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El MNAR celebra su 175 aniversario con un homenaje a las figuras de la arqueología Un homenaje al pasado con vistas al futuro. El acto de conmemoración del 175 aniversario del Museo Romano de Mérida sirvió ayer para recordar a los pioneros de la arqueología emeritense, pero también para reafirmar la necesidad de acometer dos importantes proyectos que abrirán nuevas posibilidades para el centro. Por unos minutos, José Ramón Mélida y Maximiliano Macías, los grandes impulsores de las excavaciones del Teatro Romano a comienzos del pasado siglo, recorrieron las salas del museo emeritense. Parecía un sueño, como el sueño que afrontaron en 1910 y que culminó con la recuperación de uno de los principales monumentos del país. La historia del Museo Romano está ligada a la historia de la arqueología emeritense, especialmente a las excavaciones del Teatro, pero su nacimiento se remonta muchos años atrás. El 26 de marzo de 1838 una Real Orden estableció la creación del Museo de Mérida con el fin de conservar los restos de su pasado. De esta forma culminaban proyectos como el del propio Consistorio, que en 1724 dispuso que se instalaran en la cabecera del Puente Romano piezas emblemáticas como seña de la grandeza de la ciudad. Más notable fue la propuesta auspiciada por Agustín Francisco Forner y Segarra y por el Padre Domingo de Nuestra Señora, quienes en la huerta y en algunas dependencias del Convento de Jesús (hoy Parador de Turismo) establecieron el denominado 'jardín de antigüedades'. Pero no fue hasta 1838 cuando se creó el Museo de Mérida. Ese mismo año otra Real Orden dispuso que la iglesia del extinguido Convento de Santa Clara fuera cedida como depósito de las piezas. En los primeros años hubo que compartir el edificio con una escuela de niñas, un almacén de harinas y un teatro, el Ponce de León. Con las excavaciones sistemáticas del Teatro y el Anfiteatro romanos los fondos se multiplicaron, al pasar de 557 objetos a 3.000 en apenas treinta años. El tesón de Mélida y Macías permitió hacerse al completo con la iglesia de Santa Clara para un discurso expositivo moderno, que se mantuvo hasta mediados de los 80. La conmemoración del Bimilenario de la ciudad, en 1975, impulsó la arqueología emeritense y abrió un nuevo período para el centro. La relevancia de sus colecciones motivó que tuviera la consideración de Museo Nacional y que se pensara en la construcción de un nuevo edificio. El proyecto fue encargado al afamado arquitecto Rafael Moneo, y el resultado es visible desde el 19 de septiembre de 1986. Nuevos retos El acto institucional celebrado en la tarde de ayer, amenizado con música y teatro, sirvió para mirar al frente y encarar con fuerza los nuevos retos del futuro. El subdirector general de Museos Estatales, Enrique Varela, destacó el carácter universal del centro emeritense y su «profunda dignidad trabajo silencioso» por la conservación, investigación y difusión del legado romano en España. Entre los proyectos de futuro, destacó la próxima celebración del Congreso Internacional de Arqueología Clásica, que tendrá lugar en mayo en Mérida, y dos actuaciones aún pendientes de ejecución: la ampliación del edificio del Museo Romano y la construcción de una sede propia para el Museo Visigodo. Por su parte, la vicealcaldesa de Mérida, Raquel Bravo, y el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, resaltaron en sus discursos la proyección internacional del centro emeritense y su papel como muestra de la excelencia de la cultura extremeña.

 

