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El poeta y músico extremeño obtiene el galardón por su libro «Baile de máscaras» José Manuel Díez, poeta y músico extremeño, natural de Zafra (1978), ha ganado el XXVIII Premio Hiperión de Poesía por su libro «Baile de máscaras», tras la decisión de un jurado compuesto por los poetas Francisco Castaño, Luis García Montero, Raquel Lanseros, Benjamín Prado y el editor y también poeta Jesús Munárriz.  Díez, además de poeta y narrador, es miembro del grupo musical El Desván del Duende. Hasta el momento, ha publicado dos libros de poemas, «42» (Ed. Lusitania) y «La caja vacía» (Visor), con el que ganó el Premio Cáceres, Patrimonio de la Humanidad en 2006.

Fuente: ABC

El SEMYR ha organizado un seminario titulado "NARRATIVA BREVE Y EJEMPLARIDAD EN LA EDAD MEDIA".

Las diferentes sesiones tendrán lugar el jueves, 21 de marzo de 2013 a partir de las 16:00 h. en la Sala de Juntas de la Facultad de Filología. Intervendrán:

- Françoise Crémoux (Université de Paris VIII), La relación de milagros como género breve (de finales del siglo XV al siglo XVII).
- Patricia Cañizares Ferriz (Universidad Complutense de Madrid) La recepción de los “exempla” a través de las traducciones a finales de la Edad Media.
- Manuel Ambrosio Sánchez (Universidad de Salamanca), De sermones y ejemplaridad.
- María Eugenia Díaz Tena (Universidad de Salamanca), Miracula et exempla: los milagros medievales de Nuestra Señora de Guadalupe SEMINARIO DE ESTUDIOS MEDIEVALES Y RENACENTISTAS (SEMYR)
Universidad de Salamanca
Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana
Pza. Anaya, 1
E-37008 SALAMANCA Teléfono +34 923294400 #1712
Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

La nueva edición de este certamen se desarrollará del 18 al 24 de marzo en la plaza Mayor Ya se estableció en 2012 y se cumplirá este año. Una nueva edición de la renovada feria del libro se celebrará una semana antes de la Semana Santa. Por tanto, tendrá lugar del 18 al 24 de marzo en la plaza Mayor. La iniciativa está promovida por la Concejalía de Cultura, bajo la coordinación de Daniel Casado. Contará con la colaboración de la Asociación Cultural Club de Lectura. Esta nueva propuesta surge con el objetivo de convertirse en un referente cultural. Su esencia será la misma que la edición pasada. Volverá a tener la participación de los centros educativos, así como de diversos colectivos y entidades locales. Para ello, se han diseñado diversas iniciativas. Además, instalarán siete casetas para otros tantos libreros y entidades relacionadas con el libro. El concejal de Cultura, Julio Bravo, destaca que en esta feria no se puede olvidar el componente socioeconómico. Todo ello se completará con una carpa central para acoger los actos programados. Dentro de las numerosas actividades propuestas, el concejal destaca tres, con invitados conocidos por el público en general. Una de ellas es el pregón de la feria, que será ofrecido por escritor extremeño Jesús Sánchez Adalid. Será este lunes, a partir de las ocho de la tarde. «Una persona muy implicada con Trujillo, que ha tenido numerosos premios de gran categoría».
El certamen será clausurado el 24 de marzo por la autora Pilar Galán.

Además, dentro de la programación, casi a última hora, se ha incluido la presentación del libro sobre el sacerdote Ramón Núñez, hijo adoptivo del municipio y homenajeado recientemente. El edil recuerda se creó una comisión para poder realizar una escultura en honor a sacerdote, así como una placa. Estas acciones ya son una realidad.

Ahora, se ultiman estos homenajes con una publicación basada en su memoria y en sus escritos. Será presentada por el político Jaime Mayor Oreja el 21 de marzo, a las nueve de la noche Cada día un género El coordinador Daniel Casado recuerda que el modelo a seguir es parecido al del año pasado. Cada día estará dedicado a un género literario. Con este guión, se realizarán iniciativas dirigidas a diferentes sectores de la población. Las mañanas estarán dedicadas a talleres de animación a la lectura. También se harán tertulias sobre diversas temáticas. Las presentaciones de los libros y  publicaciones están reservadas para las tardes. Además, durante tres jornadas, se harán tours fotográficos por la ciudad. El resultado de esta actividad
se podrá ver el 23 de marzo con una exposición.

