Nuestra especie, Homo sapiens, podría ser 100.000 años más antigua de lo que se creía. O por lo menos esa es la conclusión de un equipo de paleontólogos tras analizar restos fósiles de cinco humanos de hace entre 300.000 y 350.000 años hallados en el yacimiento de Jebel Irhoud, en Marruecos, una cueva situada a unos 100 km. al oeste de Marrakech.
Los hallazgos, que se detallan esta semana en dos artículos de Nature, representan los restos más antiguos que se conocen hasta ahora de Homo sapiens. Y sugieren que los procesos evolutivos que llevaron a la aparición de los humanos modernos pueden no haber estado confinados, como se creía, al este de África.
Los fósiles, que aparecieron junto a herramientas de piedra y huesos de animales, fueron descubiertos por un equipo de investigadores liderados por Jean-Jacques Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, y por Abdelouahed Ben-Ncer, del Instituto Nacional de Arqueología de Marruecos.
Antes de este descubrimiento, los fósiles más viejos de Homo sapiens datados con seguridad eran los hallados en el yacimiento de Omo Kibish, en Etiopía, con una antigüedad de 195.000 años. Y hasta ahora la mayoría de los paleontólogos creía que todos los humanos actuales procedemos de una única población que vivió en el este de Africa hace unos 200.000 años, aunque no estaba muy claro si nuestra forma de ser humanos surgió con rapidez en ese momento o si, por el contrario, se desarrolló de forma gradual durante los últimos 400.000 años.
En palabras de Hublin, "solíamos pensar que había una cuna de la Humanidad hace 200.000 años en el este de Africa, pero nuestros nuevos datos revelan que Homo sapiens se extendió por todo el continente africano hace cerca de 300.000 años. Mucho antes de que Homo sapiens se dispersara fuera de Africa, hubo una dispersión dentro de África".
Ya durante la pasada década de los 60, se encontraron fósiles humanos en Jebel Irhoud, junto a huesos de animales y herramientas de piedra similares a las de las culturas Musterienses europeas, asociadas normalmente con asentamientos de neandertales. Originalmente, a esos fósiles se les atribuyó una edad de cerca de 40.000 años y se les consideró como una rara "forma africana" de neandertal, pero análiss posteriores han puesto seriamente en duda esas conclusiones.
Ahora, las nuevas excavaciones en el mismo yacimiento, que empezaron en 2004, han sacado a la luz nuevas herramientas de piedra y fósiles humanos, cuyo número ha pasado de 6 a 22 y que pertenecieron, por lo menos, a cinco individuos diferentes. Entre ellos destacan un cráneo parcial y una mandíbula inferior.
Para establecer una cronología precisa de los restos, los investigadores aplicaron el método de datación por termoluminescencia a fragmentos de pedernal caliente hallados en los mismos depósitos. Y el resultado fue que los pedernales arrojaron una edad superior a los 300.000 años, empujando cien mil años atrás los orígenes de nuestra especie.
"Los yacimientos bien datados de esa época -afirma por su parte Daniel Richter, experto en geocronología de Instituto Max Planck- son excepcionalmente raros en Africa, pero tuvimos la suerte de que muchos de los artefactos de pedernal de Jebel Irhoud habían sido calentados en el pasado, lo que nos permitió aplicar en ellos la datación por termoluminescencia y establecer una cronología consistente para los nuevos fósiles humanos y las capas de terreno justo por encima de ellos".
Además, el equipo de investigadores fue capaz también de recalcular una edad directa de la mandíbula de Jebel Irhoud 3, encontrada en los años 60 y cuya antigüedad había sido subestimada.
Rasgos faciales y dentales
Con esa información en la mano, el paleontólogo Jean-Jacques Hublin y sus colegas analizaron los fósiles y lograron identificar en ellos numerosos rasgos faciales y dentales que los alineaban con los humanos modernos. Esos rasgos, además, convivían con una morfología neurocraneal y endocraneal más primitiva.
Los cráneos de los humanos que viven en la actualidad se caracterizan por una combinación de rasgos que nos distinguen claramente de nuestros antepasados. Y algunos de esos rasgos están presentes en los fósiles de Jebel Irhoud. Hublin y su equipo utilizaron exploraciones micro tomográficas computerizadas de última generación y análisis estadísticos de formas basados en cientos de medidas 3D para demostrar que la forma facial de los fósiles de Jebel Irhoud es prácticamente indistinguible de la de los seres humanos actuales.
Sin embargo, y en contraste con sus rostros modernos, los cráneos de estos homíninos conservan aún una forma alargada y arcaica.
"Nuestros hallazgos -afirma Philipp Gunz, otro de los miembros del equipo- sugieren que la moderna morfología facial humana se estableció muy al principio de la historia de nuestra especie, al contrario de la forma cerebral, y posiblemente de la función cerebral, que fue evolucionando dentro del linaje Homo sapiens".
Además, la morfología y la edad de los fósiles de Jebel Irhoud corroboran la idea de que un enigmático cráneo parcial hallado en Florisbad, Sudáfrica, es también un representante temprano de Homo sapiens. El descubrimiento de Hublin, por lo tanto, termina de demostrar que los primeros fósiles de Homo sapiens están repartidos por todo el continente africano: Jebel Irhoud, en Marruecos (300 mil años), Florisbad, en Sudáfrica (260 mil años) y Omo Kibish, en Etiopía (195 mil años). Lo que indica una historia evolutiva compleja de nuestra especie, que involucra a todo el continente africano y no solo a una parte de él.
"El norte de Africa -sostiene Abdelouahed Ben-Ncer, codirector de los trabajos- ha sido descuidado durante mucho tiempo en los debates sobre el origen de nuestra especie. Pero los espectaculares descubrimientos de Jebel Irhoud demuestran las estrechas conexiones del Magreb con el resto del continente africano en el momento de la emergencia de Homo sapiens".
Basándose en esos análisis, los investigadores sugieren que los homininos de Jebel Irhoud representan la fase evolutiva más temprana de Homo sapiens.
Las herramientas
En el segundo artículo de Nature, Shannon McPherron y sus colaboradores demuestran que las herramientas asociadas a los fósiles son realmente típicas de las culturas africanas de la Edad de Piedra intermedia. Los fósiles fueron encontrados en depósitos junto a huesos de animales (principalmente gacelas) que mostraban claras evidencias de haber sido cazados.
En cuanto a las herramientas, predominan las formas puntiagudas y la mayoría de ellas están fabricadas en silex de alta calidad. Los conjuntos de artefactos de la Edad de Piedra intermedia como los de Jebel Irhoud se encuentran por toda Africa, y los investigadores creen que nos hablan de una adaptación que permitió a Homo sapiens dispersarse por todo el continente.
"Los artefactos de piedra de Jebel Irhoud -afirma McPherron- son muy parecidos a los hallados en depósitos de edad similar en el este y el sur de África. Es muy probable que esas innovaciones tecnológicas estén vinculadas al surgimiento de Homo sapiens".
En resumen, los descubrimientos de Marruecos arrojan una nueva luz sobre la evolución de Homo sapiens, y demuestran que la especie a la cual todos nosotros pertenecemos evolucionó y se dispersó mucho antes de lo que se creía hasta ahora.
Fuente ABC