Fuente: HOY

El campanariense Diego 'Piropo' gana el XXI Premio de Poesía Acordes de EspielEl jurado determinó conceder el premio al trabajo titulado 'El oro viejo de las sombras'
El artista campanariense Diego Fernández González, conocido popularmente en Campanario como Diego 'Piropo', ha sido el ganador del XXI Premio de Poesía Acordes, organizado por el Ayuntamiento de Espiel (Córdoba). Fue el pasado jueves 4 de abril cuando se falló en la Biblioteca de Espiel este premio poético. El jurado, compuesto por los poetas Antonio Monterroso, Francisco Onieva y Matilde Cabello, actuando como secretario Francisco Ruiz Montero y con el visto bueno de la concejala de Cultura Olga María García Sánchez, concedieron el premio al poeta de Campanario, Diego Fernández González, por su trabajo titulado: "El oro viejo de las sombras". El premio dotado con 1.000 euros y la publicación de la obra, será concedido en acto público el próximo 26 de abril en la Caseta Municipal de Espiel El autor, además de ser una persona comprometida activamente con la cultura de nuestra región, ha recibido diversos premios literarios, como el 'Aldaba' de Ciudad Real en 2004, V Certamen de relato corto y poesía de Valverde de la Vera en 2005 o el Premio de Poesía 'García de la Huerta' en 2012, siendo finalista en otros tantos. Pintor y poeta autodidacta, Diego Fernández cursó sus estudios de magisterio en Almendralejo, ciudad en donde expuso sus cuadros por vez primera en el año 1979.

Acabados sus estudios viajó a Barcelona donde trabajó como maestro e impartió clase de dibujo y pintura a sus alumnos. Allí mantiene relación con otros pintores y artistas de esta ciudad hasta el año 1990, fecha en la que regresa a Extremadura, ejerciendo su profesión por numerosos pueblos de la provincia de Badajoz. Ha realizado, hasta hoy, alrededor de cincuenta exposiciones, recibiendo, asimismo, el reconocimiento a su trabajo artístico con la concesión de algunos premios y menciones en diversos certámenes y concursos de pintura, destacando el Premio-adquisición en la primera edición del premio de pintura "Timoteo Pérez Rubio" de Oliva de la Frontera (Badajoz) y selección de obras con publicación en catálogo en su segunda edición. Selección de obras y 3ª mención en la VIII edición del premio "Nicolás Mejía" de Fuente de Cantos y mención especial en la IX edición. Tiene obras repartidas en diversas instituciones públicas y privadas, así como en numerosas colecciones particulares.

En el año 1999 es incluido en la web "Artistas Plásticos Extremeños Contemporáneos" y en el 2000 en el catálogo de artistas de La Serena para 'Expocomarcas'. En el 2001 ilustró el libro "Cuentos Silvestres" de Julio A. Fernández Moreno publicado por la Diputación Provincial de Badajoz. En el ámbito literario ha publicado poemas, relatos e ilustraciones en diversas revistas culturales: "Metrópoli", "El bachiller Tomé Lobar","Aldaba","Al aire", "Lacipea", etc. y ha participado con declamación de poemas en numerosos recitales, jornadas líricas y presentaciones de libros. Como miembro del Fondo Cultural Valeria de Campanario ha colaborado en la edición de varias publicaciones y ha visto publicado su trabajo "La segunda enseñanza en Campanario" como coautor de la obra "Campanario", editada en cinco tomos en el año 2003. En el año 2004 se le concede el premio de poesía "Aldaba" de Argamasilla de Alba (Ciudad Real) y es seleccionado en el XVIII concurso literario "Villa de Monesterio". En el 2005 recibe el primer premio de poesía en el "V Certamen de relato corto y poesía" de Valverde de La Vera (Cáceres), siendo finalista en el "II Certamen de poesía Antonia Pérez alegre" de Viladecans. Y en el 2006 obtiene una mención especial en VII premio internacional de poesía Artífice de Loja (Granada), con publicación colectiva en estos últimos concursos. Autor de doce libros de poemas inéditos y uno de relatos cortos, en el 2006 vio la luz su primer poemario publicado, "Pasaje para los sueños rotos", editado por el Ayuntamiento de Campanario en colaboración con la Diputación de Badajoz y en 2011, su segundo libro de poesía: "Pintando versos serenos". En este mismo año se publica "En el camino", un libro-catálogo que recoge una amplia muestra de su vida y su obra pictórica, editado por la Fundación Academia Europea de Yuste y la Asociación Fondo Cultural Valeria. Es miembro de la UBEX y de la Asociación Beturia y socio fundador del Fondo Cultural Valeria de Campanario, del que es coordinador de su Club de lectura, y de la "Agrupación de Acuarelistas Extremeños" con sede en Cáceres.

