Dicen los libreros que Jesús Sánchez Adalid (Villanueva de la Serena, 1962) es un valor seguro en cada feria que se monta en San Francisco. Ya sea de gente que descubre por primera vez 'El Mozárabe', reeditado en 2010 por su décimo aniversario, o por algunas de las novelas históricas que le han hecho ganar su legión de seguidores.
Por un lado mantiene su faceta historicista con un personaje tan fascinante como Santa Teresa de Jesús en 'Y de repente Teresa', la novela oficial del quinto centenario del nacimiento de la santa, pero por otro también disfruta en el realismo social contemporáneo con 'La mediadora'.
En esta trama actual, Adalid se centra en la historia de Mavi y Agustín, un matrimonio que tras sus bodas de plata inicia un complicado divorcio. En este proceso interviene Marga, una abogada, amiga de la familia, que ejercerá como mediadora familiar.
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La novela consiguió el premio Abogados de novela 2015 y donde el escritor habla de un terreno que conoce porque antes de ordenarse ejerció de juez. Adalid reconoció ayer que se siente cómodo abordando personajes y conflictos actuales y no descarta volver a hacerlo.
El sacerdote sabe por experiencia que una vez judicializado el problema, se crean enemistades que duran toda la vida y se enconan cuestiones que podrían tener solución, de ahí que este libro sea, en cierto modo, un homenaje a esta figura jurídica apenas utilizada en el sistema judicial español. Ser el cuarto país del mundo en divorcios es una estadística que entristece al escritor y el síntoma más ilustrativo de que hago falla en el sistema.
Santa Teresa
La historia de Mavi y Agustín y el premio de los abogados ha pillado al escritor en plena promoción de 'Y de repente Teresa', un encargo que recibió hace tres años de la comisión del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa. El escritor reconoció ayer que se trata de un personaje que le apasiona y que desde el principio tuvo claro que no quería hacer una biografía de la santa, sino contar cómo era su época y abordar las dificultades que tuvo en su momento porque su obra resultaba sospechosa para la Inquisición. Adalid habla de un personaje poliédrico al que se aproximó con mucho respeto. De hecho, ni tan siquiera es la protagonista, aunque su figura marca toda la novela. «Hacer una novela por encargo no entraba entre mis planes, pero al tratarse de Santa Teresa no lo pensé ni un minuto. Es el santo de mi mayor devoción».
Fuente: HOY