Esta feria del libro contará con otras iniciativas, como un espectáculo de cuenta cuentos, por el grupo de teatro 'Vergüenza ajena'. Será el 19, a las ocho de la tarde. Al día siguiente, tendrá lugar una lectura homenaje a Emily Dickinson. El sábado, comenzará la jornada con un cuenta cuentos familiar y con la presentación del proyecto 'busisher' relacionado con los campamentos saharauis. Además, por la tarde, se realizará un coloquio titulado 'fotografía y memoria'. Esta jornada se terminará con la función '1, 2, 3 para niños curiosos... Alberti'. La feria concluirá el domingo con la entrega de los premios del concurso de micro-relatos, convocado por el Ayuntamiento, además de la intervención de Pilar Galán.

 

Fuente: HOY

«Cuando abrimos nuestra librería nos tacharon de locos»

Hace 40 años, en la avenida de Colón abrió sus puertas una nueva librería. La moda de la época era instalarse en San Juan y la calle Obispo, pero el tiempo terminó dando la razón a José María Casado y su negocio es hoy referente en el sector del libro. -¿Qué recuerda de su infancia? -Yo nací en Salamanca, en una familia media. Mi padre era empresario textil y nosotros estudiamos en los Salesianos. Luego empecé Filosofía y Letras, y finalmente hice Marketing en la IBEC de Rockefeller. -¿Cómo fueron sus inicios? -Al acabar Marketing me fichó el Grupo Anaya, cuya sede estaba en Salamanca. El presidente me contrató para organizar toda la red de Castilla y León desde un punto de vista comercial. Allí estuve cuatro años y luego me mandaron a Extremadura. -Vino por un tiempo y se quedó. -Hubo una reestructuración en Anaya, salió mucha gente Y ahí me di cuenta de que era mejor ser cabeza de ratón que cola de león. -Curiosa reflexión. -Yo veía que en Badajoz el sector del libro estaba un poco atrasado, que no existía una librería como yo pensaba que debería ser, y cogimos el traspaso de la empresa Mecano, que ocupaba el local donde ahora tenemos nuestra librería técnica de la avenida de Colón. Ahí abrió Universitas en 1973, el año que se inició la universidad, de ahí su nombre. -¿Cómo concibió su librería? -Empezamos con la papelería y unos pocos libros, pero desde el principio trabajamos editoriales que no se conocían aquí, como Losada, Siglo XXI, Fundamentos... Eso nos permitió convertirnos en referencia para los estudiantes, los periodistas, la gente con mucha inquietud. -¿Fue bien desde el principio? -La gente nos tachó un poco de locos. Entonces el centro de Badajoz era San Juan y la calle Obispo, pero nosotros creímos que era una buena zona de expansión. Yo seguía con Anaya, porque Universitas no era más que un experimento puesto en marcha por unos jóvenes de 23 años que lo único que tenían era una póliza del banco y un poco de dinero que nos prestaron mis padres. -¿Dónde ha estado la clave del crecimiento? -Siempre intentamos que la librería fuera un lugar donde se podía entrar a ver los libros, a pasar páginas, un lugar en el que se podía estar aunque no se quisiera comprar. Teníamos un mostrador muy pequeñito, pero el resto del espacio estaba lleno de libros. -Casi se podría decir que inventaron la FNAC de Badajoz hace cuatro décadas. -El modelo era el mismo. Cuando abrimos la librería de la avenida Ramón y Cajal, en 1993, dejamos un espacio para la firma de libros, para la presentación de novedades, para hacer cuentacuentos y obras de teatro. Queríamos que la librería fuera un centro de reunión y proyección cultural. Por aquí han pasado Saramago, Alfonso Guerra, García de Cortázar y otras personalidades. -¿Cómo le va su faceta de editor? -En 1978 montamos Universitas Editorial porque nos parecía que Extremadura era la gran desconocida. Editamos tres tomos de la Literatura en Extremadura de Manuel Pecellín, editamos la primera historia de Extremadura, hicimos la Biblioteca Básica Extremeña... -Los libros que se venden hablan de los gustos de la sociedad. ¿En qué momento estamos? -Desde la Transición hasta hace muy poco, la gente tenía ganas de progresar, de llegar a ser algo, pero en los últimos seis o siete años se ha notado un bajón muy importante en las ganas de progresar culturalmente. Ahora se venden libros de una calidad que posiblemente puede ser muy discutible, libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada. Solo hay que ver que los éxitos de venta son 'Cincuenta sombras de Grey' y el libro de Jorge Javier Vázquez. -¿Es una moda o algo definitivo? -Siempre que llueve, escampa. Y de aquí a unos años habrá una nueva