Fuente: Fran Horrillo - HOY Campanario

Desde el Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas de la Universidad de Salamanca (IEMYR) y del Seminario de Estudios Medievales y  Renacentistas (SEMYR) se llama la atención de la comunidad científica nacional e internacional sobre la situación en la que está actualmente la Biblioteca Palatina de Parma. Esta biblioteca, como es sabido, acoge un enorme e importantísimo patrimonio bibliográfico y documental, que va de fondos hispánicos muy importantes, cuyo catálogo se ha publicado recientemente, hasta colecciones inigualables de manuscritos, incunables o como la de manuscritos, impresos de los siglos XV-XVIII y otros materiales hebreos, árabes y en otras lenguas orientales formada por el orientalista De Rossi, pasando por las colecciones vinculadas a Giambattista Bodoni, tipógrafo de cámara de Carlos III y Carlos IV. Aunque, merced al esfuerzo de la dirección y del personal, no se ha interrumpido el servicio, este no puede menos que adolecer de dificultades por no poder mantener abiertas las salas necesarias. Es por todo esto por lo que desde el IEMYR y el SEMYR queremos hacer llegar el siguiente enlace del sitio WEB habilitado por la Biblioteca Palatina para informar y solicitar ayuda, al objeto de poder reanudar el servicio en las condiciones que requiere una institución como esa.

http://www.reopenpalatina.org/reopen/it/
SEMINARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES Y RENACENTISTAS (SEMYR)

Universidad deSalamanca Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana Pza. Anaya, 1
E-37008 SALAMANCA Teléfono +34 923294400 #1712
Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

"Su trayectoria personal y profesional de denuncia de la xenofobia le hacen merecedor de este reconocimiento" Su trayectoria: Catedrático emérito de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid, es doctor en Ciencias Políticas y Sociología por esta misma institución, licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad Pontificia de Salamanca, Master in Social Science por la Universidad de California y doctor en Antropología en la Universidad de Nueva York. Fundador del Centro de Estudios sobre Migraciones y Racismo (CEMIRA), fue representante de España en la comisión de lucha contra el racismo del Consejo de Europa entre 1996 y 2002 y presidente de la Federación Internacional de Estudios de América Latina y del Caribe entre 1991 y 1993. Además, ha dirigido centros hispanos en California y Nueva York y ha ejercido la docencia en Colombia, Venezuela y México, un currículum al que suma más de 20 libros sobre minorías étnicas y 250 ensayos en revistas españolas y extranjeras. Su trayectoria ha sido premiada en numerosas ocasiones y tiene en su haber, entre otros, el Premio Nacional de Investigación sobre Bienestar Social (1998), el Premio Hidalgo (1992), la Medalla de la Cultura de Puerto Rico (1997) y el Premio Culturas de Extremadura (2000). El catedrático emérito de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid y fundador del Centro de Estudios sobre Migraciones y Racismo (CEMIRA), Tomás Calvo Buezas, será homenajeado por el Consejo Regional para la Comunidad Gitana de Extremadura el 8 de abril con motivo del Día Internacional del Pueblo Gitano. Según la Junta de Extremadura, "su trayectoria personal y profesional de denuncia de la xenofobia le hacen merecedor de este reconocimiento". Lo ha acordado la Comisión Permanente de este órgano consultivo en el que están representados la Junta y las asociaciones del colectivo gitano. Bajo la presidencia del director general de Política Social y Familia, Juan Bravo, esta comisión ha trabajado en la programación de los actos de conmemoración del Día Internacional del Pueblo Gitano y ha decidido instaurar, con motivo de esta efeméride, un reconocimiento a una persona o entidad que haya destacado por su labor a favor de la integración de las minorías étnicas.

