Ni un maníaco sanguinario, ni un loco obsesionado por el oro. La leyenda negra del extremeño Francisco Pizarro persigue a este conquistador desde que partiera hacia el Nuevo Mundo en 1502 para labrarse un futuro desde la nada. Sin embargo, para expertas como la historiadora María del Carmen Martín Rubio, es hora de desligar definitivamente al cacereño de esas mentiras que -continuamente- son replicadas desde el otro lado del charco. «A Pizarro se le ve como un masacrador de aborígenes, pero no fue sanguinario fuera de los campos de batalla», explica en ABC.es la autora. En este sentido, la historiadora ve al conquistador como un hombre que luchó porque las ciudades indígenas fueran preservadas, evitó que se torturara a nativos e, incluso, trató como un huésped al emperador de los incas, Atahualpa. Un hombre al que logró capturar el 16 de noviembre de 1532 después de tenderle una trampa y vencer (con solo 200 españoles) al gigantesco séquito con el que el nativo llegó a Cajamarca (en Perú, sede de su imperio). ¿Cómo logró una gesta tan destacable? Según la experta, debido a su conocimiento de táctica militar. «Fue un genio de la estrategia que aprendió en los Tercios de Italia», explica Martín Rubio. Pizarro y sus 200 hombres partieron hacia Cajamarca con sus ojos inyectados en oro y una gran ansiedad por conquistar la región. Oficialmente, preparó un encuentro con Atahualpa bajo el paraguas de una supuesta entrevista personal. El 15 de noviembre, los españoles llegaron a la ciudad e idearon un plan para «cazar» a los hombres del emperador por sorpresa. Concretamente, establecierom que plantarían cara a sus enemigos en una plaza que únicamente contaba con tres entradas. Apenas una jornada después, el inca se presentó junto a un gigantesco ejército de entre 8.000 y 40.000 hombres. Pero no solo acudió con guerreros ,sino que llevó consigo a su corte de bailarines, equilibristas y todo aquel que pudiese sorprender a los hispanos. El 16, Atahualpa entró en la plaza de Cajamarca, pero no se topó con Pizarro (quien estaba escondido junto a sus hombres), sino que se dio de bruces con el fraile Vicente de Valverde. El religioso que acompañaba a los conquistadores y que, como hacía habitualmente en cada pueblo, le leyó el «Requerimiento». Un documento en el que se instaba (amenazas mediante) a los nativos a rendirse y hacerse siervos del monarca español a cambio de conservar la vida. Además, este personaje le ofreció también una Biblia, objeto que -por cierto- el emperador tiró al suelo sin saber qué diantres era ni como se usaba. Al final, ya fuera por activa o por pasiva. Los militares atacaron causando el pavor entre los indígenas. ¿Cómo pudieron obtener la victoria ante un ejército tan gigantesco? Oficialmente, debido a sus técnicas de lucha, a sus armas (que cortaban como la mantequilla las armaduras de los incas) y a dos armas secretas: los caballos (que causaban auténtico pavor entre los nativos) y la artillería. La contienda terminó en media hora, y hubo que contar cientos de muertos por el bando de Atahualpa. A su vez, el desastre fue mayúsculo para los incas, pues el emperador fue apresado por Pizarro, cuyos hombres -después de recibir un gran rescate y celebrar un juicio contra él- decidieron ajusticiarle. - ¿Se puede calificar de matanza lo sucedido en Cajamarca? -Matanza hubo. Pero la hubo porque, cuando intentaron capturar a Atahualpa (Pizarro y sus soldados le defendieron para que no cayera herido porque le querían vivo) los indígenas, viendo que no podían vencer en la batalla, salieron corriendo y chocaron contra una pared. Esta cayó sobre ellos y provocó muchas muertes. Pero la culpa no la tuvieron las tropas de Pizarro. Él tenía establecido que quería capturar al emperador. -¿Existe una leyenda negra en lo que respecta a Pizarro? ¿Se le suele ver como un asesino? -Hay una gran leyenda negra en torno a Pizarro. Se le ha presentado siempre como un masacrador de los aborigenes y de sus formas de vida. Y no es cierto. Pizarro, por ejemplo, promovió una serie de leyes para conservar la ciudad de Cuzco porque le parecía grandiosa. También fomentó que no se matara a ningún aborigen fuera de os campos de batalla. Nunca fue sanguinario. Siempre quiso acercarse al enemigo. -Se afirma que Atahualpa llevó a un gran séquito a Cajamarca para impresionar a los españoles... -Es cierto que les quiso impresionar, pero también es verdad que había desplegado alrededor de Cajamarca un gran ejercito. Tenían la orden de capturar a todos los españoles en la refriega. El emperador lo tenia todo calculado. Atahualpa pensaba que, como eran muy pocos, sus hombres no tendrían problema en reducirlos y apresarlos. -Entonces... ¿Estaba seguro de que iba a vencer