Cuenta Felipe Zapico, poeta, escritor y profesor de Biblioteconomía y Documentación, que las pequeñas editoriales aguantan a pesar de todo lo que tienen en contra. Lo dice alguien que acostumbra a tratar con ellas para sacar adelante sus libros.
Muchas nacieron antes de la crisis. Cuando las librerías no cerraban y la cultura bibliográfica despuntaba. En ese horizonte prometedor hubo quien apostó por salirse del mercado de las grandes firmas. Pero eso tiene un precio y un tipo de público muy específico: el lector gourmet.
A ese lector gourmet se dirigen las pequeñas editoriales locales. En Badajoz, según el trabajo reciente elaborado por el bibliófilo Manuel Pecellín, hay, al menos, una decena de sellos que sacan cada año varias publicaciones.
Según el bibliófilo Manuel Pecellín, en Badajoz hay al menos una decena de sellos editoriales
Pecellín recuerda que en Extremadura puede haber más de treinta. Algunas con tradición y otras con gente joven al frente. El muestreo regional lo hizo para desmontar la teoría del escaso espíritu empresarial que rodea a este sector en Extremadura y fue el primer sorprendido por el volumen de actividad que pasa desapercibido. «Aunque no publican mucho, sí han acertado en la especialización. Se dirigen a un público muy concreto y eso les hace un hueco en el mercado».
Cuatro Gatos, por ejemplo, se dedica a sacar a la luz trabajos de investigación de cartografía militar manuscrita, con obras en ocasiones de gran formato.
El Ministerio de Educación le concedió el tercer premio 2015 al libro mejor editado por El Atlas Medici de Lorenzo Possi, 1687: plante d'Estremadura e di Catalogna.
Carlos Sánchez, el fundador de Cuatro Gatos, aclara que se trata de un proyecto editorial muy personal. Historiador, especializado en temas militares, su editorial se activa cuando hay alguna investigación que pueda interesar. «El nicho de mercado local puede ser muy pequeño, pero a nivel global hay mucha gente interesada en temas militares. Desde investigadores hasta historiadores que están muy atentos a todas las novedades que se generan en este campo». Esta forma de trabajar implica no obsesionarse con la cantidad de libros, sino con la calidad. «Solo si merece la pena las investigaciones sacamos algo».
Uno de los sellos más conocidos de la ciudad es Aristas Martínez. Con más de siete años de vida y medio centenar de títulos, se ha convertido en una referencia. Distribuye obras por librerías de toda España y se ha especializado en la novela contemporánea y el cómic. Apuesta por los autores jóvenes y el libro físico no es solo un continente, tiene también su importancia dentro del discurso literario de la obra. Sara Herculano, una de las socias de esta firma, cuenta que no les interesa trabajar para formatos ebook. «Te puede dar igual leer el último premio Planeta en digital o en papel, pero los que sacamos nosotros solo se conciben en formato físico».
Una trayectoria similar lleva el Verano del Cohete, la propuesta editorial del dibujante Borja González. Empezó en 2013 y también presume de ofrecer con mimo cada página impresa. La declaración de intenciones se puede leer en su web.
Las redes sociales y las ferias y festivales literarios son los puntos fuertes de este tipo de sellos para llegar al público, pero no basta con este esfuerzo titánico por llegar a todos los sitios, también necesitan librerías dispuestas a guardar en sus estanterías un espacio a este tipo de literatura. En Badajoz, por ejemplo, las ediciones de Aristas Martínez y el Verano el Cohete se pueden encontrar en la librería Tusitala del Casco Antiguo. Agustín Lozano, el responsable de Tusitala explica que también es una forma de diferenciarse. «El éxito de ventas de cada temporada lo puedes encontrar en cualquier sitio». El librero advierte además que hay un público que huye de la oferta editorial convencional y el marketing que lleva detrás.
Fuente: HOY