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La Feria del Libro de Trujillo ha hecho un balance «positivo» tras cinco jornadas de intensa agenda tanto para los ponentes como para los libreros, por la que han desfilado algunos de los escritores y músicos destacados de nuestro país. En los últimos años este evento ha conseguido posicionarse «en los primeros puestos de las ferias de referencia del panorama nacional», siendo una de las primeras en celebrarse, según la organización.

Se trata de una feria que «va superándose año tras año», y que gracias al esfuerzo de José Cercas, el coordinador del encuentro, «se consigue tener acceso a autores de renombre» como Luis García Montero, Marta Robles, Ángeles Mora, David Gistau, Christian Gálvez o Víctor Manuel. Además, Trujillo ha sido escenario del fallo de algunos de los premios literarios más destacados como el Premio Internacional de Literatura Rubén Darío, entregado al escritor colombiano Carlos Orlando Pardo por su novela Bohemian rhapsody. El acto contó con la presencia del embajador de Nicaragua, Carlos Midence, especialista en Rubén Darío.

También se falló el Premio Internacional de Literatura Joven Lord Byron creado por el Grupo Editorial Sial Pigmalión, que recayó en la joven catalana Laia Giol por el poemario titulado Despiértame cuando hayas muerto vuelto. Finalmente, se entregaron los premios del concurso de microrrelatos al que se habían presentado 322 trabajos, resultando ganador Alberto de Frutos.

Fuente: El Periódico Extremadura

El Museo Catedralicio ha pasado desapercibido en la ciudad desde que abrió en 1992, a pesar de que sus fondos son el resultado de muchos siglos de mecenazgo cultural.

La idea que persigue el Arzobispado desde hace tiempo pasa por sacarlo del ostracismo. Y con esa intención se rehabilitará y ampliara en los próximos meses. El recinto sufre graves desperfectos por las humedades y carece de un sistema de iluminación apropiado para colecciones artísticas.

Un cuadro perdido en la Desamortización sale a subasta

El proyecto de mejora que llevaba años en el cajón arrancará en breve, según explica Juan Román, director del Catedralicio. Román cree que se trata de una mejora que beneficiará, sin duda alguna, a toda ciudad. No se limitan a exponer esculturas, cuadros y orfebrería en salas más acondicionadas, sino de que el visitante que entre por el recinto conozca mejor la catedral, tan desconocida incluso para los propios vecinos de la ciudad. Un equipo ya trabaja para configurar un itinerario más atractivo tanto en el museo como en el interior del templo.

El reformado centro, las obras de Divino Morales tendrán un papel central y una sala propia, según explica el director.

En los fondos hay cinco obras de Luis de Morales, entre ellas las dos que estuvieron el año pasado en una exposición sobre el pintor de Badajoz que organizó el Museo del Prado. Se trata de La piedad y de La Estigmación de San Francisco, ambas de la misma época (1553-1554) porque formaban parte del retablo de la capilla de la catedral.

Los comisarios de El Prado eligieron La Piedad por ser una de las primeras que pintó. Mantiene unos motivos arquitectónicos que se pierden en otras que salieron después de su taller.

El paso por El Prado fue un espaldarazo a la colección de Badajoz y a cambio de la cesión, los receptores asumieron la restauración de las dos piezas que se llevaron.

Las tablas tenían algunas grietas por el deterioro acumulado desde la última vez que se revisaron. En principio se iban a reparar en el taller de El Prado, pero la saturación en ese momento obligó a desviarlas hasta el Bellas Artes del Bilbao para que estuvieran a tiempo en la muestra de Madrid.

La colaboración hizo que La Piedad y La Estigmación de San Francisco se reclamaran también en Bilbao y El Museu Nacional d'Art de Catalunya de Barcelona.

La gira del año pasado ha revalorizado las pinturas del Divino y ha despertado mucho interés entre el público que menos lo conocía.

La Anunciación, Adoración de los Reyes y Expiración de San Jerónimo completan la colección del Divino que custodia el Catedralicio y que también se podrán ver en la nueva sala.

La idea, explica Juan Román, es corregir el desconocimiento que hay en Badajoz sobre el patrimonio artístico que guarda el recinto. Destacan, por ejemplo, dos figuras de marfil del siglo XVII -una de San Gabriel Arcángel y otra de San Juan Bautista- un alabastro italiano del Renacimiento que salió de un discípulo de Donatello o una Inmaculada de Palomino.

1.200 visitantes pasan al año por el centro, pero en el Museo no esconden su deseo de que este número se quede corto tras la reforma.

Otro atractivo será el lienzo que en diciembre de 2015 donó al Arzobispado la Fundación Amparo del Moral. Se trata de un San Jerónimo Penitente de 95 x 78.5 centímetros proveniente del taller de Domenikos Theotokópulos, 'El Greco', aunque no se puede confirmar su autoría.

Más información

El Catedralicio incorporará contenidos audiovisuales y mejorará la información de las piezas para que los visitantes tengan más detalles. Incluso hay previsto una aplicación de móvil a modo de videoguía mucho más completa, con explicaciones complementarias. Los fondos atraen a expertos extranjeros en arte, interesados por aspectos muy concretos.

Fuente: HOY

 

El vestigio humano más antiguo de la región tiene 180.000 años y fue hallado en las cuevas de Fuentes de León H La pieza estaba enterrada en una de sus cinco grutas históricas que, aparte de poseer gran valor geológico, encierran las claves sobre los ‘primeros’ extremeños

Nadie sabe su nombre. Adivinan a llamarla la abuela de Extremadura. Investigaciones de años han descubierto con el tiempo cómo pudo llegar a vivir por aproximación y las elucubraciones sobre su muerte son tantas como hipótesis lanzan los estudiosos. Lo que si es cierto es que vivió hace más de 180.000 años, murió con 25 y fue enterrada --o acabó por azar-- en una cueva de Fuentes de León.