a los españoles? -Sí. Él pensaba que, como eran tan pocos, podría terminar con los ellos sin dificultades. Se lo habían dicho sus capitanes y sus espiás, que les había estado espiando durante días. Estaba convencido de que les iba a vencer gracias al gran contingente que llevaban consigo. -¿Les causaban a los indígenas tanto miedo los caballos como se nos ha hecho creer? -La verdad es que sí. En América los auquenidos eran los animales mas grandes. Por ello, el caballo les parecía una especie de monstruo. Cuando llegaron los españoles, al verlos sentados sobre los caballos, pensaban que eran todo lo mismo. Un ser único. Los centauros de la época. Les causaban verdadero pánico. Pero cuando vieron que no, que los que montaban aquellos animales eran hombres, empezaron a llamarles a estos hombres “viracochas” por ser blancos y barbados. Viracocha era un dios que, según la leyenda, se había marchado de la región y volvería tarde o temprano. -¿Realmente los españoles pensaban que, escuchando el “Requerimiento”, los nativos se rendirían? -Bueno, No era cosa solo de los españoles. El “Requerimiento” había sido ordenado desde el papado. Desde Roma. Alejandro VI había repartido el mundo entre Portugal y España. A cada uno le había asignado una zona de conquista. Pero estableció que tenia que ser una conquista pacifica, y que tenia que hacerse bajo un “requerimiento”. Un documento en el que se les anunciaba que había una persona poderosa que, a partir de ese momento, era dueña de esas tierras, que ellos eran sus enviados y que debían someterse. Realmente no tenia sentido porque los aborígenes no entendían lo que se les decía, no dominaban el español y no conocían ni a ese dios del que les hablaban, ni a esos hombres, ni al rey. - ¿Cómo reaccionó Atahualpa cuando le entregaron la Biblia? -La cogió y dijo enfadado: “este libro no habla”. Después lo tiro al suelo y gritó que no servía para absolutamente nada. -¿Con qué objetivo partió Pizarro a Cajamarca? -Pizarro llevaba un tiempo en ciudades cercanas a Cajamarca. Sus capitanes, sobretodo el capitán Soto (que estaba explorando el terreno), le dijo que se estaba sucediendo una guerrera muy cruel entre Atahualpa y su hermano Huáscar. Los campos estaban casi plagados de cadáveres. Pizarro afirmó que acudiría a la zona a poner orden en nombre del rey de España. -¿Hubo una verdadera batalla en la plaza de Cajamarca? -En la plaza hubo poca resistencia porque enseguida cayó la pared y empezaron a morir indígenas. Pero hay que tener en cuenta que Pizarro era un gran estratega. Habia estado en los Tercios de Italia con el Gran Capitán y habia aprendido tácticas con él. Esperó a que llegaran y, cuando estuvieron en el centro de la ciudad, hablaron con el para que se aviniera. Como no quiso, le atacaron. Al caer Atahualpa, sus guerreros se asustaron y empezaron a huir. Luego se produjo el desastre. -¿Su objetivo no era capturar a Atahualpa ni pedir un rescate por él? -En principio no esperaba pedir un rescate por Atahualpa. No lo había pensado. Pero el emperador propuso que le dejasen en libertad a cambio de un gigantesco rescate. Dijo que llenaría dos habitaciones de riquezas a cambio. Al final, Pizarro aceptó. Mientras se llenaban los cuartos de oro y plata, el conquistador le tuvo como invitado. Atahualpa vivía en su casa. -¿Entonces, era un prisionero? R: Más o menos. Los dos sabían que era un prisionero, pero le trataba bien. Comía con él, se entretenían... De hecho, se ha elaborado una tesis en Estados Unidos que afirma que la primera persona de América que aprendió a jugar al ajedrez fue Atahualpa, y enseñado por Pizarro y sus capitanes. -¿Quería matarle? -Pizarro no tenia intención de matar a Atahualpa. Solo quería que este cumpliese lo que había prometido, y luego darle la libertad. -¿Por qué, entonces, no le soltó? -No se atrevió a soltarle porque le informaron de que había muchísimos guerreros enemigos cerca y que él y sus hombres estaban en peligro. Mas tarde, y pasados unos meses, les dijeron que les estaban cercando, que estaban en peligro y que iban a morir todos. Ese mismo día accedió a que se le hiciera un consejo de guerra a Atahualpa en el que sus capitanes -y especialmente los soldados de Almagro- decidieron que tenía que ser ejecutado. -¿Se negó Pizarro a que Atahulpa fuera ajusticiado? -Pizarro no quería. Hasta el ultimo memento se negó. Le obligaron entre toda su gente. Le dijeron que, o moría Atahualpa, o morirían todos ellos. Pizarro no se lo creyó y mando espiás para ver si era verdad que se acercaba aquel ejercito. Incluso espiás aborígenes. Al final le dijeron que sí, que los capitanes de Atahualpa estaban preparando su ejercito para rescatarle y que estaba muy cerca.
Fuente: HOY