Agustín Lozano de la Cruz (Madrid, 1976), propietario de la librería Tusitala en Badajoz, acaba de publicar el libro de relatos 'Aniversario', su tercera obra de ficción, tras las novelas 'Guerra ha de haber' (finalista del premio Felipe Trigo) y 'La última sombra' (finalista de los premios Minotauro y Ciudad de Badajoz).
-A la hora de promocionar tu libro, y teniendo en cuenta que es el dueño de una librería, ¿qué importancia le otorga a las redes sociales?
-Sirven de altavoz, eso está claro, pero la saturación informativa es tan grande que a veces el uso de las redes sociales resulta ser contraproducente. No hay nada como el boca a boca, especialmente a la hora de recomendar libros.
-Con varios libros publicados desde el 2008, ¿de cuál se siente más apegado?
-El primero fue la novela Guerra ha de haber, donde abordo como tema principal la recuperación de la memoria histórica, a través de la figura de una estudiante de Historia que entrevista a un exiliado republicano al mismo tiempo que describe su propio activismo social, vinculada a lo que la prensa denominaba “movimiento antiglobalización”. Es una obra política, como por otra parte lo son todas, incluidas las que parece que no toman partido. En 2010 publiqué La última sombra, una novela de intriga psicológica pero también de acción, un divertimento. Comienza en Sintra, donde se conoce la pareja protagonista, una fotógrafa y un localizador de cine, y luego la narración nos conduce a Roma y finalmente a Madrid. Resultó finalista del premio Minotauro y también del Ciudad de Badajoz, y tuvo una aceptable repercusión. Pero supongo que siento mayor apego por Aniversario, por tratarse de mi trabajo más reciente y también, quizá, el más pulido.
-¿Diría que ha habido una evolución en su estilo a lo largo de sus libros o que en cada uno ha sido diferente, sea buscado o no?
-La primera fue una novela de iniciación, mientras que en La última sombra busqué una cierta innovación formal: en los capítulos impares la narradora es la fotógrafa, y en los pares el punto de vista narrativo pasa al cineasta. Esto me permitía desarrollar uno de los aspectos esenciales de la trama, la certeza de que cada persona puede llegar a interpretar un mismo hecho de manera distinta, a veces incluso opuesta. Aniversario es un proyecto esencialmente diferente, ya que se trata de un libro de relatos, en el cual me apetecía además jugar con variedad de lugares, épocas y géneros literarios.
-Leyendo la reseña de su último libro, entiendo que la premisa de los relatos es que los personajes saben el día que van a morir. ¿Es el hilo conductor de este volumen? ¿Es Aniversario un libro un poco chungo?
-Es menos chungo que crepuscular. La premisa parte de la posibilidad de un mundo muy parecido al nuestro en el que la gente fallece en el día de su cumpleaños, aunque no saben en cuál. Es decir, saben que pueden morir en el día de su cumpleaños, pero no el año en que ocurrirá. Esto afecta a una parte de la población solamente, pero se va extendiendo como si fuera una epidemia, y cada vez hay más afectados. Efectivamente es el hilo conductor del libro, con diferentes protagonistas en cada uno de los nueve relatos: un adolescente que ha perdido la ilusión por celebrar sus cumpleaños, un boxeador que pelea por el título mundial el mismo día de su onomástica, un psiquiatra que atiende a pacientes obsesionados con este hecho, una aspirante a suicida que espera con ansiedad su próximo cumpleaños, etc.
-Ha escrito en el blog de la editorial que Aniversario lo han conformado un conjunto de relatos porque le daba "más libertad que una novela para abordar el asunto desde distintos géneros y perspectivas", aunque también afirma que en el libro hay "una cohesión mayor que la simple suma de relatos: es más bien una novela coral". ¿Por qué se ha decidido por el relato en esta ocasión?
-Si cada relato es una voz, en la medida en que interpretan una misma partitura el conjunto se puede considerar una novela coral. No había mejor manera que esa para empezar a contar la historia en los años ochenta y acabar en el no tan lejano año 2031, o para jugar con los géneros literarios y las voces narrativas; me permito incluso que uno de los relatos esté escrito como un guión teatral.
-¿Considera que estos relatos son "cinematográficos"?
