Mercedes Muriel Tapia ha fallecido, a los 71 años en Cáceres en la madrugada del día 1 de diciembre de 2011. El día 2 se celebró el funeral en la parroquia de Santiago de Cáceres, al que asistieron sus hijos, el Delegado del Gobierno en Cáceres, un representante de la Real Academia de Extremadura, familiares y amigos. Recibió sepultura en el cementerio Muncipal de Cáceres. Mercedes Muriel era esposa del académico de número, fundador y tesorero de la Real Academia de Extremadura don Antonio Rubio Rojas, fallecido el pasado 5 de febrero de 2011. El párraco de Santiago don Juan Cuadrado Ceballos glosó su personalidad afirmando que “Mercedes fue una mujer buena, inteligente y de Iglesia”. Fue cofrade de la Hermandad Sacramental de la Sagrada Cena. Descanse en paz.

Francisca Aguirre acaba de obtener el Premio Nacional de Poesía por el libro Historia de una anatomía (Hiperión), que el año pasado se alzó también con el premio Miguel Hernández. Nacida en Alicante el 27 de octubre de 1930, la escritora, casada con el poeta y académico de la RAEx Félix Grande, publicó su primera obra en 1972, un estreno tardío que ha lastrado la difusión de su obra pero no su apreciación entre los lectores.
La consejera de Educación y Cultura, Trinidad Nogales, y el Director General de Promoción Cultural, José Antonio Agúndez, visitarán mañana la sede de la Biblioteca de Extremadura en Badajoz para presentar al nuevo director de la misma, Joaquín González Manzanares.
La noche del día 3-XI se representó en el Teatro López de Ayala la obra LÁZARO, dirigida por Juan Ayala e interpretada (magníficamente) por los actores Daniel Gallardo, Miguel Oyarzun y Miguel Pérez, de la compañía madrileña Mirage. El director es hijo del arquitecto pacense Gerardo Ayala, académico de la Real de Extremadura, quien asistió a la función y estuvo acompañado por sus compañeros Francisco Tejada Vizuete y Manuel Pecellín Lancharro. La obra, inspirada en el famoso clásico, es una recreación del Lazarillo, con bien perceptibles referencias a la actualidad, todas de carácter crítico. Asombró a los espectadores el trabajo de los artistas (que se intercambian una y otra vez los papeles), así como la desnudez escénica y el depurado simbolismo de los escasos y humildes elementos utilizados. Es sin duda uno de los espectáculos sobresalientes de este 34º Festival de Teatro de Badajoz, que contó con las simpatías de un gran público pese a las inclemencias de la noche.
