a la muerte por ‘odio a la fe’. Ya desde la conferencia del episcopado latinoamericano en Aparecida se considera martirio dar la vida ‘por Dios, por la Iglesia y por el pueblo’”.
Ante la pregunta de si volvería a escribir hoy todo lo que ha escrito en el pasado, el anciano teólogo, bregado en mil polémicas, respondió que “la teología es como una carta de amor a Dios, a la Iglesia y a mi pueblo. Una vez pregunté a una persona si escribiría a su esposa, al cabo de veinte años de matrimonio, la misma carta de amor que cuando eran novios. Evidentemente, no se escribiría de la misma manera, pero el amor es siempre el mismo”.
Fuente: ABC