-No, esta vez no. Lo digo porque La última sombra lo era en buena medida, pero Aniversario se asemejaría tal vez a una serie de televisión, ahora que están de moda. Hago aquí una llamada a los directivos de Netflix y HBO, corran por favor a leer Aniversario. Bromas aparte, este libro es sobre todo literatura, buena o mala, ya lo decidirá el lector, pero la idea que quería desarrollar y la forma de hacerlo correspondían al ejercicio literario. Aunque esté en declive frente al predominio de lo audiovisual, sigue habiendo cosas que sólo se pueden contar mediante la palabra escrita.
-El prólogo de Aniversario lo ha escrito el escritor Jesús Carrasco, ¿cómo llega a su libro? ¿Qué le parecen sus dos novelas publicadas hasta la fecha?
-Jesús Carrasco llega a escribir el prólogo de Aniversario por generosidad y me imagino que también por esa regla no escrita según la cual los autores consagrados deben echar una mano a quienes no lo son. Y lo más destacable de él, aparte de su bonhomía, es precisamente que sea un escritor consagrado con tan sólo dos novelas publicadas. Intemperie es una novela excelente, y sin embargo me toca más de cerca la historia que cuenta en La tierra que pisamos. Vivimos en un país que no ha hecho examen de conciencia sobre su pasado, como bien refleja Jesús Carrasco en ese libro. Y mientras no lo hagamos, la debilidad de nuestra democracia seguirá siendo manifiesta.
-Como traductor, ¿cree que una buena traducción puede hacer justicia al original? Puede indicarme algún caso, si es que lo hay.
-Claro que puede, si el traductor sabe hacer bien su trabajo. Lo que no tiene sentido es pretender una traducción exacta, equivalente al original: eso no existe. Las traducciones deberían ser como los buenos árbitros en el deporte, que no se note que están ahí. Un buen ejemplo es la traductora de Tolkien, Matilde Horne, a pesar de lo mal que la trató el mundo editorial.
-¿Cree que los manuales de escritura sirven para escribir más y mejor o crear, por lo menos, un estilo reconocible?
-En mi experiencia como profesor de escritura creativa suelo decir que los manuales están para conocerlos y olvidarlos luego, una vez que se han interiorizado sus enseñanzas. La técnica literaria es como la técnica del tiro a canasta: mi mente sabe la fuerza que debe imprimir a un lanzamiento triple o a un tiro libre, pero de forma inconsciente. No se toma la decisión a propósito, simplemente se sabe. De igual manera, yo no sé si ahora conviene utilizar una metáfora o una prosopopeya: el texto me lo debe pedir por sí mismo.
-¿Considera que su trabajo como librero le ha beneficiado en su oficio de escritor o, al estar rodeado de tantos y tan buenos libros, es muy consciente de lo complicado que es ser bueno, tener una voz propia, y se ha planteado en alguna ocasión tirar la toalla?
-Cómo se nota que es un entrevistador incisivo. La cantidad de libros que se editan en España es demencial, y eso desanima a cualquiera, más allá de que sean buenos títulos o no. ¿Por qué España es uno de los países europeos donde más libros se publican y, al mismo tiempo, donde menos lectores hay? No tiene sentido. Mi trabajo como librero es discriminar los buenos libros de los mediocres o de los directamente abominables, y no es tarea fácil dado el volumen de novedades que hay. Además es una lucha contra corriente, porque las peores obras suelen ser las que más apoyo publicitario llevan detrás, con honrosas excepciones. Ante este panorama, seré escritor mientras considere que tengo algo que contar: lo de tener impacto en el mercado editorial es una entelequia.
-¿Cuáles son los escritores que admira?
-En cuanto a novelistas, ya he mencionado a Tolkien, y otro de ellos es Javier Marías. Ambos tienen en común la ciudad de Oxford, donde se desarrolla el último de los relatos de Aniversario, dicho sea de paso. Y de los cuentistas me quedo con Borges y Cortázar, que son las dos caras del mismo dios de la literatura, y también con Italo Calvino. Hay muchos más que admiro, desde luego, las listas son siempre injustas.
-El libro ilustrado Todo es falso salvo alguna cosa, en colaboración con el diseñador gráfico Francisco Blanco, ¿es una rara avis en su trayectoria y que tiene que ver más con su faceta política, Podemos mediante?
-Mayormente. Todo es falso salvo alguna cosa es un libelo, una obra satírica, un experimento que casi podríamos denominar como humor gráfico. Tenemos la imperiosa necesidad de reírnos de nosotros mismos y de nuestras vergüenzas, especialmente ahora que el Rey está desnudo.