Del poemario inédito La seca piel del musgo.
ANDARÉ AMAPOLAS
Entre los barbechos o entre los trigales,
cubierto de noche o de amanecida;
entre las palabras o entre los silencios,
de cualquier manera, andaré amapolas.
Sin saber del tiempo de los paraísos,
ni de despertares de lumbres o arenas.
Sin sentir regresos de espacios en sombras
ni entrar en los sueños de azules intensos.
Buscaré destellos de flor de naranjos,
caricias de zarzas de moras silvestres,
sonrisas azules en verdes olivos
o abrazos de cardos entre pastizales.
No queda otra cosa que seguir viviendo,
que seguir luchando por una luz clara.
Entre las palabras o entre los silencios,
de cualquier manera, andaré amapolas.
INVERSIÓN
Nos vamos quedando en diferentes
e indiferentes “buenos días”
susurrados sólo por costumbre
y en manos estrechadas cortésmente
que ni tan siquiera dejan huella
de una sudoración cercana.
Dejaron de crecer verdad y amor
y caminamos, confundidos por los brillos,
entre nieblas que distorsionan los tamaños.
Es verdad que las crisis nos afectan.
Perdimos lo invertido en tolerancia
y bajan las acciones en criterio,
pero hoy no es día de mercado
y debes intentar asomarte a la emoción.
¡Cancela tus cuentas anteriores
e invierte en bonos de sonrisas!
POR DECIR ALGO
Diré, por decir algo y desahogarme
que el grosor de mis venas ha cambiado
al ver que la tierra gemía y que el asco
rondaba los escombros de otra ciudad
destruida.
Nada quedará mañana de lo que ahora veo.
Los cadáveres se entierran con su sangre y con sus heces
y los escombros vuelven a levantarse en el mismo lugar,
como si nada, como si nadie hubiese pasado por allí.
Mañana volverán a decir, por decir algo,
que hay otro lugar que necesita
el rugido de los aviones, el olor de la pólvora,
la sangre corriendo por sus calles…
Y callaremos como hoy y querré desahogarme
hasta que mis venas revienten y mi sangre
corra por las calles entre los escombros de mi ciudad
destruida.