A tan solo cuatro kilómetros del centro histórico de Cáceres, una empresa hispanoaustraliana ha empezado a mover tierras, a hacer las primeras catas. Se busca litio, el nuevo «oro» del siglo XXI, el material con el que se construyen las baterías recargables de los coches eléctricos, los ordenadores y los teléfonos móviles. Y en el subsuelo cacereño podría haber más de un millón de toneladas de este mineral tan preciado.
Podría ser un filón, una oportunidad económica para la región. Pero el coste de tener una mina a cielo abierta no convence a muchos cacereños que se resisten a su explotación. La mina de San José de Valdeflórez se ubicaría en el pulmón verde de la ciudad, la Sierra de la Mosca, conocida como el «pequeño Monfragüe». Esa zona tuvo una mina subterránea hasta los años 60 pero ahora se ha quedado cerca del área urbana de Cáceres. No solo está próxima al patrimonio histórico sino que apenas le separan dos kilómetros del nuevo hospital de Cáceres y de un centro quirúrgico.
La rebelión contra la mina escenificó ayer con una manifestación en el centro de Cáceres. «¡Salvemos la Montaña! ¡No a la mina!», fueron las dos frases más repetidas por las más de 1.500 personas que participaron en la concentración. La movilización estaba convocada por la Plataforma Salvemos La Montaña, un movimiento ciudadano que no se identifica con partidos políticos. «Es un movimiento ciudadano», recalcó ante el micrófono la actriz Maruchi León antes de leer el manifiesto junto al biólogo Fernando Durán, divulgador de la naturaleza extremeña.
Hornos y lodos tóxicos
En el manifiesto se dijo que, «ante la complacencia de la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Cáceres, una multinacional española y otra australiana se han aliado para apoderarse de nuestro pulmón verde». Aseguraron que quieren excavar «a las puertas de la ciudad un boquete de medio kilómetro de ancho y casi un kilómetro de largo, con hornos químicos, piscinas de lodo tóxico y hectáreas de residuos», con riesgo para la calidad del aire, del agua y la salud de la población. Además, sostienen que perjudicará al turismo.
En el manifiesto se pidió al Ayuntamiento y a la Junta de Extremadura que anulen las licencias municipales y se paralicen los trabajos. «Además de perforar y horadar esta sierra, están abriendo numerosos caminos con destrucción de vegetación autóctona. Hay que rechazar la totalidad del proyecto minero que aún sigue tramitando», subrayaron los manifestantes.
200 puestos de trabajo
La Plataforma niega las cifras de empleo que lleva aparejadas el proyecto de explotación de la mina de litio, 200 puestos de trabajo directos y casi 900 empleos indirectos, según el plan de la empresa. Además, la compañía podría pagar más de ocho millones anuales de impuestos que irían a parar a la Junta de Extremadura durante la explotación prevista de 25 años.
La compañía minera también se ha comprometido a regenerar la zona con un plan de restauración que transformará el cráter en un lago de agua dulce. Se eliminarán las construcciones que requiera la mina y la superficie alterada se recuperará y revegetará.
El proyecto se presentó a la Junta de Extremadura como una oportunidad de inversión, aunque muchos dudan que deje un valor añadido a la ciudad.
Triángulo de litio
Sí Cáceres acepta finalmente el proyecto se uniría al selecto club de países con grandes reservas en este material tan preciado. El triángulo del litio está ahora en Chile, Bolivia y Argentina. Estos tres países concentran más del 75 por ciento de las reservas mundiales. Este «oro blanco» también está presente en Brasil, Canadá, Estados Unidos o Zimbabwe.
Fuente ABC