Después de 75 años de vida, muchos de ellos de escribir y dar vueltas al pensamiento, parece que ha logrado dar con el quid de la felicidad. Lo cuenta mientras habla con HOY sobre su último libro, sus memorias. «La felicidad - reflexiona - son momentos. Decimos: lo haré después, cuando acabe esto; después, cuando termine. y quizá no terminas. Para mí este momento que vivo hablando contigo es de felicidad, porque igual mañana ya no estoy respirando. Eres feliz cuando eres consciente de que el tiempo va pasando, de que el tiempo te inmola. Porque no es el tiempo el que te pasa, eres tú el que pasas al tiempo, porque si no existes no habría tiempo».
Las memorias, publicadas en la editorial Beturia, en la colección de Extremeños Ilustres, llevan por título: 'Infinito es mujer, o Memorias de la generación del hambre'.
- ¿Cómo es que se ha atrevido a escribir sus memorias?
- La gente no se atreve, acaso por no descubrir los entresijos de su alma y sus vivencias. Yo las he escrito porque creo que merece la pena que la juventud sepa qué sucedió hace 70 años. Nuestra generación fue sacrificada; en el aspecto alimentario, en el aspecto de la libertad personal y de la libertad política; en todo. Nací en 1936 y hasta 1956, esos 20 años, fueron horribles.
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