La gruta extremeña, a un monte escaso de Huelva, ha encerrado durante siglos al humano --homo-- más antiguo de Extremadura. En realidad, la única pieza que se conserva de la que podía responder como primera pobladora extremeña hasta la fecha es una falange de un dedo. Una pieza minúscula, pero de valor incalculable. Como el espacio que la aguarda. Junto a ella descansan esparcidos huesos y restos de animales en la cueva de Postes, una suerte de paraíso para arqueólogos. Esta es una de las cinco grutas que forman el engranaje conocido como las cuevas de Fuentes de León. Postes alberga uno de los yacimientos neolíticos más importantes de la región y es una de las más pequeñas junto a El Caballo y Lamparilla. Esta última no está abierta al público. Masero --o Bonita-- es la ‘joya’ geológica. Estéticamente es una de las más atractivas por las formaciones que penden de sus paredes. Son lo que los expertos denominan espeleotemas, una suerte de formas que surgen debido a que el calcio de la caliza que forma la gruta se solidifica con el agua.

Hasta 300 años puede tardar una formación en adquirir la apariencia que presentan en la fotografía superior. La cueva del Agua completa el círculo. Lo más curioso de este espacio es que alberga un lago de 200 metros con agua cristalina y una curiosa colonia de murciélagos que custodian lo más recóndito de la cueva. Todo este recorrido lo conoce de memoria Marisa Giles. Es la ‘ama de llaves’. Nadie entra o sale sin que ella lo sepa. Es la guía y la vigilante forestal. Conoce cada uno de la veintena de tipos de orquídeas que rodean al paseo y sujeta un resto de cráneo de hace 10.000 años con la misma fluidez que reconoce pisar cada día un espacio con más de 500 millones de años.

Giles expone cómo el espacio con más de mil hectáreas ha sobrevivido al deterioro, pero reconoce que el desconocimiento ha provocado que la presencia humana haya causado daños en algunas de las grutas. «La gente venía aquí y se colaba», apunta. Hasta que en 2001 fue declarado monumento natural por la Junta de Extremadura y ahora recibe el beneplácito a su conservación.

En la actualidad, las visitas solo pueden hacerse con cita previa y Giles calcula que el año pasado fueron alrededor de 5.000 personas las que pasaron por sus explicaciones y por las estalactitas de Masero. Eso sí, sin tocar y sin fotos. La experiencia única solo puede quedarse en la retina. En ese sentido, destaca la «falta de reconocimiento» al yacimiento único aunque es consciente de que cada vez más turistas conocen el tesoro junto a la frontera. Eso ha permitido poner a Fuentes de León en el mapa. «Que las cuevas estén aquí es importantísimo para el pueblo porque permite que se conozca, dentro de un tiempo, el 50% de los ingresos vendrán del turismo y el otro 50%, del ganado», sentencia.

 

Cementerios y caníbales

La labor de Giles está complementada por la de Sandra Palomo y Elena Garrido, ambas arqueológas, y la de la bióloga Elena García. Todas acompañan a este diario en su ruta por las cuevas. Mientras Marisa muestra su interior, las tres trabajan en el laboratorio --en las cuevas en verano-- para seleccionar y catalogar el material que han localizado con esmero en los resquicios.

Desde microhuesos casi imperceptibles de ratones y más microfauna hasta el cráneo de ‘Einstein’, el apodo con el que nombran a una pieza de homínido con más de 10.000 años que guardaba el molde de su cerebro bajo la estructura de sus huesos. El humor no falta en la arqueología. Y la vocación tampoco. Las dos jóvenes coinciden en que ya desde pequeñas querían dedicarse a investigar sobre el pasado para entender el futuro. Ahora, gracias a una beca de la Fundación Extremeña de la Cultura desarrollan desde el pasado octubre su labor a medio camino entre los dos espacios. Sandra estudia la industria lítica y Elena, la cerámica prehistórica. Junto a la otra Elena García tratan de descifrar la procedencia de los hallazgos y del material natural de la desconocida ‘Atapuerca’ extremeña --a título compartido con la cueva de Santa Ana en Cáceres--.

De momento, ya han catalogado hallazgos del neolítico, calcolítico y de la época romana. Estiman que la abuela extremeña es preneandertal o neandertal. Es difícil precisarlo a la perfección. Fue en el año 2000 cuando empezó el proyecto Orígenes, un programa de arqueología para investigar sobre el terreno. Desde entonces el programa se desarrolla cada año y con más precisión. Las jóvenes disponen el laboratorio como escaparate para mostrar los útiles y los dientes humanos.

Entre las curiosidades que ponen de manifiesto es que la acumulación de tantos restos humanos en la cueva de Postes lleva a indicios de que fuera un cementerio y un lugar dedicado al culto siglos después en la época romana. Otro detalle que revelan es más sangriento que el anterior. Los ancestros extremeños practicaban el canibalismo. «Más que canibalismo, antropofagia», precisa Sandra y apostilla la explicación con un hueso de un niño que parece haber sido cocinado después de muerto. Minúsculos resquicios ayudan a entender nuestra cultura primitiva.

Fuentes de León ha vivido durante siglos bajo las pisadas de nuestros antepasados, ahora luce su tesoro a la luz, quién sabe si podrá resguardar también los secretos de sus hijos.

Fuente: EL Periódico Extremadura

Alberto Sáez de Santa María indaga en historias relacionadas con el patrimonio cultural.

No es cierto que el mundo notarial sea aburrido, burocrático y gris, aunque para el común de los mortales , en la distancia, lo parezca. Un notario, rodeado de legajos y dando fe sin parar con su firma. Alberto Sáez de Santa María desmonta ese concepto.

Este jurista, que ejerce en Cáceres, acaba de publicar 'El Archivo Vicente Aleixandre', una obra publicada por la UEX en la que desentraña el curioso caso del legado del poeta sevillano, una historia que trascendió en los medios y que le atrapó desde el principio. «Yo soy muy lector de periódicos, compulsivo, como gente de mi generación, y mantengo una constante y permanente relación con la actualidad, cuando surgió este tema inmediatamente pensé que esto tenía sustancia jurídica». Eso fue en 2013. Hasta el año siguiente no puso las bases de esta obra de análisis, que terminó de imprimirse en enero de 2017.