regeneración, volverá el interés por otras cosas, por libros con mayor seriedad, con mayor compromiso social, con otros valores. -Últimamente se habla mucho del papel del emprendedor. ¿Cómo se consigue el éxito? -Nosotros nunca hemos pedido subvenciones para editar ni para ampliar el negocio. La clave de un emprendedor es tener una idea clara y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro. Uno no puede montar un negocio porque le vayan a dar una subvención. Siempre hay que estar innovando, como cuando creé Librerías Independientes, el mayor centro de compras de libros que hay en España. -Pero no debe ser fácil. -El empresario es empresario mañana, tarde y noche. Incluso cuando las cosas van bien, hay que estar pendiente de cómo evolucionan. Y sobre todo hay que ser honrado y no engañar nunca al cliente a sabiendas. Uno se puede equivocar alguna vez, pero el engaño no se perdona. -Sentido común y sentido común. -Lo más fácil en la vida es hacer lo que los demás hacen. Lo más difícil es hacer lo que los demás no hacen. Yo en Extremadura le veo mucho futuro a la agricultura, a la alimentación, al turismo, a la cultura. Nuestro clima es fundamental. Tú lo que tienes que hacer es pensar cómo sacar partido a esos elementos. Pero aquí se ha hecho justamente lo contrario. ¿Qué pinta una fábrica de chips en Cáceres, una fábrica de camisetas en Badajoz, una industria gráfica en Plasencia y Olivenza, una refinería de petróleo en Villafranca? Aquí tenemos Monfragüe y no se ha hecho lo mismo que en Canadá, donde hay parajes similares de los que vive la gente. Aquí tenemos el sector de la aceituna, del queso, de la fruta... Pero como dicen que lo único que funciona es la industria, que el éxito está en fabricar coches... -Volviendo a Badajoz, ¿cómo ve el futuro del comercio? -Va a depender mucho de la sociedad. Si vamos a una sociedad comprometida, los comercios dirigidos por profesionales que estén siempre innovando y que asesoren a sus clientes, posiblemente tengan un hueco. Si lo que prevalece es el mundo de las prisas, de la comida basura, del simple trasiego comercial, los centros comerciales tendrán éxito. -Estos días se habla mucho de liberalización comercial y grandes superficies. ¿Cuál es su opinión? -Todas las administraciones han apoyado a las grandes superficies, a los grandes centros comerciales, y muy poco al pequeño comercio. No digo que lo subvencionen, pero sí que les den el mismo trato. Los grandes centros comerciales no benefician al comercio ni a la ciudad. Son una esponja que chupa el dinero y lo saca fuera. Decir eso no va con los tiempos, pero de la misma forma que las grandes superficies ya han desertizado a los pueblos, terminarán desertizando a las ciudades. -Una última pregunta. ¿Le preocupan libros digitales? -En Estados Unidos, que llevan 20 años de adelanto, el libro electrónico no ha superado el 7% de las ventas. Los últimos estudios detectan que no ha entrado con la fuerza que se suponía porque la comprensión lectora es cinco veces superior en el soporte papel. Tocar las páginas, volver atrás, releer el libro hace que se comprenda mejor. Ocurre lo mismo con la prensa, la gente no se acostumbra a leerla en una tableta.
José María Casado Martín, Librero
«Cuando abrimos nuestra librería nos tacharon de locos»
10.03.13 - 08:34 -
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Innovador, insistente, incansable y convencido de lo que hace, José María Casado celebra el 40 aniversario de Universitas con ganas de seguir en la brecha
«La clave de un negocio es tener una idea clave y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro»
«Ahora se venden libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada» Hace 40 años, en la avenida de Colón abrió sus puertas una nueva librería. La moda de la época era instalarse en San Juan y la calle Obispo, pero el tiempo terminó dando la razón a José María Casado y su negocio es hoy referente en el sector del libro. -¿Qué recuerda de su infancia? -Yo nací en Salamanca, en una familia media. Mi padre era empresario textil y nosotros estudiamos en los Salesianos. Luego empecé Filosofía y Letras, y finalmente hice Marketing en la IBEC de Rockefeller. -¿Cómo fueron sus inicios? -Al acabar Marketing me fichó el Grupo Anaya, cuya sede estaba en Salamanca. El presidente me contrató para organizar toda la red de Castilla y León desde un punto de vista comercial. Allí estuve cuatro años y luego me mandaron a Extremadura. -Vino por un tiempo y se quedó. -Hubo una reestructuración