En sus biografías Fernando Mayoral Dorado es denominado como: «el escultor cacereño», pero son muy pocas las obras que tiene en esta provincia. Sus esculturas embellecen sobre todo la ciudad de Salamanca, en donde en 1992 levantó el monumento a San Juan de la Cruz, en el 2000 hizo la famosa escultura de Gonzalo Torrente Ballester que ocupa una mesa de la cafetería Novelty que frecuentaba; en el 2001 hizo el monumento a Germán Sánchez Ruipérez; en el 2005 el dedicado a Filiberto Villalobos; y en el mismo año el alabado monumento a Alberto Churriguera y al Conde Francos; inaugurando en el 2006 la extraordinaria escultura del poeta Pepe Ledesma, al que inmortalizó sentado al pie de la muralla. En Salamanca también hizo cuatro de los medallones que son admirados en su Plaza Mayor: el de Lord Wellington (1980), Alberto de Churriguera (1993), el rey Carlos II (1999) y el de Tomás Bretón (2001). Fernando Mayoral nació en 1930 en Valencia de Alcántara, pero a los 17 años su familia se instaló en Salamanca. «Mis dos padres eran de Valencia de Alcántara y se fueron a Salamanca buscando lo mejor para sus hijos. Somos seis hermanos, que gracias a Dios, vivimos todos», indica al Diario HOY. Desde hace más de 65 años vive en Salamanca, en donde es un artista muy apreciado, pero recalca que viene muy a menudo a la provincia de Cáceres, «tengo casa en Valencia de Alcántara, tengo primos en la ciudad de Cáceres, y en Trujillo está mi hermano, el doctor Mayoral, que ya se ha jubilado. En Trujillo hice hace mucho tiempo un busto». Se refiere al monumento a Juan Tena, que realizó en 1972. Fue en 1947 cuando un Fernando Mayoral de 17 años, empezó a acudir a la Escuela de Nobles y Bellas Artes de San Eloy y a la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Salamanca. En las mismas biografías que le definen como 'el escultor cacereño', se afirma que con 19 años inició sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. En 1957, a los tres años de terminar la carrera, realizó un viaje de estudios a Italia pensionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Al regresar a Salamanca comenzó a compaginar su actividad como escultor con la docencia, al ser profesor asociado de Escultura en la Facultad de Bellas Artes de Salamanca, y catedrático de Dibujo en el instituto Torres Villarroel, en donde también daba clase el escritor Gonzalo Torrente Ballester, que era 20 años mayor que él, «nos hicimos amigos; mi mujer es gallega, igual que él, y veraneábamos muy cerca. Le hice la escultura en el café Novelty, de la Plaza Mayor de Salamanca, al que él solía ir». La conocida escultura se inauguró en el año 2000, al año del fallecimiento del genial escritor. Mayoral no sólo tiene obra en Salamanca. En Ciudad Real hizo en 1999 un valorado monumento a Sancho Panza con su burro Rucio, que dado el éxito que tuvo lo completó cinco años después con el monumento a Don Quijote y su caballo Rocinante. También es muy valorada su obra como imaginero. En Zamora hizo el paso de 'La Santa Cena' para la Cofradía de la Vera Cruz, en 1989, y en el año 2000 el paso de 'La conversión del centurión' para la Cofradía del Santo Entierro. En Santiago de Compostela realizó El Calvario del Retablo Mayor de la parroquia de San Juan Evangelista, y también talló relieves en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima de La Coruña. Fernando Mayoral ha sido noticia ahora, ya que Salamanca ha decidido entregarle la Medalla de Oro de la ciudad. Recibirá el galardón junto a otros dos escultores: Venancio Blanco, que es premio nacional de Escultura y en 1981 le nombraron director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma; y Agustín Casillas, primer premio nacional de escultura y primera medalla nacional de escultura. Fernando Mayoral está muy contento tras anunciarse que le entrarán la Medalla de Oro de Salamanca, «me hace mucha ilusión. ¿A quién no?... y más a mi edad». Hace tres años Salamanca le dedicó una exposición antológica, e indica que entonces le llamaron de Cáceres para traer aquí la exposición, «creo que me llamó el concejal de Cultura, pero al final se quedó en nada. Fue una pena». Señala que le haría ilusión tener obra suya en Extremadura, «me gustaría hacer un monumento para la ciudad de Cáceres». La Medalla de Oro se la entregarán a primeros de junio, «va a ser un acto muy interesante y, la verdad, es que me gustaría que viniera alguien en representación de mi pueblo, de Valencia de Alcántara».
Fuente: HOY