Alberto Sáez de Santa María nació en Sevilla en el año 1957. Hijo de notario, ha vivido en diferentes ciudades a lo largo de su vida. Se educó en Salamanca, destino profesional de su padre, en donde estudió la carrera. Muy joven, con 27 años, aprueba la oposición a notario y su primer destino fue en Colmenar, un pequeño pueblo en La Axarquía, Málaga. Cieza (Murcia), Ponferrada, en León y Burgos han sido sus destinos previos a Cáceres, en donde lleva nueve años y a donde acudió por ser la ciudad de su mujer. «Los notarios vivimos como viajantes». Es el paso lógico por las notarías de Tercera y de Segunda hasta las de Primera, una distribución en función de la población de las localidades.

Fuente: HOY

La luz de Almendralejo se cuela por las vidrieras mientras las escaleras se abren imponentes a este paraíso de cuadros del XVII, flores frescas, manteles primorosos, biblioteca extraordinaria, cobijo del pensamiento liberal. El claustro, la azulejería, el suelo, las columnas poderosas... todo es bello en este lugar donde se crió Carmen Fernández-Daza, escritora, ensayista, miembro de la Real Academia de Extremadura, directora del Centro Universitario Santa Ana... Cuando sales de la casa de la marquesa de la Encomienda ya no habrá día que no pienses en volver

-Mariano Fernández-Daza y Fernández de Córdova, IX Marqués de la Encomienda, era su padre. ¿Podría hablar de él?

-Sí. Estaría toda la vida hablando de él. Es, sin duda alguna, desde la perspectiva que dan mis 50 años, el hombre de mi vida. Solo tengo palabras de emoción, de amor profundo y de gratitud inmensa porque fue, es aún hoy para mí, un ser humano excepcional. Un hombre tierno en lo privado, absolutamente amante de sus hijas, y con un corazón y una generosidad que no tiene parangón. Entregaba todo a los demás sin dejarse notar.

 

-Y detrás de un hombre, una gran mujer, su madre. Defínala...

-En una reducción, quizás un poco exagerada, mi padre venía a ser un gran Quijote, completamente hispano, y mi madre era, es porque sigue siendo muy hermosa, ese hermosísimo Sancho Panza: la tierra, la realidad, a veces el sentido común, y sobre todo la persona que siempre estuvo detrás de mi padre, un pilar importantísimo en su vida, sosteniendo proyectos, ideas que parecían unas veces revolucionarias, otras incomprendidas, porque fue un hombre adelantado a su tiempo.

 

-En la vida de cada uno la infancia es una estación que condiciona los pasos futuros. Por eso quisiera que me hablara de ese período mágico de su niñez...

-Fue una infancia muy feliz, una infancia de pueblo, de mi pueblo, Almendralejo, en mi colegio de pueblo, con los amigos de pueblo, con los olores de pueblo, en la alberca maravillosa que disfrutábamos en verano, rodeada de higuera, de olivo... Mis amigos siguen siendo aun esos niños de pueblo con los que disfrutaba de estudios, juegos... Mi infancia es el campo extremeño, los recuerdos en los oídos de un grupo de personas que vivían también en casa, procedentes de Campanario; algunos de ellos no sabían leer ni escribir, pero fueron un pozo de sabiduría infinita, de alegría, de entrega, y ellos también son parte de mi familia.

 

-Usted nació en Madrid, pero dice que aprendió a hablar, a leer y a escribir en Extremadura...

-Así es. Nací en Madrid porque mi padre era diputado en Cortes y mi madre se marchó con él. Pero a los diez días llegué a esta casa. Creo que uno también es del lugar donde escucha con consciencia las primeras palabras, se lanza a escribirlas y empieza a conocer, mediante la experiencia y el aprendizaje intelectual. Y por supuesto eso me hace ser extremeña cien por cien. Ese es el lazo vigoroso que me une a Extremadura.

 

-¿Qué es a su juicio un apellido?

-La pertenencia a un hilo familiar. No es más que eso. El apellido es un mero significante, un vocativo. No es carta de presentación. Para mí los hombres y las mujeres lo son individualmente. Son sobre todo su corazón, más que su cabeza.

 

-Decía Agatha Christie que la mayoría de la gente se preocupa de qué dirá el vecino, pero los vagabundos y los aristócratas, no...

-Desconocía esa magnífica frase que ha traído a colación, aunque conozco a muchos aristócratas muy preocupados por lo que de ellos dicen. Fíjese el pobre hidalgo del Lazarillo de Tormes. La tiranía de la honra, mal español, recorre nuestra literatura. Gentes condenadas a las apariencias, a lo que el otro piensa de ti. De modo que saber vivir sin que ello te preocupe es la receta más saludable para ser feliz, sin hacer daño a nadie, pero importándote muy poco lo que puedan pensar de ti. Si no, nunca puedes ser libre.

 

-Así que es una mujer libre...

-He procurado serlo. Bien es verdad que mis padres ayudaron mucho en eso. Porque había normas pero no imposición. He procurado contribuir a la felicidad de los que estaban en mi entorno para, no sé si egoístamente, conseguir también la mía. Si no puedes hacer feliz a quien tienes a tu lado, es mejor no estar.

 

-Por eso para ser una mujer libre es fundamental la educación, en estos tiempos en los que tanto se habla de violencia de género...