en Anaya, salió mucha gente Y ahí me di cuenta de que era mejor ser cabeza de ratón que cola de león. -Curiosa reflexión. -Yo veía que en Badajoz el sector del libro estaba un poco atrasado, que no existía una librería como yo pensaba que debería ser, y cogimos el traspaso de la empresa Mecano, que ocupaba el local donde ahora tenemos nuestra librería técnica de la avenida de Colón. Ahí abrió Universitas en 1973, el año que se inició la universidad, de ahí su nombre. -¿Cómo concibió su librería? -Empezamos con la papelería y unos pocos libros, pero desde el principio trabajamos editoriales que no se conocían aquí, como Losada, Siglo XXI, Fundamentos... Eso nos permitió convertirnos en referencia para los estudiantes, los periodistas, la gente con mucha inquietud. -¿Fue bien desde el principio? -La gente nos tachó un poco de locos. Entonces el centro de Badajoz era San Juan y la calle Obispo, pero nosotros creímos que era una buena zona de expansión. Yo seguía con Anaya, porque Universitas no era más que un experimento puesto en marcha por unos jóvenes de 23 años que lo único que tenían era una póliza del banco y un poco de dinero que nos prestaron mis padres. -¿Dónde ha estado la clave del crecimiento? -Siempre intentamos que la librería fuera un lugar donde se podía entrar a ver los libros, a pasar páginas, un lugar en el que se podía estar aunque no se quisiera comprar. Teníamos un mostrador muy pequeñito, pero el resto del espacio estaba lleno de libros. -Casi se podría decir que inventaron la FNAC de Badajoz hace cuatro décadas. -El modelo era el mismo. Cuando abrimos la librería de la avenida Ramón y Cajal, en 1993, dejamos un espacio para la firma de libros, para la presentación de novedades, para hacer cuentacuentos y obras de teatro. Queríamos que la librería fuera un centro de reunión y proyección cultural. Por aquí han pasado Saramago, Alfonso Guerra, García de Cortázar y otras personalidades. -¿Cómo le va su faceta de editor? -En 1978 montamos Universitas Editorial porque nos parecía que Extremadura era la gran desconocida. Editamos tres tomos de la Literatura en Extremadura de Manuel Pecellín, editamos la primera historia de Extremadura, hicimos la Biblioteca Básica Extremeña... -Los libros que se venden hablan de los gustos de la sociedad. ¿En qué momento estamos? -Desde la Transición hasta hace muy poco, la gente tenía ganas de progresar, de llegar a ser algo, pero en los últimos seis o siete años se ha notado un bajón muy importante en las ganas de progresar culturalmente. Ahora se venden libros de una calidad que posiblemente puede ser muy discutible, libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada. Solo hay que ver que los éxitos de venta son 'Cincuenta sombras de Grey' y el libro de Jorge Javier Vázquez. -¿Es una moda o algo definitivo? -Siempre que llueve, escampa. Y de aquí a unos años habrá una nueva regeneración, volverá el interés por otras cosas, por libros con mayor seriedad, con mayor compromiso social, con otros valores. -Últimamente se habla mucho del papel del emprendedor. ¿Cómo se consigue el éxito? -Nosotros nunca hemos pedido subvenciones para editar ni para ampliar el negocio. La clave de un emprendedor es tener una idea clara y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro. Uno no puede montar un negocio porque le vayan a dar una subvención. Siempre hay que estar innovando, como cuando creé Librerías Independientes, el mayor centro de compras de libros que hay en España. -Pero no debe ser fácil. -El empresario es empresario mañana, tarde y noche. Incluso cuando las cosas van bien, hay que estar pendiente de cómo evolucionan. Y sobre todo hay que ser honrado y no engañar nunca al cliente a sabiendas. Uno se puede equivocar alguna vez, pero el engaño no se perdona. -Sentido común y sentido común. -Lo más fácil en la vida es hacer lo que los demás hacen. Lo más difícil es hacer lo que los demás no hacen. Yo en Extremadura le veo mucho futuro a la agricultura, a la alimentación, al turismo, a la cultura. Nuestro clima es fundamental. Tú lo que tienes que hacer es pensar cómo sacar partido a esos elementos. Pero aquí se ha hecho justamente lo contrario. ¿Qué pinta una fábrica de chips en Cáceres, una fábrica de camisetas en Badajoz, una industria gráfica en Plasencia y Olivenza, una refinería de petróleo en Villafranca? Aquí tenemos Monfragüe y no se ha hecho lo mismo que en Canadá, donde hay parajes similares de los que vive la gente. Aquí tenemos el sector de la