«La Virgen de la granada», una de las tablas mejor conservadas del pintor fuera de Italia, está desde el lunes pasado en el Museo del Prado. Fray Giovanni da Fiesole, Beato Angelico, más conocido como Fra Angelico, de la orden de los predicadores, monje en el monasterio de Santo Domingo y después fraile en San Marcos, en Florencia, pintor de tablas y frescos, reconocido por ser «bondadosísimo y muy sobrio», que «vivió castamente, repitiendo a menudo que su arte requería calma y vivir sin preocupaciones», pintor religioso que no suscitaba «ideas deshonestas y apetitos carnales» con la representación de sus vírgenes y figuras femeninas, maestro claro y cima indiscutible del Quattrocento, redobla su presencia en el Museo del Prado con «La Virgen de la granada», uno de sus trabajos más importantes y delicados. Esta obra, de 83 x 59 cm., se incorporará a las colecciones de la pinacoteca madrileña, aumentando aún más la fama de sus fondos, si se puede. Sin duda se convertirá en uno de sus reclamos en el futuro y cimentará todavía más los argumentos de aquellos que defendían que la presencia de «La Anunciación» de Fra Angelico en estas salas es algo casi indiscutible. Es una tabla que ha colgado durante años en el llamado Salón Italiano del palacio de Liria y que fue adquirida por el XIV duque de Alba y VII duque de Berwick, don Carlos Miguel Fitz-James Stuart, en Florencia el 26 de julio de 1827, como obra de Beato Angelico. En una negociación que ha durado varios meses entre los Ministerios de Economía y Hacienda, la Junta de Calificación de Patrimonio y la Casa de Alba han llegado al acuerdo de que el Estado adquiera la tabla para que forme parte de El Prado. Es, sin duda, una adquisición importantísima que enriquece el patrimonio de todos los españoles. El motivo de que la Casa de Alba haya decidido desprenderse esta joya de inestimable valor pictórico, y una de las que más apreciaba la duquesa, que ha fallecido hace más de un año, es para hacer frente a los gastos económicos derivados de los derechos de sucesión que tiene que acometer. Este uno de los motivos por los que esta obra ya no está presente en la muestra «El legado de la Casa de Alba», que en estos momentos está cumpliendo sus compromisos expositivos. Inexportable La pieza está en perfecto estado y era el único en manos privadas en España. Es una de las pinturas de Fra Angelico (1390, Florencia-1455, Roma) mejor conservadas del mundo, según reconoció en 2012 Rafael Alonso, responsable de cuidar el legado pictórico de los Alba. Como otras obras de gran valor artístico, no puede ser exportada y, por tanto, tenía que permanecer en nuestro país. Ahora, más de uno puede especular sobre el precio que una tabla semejante podría alcanzar si saliera a subasta. A nadie se le escapa que, en este caso, sería una cifra altísima. Esta incorporación al Museo del Prado tiene una enorme relevancia, debido a que la mayor parte del legado de Fra Angelico se encuentra en Italia, sobre todo, en el monasterio de San Marcos, donde los muros de las celdas fueron decoradas por él. El artista, que comenzó como iluminador y que fue descrito por Vasari en su libro «Vidas» –«nunca cogía el pincel si antes no había orado. Nunca pintó un crucifjo sin bañar sus mejillas en lágrimas»–, dejó una producción que fue alabada en su época y que ha suscitado la admiración en siglos posteriores. Una de sus obras más conocidas, «La Anunciación», en El Prado, está datada entre 1425 y 1428, la misma década, precisamente, que «La virgen de la granada», lo que aumenta el interés por ver juntas estas creaciones. De hecho, este periodo resultó esencial, porque en Florencia, una de las capitales del arte en este periodo, se cruzaron artistas más apegados a las viejas maneras de entonces con otros, como Donatello y Brunelleschi, que aspostaban por la innovación. En estas coordenadas hay que entender la incorporación de esta tabla única, procedente, en su origen, del convento de Santo Domingo de Fiesole, y que cuenta con las características que han marcado el estilo inconfundible de Fran Angelico: serenidad, belleza, intimidad y equilibrio compositivo. La idea de coleccionar obras de arte partió del marqués del Carpio, al que se deben 32 cuadros de la colección, adquiridos o encargados por él en el siglo XVII. Llegó a tener también en supoder «La Venus del espejo», que hoy cuelga de la National Gallery y que la familia perdió posteriormente al depositarlo en manos de Godoy. Aunque el verdadero impulsor de la colección fue Carlos Miguel, XIV duque de Alba, un hombre de enorme cultura enamorado de la música y que frecuentó al amistad de Rossini, sin olvidar al padre de Doña Cayetana, que supo inculcar el gusto por el arte a su hija. En una sillita baja De todas las obras que formaron parte de la exposición de CentroCentro de Cibeles en 2012 una destacaba para Cayetana de Alba sobre las demás: «La Virgen de la granada». Sus allegados sabían que era una obra especial para ella. «Cuando tenía una comida le gustaba sentarse en una sillita baja, una joya barroca de enorme valor, enfrente de “La Virgen de la granada’’, de Fray Angelico. Sentía verdadera debilidad por las buenas piezas y ésta era una de ellas», aseguraba Rafael Alonso a esta diario tras la muerte de la Duquesa. Él ha estado al frente del mantenimiento de la imponente colección artística de los Alba desde 1978, año en que Jesús Aguirre, segundo esposo de Cayetana, se la encomendó. «La colección está en tus manos», le dijo. Su confianza en él era total hasta el punto de montar un taller de restauración dentro de los muros del palacio madrileño de Liria para que trabajara el tiempo que considerara necesario. «Estaba al tanto y muy encima de todo lo que se hacía», señalaba. Por sus manos de maestro pasaron prácticamente todas las piezas. Conoce como pocos el valor de la colección. Tres son las obras de Fra Angelico en España: «La Virgen de la granada», «La Anunciación» y «La Virgen de la humildad», del museo Thyssen-Bornemisza y que está en depósito en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Fuente: La Razón