-Soy una feminista convencida. Afortunadamente las mujeres de mi generación pudimos acceder a la universidad en igualdad de condiciones, pero no es menos verdad que la discriminación de género existía. Aún recuerdo la humillación a la que sometía a sus alumnas un catedrático, con frases como «la mujer puede sacar un 5 y los caballeros de esta clase podrán acceder a un sobresaliente». Efectivamente, la educación es fundamental, no solo la educación intelectual sino una educación mucho más profunda, ideológica, que se cimenta en unos criterios inamovibles y que han de arrancar de la infancia. En eso tuve suerte porque mi padre fue un modelo, ¡una persona nacida en 1925 que fue capaz de esa gran modernidad de pensamiento! Existió un tiempo en el que hubo que pelear por el voto femenino. Ahora hay que pelear por la paridad. Y luego respecto a la violencia de género, tolerancia cero. Hay que reforzar las leyes y sobre todo ayudar eficazmente a muchas mujeres que sienten vivir en un círculo del que creen que es imposible salir, por miedo. Nadie puede mirar a otro lado. Hay que decirles que se puede, y que estar solas, sin carcelero, es maravilloso. Me produce un dolor inabarcable ver cómo se nos asesina por razón de dominio, de egoísmo, al que algunos llaman locura para minimizar la gravedad de los crímenes.

 

-Su padre fue un hombre avanzado y usted una mujer independiente y feminista. ¿Eso significa que usted es progresista?

-Ojalá fuera así. Significaría que tengo ideas y actitudes avanzadas. Quizá choque ese concepto a mí aplicado, si ahora usted mira esta casa, aristocrática, con sus libros y cuadros antiguos. Es una evolución de los grandes liberales del XIX, de los que me precio de tener un poso o una huella. Y esta actitud de progresía se la debo a mi padre, a su libertad de dejar pensar a los demás, de que cada uno nos fuésemos definiendo. Los seres humanos estamos llenos de contrastes. Emocionalmente puede atarte la historia, la tradición, el rito, la costumbre, y eso es hermosísimo, pero el pensamiento es libre y hay que dejarlo fluir.

 

-Claro, porque viendo la aparición de nuevos partidos o la evolución de los partidos tradicionales de este país y viéndola a usted uno se da cuenta que es posible ser progresista sin perder las buenas maneras...

-Muchas gracias. No tiene nada que ver el ser educado, la riqueza de vocabulario, la defensa de la libertad, o ser empresario, con ser conservador o progresista. Y precisamente lo que me entristece de la política actual es la falta de educación, el que es todo muy zafio y muy pobre. Hemos pasado de ver cómo nos llamaban ciudadanos a que ahora seamos ‘la gente’. Hay partidos que han surgido de movimientos ciudadanos. Y bueno, revoluciones en España ha habido tantas, algunas tan olvidadas. Recuerdo ahora la de 1854, en Madrid, contra Isabel II; y España ha sido un país en el que las revoluciones callejeras y el pueblo siempre han tenido mucha voz, más de la que creemos y han originado que sus gobernantes espabilaran. Lo que sí me apena es la vulgaridad que se ha instalado en la representación del pueblo.

 

-¿Entonces cree que las ideas del neoliberalismo y la socialdemocracia se han perturbado?

-El neoliberalismo y la socialdemocracia se habían acomodado, adormecido. Los nuevos partidos que se han introducido, algunos con ideas muy antiguas, muy arcaicas, si se me permite, lo que vienen es a despertar a estas dos tendencias.

 

-Defina la maternidad...

-Inigualable. Soy una madre bastante tardía, de un único hijo. Es fascinante. Aprendo tanto...

 

-¿Quién debe heredar un título?

-El primogénito, no importa el sexo. Para mí es la norma no solo para un título nobiliario sino también para la sucesión en la Corona. Es impensable, indignante, que haya de heredarlo por ser varón el segundo o tercer hijo.

 

-Este mes se han cumplido los mil días del reinado de Felipe VI. ¿Qué opina de la monarquía?

-En el siglo XIX Allende Salazar decía que no era republicano, sin que por ello le asustara la República. Apuntaba que de haber nacido en Estados Unidos sería republicano de corazón, pero habiendo nacido en España, la monarquía estaba en su código histórico. Algo así ocurre en mí, soy monárquica, si bien no fervorosa. Hasta ahora he creído en una monarquía constitucional, muy asentada en aquel antiguo principio «nos que somos tanto como vos y todos juntos más que vos, os hacemos rey», que era lo que el pueblo aragonés decía a sus reyes. De modo que teniendo eso absolutamente seguro, confieso que la monarquía parlamentaria me complace como sistema. Claro está que a todos los que ejercen un cargo de responsabilidad no se les puede consentir un desliz. Porque no solo nos representan como jefes de Estado sino que hay niños, jóvenes, adolescentes que están fijándose en una institución.

 

-Los doctores Toca y Somolinos embalsamaron a la pequeña Carolina, que estuvo depositada en el armario de una iglesia de Madrid hasta mucho después de la muerte de Carolina Coronado; por ello hizo lo mismo con su marido, que permaneció sin enterrar en la capilla del palacio de la Mitra, en Lisboa. Es fascinante...

-Efectivamente Carolina Coronado fue una mujer fascinante. En su larguísima trayectoria vital hay detalles tan románticos como el que usted está relatando, es decir, el ser capaz de conseguir por el terror que tenía a ver morir a sus seres queridos o a que se les enterrara vivos, por su antiguo trastorno de sufrir catalepsia. Es verdad que embalsamó a su hija y la depositó a la egipcia en aquella iglesia y que hizo lo mismo con su marido. Es una paisana nuestra sorprendente en todas sus facetas literarias o en su apasionante actividad periodística.

 

-Y además de investigar en la vida y obra de Carolina Coronado usted es autora de ‘Epistolario secreto’, donde descubrió su faceta literaria más íntima y rescató el sentimiento femenino de otras mujeres que vivieron en otro tiempo y que fueron el reflejo de lo que los hombres quisieron hacer o decir de ellas...

-Dentro de los géneros literarios, mi predilección por el epistolar arranca desde mi juventud. Desde el principio sabía que mi epistolario era una obra absurda en el sentido de que es un género que nadie lee, que era una autoedición y que además me volvía a un pasado grecolatino que a nadie interesa. Pero lo hice. Y le contesté a Propercio o a Catulio para defender así el papel de las mujeres.