aceituna, del queso, de la fruta... Pero como dicen que lo único que funciona es la industria, que el éxito está en fabricar coches... -Volviendo a Badajoz, ¿cómo ve el futuro del comercio? -Va a depender mucho de la sociedad. Si vamos a una sociedad comprometida, los comercios dirigidos por profesionales que estén siempre innovando y que asesoren a sus clientes, posiblemente tengan un hueco. Si lo que prevalece es el mundo de las prisas, de la comida basura, del simple trasiego comercial, los centros comerciales tendrán éxito. -Estos días se habla mucho de liberalización comercial y grandes superficies. ¿Cuál es su opinión? -Todas las administraciones han apoyado a las grandes superficies, a los grandes centros comerciales, y muy poco al pequeño comercio. No digo que lo subvencionen, pero sí que les den el mismo trato. Los grandes centros comerciales no benefician al comercio ni a la ciudad. Son una esponja que chupa el dinero y lo saca fuera. Decir eso no va con los tiempos, pero de la misma forma que las grandes superficies ya han desertizado a los pueblos, terminarán desertizando a las ciudades. -Una última pregunta. ¿Le preocupan libros digitales? -En Estados Unidos, que llevan 20 años de adelanto, el libro electrónico no ha superado el 7% de las ventas. Los últimos estudios detectan que no ha entrado con la fuerza que se suponía porque la comprensión lectora es cinco veces superior en el soporte papel. Tocar las páginas, volver atrás, releer el libro hace que se comprenda mejor. Ocurre lo mismo con la prensa, la gente no se acostumbra a leerla en una tableta.
José María Casado Martín, Librero
«Cuando abrimos nuestra librería nos tacharon de locos»
10.03.13 - 08:34 -
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Innovador, insistente, incansable y convencido de lo que hace, José María Casado celebra el 40 aniversario de Universitas con ganas de seguir en la brecha
«La clave de un negocio es tener una idea clave y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro»
«Ahora se venden libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada» Hace 40 años, en la avenida de Colón abrió sus puertas una nueva librería. La moda de la época era instalarse en San Juan y la calle Obispo, pero el tiempo terminó dando la razón a José María Casado y su negocio es hoy referente en el sector del libro. -¿Qué recuerda de su infancia? -Yo nací en Salamanca, en una familia media. Mi padre era empresario textil y nosotros estudiamos en los Salesianos. Luego empecé Filosofía y Letras, y finalmente hice Marketing en la IBEC de Rockefeller. -¿Cómo fueron sus inicios? -Al acabar Marketing me fichó el Grupo Anaya, cuya sede estaba en Salamanca. El presidente me contrató para organizar toda la red de Castilla y León desde un punto de vista comercial. Allí estuve cuatro años y luego me mandaron a Extremadura. -Vino por un tiempo y se quedó. -Hubo una reestructuración en Anaya, salió mucha gente Y ahí me di cuenta de que era mejor ser cabeza de ratón que cola de león. -Curiosa reflexión. -Yo veía que en Badajoz el sector del libro estaba un poco atrasado, que no existía una librería como yo pensaba que debería ser, y cogimos el traspaso de la empresa Mecano, que ocupaba el local donde ahora tenemos nuestra librería técnica de la avenida de Colón. Ahí abrió Universitas en 1973, el año que se inició la universidad, de ahí su nombre. -¿Cómo concibió su librería? -Empezamos con la papelería y unos pocos libros, pero desde el principio trabajamos editoriales que no se conocían aquí, como Losada, Siglo XXI, Fundamentos... Eso nos permitió convertirnos en referencia para los estudiantes, los periodistas, la gente con mucha inquietud. -¿Fue bien desde el principio? -La gente nos tachó un poco de locos. Entonces el centro de Badajoz era San Juan y la calle Obispo, pero nosotros creímos que era una buena zona de expansión. Yo seguía con Anaya, porque Universitas no era más que un experimento puesto en marcha por unos jóvenes de 23 años que lo único que tenían era una póliza del banco y un poco de dinero que nos prestaron mis padres. -¿Dónde ha estado la clave del crecimiento? -Siempre intentamos que la librería fuera un lugar donde se podía entrar a ver los libros, a pasar páginas, un lugar en el que se podía estar aunque no se quisiera comprar. Teníamos un mostrador muy pequeñito, pero el resto del espacio estaba lleno de libros. -Casi se podría decir que inventaron la FNAC de Badajoz hace cuatro décadas. -El modelo era el mismo. Cuando abrimos