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Ha sido una obra que se ha querido guardar hasta el día de su inauguración, que tuvo lugar ayer. Se trata de la recuperación de la Torre Vieja o Torre Julia, de la iglesia de Santa María, uno de elementos simbólicos más importantes para la ciudad, según el alcalde, Alberto Casero. Junto al primera edil, en este acto de inauguración, estuvieron la directora general de Patrimonio Cultural, Pilar Merino, el párroco José Conde y representantes de entidades y responsables del proyecto. El arquitecto que ha dirigido la obra, Manuel Viola, recordó que, en una primera fase, se hizo el desescombro de la parte baja de la torre. En diciembre de 2013 y hasta final del año pasado, se ha llevado a cabo la recuperación de esta infraestructura, con una inversión de 100.000 euros. El proyecto ha incluido obras de consolidación y restauración. Además, se ha hecho la torre accesible gracias a la reproducción fiel de la escalera de caracol original. El material utilizado ahora ha sido el acero. Esa estructura se vino abajo en 1869. Viola explica que la torre se reedificó en 1972 con la construcción de todo el campanario. Sin embargo, no hubo suficiente financiación para hacer las escaleras nuevas. Con la actuación inaugurada ayer, los visitantes pueden subir hasta la parte baja del campanario. Así mismo, en este lugar, se ha descubierto otro tramo de escaleras, que datan del siglo XII y es la parte más antigua del edificio. El arquitecto sostiene que esas escalinatas eran las originales de la torre. Sin embargo se tapiaron con la construcción de la tumba de Juan Pizarro a finales del siglo XVI. Ante esta situación, se hizo un acceso alternativo, que es el que existe actualmente. Tanto Viola como Conde recuerdan que ahora queda pendiente una tercera fase. Se trataría del acceso a la parte superior de la torre con la construcción de unas escaleras, además de la consolidación de esta zona. El alcalde felicitó a cada una de las instituciones y entidades implicadas en este trabajo de recuperación. En su intervención, Casero avanzó la renovación del convenio por otros cuatro años con la iglesia de Santa María para que siga formando parte de la oferta turística de la ciudad. Para la directora general de Patrimonio, los trabajos de la Torre Julia es un testimonio de la colaboración y la implicación de la Consejería de Educación y Cultura con la ciudad trujillana. Dijo que se intentará hacer una aportación para acometer esa tercera fase.