 

-Ahora quiere que el Centro Santa Ana, adscrito a la Uex y que usted dirige, imparta Periodismo, la petición la registró el 10 de febrero. ¿Es una cruzada en defensa de Almendralejo?

-No. Somos un centro universitario con un equipo muy importante de profesionales y desde 2015 realizamos estudios encaminados a implantar tres titulaciones, Periodismo entre ellas. Somos un centro privado, y por tanto una empresa de carácter social que pretende dar respuesta a muchos estudiantes que se tienen que marchar fuera de Extremadura para realizar estos estudios, dar respuesta a unos profesionales extraordinariamente formados que trabajan en los medios de comunicación para que nuestra casa fuese suya en ese sueño de que terminaran colegiándose, realizar cursos o másteres... Además había una demanda de alumnos no extremeños a los que también podríamos dar satisfacción.

 

-Usted quiere aportar 200.000 euros para ponerlo en marcha y contratar a 15 docentes...

-Los 15 contratos serían para los primeros cursos, no para el total de la titulación, que serían más. Comprenderá que el centro cuenta además con un numeroso claustro. Las aulas existen, están perfectamente, de modo que ese dinero era para invertir en los dos primeros cursos para la dotación de equipos informáticos y un estudio de radio. Era poner a punto esos edificios, pero la inversión sería mayor. Nuestra intención era crear empleo y aportar riqueza a esta región. Y lo que es increíble y triste es ver la cantidad de currículums que han llegado desde que esto sale en prensa y una siente la frustración de que es un juego que no se ha dado entre iguales.

 

-Claro, porque ahora la Facultad de Comunicación de Badajoz, con el apoyo de la Uex, ha logrado quedarse con el grado. O sea, no la apoyan...

-Es obvio que el apoyo ha sido nulo, pero que no apelen, como han hecho, al sentido común para negarnos el Grado. Es un criterio subjetivo, y poco riguroso. ¿Hay sentido común en proclamar como un éxito que implantar el título en Badajoz tendrá coste 0? ¿Y la calidad en Periodismo? ¿No cuenta? Añadir que ya se buscarán soluciones ante la falta de espacio físico ¿Es sentido común? Ambas razones bastarían para desestimar la propuesta de Badajoz. Claro que todo ello es consecuencia lógica de lo acaecido: el 24 de febrero, con una memoria de cuatro folios nada más, de manera precipitada, cuando se supo que el campus de Almendralejo había solicitado la titulación once días antes, el día 13, la Facultad de Documentación presentó su solicitud, sin incluso haberse aprobado el acta de la Junta de Facultad, celebrada también el mismo 24, donde se tomó el acuerdo y luego la Comisión de Planificación modificó el orden del día, el 7 de marzo, en la propia reunión... Es lamentable. Todo ello produce frustración, desencanto, dolor, irritación. Nos sentimos engañados. Respeto muchísimo a la Universidad y a las instituciones de Extremadura pero esto da una sensación de nula planificación, de oportunismo, de falta de rigor.

 

-Y además, Plasencia y Cáceres también la querían. Un dislate...

-La titulación de Periodismo hay que cuidarla desde el principio. El código ético de la excelsa profesión poco tiene que ver con esto. Esto no.

 

-¿Pero me pregunto, si la Junta es la que paga la Universidad, qué le pide usted a la Junta?

-Es la Universidad la que tiene que autorizarnos, en primera instancia. Y sí, tal como usted dice, la Universidad, si desea implantar el Grado en Badajoz, debe presentar unos informes económicos rigurosos. De manera que la Junta tiene mucho que decir, porque depende de unos presupuestos en su caso, y en el nuestro conlleva la pérdida de puestos de trabajo, de riqueza añadida a nuestro entorno y de un proyecto universitario muy sólido.

 

-Hablemos ahora de política internacional ¿Qué opina de Donald Trump?

-Somos hipócritas. Miramos el muro de hormigón de Trump y no los de la vieja Europa: muros ideológicos con campos de refugiados, indignos, muros de insolidaridad y muros de peligrosos extremismos, para rechazar lo que nos viene de Oriente o del Sur.

 

-¿Y para terminar, cómo ve el gobierno extremeño actual?

-Está trabajando con mucha fuerza, pero sí le rogaría que potenciara que esta tierra no se despueble porque al final muchas veces te dan ganas de salir corriendo de ella cuando veo la ilusión y las esperanzas de muchos de mis compañeros venidas a menos. Espero que mejoren las expectativas de empleo, tan malas en esta tierra. Ya ve, a algunos, cuando intentamos colaborar nos ponen zancadillas.

Fuente: El Periódico Extremadura

Una de las claves de la última novela de Cercas es la ambigüedad: no es de extrañar si pensamos en la dificultad de convertir a su tío abuelo, un fascista común que encuentra la muerte en una batalla, nada menos que en Aquiles

Llevan un tiempo los medios de comunicación, especialmente los del grupo PRISA, bombardeándonos con el último producto de Javier Cercas Mena, El monarca de las sombras, que para variar vuelve a la guerra civil para seguir hablándonos de Falange. Ya lo hizo una vez sobre un personaje tan relacionado con Cáceres como Rafael Sánchez Mazas y ahora lo hace sobre su tío abuelo Manuel Mena Martínez. Y si en el caso de otra de sus novelas, El impostor, su protagonista Enric Marco venía a ser el Quijote ahora Cercas ha decidido asociar al fascista de su tío abuelo con el mítico Aquiles. Supongo que igual que en El impostor debió creerse Cervantes ahora se verá como Homero. Da igual que la novela sea plana, insulsa e incluso un tanto tediosa o que una vez más quiera convencernos de que sus novelas no son de ficción. Estamos ante la obsesión de un profesor de literatura por aparecer en sus novelas y querer hacerlas pasar por algo más que un mero relato con voluntad de ser literario.