Fuente: HOY

El lorquista Christopher Maurer confirma que aunque la nueva edición del poemario es la última en la que intervino Lorca, el hallazgo de manuscritos y cartas habla de otros deseos del poeta que habrían alterado el resultado final Esta semana todos los medios culturales se hicieron eco de la publicación de la versión de Poeta en Nueva York que Federico García Lorca dejó en la editorial de Bergamín semanas antes de ser fusilado. La familia del poeta la compró en 2003 para preparar una edición crítica que cumpliera con la que dieron en llamar "la última voluntad" de Federico y que es la que ahora lanza Galaxia Gutenberg. Es cierto que aquel borrador responde a su última intervención en una obra en la que había trabajado durante siete años, que su orden y las correcciones que recoge fueron las últimas antes de su asesinato. El poeta esperaba aquella mañana encontrarse con su editor pero Bergamín no se encontraba en la oficina ("Querido Pepe, he estado a verte y creo que volveré mañana", le dejó escrito). El encuentro ya nunca se produjo. Lo natural habría sido que, de celebrarse esa reunión (o reuniones), el libro todavía hubiera sufrido nuevos cambios, lo normal en cualquier proceso editorial, como declaraba el martes Laura García Lorca a elcultural.es. Pero, atendiendo a la correspondencia del poeta, también cabe pensar que esos cambios podrían haber ido más allá de las sugerencias de Bergamín, pues poco antes de su muerte el propio Lorca, escasamente cuidadoso con sus papeles, intentó sin éxito recuperar algunos manuscritos primeros del libro, los que escribió todavía en Nueva York. Con esta hipótesis coincide el hispanista y experto en el granadino Christopher Maurer, descubridor, además, de uno de aquellos autógrafos perdidos, el correspondiente a Oficina y denuncia, una de las composiciones de mayor peso en el poemario y que Federico quiso recuperar con ahínco mientras preparaba la versión para Bergamín. Desde Estados Unidos, donde ejerce como comisario de la exposición que la New York Library dedica a Lorca, y que se vertebra en torno a esa versión dePoeta en Nueva York que ahora ve la luz, Maurer responde a algunos de estos interrogantes. Para empezar, y ante un texto en el que intervienen, entre otros, Lorca, los mecanógrafos, Bergamín y los correctores de Cruz y Raya y de la Editorial Séneca, ¿se puede hablar de uno o de varios originales? ¿Cuánta gente crea ese supuesto 'original'? - Intervienen la violencia y el azar, el cliché, las ideas recibidas sobre el texto:si el libro es "surrealista", da igual que el poeta hable de la lengua de lacobra o la de la cabra. Parece que el primer editor y traductor norteamericano de Poeta en Nueva York, Rolfe Humphries (que confiesa que su español "is adequate for asking taxi drivers how much") tradujo la frase "¡Que no baile el papa!" como "Daddy's not dancing!", aunque pudo salvarlo de ese error y de otros una amiga hispanista. Sí, podemos suponer que el libro habría sido diferente si Lorca hubiera tenido acceso a los autógrafos suyos extraviados o perdidos, aunque, como es obvio, no estamos ante un poeta como Juan Ramón Jiménez o Jorge Guillén, que revisan de manera sistemática, cotejando una versión con otra, buscando la perfección en la "sucesión" textual y conservando cuidadosamente