Fuente: HOY

Jaén es dueña del mayor patrimonio íbero del mundo. Cástulo, situado a pocos kilómetros de Linares, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del país. En él fueron hallados el Mosaico de los Amores y la Patena de la Crucifixión. Fue una de las diez ciudades más importantes de la Península Ibérica durante la antigüedad, el mejor ejemplo de cómo un lugar que había nacido bajo la cultura íbera asume las ideas y estéticas de Roma. Cástulo, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de España, fue una ciudad erigida en el siglo IV antes de Cristo en un promontorio estratégico sobre el valle del río Guadalimar. Hoy es posible llegar a ella por una carretera estrecha que une Linares con Torreblascopedro. Desde sus murallas dominaba los caminos que unían norte y sur y este y oeste. Paseando hoy aquel lugar nada nos hace creer que debajo de nuestros pies duerma el recuerdo de una ciudad principal. De Cástulo salió la plata y el plomo que financiaron las Guerras Púnicas que enfrentaron a romanos y cartagineses. Llegó a acuñar moneda propia y sus edificios principales, en tiempo de una madura Roma, compitieron en belleza con las otras grandes urbes de Hispania.
Valor histórico Las campañas arqueológicas realizadas en los últimos años sacaron a la luz el Mosaico de los Amores, una pieza de excepcional valor histórico protegida durante cientos de años gracias a una pequeña capa de ceniza y compuesto por miles de pequeñas teselas de piedra y pasta de vidrio de colores rojos, amarillos, verdes y azules. El mosaico representa las cuatro estaciones del año y al parecer formó parte de un suntuoso edificio administrativo construido entre finales del siglo I y principios del siglo II después de Cristo.
Las termas romanas de la zona. Al lado fue desenterrado otro mosaico más pequeño y decorado con figuras geométricas, cuatro grandes octógonos que encierran otros más pequeños en el centro. Esta vez las teselas no son de pasta vítrea. Hay historiadores que creen que estos edificios pudieron ser foros dedicados al culto imperial en honor del emperador Domiciano. El último gran hallazgo fue la escultura del león, que simboliza el poder de la ciudad. Comprender la importancia de estas piezas, apreciar el valor de la urbe, de su urbanismo y topografía, es más fácil en el Centro de Interpretación de la Ciudad Íbero Romana de Cástulo, situado a las puertas del yacimiento. En él se narra las diferentes etapas del conjunto monumental, sus primeros y últimos pobladores, la importancia que tuvo en tiempos de Roma y el olvido al que fue abocada la ciudad al cabo del tiempo.
Ocupación humana Pero una de las piezas halladas en Cástulo más importantes es la llamada Patena de la Crucifixión, una pieza fragmentada e incompleta, de vidrio transparente, del siglo IV después de Cristo, considerada una de las primeras representaciones conservadas de la figura de Jesús. Las primeras noticias que se tienen de Cástulo proceden de Estrabón, el geógrafo griego que cita el nombre de la ciudad en el siglo II antes de Cristo.
La Patena de la Crucifixión. Desde el tercer milenio antes de Cristo existe certeza de ocupación humana en el valle del Guadalimar. Pero es en la Edad del Bronce Medio cuando se establece una entidad urbana estable, sostenida por los ricos yacimientos de metales de Sierra Morena. Entre los siglos X y VII antes de Cristo, Cástulo es una de las ciudades más importantes de la Península Ibérica, un lugar de una evolucionada cultura autóctona. Fue un núcleo ibérico avanzado, situado en la periferia de Tartessos y por el que mostraron un acusado interés griegos y fenicios. Perteneció a la Oretania, cuyos dominios se extendían a ambos lados de Sierra Morena. Entre los siglos V y IV antes de Cristo Cástulo fue una ciudad descrita por los grandes viajeros. Vivió una edad de oro gracias a sus riquezas minerales y al comercio exterior. Aquella ciudad en forma de Oppidum estaba rodeada por una muralla ciclópea que protegía un conjunto de calles y manzanas en retícula. El Cástulo ibérico llegó a ser capital de la Oretania, uno de los pueblos más desarrollados de la mitad sur peninsular.

Fuente: Ocholeguas

La teoría más aceptada considera que procedía de una familia humilde de Génova, con un posible vínculo judío. A causa de la fiebre nobiliaria que se vivía en la Corte española, el descubridor escondió el pobre lustre de sus antepasados Se trata de uno de los grandes misterios que esconde la historia: ¿Cuál era el lugar de nacimiento de Cristóbal Colón? La respuesta oficial sigue siendo Génova, pese a que cada año surge una nueva teoría que zarandea las pruebas en su provecho. Hay teorías a la carta sobre su procedencia: desde que era gallego, castellano (Guadalajara), extremeño (Plasencia), portugués, mallorquín, vasco, corso, catalán, hasta que era inglés. Pero ninguna ha obtenido nunca el consenso de los expertos. Como tampoco lo han hecho los estudios sobre la profesión que tenía el descubridor antes de enfrascarse en la empresa que dio sentido a su vida. Lo único transparente, entre todos estos enigmas, es que Colón se tomó muchas molestias en que no se resolviera el misterio. «Cuan apta fue su persona y dotada de todo aquello que para tan grande cosa convenía, tanto más quiso que su patria y origen fuesen menos ciertos y conocidos», escribió su hijo don Hernando en «La Historia del Almirante». Hernando Colón conocía la respuesta al misterio pero, escudándose en las instrucciones de su padre, sembró todavía más dudas en el asunto. No obstante, su celo revela una pista fundamental: su procedencia era tan sensible –ya fuera por un asunto religioso (ser un judío converso), por uno político (tener enemistades abiertas con importantes nobles o monarcas en el pasado) o por uno social (orígenes humildes)– como para justificar aquellas precauciones. Y aunque mantuvo el secreto hasta sus últimos días, su testamento, otorgado en Sevilla el 3 de julio de 1539, no deja dudas: se identifica como «hijo de Cristóbal Colón, genovés, primer almirante que descubrió las Indias». La solemnidad de declarar ante notario arrojó el secreto, o quizás se limitó a seguir el hilo de la versión más aceptada cuando su padre vivía.