Algunos llaman a esto novela de no ficción, relato real, novela antigénero, metaliteratura, género degenerado, posliteratura o como les venga en gana, pero quizás pertenezca de lleno al territorio de la egoficción. Lo curioso es que en sus declaraciones a los medios Cercas no habla como un novelista sino como un historiador, lo cual no deja de llamar la atención en alguien que está convencido de que la historia nunca es objetiva. Aunque cuando dice esto no se sabe cuál de sus muchos "yo" habla, si el personal, el literario, el pueblerino, el mentiroso, el cosmopolita, el  periodístico o el historiador. A saber.

De esta forma ocurre que, sean cuales sean sus intenciones y por muy literarias que parezcan, lo que sus lectores perciben es que lo que leen pretende pasar por Historia. Y así se produce la paradoja: los historiadores llevamos décadas intentando comprender las causas y consecuencias de la destrucción de la II República y por ahí en medio aparece Cercas disfrazado de historiador e inventándose lo que le viene en gana con el aplauso de los que nunca han querido que se conozca ese pasado.

De entrada conviene situar tanto a Cercas como a su tío abuelo Manuel Mena, a quien considera "un niño inocente". No se cansa de decir allá por donde va que "murió por culpa de una panda de hijos de puta que envenenaban el cerebro de los niños y los mandaban al matadero". No es una reflexión muy elaborada, pero a él le basta, ya que debe pensar que así se le considerará un hombre de izquierdas, un antifranquista. Pero al decir esto olvida que tanto entre los golpistas como entre los defensores de la República hubo gente muy joven, de la misma edad que Mena, y que muchos de ellos sabían perfectamente, al igual que él, por qué y contra qué luchaban.

Así que ni niños ni inocentes ni pandas de hijos de puta. Manuel Mena pudo elegir entre respetar las leyes o actuar al margen de ellas y decidió lo segundo, lo cual no es mal principio para alguien que pensaba iniciar los estudios de Derecho ese mismo año. Se asombraría Cercas si supiera el papel que tuvieron muchos de esos "niños inocentes" en los pueblos que cayeron pronto, como el suyo, en poder de los sublevados.

Según nos cuenta el propio Cercas, uno de sus antepasados, Juan Mena, padre de Manuel, propietario de tierras y ganado, era el cacique del pueblo. Por otra parte su abuelo Francisco Cercas había sido concejal durante el Bienio Negro y fue destituido en febrero del 36. En fecha imprecisa, aunque supongo que sería en los meses del Frente Popular, ambos fueron detenidos y pasaron por la cárcel "acusados de almacenar armas en una finca". Javier Cercas, al que este hecho lleva a decir: "A estas alturas todo estaba preparado para que el país entero volase en mil pedazos", los justifica diciendo que, ante el rumor de que los jóvenes socialistas de la Casa del Pueblo fuesen a realizar una matanza de derechistas, la propia Guardia Civil les aconsejó que se protegieran. ¿Y quién se supone que debía defender a los socialistas de esa gente armada y conchabada con la Guardia Civil?

Además, con ello Cercas da crédito a ese tipo de rumores que circularon a posteriori por todos los pueblos con el único objeto de justificar el golpe y la represión. Lo cierto es que su abuelo Francisco Cercas, presidente de la Sociedad de Agricultores, fue igualmente el presidente de la gestora el 20 de julio del 36, jefe local de Falange y alcalde de Ibahernando entre 1937 y 1939. "Un período bastante breve", añade Cercas sin percatarse de la eternidad que representaron aquellos dos años. Por cierto que en dicha gestora también estaba su tío Juan Domingo Gómez Bulnes, yerno del cacique y que también llegaría a alcalde. Tampoco su bisabuela, la madre de Mena, se cubre de gloria cuando la vemos arremeter contra un vecino que ha luchado por la República con el que se cruza por el pueblo echándole en cara que él viva y su hijo no.

Para Javier Cercas su abuelo Francisco era un "labrador instruido", "hombre cabal" y "dotado de una autoridad congénita y de una congénita capacidad para ejercerla", don este muy extendido entre quienes accedieron al poder por vía militar. Añade que procedía de Acción Republicana, el partido de Manuel Azaña, del que se nos dice que fue concejal, y también que mostró simpatías por el socialismo. Cuesta trabajo imaginar el proceso que lleva a alguien del partido de Azaña, firme partidario de la reforma agraria, a terminar poco después de presidente de la derechista Sociedad de Agricultores y de concejal (a saber por qué partido) durante el Bienio Negro*.

En cuanto a su abuelo, aparte del disparate de asociarlo al socialismo, más bien encaja en aquellos reaccionarios descolocados por la llegada de la República que se metieron en el Partido Radical para no quedar fuera de la vida política. Sería todo lo cabal y lo congénitamente capacitado que su nieto desee pero lo que debería haber hecho es presentarse a las elecciones. La forma en que llegó a la alcaldía no lo deja en muy buen lugar y sería curioso ver todos los informes políticos que llevaban su firma.

Cercas intenta mostrar la bondad de sus familiares contando cómo ayudaron a algunos izquierdistas. Parece no saber dos cuestiones básicas: que quien en esas situaciones puede salvar vidas es muy probable que también haya tenido la potestad de destruirlas y que raro fue el partidario del golpe que, por lo que pudiera pasar, no contaba en su haber con un rojo salvado. Y digo esto porque desde el desastre nazi en Stalingrado a fines de 1942 y la debacle del fascismo italiano en septiembre de 1943 más de uno empezó a pensar en el nuevo signo de los tiempos. Por suerte para ellos la censura franquista les libró de ver los cadáveres de Mussolini y otros afines colgados en una plaza de Milán en abril de 1945.

Para los que apoyaron el golpe militar y se unieron a fuerzas paramilitares como las banderas de Falange, caso de Francisco Cercas y Manuel Mena, su idea de lo que se traían entre manos era similar a la de un paseo triunfal. Tenían ante sí lo ocurrido en Cáceres, una provincia que había caído casi por completo en cuestión de días. Para esta gente su tarea consistía en ocupar el poder municipal, acabar con la vida de una serie de gente muy concreta, expulsar de todas las instancias locales a las personas relacionadas con la República y reajustar la vida local como poco a la situación existente antes del 14 de abril de 1931. La experiencia republicana debía ser destruida y borrada, como si no hubiera existido.

