Quiso ser un escritor guerrero, como su remoto tío Garcilaso de la Vega. Quiso ser un cronista de la verdadera conquista de Perú, donde había participado su padre. Quiso ser el Suetonio de la dinastía inca de su madre. Quiso ser muchas personas en sus 77 años de vida, y lo fue, siendo al final, simplemente, el Inca Garcilaso de la Vega, «el príncipe de los escritores del Nuevo Mundo». Una exposición en la Biblioteca Nacional conmemora los 400 años de la muerte de este escritor e historiador mestizo reconstruyendo su biblioteca a través del inventario de su testamento. Los 188 libros de su colección cordobesa cuentan mejor que nadie quién fue. Nacido en Cuzco, Gómez Suárez de Figueroa recibió este nombre por decisión de sus padres, una pareja formada por un conquistador extremeño, Sebastián Garcilaso de la Vega, y una princesa del extinto Imperio inca, Isabel Chimpu Ocllo. El cargo de corregidor del padre, no obstante, impidió que se casaran y, en favor de su carrera, Garcilaso de la Vega alejó de su lado a la princesa. Del que no se olvidó fue de su hijo, cuya educación entre las dos culturas, andina e hispánica, corrió a su cargo. La herencia paterna sirvió al joven para pagar su viaje a España, donde viviría hasta su muerte. «El Siglo de Oro no solo sirvió para traer tesoros a España, sino para crear esta riqueza cultural de carácter híbrido», señala Paul Firbas, uno de los comisarios de la exposición, que se inaugura hoy.
Fuente: ABC