sus manuscritos. Además, Maurer sostiene que aquel manuscrito heterogéneo entregado a Bergamín, editado cuidadosamente por Andrew Anderson, no ofrece de ningún modo un texto "definitivo" del poemario, como se ha afirmado estos días atrás, sino sólo la versión del libro en un momento que no puede fijarse con precisión (entre 1935 y 1936): - Normalmente sirve el epistolario del poeta para rastrear el proceso de la revisión y la creación de un manuscrito, y en este caso hay pocas cartas pertinentes. Recoge este manuscrito, sí, las últimas intenciones conocidas del poeta después de un proceso bastante largo de meditación y de dudas sobre el texto, el título, la organización y las ilustraciones del libro; proceso truncado brutalmente por la muerte del poeta y por la dispersión de sus manuscritos a causa de la violencia, el miedo y la censura.La historia del manuscrito de Nueva York: Oficina y denuncia" es un buen ejemplo. Además, continúa el lorquista, se han perdido -"gracias a un sentido muy discutible de lo privado y a la inquietud relacionada con el tema gay"- las cartas que Lorca dirige a algunos amigos desde Nueva York. Uno de esos amigos escribe en 1992 que ha revisado sus cosas de Federico y que ha quemado las cartas íntimas; entre ellas había por lo menos una carta neoyorquina. Otro, en este caso un norteamericano, afirma haber destruido un fajo de páginas autobiográficas que el poeta le dejó en Vermont. Además, sigue enumerando Maurer, desaparecieron misteriosamente muchas de las cartas de Lorca al musicólogo Adolfo Salazar después de la muerte de éste. El primer traductor, Humphries, declaró con cierto desdén que poemas comoEl rey de Harlem y Nueva York: Oficina y denuncia eran el producto de los "homo impulses" (impulsos homosexuales) del poeta. Ante todos estos extravíos y ante la cantidad de papeles que aún pueden estar escondidos en cualquier lugar del mundo, el puzzle del poemario que cambió la historia de la literatura continúa sin resolverse. Frente a esta desazón, Maurer propone salvar de tanto en tanto las exigencias académicas y recurrir a las reminiscencias emocionales, esto es, a conformarnos con el valiosísimo material que, por fortuna, sí logró llegar a nuestras manos: - En una de sus últimas entrevistas, en un momento -junio de 1936- en que quizás revisaba por última vez este manuscrito, recordaba Lorca un salmo, que reza (en traducción de fray Luis): "Darás a mi oído gozo y alegría; regocijarse han los huesos abatidos". Y añade el poeta, hablando de la resurrección: "Las criaturas no quieren ser sombras". Imposible no asociar la dispersión de los manuscritos con la dispersión de los restos del poeta y el exilio de su familia y de sus amigos. En su prólogo a otra edición de Poeta en Nueva York, asocia Mario Hernández la recuperación de textos de Lorca con el largo esfuerzo de los españoles por recuperar el legado cultural perdido durante el exilio. La labor textual y editorial y el deseo de crear un lieu de mémoire como la exhibición neoyorquina revelan quizás, un deseo de restaurar, aunque sea de manera imperfecta y destinada a fracasar, algo de la integridad perdida. Claro que hay otro tipo de memoria más íntima, con su "gozo y alegría": la vida que llevan los poemas, con todas sus variantes, en el recuerdo del lector.