Pero ocurrió que la marcha triunfal terminó de manera abrupta el 7 de noviembre de 1936 en las puertas de Madrid. Contra todo pronóstico el ejército de la República paró en seco a las diferentes columnas que esperaban ocuparla en poco tiempo. Todos ansiaban celebrar la entrada en Madrid, unos con sus consejos de guerra listos para desinfectar la capital y otros con toda la parafernalia para la celebración de misas al aire libre, y resulta que no solo no lo consiguieron sino que el golpe devino en una guerra interminable, una guerra de verdad y no la escabechina que venían practicando desde julio. La decepción que sufrieron Francisco Cercas y Manuel Mena de la que habla Cercas no era otra cosa que el terrible choque que la guerra de verdad produjo incluso en aquellos que la provocaron. La guerra no era lo que les habían contado.

Nos cuenta Cercas –imposible saber qué hay de verdad en ello– que Manuel Mena, a la altura de 1938, estaba ya harto de la guerra y que si volvía a ella era por un sacrificio personal, para que no tuviera que ir otro de sus hermanos. Lo que le lleva a afirmar que era "un hombre de carne y hueso, un simple muchacho pundonoroso y desengañado de sus ideales y un soldado perdido en guerra ajena". También "había sido capaz de arriesgar su vida por valores que, (…), estaban para él por encima de la vida, aunque no lo estuvieran o aunque para nosotros no lo estuvieran".

Y añade: "… no murió por la patria…no murió por defenderla… murió por nada…". ¿Le parecerá poco a Cercas que su familia pasase a controlar el pueblo desde el 20 de julio de 1936? ¿No le choca que su abuelo Francisco Cercas, presidente de la primera gestora fascista y alcalde durante la guerra, considerara ya de mayor a los vencedores como una banda de arribistas y desaprensivos, cuando no maleantes, y que sintiera por ellos el mayor desprecio? ¿Acaso no estaban él y su familia entre ellos? Se trata de un fenómeno conocido y que pasó también a fascistas de toda Europa: con el paso de los años aquel pasado negro les empezó a estorbar.

Otro problema es la terminología. Solo dos apuntes. Cercas y otros como él no se cansan de escribir y de hablar de cuándo estalló la guerra civil. Con ello lo que hacen es cubrir con el manto de la guerra unos meses en los que no cabe hablar de guerra alguna, sino simplemente de golpe militar y de represión. El 17 y 18 de julio no estalla guerra alguna, sino que se produce un golpe de estado contra la República, golpe que, como hoy sabemos, venía preparándose desde el mismo día de su proclamación. La guerra vino luego. Primero fue la sublevación, el trasvase a la península del ejército de África, sin el cual poco hubieran podido hacer, y el plan represivo que produjo en pocos meses un genocidio de proporciones desconocidas en nuestro país. En la zona controlada por los fascistas no hubo paseos, sino un plan de exterminio perfectamente organizado por los militares y civiles que movían los hilos de la maquinaria represiva.

Las personas asesinadas en Ibahernando, unas doce, dos de ellas mujeres, no fueron paseadas por un grupo de incontrolados sino que lo fueron por decisión de un comité local presidido por alguien en funciones de comandante militar, comité que, aunque conocido por todos –máxime en un pueblo de dos mil y pico de habitantes–, solía mantenerse en la sombra. Es posible que el comandante militar de Ibahernando fuese un guardia civil y que este estuviese asesorado en las tareas represivas por algunos  vecinos. Los componentes de dicho comité no solían mancharse las manos de sangre, para eso estaban el personal subalterno, ya fueran falangistas, guardias o simples voluntarios. Así pues hablar de paseos es ignorar la mecánica represiva puesta en marcha por los sublevados.

Una de las claves de la novela es la ambigüedad, lo cual no es de extrañar si pensamos en la dificultad de convertir a un fascista común que encuentra la muerte en una batalla nada menos que en Aquiles. Veamos un ejemplo. En un momento se puede leer que la Falange fue "la milicia armada de la reacción en el violento expediente de urgencia segregado por la oligarquía para terminar con una democracia que pretendía reducir sus privilegios…". Esto parece que procede de algún libro. Y en otro se asocia esa misma Falange al "idealismo romántico y antiliberal, la radicalidad juvenil, el vitalismo irracionalista y el entusiasmo por los liderazgos carismáticos y los poderes fuertes de aquella ideología de moda en Europa". Y aquí parece que transcribe a Sánchez Mazas.

Cercas prefiere hablar de falangistas y franquistas más que de fascistas y de fascismo, concepto que solo aparece en relación con Europa. Esta confusión sistemática está en la base de la novela y es continua y obligada, ya que si no existiera no habría forma de salvar al personaje. Parece que este es el destino de Cercas: salvar a fascistas y farsantes como Sánchez Mazas, Enric Marco o Manuel Mena.

El panfleto de Cercas se encuentra en la misma onda de aquella declaración que el gobierno de Felipe González y Alfonso Guerra realizó en 1986 con motivo del cincuenta aniversario del golpe militar. Según parece, pretendían "honrar y enaltecer la memoria de todos los que, en todo tiempo, contribuyeron con su esfuerzo, y muchos de ellos con su vida, a la defensa de la libertad y de la democracia en España". Y también manifestar "su respeto a quienes, desde posiciones distintas a las de la España democrática, lucharon por una sociedad diferente a la que también muchos sacrificaron su propia existencia".

