TIERRA QUEMADA
Tierra quemada
qué mármoles tan fríos
…negras lágrimas
Cuánta tristeza
ya no quedan recuerdos
..tan solo llanto.
Ya no hay caminos
ni tan siquiera lunas
….solo hay espanto.
Si acaso hubiera
¡Ay! caricias dormidas
…besos de lumbre.
Duermen las horas
se nos escapa el sueño
Entre los dedos.
Lento silencio
no hay semillas de vida
…tampoco tiempo.
Nace la vida
entre tinieblas lentas
el sol se muere.
Solo habrá invierno
languidece la noche
tierra quemada.
Busqué el aire
y no encontré pájaros
entre las ramas.
Lágrimas negras
y nace la tristeza
…tierra quemada.
MORIR EN MI PUEBLO
Quiero morir en mi pueblo
ser flor de su camposanto,
Y ser coplilla de quintos
en la voz de los muchachos.
Quiero morir en mi pueblo
y que cante el campanario,
y que alguna beata amiga
me dedique algún rosario.
Quiero morir en mi pueblo
ser la luna en los tejados,
para acariciar su aliento
y tirar besos al campo.
Quiero morir en mi pueblo
ser espiga en los trigales.
Soñar en mi eterna siesta
con el sol de media tarde.
Y me dormiré soñando
con las calles de mi pueblo,
viendo jugar a los niños
con caballitos del cielo.
Dejadme dormir, dejadme,
¡Ay¡ golondrinas del tiempo,
que estaré abrazado siempre
al corazón de mi pueblo.
ORILLAS DE LUZ
--Río Guadiana--
I
En medio de la mañana
estaba el río, agua rectilínea.
El río que hoy nos trae
un silencio largo, los recuerdos,
el aroma y la inocencia
de aquella infancia de violines rotos.
El rumor de dos orillas
que en la mañana se abrazan,
lentas en toda su desnudez.
Entonces, cuando niños,
“ es posible- dijimos, a la vez-
acariciar la luna con las manos.”
Hoy, con mí voz desolada
te canto, río de la vida.
II
Al mediodía, arde el río,
en las aguas trae
su rebelde secreto,
una luminosidad que se derrama.
En aquel tiempo
de caminos con prisa,
de melancolía en rincones y veredas grises,
no supimos reírnos contigo,
ni enhebramos distancias
con azules ausencias.
III
El niño que ayer fui
llega con la tarde,
a perderse en la mirada
del río que ahora tiembla.
En la voz que en mí deja
la tarde,
hay recuerdos huérfanos de luz,
estampas con niebla de aquel tiempo.
¿A dónde voy, si estoy solo
con este amor que te tengo?.
¿Quién me guiara como tú lo hacías
Ofrendando la corriente de tus misterios?
IV
Ya me voy, río de mi juventud,
y de mi infancia,
a buscar la noche si me dejas,
a soñar con la luna de los días,
a observar el baile circular
de los relojes,
a descubrir guitarras rotas
bajo
el puente.
¿Cómo irme, sin lágrimas en mis ojos de nostalgia?
si la noche está hundida entre tus aguas.
Sin darme cuenta, el niño que ayer fui,
ha vuelto otra vez, con su traje de octubre,
a besar tus orillas de luz,
como antes.