Fuente: MARTA CABALLERO | Publicado el 28/03/2013

La inmensa herencia literaria de Fernando Pessoa, fruto de un afán inhumano de perfección que quedó plasmado en un legado de cerca de 30.000 escritos ordenados, en su mayoría, de forma caótica y embarullada, sigue regalando nuevos textos que aportan nuevas visiones sobre este escritor inagotable. Fruto de la labor de zapa de dos estudiosos de la obra del mayor poeta portugués contemporáneo aparecen ahora en España una nueva edición del Libro del desasosiego, con cinco textos inéditos, y un volumen titulado Escritos sobre genio y locura,compuesto por apuntes sobre psicopatologías y psiquiatría nunca publicados en español (en Portugal lo fueron en 2006). Ambas, en Acantilado. Richard Zenith, estadounidense de origen, portugués de adopción, considerado por muchos el mayor especialista de la obra de Pessoa, ha compuesto esta última edición del Libro del desasosiego. Entre los cinco textos sacados a la luz hay reflexiones sobre la muerte y sobre el hecho mismo de divagar. Y entre ellos, uno especialmente sintomático. Es el más largo y se compone de una deliciosa redacción sobre la niñez del poeta, sobre sus recuerdos de juego inventando personajes con las piezas del ajedrez y sobre la nostalgia infinita de la infancia. “Me dolía esto como hoy me duele no poder dar expresión a una vida. ¡Ah! Pero ¿por qué recuerdo yo esto? ¿Por qué no permanecí niño para siempre? ¿Por qué no morí yo allí, en uno de esos momentos?”. Zenith tradujo Libro del desasosiego al inglés y su primera edición en portugués data de 1998. Desde entonces ha elaborado 10 más. Tal cantidad de versiones obedece a las circunstancias azarosas en que se descubrió a principios de 1980 el manuscrito, dentro de un sobre en un arcón que albergó durante décadas la confusa, ingente y desordenada herencia literaria del escritor. “Pessoa dejó ciertas indicaciones para la composición del libro, pero estas no son exhaustivas y, a veces, se contradicen con otras que dejó en otra parte, por eso se encuentran textos traspapelados que aunque no llevan indicación ninguna, por su temática o estilo deben figurar en elLibro del desasosiego”, explica Zenith. Pessoa rehacía, destruía y guardaba. Olvidaba proyectos, los retomaba años después y los modificaba en una mañana. Añadía una hoja a un volumen inacabado que luego traspapelaba. Escribía en cuartillas ordenadas a veces, pero otras lo hacía en sobres, en notas de contabilidad, en el reverso de circulares empresariales. Reemprendía obras que se multiplicaban como un árbol ramificado hasta el infinito, llevaba adelante varios libros a la vez... Daba la impresión de que el peso mismo de su deseo de escribir le sepultaba, que le atenazaba el no poder controlar su propia e inmensa ambición reconvertida continuamente en un creciente caos en búsqueda de belleza. Y buena parte de eso acabó, inconcluso, en el arcón. “Todo ello se debe a su perfeccionismo. Él sostenía que la perfección no era posible, tal vez en un poema corto, pero la vida de un hombre no daba para otorgar la perfección a una obra de mayor extensión. Aun así, no se conformaba. De ahí sus avances y retrocesos”, añade Zenith. La aparente falta de orden y la —previsible e inevitable— arbitrariedad en la composición —siempre póstuma— del Libro del desasosiegodeben importar mucho al lector. “Este es un hermoso ejemplo de no-libro. Se puede leer de arriba abajo, de abajo arriba, picoteando, eligiendo al azar una página…”, asegura Zenith, que recientemente ha recibido en Portugal el prestigioso Premio Pessoa por su labor investigadora y literaria. Y añade que el volumen encierra una sorprendente modernidad. “Fue escrito desde 1915 a 1934. Pero descubierto en 1982 y eso es poéticamente justo, porque pertenece al sentir de nuestros días. Cuando se escribió, Europa creía en la unidad, en la coherencia del yo, en esas cosas que han saltado por los aires y que el Libro del desasosiego, con su fragmentación no solo textual, refleja perfectamente”. Por su parte, el estudioso colombiano Jerónimo Pizarro ha culminado y, en el caso de la edición española, traducido, Escritos sobre genio y locura, donde Pessoa, obsesionado desde muy joven por cuestiones de psiquiatría, expone sus hallazgos, sus reflexiones, su peculiar interés por algo que le atañía de cerca (él mismo se calificó poco antes de morir de histérico-neurasténico). Pizarro se ha basado en un conjunto documental catalogado en la Biblioteca Nacional de Portugal como Ensayo sobre degeneración, genio y locura, que contiene 200 textos. Y ha añadido otros 400 relacionados con el tema tras examinar el inagotable archivo del poeta. “Para él, que poseía una formación autodidacta en psiquiatría, pero que llegó más lejos que cualquier psiquiatra portugués de la época, el genio se corresponde con una cierta dosis de locura, con cierta bipolaridad”, sostiene Pizarro, que añade: “El desequilibrio psíquico que acarrea este tipo de locura del genio es, para Pessoa, un cierto tipo de equilibrio superior al que se accede a través del arte”. Pizarro explica que, gracias a los escritos de Pessoa sobre esta materia y a su propia experiencia personal, se puede rastrear la huella del genio en el arte o viceversa, más incluso que en artistas como Hölderlin o Van Gogh. Este estudioso, que ha editado otras obras del poeta portugués y que se conoce al dedillo los atajos de su inabarcable archivo, pronostica que su herencia catalogada hoy en la Biblioteca Nacional de Portugal seguirá devolviendo joyas. “Hay, en ese archivo inmenso, material para 300 libros de 100 páginas. Y solo se ha publicado la mitad”.
Muchas vidas en una sola Fernando Pessoa creó decenas de voces para su propia expresión literaria, los célebres heterónimoscon los que firmaba sus textos. Entre los más famosos están Álvaro de Campos, Alberto Caeiro, Antonio Mora o Bernardo Soares, quinientos fragmentos de diario, aforismos y divagaciones sobre cuestiones cotidianas y filosóficas generales que Pessoa redactó entre los años 1913 y 1935, a quien Pessoa atribuye las reflexiones del Libro del desasosiego.

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