El Real Monasterio, en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1993; el conjunto histórico-artístico de la Puebla con su judería, su red de antiguos hospitales y albergues, el Colegio de Infantes o los arcos medievales; y también los BIC (Bien de Interés de Cultural). Entre ellos, la Granja de Mirabel, la de Valdefuentes, la ermita del Humilladero, los molinos... Y en cuestión de semanas, uno más: el sistema de abastecimiento hidráulico al Real Monasterio, construido en el siglo XIV y aún en uso. El DOE (Diario Oficial de Extremadura) recogía el pasado viernes la resolución de la Junta por la que se inicia el expediente que culminará con esa declaración. Será el final feliz para un proceso que comenzó en octubre del año 2015, con la primera petición -hubo una segunda en marzo del ejercicio siguiente- por parte del ayuntamiento de la localidad cacereña. Tras examinar la candidatura, los técnicos del Gobierno extremeño concluyen que contiene «valores que justifican sobradamente» su incorporación al catálogo regional de BICs, en el que hay cerca de doscientos espacios. «En la pasada legislatura, la Fundación Juanelo Turriano presentó a la Junta un informe sobre este patrimonio, que iba avalado por la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, pero la solicitud no llegó a buen puerto», recuerda Felipe Sánchez Barba, alcalde de la localidad por el PSOE. «Nosotros rescatamos esta propuesta y la incorporamos a nuestra programa electoral, así que estamos muy contentos de que se vaya a aprobar», explica el regidor, que entiende que el visto bueno oficial era previsible. «Es que el monumento es único, en España y probablemente también en Europa, y el expediente que enviamos a la Junta era contundente». Suministro para las fuentes Para elaborar ese documento, el Consistorio de Guadalupe se valió, entre otras fuentes, del trabajo de fin de carrera de José Antonio Sánchez, arquitecto técnico nacido en la localidad. «Las tuberías -detalla el alcalde- lógicamente no son las del siglo XIV, pero el sistema se sigue usando hoy en día para abastecer de agua no solo al Monasterio, sino también a las fuentes de Guadalupe». Más aun: A través del entramado construido hace más de seis siglos circula el líquido que llega hasta el depósito municipal, desde el que se reparte el agua a los vecinos. Según el expediente, la declaración se justifica por «la antigüedad de la obra, sus peculiaridades y la existencia todavía de elementos estructurales de su trazado, conservados y en uso». «Su construcción -añade la resolución publicada en el DOE- está intrínsecamente unida a la propia construcción y desarrollo del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, por lo que tiene una especial importancia al tratarse del único caso conservado de este tipo de equipamiento e infraestructuras ligadas al desarrollo económico de un gran complejo monacal». Su relevancia histórica y patrimonial hace necesaria su protección, que es la principal consecuencia de la declaración de BIC. Se trata, en definitiva, «de una obra de gran interés desde el punto de vista de la historia de la ingeniería hidráulica medieval», según recoge el expediente, que incluye planos y una amplia descripción de la infraestructura. Tiene fundamentalmente tres partes: El sistema para captar el agua, la estructura para almacenarla y purificarla -hay dos y se les llama arcas, denominación que ha acabado por extenderse a todo el sistema de abastecimiento- y la conducción. La existencia de códices y documentos del siglo XVI ha permitido acceder a abundante información sobre la infraestructura. Entre ese material destaca el Libro de los Caños de Agua de Nuestra Señora de Guadalupe, del año 1542. Gracias a testimonios escritos como este se sabe que la primera fase de la obra comenzó en el año 1350, y una segunda se desarrolló en 1389, tras la llegada de la Orden Jerónima al Monasterio. Y que a lo largo de los siglos siguientes hubo que hacer numerosas reparaciones y renovaciones de material. También se conocen datos como que la captación está situada a seis kilómetros de la localidad, la construcción de la red obligó a excavar en la montaña a cielo abierto hasta una profundidad de cincuenta metros, y hay galerías que no tienen ni un metro de ancho. Existe una ruta senderista que lleva el nombre del Arca de Guadalupe, aunque hoy en día está cerrada. «Nuestra idea es recuperarla, y unirla a la ermita del Humilladero, que también es BIC», adelanta Felipe Sánchez Barba. «Además, tenemos ya encima de la mesa -amplía el alcalde- un proyecto, por importe de 55.000 euros, para hacerlo realidad, y que incluiría la señalización y la iluminación de algunas galerías».
Fuente: HOY