la librería de la avenida Ramón y Cajal, en 1993, dejamos un espacio para la firma de libros, para la presentación de novedades, para hacer cuentacuentos y obras de teatro. Queríamos que la librería fuera un centro de reunión y proyección cultural. Por aquí han pasado Saramago, Alfonso Guerra, García de Cortázar y otras personalidades. -¿Cómo le va su faceta de editor? -En 1978 montamos Universitas Editorial porque nos parecía que Extremadura era la gran desconocida. Editamos tres tomos de la Literatura en Extremadura de Manuel Pecellín, editamos la primera historia de Extremadura, hicimos la Biblioteca Básica Extremeña... -Los libros que se venden hablan de los gustos de la sociedad. ¿En qué momento estamos? -Desde la Transición hasta hace muy poco, la gente tenía ganas de progresar, de llegar a ser algo, pero en los últimos seis o siete años se ha notado un bajón muy importante en las ganas de progresar culturalmente. Ahora se venden libros de una calidad que posiblemente puede ser muy discutible, libros excesivamente banales, mientras que la literatura clásica está arrinconada. Solo hay que ver que los éxitos de venta son 'Cincuenta sombras de Grey' y el libro de Jorge Javier Vázquez. -¿Es una moda o algo definitivo? -Siempre que llueve, escampa. Y de aquí a unos años habrá una nueva regeneración, volverá el interés por otras cosas, por libros con mayor seriedad, con mayor compromiso social, con otros valores. -Últimamente se habla mucho del papel del emprendedor. ¿Cómo se consigue el éxito? -Nosotros nunca hemos pedido subvenciones para editar ni para ampliar el negocio. La clave de un emprendedor es tener una idea clara y adelantarse un poco a lo que puede ser el futuro. Uno no puede montar un negocio porque le vayan a dar una subvención. Siempre hay que estar innovando, como cuando creé Librerías Independientes, el mayor centro de compras de libros que hay en España. -Pero no debe ser fácil. -El empresario es empresario mañana, tarde y noche. Incluso cuando las cosas van bien, hay que estar pendiente de cómo evolucionan. Y sobre todo hay que ser honrado y no engañar nunca al cliente a sabiendas. Uno se puede equivocar alguna vez, pero el engaño no se perdona. -Sentido común y sentido común. -Lo más fácil en la vida es hacer lo que los demás hacen. Lo más difícil es hacer lo que los demás no hacen. Yo en Extremadura le veo mucho futuro a la agricultura, a la alimentación, al turismo, a la cultura. Nuestro clima es fundamental. Tú lo que tienes que hacer es pensar cómo sacar partido a esos elementos. Pero aquí se ha hecho justamente lo contrario. ¿Qué pinta una fábrica de chips en Cáceres, una fábrica de camisetas en Badajoz, una industria gráfica en Plasencia y Olivenza, una refinería de petróleo en Villafranca? Aquí tenemos Monfragüe y no se ha hecho lo mismo que en Canadá, donde hay parajes similares de los que vive la gente. Aquí tenemos el sector de la aceituna, del queso, de la fruta... Pero como dicen que lo único que funciona es la industria, que el éxito está en fabricar coches... -Volviendo a Badajoz, ¿cómo ve el futuro del comercio? -Va a depender mucho de la sociedad. Si vamos a una sociedad comprometida, los comercios dirigidos por profesionales que estén siempre innovando y que asesoren a sus clientes, posiblemente tengan un hueco. Si lo que prevalece es el mundo de las prisas, de la comida basura, del simple trasiego comercial, los centros comerciales tendrán éxito. -Estos días se habla mucho de liberalización comercial y grandes superficies. ¿Cuál es su opinión? -Todas las administraciones han apoyado a las grandes superficies, a los grandes centros comerciales, y muy poco al pequeño comercio. No digo que lo subvencionen, pero sí que les den el mismo trato. Los grandes centros comerciales no benefician al comercio ni a la ciudad. Son una esponja que chupa el dinero y lo saca fuera. Decir eso no va con los tiempos, pero de la misma forma que las grandes superficies ya han desertizado a los pueblos, terminarán desertizando a las ciudades. -Una última pregunta. ¿Le preocupan libros digitales? -En Estados Unidos, que llevan 20 años de adelanto, el libro electrónico no ha superado el 7% de las ventas. Los últimos estudios detectan que no ha entrado con la fuerza que se suponía porque la comprensión lectora es cinco veces superior en el soporte papel. Tocar las páginas, volver atrás, releer el libro hace que se comprenda mejor. Ocurre lo mismo con la prensa, la gente no se acostumbra a leerla en una tableta.

