En la agenda oficial de los tres palacios de congresos de Extremadura que se encuentran abiertos hay cinco días marcados en el calendario hasta final de año. Eso significa que entre los palacios de congresos de Mérida, Cáceres y Badajoz solo hay programados cinco eventos hasta el 31 de diciembre de 2015, según se indica en la página web de la Junta de Extremadura palcongrex.es.
Se trata de una situación excepcional, casi anecdótica. A buen seguro las confirmaciones de eventos se irán sucediendo a lo largo del año y la estadística crecerá. Sin embargo, el pobre bagaje de cinco actividades en casi seis meses no deja de añadir sal a la herida de una opinión pública entre la que ha fraguado la idea de que los palacios de congresos de la región se encuentran infrautilizados. La situación es aún más inquietante si se tiene en cuenta que en el segundo semestre del año está prevista la inauguración del palacio de Plasencia y para 2017, la del de Villanueva de la Serena.
La serie histórica de los eventos celebrados en los palacios de congresos de la región, según los datos facilitados por la Junta de Extremadura, es una gráfica con altibajos. En 2012 acogieron 142; en 2013 bajaron a 128; en 2014 llegaron a un máximo de 157, y el año pasado disminuyeron a 150. La web palcongrex.es refleja que en los seis primeros meses de este año se celebraron 78 eventos en los palacios de la región. Si el ritmo se mantiene, a finales de 2016 habrán acogido 156 actividades.
De los 38 eventos que acogió el pasado año el palacio de Cáceres, solo uno fue congreso
En cualquier caso, el uso que se hace de los palacios de congresos ha terminado siendo sustancialmente diferente a la idea original. El palacio Manuel Rojas de Badajoz, que acogió 67 eventos en 2015, es la sede principal de la Orquesta de Extremadura (OEx), que ofreció 30 conciertos en este escenario el año pasado, a los que se suman otros tres de la Orquesta Joven (OJEx). Si se le añaden otros espectáculos musicales como los de ‘Brothers In Band’, ‘Don Bosco: El musical’, ‘Los secretos’ o ‘Los sabandeños’, puede afirmarse que la música llena más de la mitad de la agenda del palacio de congresos pacense.
Un sector desinflado
El de Mérida acogió 45 eventos en 2015. Entre sus usos llaman la atención el concurso de chirigotas y comparsas del Carnaval Romano. El de Cáceres, por su parte, es el menos utilizado, con 38 actividades en 2015. En su agenda, los congresos son lo de menos. El año pasado únicamente acogió uno, el Nacional del sindicato CSIF. Por contra, en él se celebraron diez graduaciones en 2015 y este año otras 12 más.
Con la inauguración en 2004 de los palacios de Badajoz y Mérida, la región quiso colocarse a la cabeza del turismo de congresos a nivel nacional. Doce años después, María José García Curto, directora de la Organización Extremeña de Congresos ‘Orexco’, califica como débil la situación del sector en la comunidad. «Veo que no tiene mucho impulso, que faltan iniciativas a nivel de promoción. Eso está haciendo que cada vez haya menos congresos», afirma.
Extremadura vende sus espacios naturales o su gastronomía para atraer al turista de congresos
García Curto asegura que hace unos cuatro años se notó una bajada en la celebración de congresos en Extremadura. «A nivel local, hará como diez años se empezaron a poner en marcha lo que llamamos ‘convention bureau’, que son oficinas de promoción de congresos de un destino participadas por iniciativa pública y privada. Las empresas del sector, de acuerdo con un ayuntamiento, ponían en marcha su oficina de promoción y buscaban a distintos colectivos profesionales a los que se les trasladaba la idea de que ellos podían funcionar como prescriptores y atraer eventos a Extremadura. Pero eso, con el tiempo, también se ha ido perdiendo–reconoce la directora de Orexco–. Ahora no hay en marcha ningún ‘convention bureau’ o los que hay existen sobre el papel, uno en Cáceres y otro en Badajoz, pero no están funcionando». Desde el sector del turismo de congresos se concluye que Extremadura necesita aumentar el número de actividades de este tipo que acoge.
La gestión de los palacios depende de la empresa pública Gebidexsa, englobada en Gpex y perteneciente a la Junta de Extremadura. El pasado marzo se nombró a una responsable de la red de palacios de congresos y a un coordinador para cada infraestructura, un cambio con el que se pretende profesionalizar y rentabilizar la gestión.
José María Mena, coordinador general del grupo Gpex, asegura que con esta medida se ha conseguido reducir los gastos y aumentar los ingresos de la explotación de los palacios a pesar de los elevados costes de mantenimiento. Asimismo, señala que la nueva estructura se ha concebido pensando en sacar el máximo rendimiento a la futura gestión de los palacios de Plasencia y Villanueva de la Serena, una vez que estén inaugurados.
