Fue lo último que Miguel Hernández (Orihuela, 1910 - Alicante, 1942) escribió desde la cárcel. Recluido en el Reformatorio de Adultos de Alicante, a donde llegó desde el Penal de Ocaña, el poeta solo tenía en mente a su mujer y su hijo. Fue para su pequeño Manuel Miguel para quien escribió El potro oscuro, El conejito, Un hogar en el árbol y La gatita Mancha y el ovillo rojo, cuatro relatos que perpetuó sobre seis pequeñas hojas de papel higiénico cosidas en su parte superior por un hilo de color ocre. Los guarda a buen recaudo la Biblioteca Nacional. La editorial Nordica los ha recopilado en Cuentos para mi hijo Manolito.
Fuente: Libertad Digital.