Fuente: EVARISTO FDEZ. DE VEGA | BADAJOZ.

El premio alumbrado por Enrique Loewe y Luis Antonio de Villena llega al cuarto de siglo tras haber galardonado a los talentos y talantes más variados de la poesía española Decía Gil de Biedma que “de casi todo hace ya veinte años”. Y más. Son veinticinco los que celebra ahora el premio Loewe, el mismo que recuperó a mediados de los 80, cuando todo parecía posible, la apuesta por la mejor y más renovadora poesía que inició en la posguerra el Adonáis. En 1988, Enrique Loewe le encargo a Luis Antonio de Villena “algo” relacionado con la cultura. Y Villena se inventó un premio que ha reconocido a talentos y talantes tan distintos como los de Juan Luis Panero, Siles, García Montero, César Simón, Carnero, Azaustre, Vicente Gallego, González Iglesias, Álvaro García... El próximo martes los galardonados se reúnen en el Cervantes de Madrid para celebrar el cuarto de siglo, pero antes Villena nos narra los secretos del Loewe y cuatro de los premiados nos describen cómo les cambió el recibirlo. A mediados de los pasados años ochenta (y durante dos años al menos) yo fui, con otras personas, asesor estético de la casa Loewe. Hice buena amistad con Enrique Loewe que era - y yo diría que ha seguido siendo- el alma de muchas de las mejores cosas que allí se gestaban. Un día de 1987, Enrique me comentó que Loewe ya tenía una pequeña Fundación dedicada entonces a la música clásica. Me comentó que era propósito de la empresa ampliarla, en ese apartado de música, en diseño -algo que afectaba a Loewe como marca de moda y perfumería, por ejemplo- y que también querían hacer algo en literatura. Pero ¿qué? Ahí surgía yo. Esperaba mis opiniones. Le contesté que me parecía estupendo y que no dudaría en que tal espacio literario fuera poético. La poesía era (dentro de su prestigio nominal) la cenicienta de lo literario, y para prueba los premios. Si un gran premio de novela se cotizaba en millones de pesetas, entonces pocos premios de poesía pasaban de las 100.000. Le propuse a Enrique hacer un premio de poesía donde contara la calidad sin camarillas, que abarcara todo el ámbito del idioma y que tuviera una dotación comparable a los grandes premios de novela. A Enrique Loewe le gustó la idea y me dio carta blanca para que yo montara ese premio. Visor editaría el libro -a veces se hicieron ediciones especiales, no venales-, el ganador recibiría además, en una fiesta, más de 1.500.000 pesetas y el jurado -que sólo leería los libros preseleccionados por cuatro diferentes poetas- estaría formado por Carlos Bousoño -como presidente-, Francisco Brines, Pere Gimferrer, Antonio Colinas y yo mismo, actuando de secretario, y con voz pero sin voto, el editor Jesús García Sánchez. A partir del primer año se uniría cada año como jurado el ganador, siendo sustituido después por el siguiente... El resultado (con anuncios en periódicos de México y de Argentina) fue espectacular en el número de ejemplares recibidos y en el buen hacer de Loewe, que se volcó en todos los actos. El ganador del primer premio (en 1988) fue Juan Luis Panero, poeta mayor de la “generación del 70”, pero redescubierto no hacía mucho. El segundo año lo ganó Jaime Siles y el talante intelectual de Jaime le gustó a Enrique, quien me sugirió ampliar mi ampliación. Pues yo había propuesto ya que debía haber un jurado hispanoamericano y tenía la opción (en apariencia no fácil) de Octavio Paz. El poeta mexicano aceptó ser parte importante del jurado -y lo siguió siendo tras ganar el Premio Nobel-y a él se sumó como jurado estable Jaime Siles. La intención fue siempre la misma (y la mayoría de los cambios que fue habiendo en el jurado obedecían principalmente a ella) buscar poesía de calidad y que no predominara ninguna tendencia estética sobre otra. La poesía es plural y puede ser buena en la más sufrida metafísica o en la narratividad de lírica mejor. Octavio Paz, que hasta su muerte en 1998 pesó mucho en el premio, propuso que quien defendiera un libro, el día de la deliberación final, no se quedara en “es muy hermoso”, “es muy apasionado” o “tiene mucho nivel lírico”, no, cada jurado debía defender su candidato con razones literarias, de historia, tradición y estilística. Dar una pequeña conferencia sobre el libro. Y algún jurado de breve paso lo ha sido por no querer responder a esta condición que hemos mantenido. Siempre se deseaba que el ganador fuera joven (puesto que la Fundación Loewe trata de promover el arte joven) y se creó un premio para jóvenes, por si el ganador no lo era. Raramente un libro ha ganado por unanimidad, pero siempre estuvo entre los mejores. Naturalmente (y sin buscarlo) el premio ha ido marcando, creo que con pocos errores, a algunos de los poetas más notables de estos últimos 25 años: desde Felipe Benítez Reyes o Vicente Gallego a nombres tan diferentes como Vicente Valero, Jenaro Talens, José María Álvarez o Antonio Cabrera, hasta llegar a Lorenzo Oliván, Joaquín Pérez Azaústre o Juan Antonio González Iglesias, entre otros, tan opuestos como el clasicismo de Guillermo Carnero en Fuente de Médicis o el libro radicalmente ruptural del joven mexicano José Eugenio Sánchez, Physical Graffitti. Poco que ver entre Play Station de Cristina Peri Rossi oLa miel salvaje del prematuramente desaparecido Miguel Ángel Velasco... O entre Templo sin dioses del otro premiado prematuramente desaparecido también, César Simón, con -es otro ejemplo- Las visiones de José Luis Rey. Se ha buscado variedad en la calidad, pero no es difícil percatarse que en la pluralidad del arte (de cualquier arte) esa pluralidad irá unida a la calidad, indisolublemente. A veces -acaso por el nombre del premio y cuando en sus inicios se entregaba en una cena- el premio Loewe, mejor su entrega, se ha convertido en un acto social. Ni se pretendía ni se negaba eso: en el premio (en los actos en torno a él) debía estar ante todo la literatura, pero también la música y el diseño, como ramas de la Fundación y a menudo las autoridades políticas, invitadas a un acto literario, no electoral. Entre los jurados -tras el paso noble de Paz- han estado, a más de los dichos, Eduardo Lizalde, Clara Janés, María Victoria Atencia, Darío Jaramillo, Ángel González, Luis María Anson, y han terminado incorporados Caballero Bonald, Víctor García de la Concha y Pablo García Baena. Probablemente no hay premio perfecto y sin duda este tampoco lo es (un año se premió a un desconocido que ya había sido premiado con otro galardón, y se declaró desierto) pero puedo asegurar -y ello es mérito básico de Enrique Loewe- que en este premio se ha buscado y se busca y se buscará, denodadamente, siempre la excelencia y la justicia. Enrique, que ahora conoce muy bien el entramado poético nacional, sus alturas y sus peores mezquindades o trapacerías, ha obrado con sutil elegancia, para que esas reyertas vanas tocaran lo menos posible al premio Loewe y creo que lo ha conseguido.