«Está sobre papel la campaña de promoción de la administración regional. Ahora mismo, lo que está un poquito tirando del carro son encuentros a nivel local que pretenden reactivar el sector en las ciudades que tienen posibilidades», afirma García Curto.
El director de la patronal turística extremeña (Cetex), José Luis Ascarza, también incide en los problemas que conlleva la gestión pública, a la que culpa, junto a la crisis económica, del bajón de la actividad congresual. «No hay una gestión muy clara de los palacios de congresos en Extremadura. Es muy recortada en presupuestos, muy poco coordinada con el sector», asegura.
Diferenciación
El presidente de Cetex apuesta por coordinar a todos los sectores que participan en el turismo de congresos, desde hoteles hasta restaurantes y transportes, para atraer congresos de referencia a nivel nacional e internacional. «Desde Cetex podíamos llegar a conciertos para bajar los precios de los hoteles con el objetivo de conseguir que vengan congresos a nuestra región», ejemplifica.
Así las cosas, el que se preveía como uno de los pilares del sector turístico regional terminó desinflándose, y con él, negocios como el de María José Aguilar. La propietaria del Hotel Cervantes de Badajoz, ubicado a escasos metros del palacio de congresos Manuel Rojas de la capital pacense, abrió el Hotel Góngora –también muy cercano, de dos estrellas y 22 habitaciones– pensando en la escasez de camas que había en el entorno, pero el 15 de junio de 2013 tuvo que abandonar. «He tenido que cerrar por falta de clientela. Si esto hubiera funcionado, con dos o tres congresos que nos beneficiaran cada mes, pues vale, pero es que hay dos al año. Yo pensaba que el palacio de congresos iba a ser una panacea que no ha sido», lamenta.
Cierto es que el perfil de su establecimiento, de dos estrellas, no encajaba con el de los turistas de congresos, normalmente empresarios o profesionales de nivel adquisitivo medio o alto que prefieren alojarse en hoteles de cuatro y cinco estrellas y realizar gastos por encima de la media. «Hablando de congresos o convenciones hay dos patas: la social y la científica o empresarial. La pata científica son las sesiones de trabajo, donde es muy importante la sede donde se realiza la actividad y que sea cómoda y funcional. Pero por otra parte están las actividades sociales, donde se busca un atractivo en la ciudad que pueda cubrir esas actividades sociales al nivel máximo de satisfacción», advierte García Curto.
El factor diferenciador de Extremadura con respecto a otras regiones en materia de turismo de congresos radica en esa pata social. «Hablamos de gastronomía, de espacios artísticos, de espacios arqueológicos o de naturaleza, porque Extremadura tiene una riqueza enorme en ese sentido. Eso es lo que nos diferencia de otros destinos. Tenemos tres ciudades patrimonio en nuestra región (Mérida, Cáceres y Guadalupe), tenemos muchísimos espacios naturales con una diversidad grandísima, territorios muy diferentes entre el norte y el sur de la región...», enumera Curto.
Para disfrutar de la diversidad de la oferta turística de la región, algunos congresistas alargan su estancia aprovechando los fines de semana. «Los asistentes que vienen a un congreso jueves y viernes, por ejemplo, se quedan también sábado y domingo. Entonces ven un poco más detenidamente la ciudad y aprovechan para desplazarse a destinos que están muy cercanos –añade García Curto–. Pero el tema de los transportes es un problema», asegura.
La ausencia, ya no de la Alta Velocidad, sino de trenes competitivos, sumada a la escasa actividad del único aeropuerto de la región, lastran las posibilidades del turismo de congresos en Extremadura. «Cuando gestionamos el grupo de ponentes de un congreso nos piden un avión por falta de tiempo, porque es gente con agendas apretadas. A ellos les gustaría ir y volver en el día o ir un día y volver al siguiente. Y es complicado, sobre todo cuando traes a alguien de Berlín, de Manchester o de Estados Unidos. Primero explícales dónde está Extremadura, luego que lleguen a Madrid y, desde ahí, decirles que va a ser difícil enlazar con un vuelo a Badajoz y que hay que ponerles un coche con conductor en el que va a hacer 300 o 400 kilómetros», narra la directora de Orexco.
No obstante, García Curto ha constatado que los congresistas anteponen su interés por viajar a Extremadura a las incomodidades del transporte. «El argumento que nosotros tenemos para conseguir que la gente llegue es la riqueza y la diferenciación que tenemos con respecto a otros destinos. Utilizamos mucho como argumento de venta la foto del lugar. En el cartel pones la ciudad monumental de Cáceres, la Plaza Alta de Badajoz o el Teatro Romano de Mérida y eso vende solo. No hay mejor motivo para venir que tener una cita profesional en Extremadura», analiza. «Conseguir que un congreso no se celebre en Valencia y venga a Extremadura depende del transporte. Esa es la asignatura pendiente para poder desarrollar la gestión congresual. Nos falta un aeropuerto ágil», reconoce Ascarza.
Fuente: HOY