Pues bien, este cinismo de calculada ambigüedad es exactamente el mismo que parece inspirar el escrito de Cercas. El PSOE lo hacía por satisfacer a todos, seguir obteniendo más votos que los demás y perpetuarse en el poder. Cercas lo hace para blanquear a través de su tío y de su familia el pasado del fascismo español. También para salvarse a sí mismo de tan negra memoria familiar, con la que no sabe qué hacer. Afirma que solo en la madurez ha dejado de sentir vergüenza por sus orígenes familiares, pero que ya se ha resignado a ellos. Y piensa, imbuido sin duda de la clarividencia histórica que lo caracteriza, que su familia "había sido franquista, o por lo menos había aceptado el franquismo con la misma mansedumbre acrítica que lo había aceptado la mayor parte del país".

Sin duda le hubiera venido bien un proyecto de investigación similar al que se llevó a cabo en Alemania en los años noventa, titulado "El abuelito no fue nazi. Nacionalsocialismo y holocausto en la memoria familiar".

Al recordar el entierro celebrado en el pueblo en honor de Manuel Mena Martínez viene a la memoria lo escrito por un vecino de Sanlúcar de Barrameda con motivo de un acontecimiento similar ocurrido allí durante la guerra. Decía: "Rodeada así la vida de este aparato militar y litúrgico, la vida parece una cosa despreciable. Dan ganas de convertirse en muerto". Eso debieron pensar algunos vecinos de Ibahernando, olvidando que ya había habido muertos.

Desgraciadamente Cercas aporta escasa información sobre los vecinos de su pueblo que fueron asesinados a partir del 20 de julio. Quizás la más citada sea la maestra Sara García, de 22 años, cuyo cadáver apareció en una finca. Como en otras muchas ocasiones el crimen se justifica por motivos externos: porque su novio, un izquierdista, había huido o, también, porque se trató de una venganza de un pretendiente anterior. Conocemos estas historias. Son ya muchos años intentando asociar la represión a cuestiones personales. Hay, sin embargo, otra opción que Cercas no tiene en cuenta: por lo general la gente dedicada a la enseñanza fue asesinada por ser de izquierdas y representar la apuesta más importante realizada en nuestra historia a favor de la educación pública. Por su edad, la maestra Sara García pudo ser una de esas maestras de la generación de la República que no encajaban de ninguna manera en los planes de enseñanza que los sectores más reaccionarios de la sociedad española, con la Iglesia en cabeza, impusieron de inmediato. También fue asesinado otro maestro.

Para justificar el terror que segó vidas en una pequeña localidad en la que hasta ese momento no se había derramado sangre, Cercas recurre a fórmulas que no cuadran con el caso. No se trata ya de dar pábulo a rumores como el de que jóvenes socialistas habían creado una lista con los nombres de los derechistas que había que eliminar, sino de hablar de "la situación explosiva" existente en el pueblo en los meses anteriores al golpe o aludir a los propietarios "asustados por la deriva revolucionaria de la República y sobre todo por la atmósfera de violencia que desde hace meses se respira en Ibahernando". Tampoco se priva de decirnos que sería raro que Manuel Mena "no respirase allí [Cáceres] la atmósfera de preguerra que se respiraba en todo el país" y que sintiese "la inminencia del estallido violento" que todo el mundo sentía. Cercas está preparando el terreno para el golpe y para su familia.

Al poco tiempo de morir, el nombre de Manuel Mena pasó a denominar una calle del pueblo. Según la ley de memoria histórica esta calle debería desaparecer. Nadie que se sume a un golpe de estado merece una calle. La pregunta que surge ahora, tras la salida al mercado de la novela de Cercas, es quién se atreverá quitar del callejero de Ibahernando al héroe local que su sobrino nieto ha convertido en mito. ¿Qué más da que sirviese por voluntad propia en fuerzas paramilitares como Falange o a las órdenes de golpistas como Yagüe o Barrón? Es más, tal como van los tiempos es muy posible que Javier Cercas, además de dar nombre a la Casa de la Cultura de su pueblo, pase a denominar alguna de las calles cercanas a la de su tío abuelo. El día que eso ocurra se cerrará esta historia. Aquiles y Homero juntos.

La cuestión de fondo del libro de Cercas es dejar sentado que se puede ser "un joven noble y puro y al mismo tiempo luchar por una causa equivocada", es decir, ser un fascista. Como es lógico, la respuesta del sobrino nieto de Manuel Mena Martínez, en la estela de la declaración del gobierno de González y Guerra en 1986, es que sí.

Este mismo espíritu es el que ha llevado hace poco a un juez de Soria, Carlos Sánchez Sanz, a decidir que el nombre de Yagüe debe seguir unido al de San Leonardo, su pueblo. Esto y un acuerdo de pleno de 2016 en el mismo sentido firmado por PP, PSOE y Ciudadanos. El argumento es similar al de Cercas: una cosa es el Yagüe falangista, guerrero y represor, y otra muy diferente el Yagüe benefactor que convirtió a su pueblo en un oasis soriano. Naturalmente se deja a un lado que la decisión de denominar al pueblo San Leonardo de Yagüe es de enero de 1940, cuando el jefe de la columna de la muerte aún no había derramado su acción benéfica sobre su pueblo.

Y es que Yagüe, como Mena, también entra dentro de ese privilegiado grupo de hombres puros y cabales que dieron vida, cada uno desde su sitio, al fascismo español, igual que "el poeta" Pemán o "el aviador" Ruiz de Alda. ¿Para cuándo la reposición de las plazas y avenidas antaño dedicadas a Franco, el gran benefactor de España? Sería solo el principio. Al fin y al cabo hombres de tan gran corazón como el carnicero de Badajoz no hubo muchos, pero de héroes locales está el país lleno.

 

* Rectificación: El artículo contenía un error en su versión inicial. Según Javier Cercas su abuelo Francisco fue concejal de Acción Republicana, germen de la Izquierda Republicana de Manuel Azaña, y no de Unión Republicana (como se decía), escisión del Partido Radical que pasaría a integrar más tarde Izquierda Republicana. No hay por tanto contradicción en lo que afirmaba Cercas.

Fuente: ElDiario.es

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