Persona inquieta, dispuesta a nuevos retos, de fácil conversación y con una memoria privilegiada, aunque asegura que ya no es lo que era. Ha tenido la oportunidad, a lo largo de su intensa vida de desarrollar distintas habilidades, desde la poesía, hasta la pintura, pasando por el mundo empresarial, con éxito. Ahora, a sus 73 años, aflora su faceta de escritor, con una buena aceptación. Así es Olegario González Prado, natural de la población cacereña de Santa Marta del Magasca, en la comarca de Trujillo. Hace tan solo unos meses, publicó su primer libro 'La ventana del rey'. Ya tiene a punto de sacar a la luz un nuevo trabajo, 'Ascuas de juventud' y, a las puertas, está una novela.
González siempre tuvo esa inquietud de escribir. «Era un potencial escritor pero tiré por otra línea». A pesar de ello, ya en su juventud, realizaba poemas. A lo largo de su vida, también ha ido anotando hechos, historias y pensamientos. Todos esos manuscritos los ha ido guardando a lo largo de las décadas. Ahora, poco a poco, de un modo o de otro, le sirven para recordar datos, nombres y fechas para sus trabajos. Sin embargo, su actividad profesional mantenía dormida esa faceta literaria. Olegario ha estado centrado en una granja muy peculiar, de perdices.
Recuerda, con cierta añoranza, que a los 17 años se marchó al país galo. Por mediación de la condesa de Romanones, actual amiga del escritor, se fue a trabajar a la casa de los Windsor. Este hecho le permitió seguir la pista de su abuelo, desaparecido en la Guerra Civil española. Cuando parecía que estaba muerto, la familia tenía indicios y coincidencias de que estaba vivo. Casualidades de la vida, en una de las cacerías con la familia Windsor, conoció a un matrimonio portugués, que le facilitó trabajar en una granja de perdices, faisanes y patos. Una de esas labores era la de importar y exportar animales por diferentes países. Esta labor le permitió seguir la pista de su abuelo hasta lo que era Checoslovaquia, sin éxito.
Con el paso del tiempo, Olegario, conocedor del campo extremeño, decidió volver a su tierra, con la intención de crear la primera granja de perdices rojas. «Mi obsesión era salvar la pureza genética de la perdiz, que sabía que tenía una gran calidad». Así lo lleva haciendo desde la década de los 70. Detalla que, a través de un estudio de ámbito europeo, en el año 2005, realizado por un laboratorio especializado de Zaragoza, su granja fue la única explotación que dio una pureza genética cien por cien. Este hecho le permitió tener un reconocimiento a través de las administraciones, al menos de palabra. «Es un patrimonio genético en el ámbito europeo».
Olegario González sostiene que este tipo de perdiz sirve tanto para la reproducción en el campo, como para la actividad cinegética. Asegura que es muy reconocida por entendidos en la materia. Además, considera que se presta para diferentes modalidades de caza. «Los extranjeros la valoran mucho». No tiene dudas de que es mucho mejor que la híbrida. Ahora, sus dos hijos continúan con esta labor.
Como escritor
Una vez jubilado, decide despertar ese escritor potencial que llevaba dentro. Hace dos años, casi sin decir nada a nadie, comenzó a tomar sus primeras anotaciones para elaborar su primer libro. Llegó a juntar más de mil páginas manuscritas. En total, utilizó 18 bolígrafos. Recuerda que, en muchas ocasiones, primero, apuntaba en folios y luego lo pasaba a limpio en su blog de notas. Detalla que este primer libro, 'La aventura del rey', es un híbrido de historia y biografía. Para ello, ha rebuscado en las numerosas anotaciones que tenía guardadas. Sostiene que toca diferentes temas, como la Guerra Civil, política y la biología, entre otros. «De este modo, el lector se puede interesar por una u otra cosa».
Este escritor no tenía demasiada convicción de lo que había escrito. «Lo iba a tirar», detalla. Por ello, en un principio, su idea no era publicarlo. Sin embargo, le animó un amigo suyo, Lucio Poves, tras leer el argumento sin poder parar. A partir de ahí, tanto él, como otro amigo, le ayudaron a transcribirlo a ordenador. Seguidamente, habló con el Ayuntamiento de su localidad para que lo editase la Diputación de Cáceres, como así se hizo. De esta primera publicación hace tan solo unos meses.
Ya no paró de escribir. Sin embargo, se dio cuenta de la necesidad de aprender informática. No lo dudó. Hace también unos meses, comenzó desde cero a conocer el mundo del ordenador y de Internet, a través de las clases que recibe de Alberto San Millán, en Trujillo. En poco más de un mes, aprendió a manejar el procesador de texto. Ahora, continúa su aprendizaje con Internet y las redes sociales, que le ayudan para dar a conocer aspectos de su próxima publicación, 'Ascuas de juventud'. «Nunca me dio miedo los retos. He sido en mi vida muy lanzado, a veces, demasiado».
González Prado detalla que este libro, que está apunto de salir a la luz, es más autobiográfico. Cuenta sus vivencias de diferentes épocas, algunos contrastes y aspectos de conciencia. Pone de manifiesto comparaciones entre el bien y el mal y «la obsesión que tenemos de ciertas cosas y olvidamos las más importantes». En esta publicación, incluye en la portada una de sus obras pictóricas porque «también me gustaba pintar». Ejemplo de ello es que recibió algunas clases en Francia, en su época de juventud. Igualmente, ha rescatado, entre sus recuerdos, una de sus poesías escrita cuando tenía 14 años.
Además de estos dos libros, tiene terminada una novela de intriga. Ahora, este polifacético autor 'amenaza', con no parar de escribir.
Fuente HOY