La soprano ha escrito una carta de apoyo y anima a los profesores y resto del personal del conservatorio "a no rendirse ante la adversidad" La soprano Ainhoa Arteta ha escrito una carta de apoyo al Conservatorio de Mérida en la que pide a los responsables políticos competentes que "tomen las medidas oportunas" para evitar el cierre de este centro educativo, de titularidad municipal. En la carta, que ha facilitado la Plataforma de Apoyo al Conservatorio, Arteta explica que ha conocido la "complicada situación" que atraviesa el Conservatorio emeritense durante los ensayos que actualmente realiza en el Teatro Real de Madrid, para la ópera Don Giovani. La soprano recuerda en su carta con "especial cariño" su participación en agosto de 2001 en el Festival de Teatro Clásico de Mérida y destaca que "aún resuenan" en su mente "los ecos de lo cálidos aplausos y lo que es más importante, el respeto y la veneración del público hacia la música" Ainhoa Arteta destaca que aquella noche pudo constatar que el nivel de sensibilidad musical del público emeritense "era a todas luces excepcional", pues "era tal el silencio en los pianos y cómo contenían el aliento", que en pocas circunstancias de su carrera ha vuelto "a sentir tanta emoción". A su juicio, "detrás de todo aquello debía estar, sin duda alguna, la labor durante años del conservatorio de música de la ciudad, pues de otro modo era totalmente incomprensible". Por ello, anima a los profesores y resto del personal del Conservatorio Profesional de Música 'Esteban Sánchez' de Mérida "a no rendirse ante la adversidad y continuar la lucha por ese mágico proyecto de futuro". Para Arteta, "cuando se deja de lado la cultura, se aleja a los ciudadanos de la libertad y del progreso", por lo que considera que "es hora de tomar conciencia de las necesidades del espíritu". La soprano destaca la "gran tragedia" que supondría para la ciudad de Mérida, para Extremadura y para España la "pérdida" del Conservatorio emeritense, dada la complicada situación económica del Ayuntamiento de la capital extremeña, y pide "humildemente a quien corresponda que tome las medidas oportunas" para evitarlo.

Fuente: HOY

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