 

El misterioso empeño de Cristóbal Colón por ocultar sus orígenes Sus contemporáneos le consideraban «extranjero», lo que en aquel contexto significaba no nacido en Castilla (igualmente podría ser valenciano, mallorquín o catalán). Como prueba de ello, Ruy González de Puebla, embajador de los Reyes Católicos en Inglaterra, informa en una carta fechada en 1498 de que el Rey inglés envía cinco naos armadas «con otro genovés como Colón» al Nuevo Continente. Además consta que Colón, ya fuera por su nacionalidad o porque estuvo viviendo en Italia, se rodeó de amigos genoveses durante toda su vida. Así ocurrió con los Esbarroya en Córdoba, Francisco Pinelo, establecido en Sevilla, o Gaspar Gorricio, monje de la Cartuja de Santa María de las Cuevas, entre otros.
Un genovés, ¿hijo de tejedores? Un documento, firmado por el mismo Colón el 22 de febrero de 1498 también ante notario, afirma que «siendo yo nacido en Génova, les vine a servir a los Reyes Católicos aquí en Castilla». Y en ese mismo texto, reclama a su hijo Diego que una vez fallecido él «tenga y sostenga siempre en la ciudad de Génova una persona de nuestro linaje que tenga allí casa y mujer... pues que de allí salí y en ella nací». Frente a esta contundente prueba documental, los defensores de que no nació en Italia, sin embargo, han argumentado que el texto es falso, o bien apócrifo, y fue redactado dentro del contexto de los Pleitos colombinos que mantuvieron sus descendientes con la Corona de Castilla. Pero aun suponiendo que nació en Génova, como las pruebas parecen sostener, el resto de cuestiones siguen abiertas: ¿Por qué lo ocultó con tanta insistencia si todos sabían que no era castellano? ¿A qué se había dedicado antes de viajar a España? La historiadora Lourdes Díaz-Trechuelo en su libro «Cristóbal Colón: primer almirante del mar océano» (1991) apunta a que «el afán nobiliario de la época pudo empujar a Colón a ocultar el pasado de su familia».
Era nieto de Giovanni, tejedor de lana en Quinto, un pueblecito cerca de Génova
El propio Hernando Colón –que calificó de mentiroso a un cronista genovés por decir que la familia de su padre era humilde– deja muestra en sus textos de la importancia de ser de noble cuna entonces, «porque suelen ser más estimados en España los que proceden de grandes ciudades y generosos ascendientes, quisieran algunos que yo me detuviese y ocupase en decir que el Almirante descendía de sangre ilustre, y que sus padres por mala fortuna habían llegado a la última estrechez y necesidad». Ser genovés, en efecto, no era un problema en la Corte española, pero el origen humilde de su familia sí suponía un obstáculo para sus pretensiones de ascenso social en una tierra donde, quien más quien menos, era «hijo de algo». La versión más aceptada hoy en día es que Cristóbal Colón era nieto de Giovanni Colón, tejedor de lana en Quinto, un pueblecito a pocos kilómetros de Génova. A su vez, su padre, llamado Doménico, siguió el oficio familiar y se casó con la hija de otro tejedor, Susana Fontanarossa. La esposa aportó dos casas como dote, una en Quinto y otra en la ciudad de Génova, donde se trasladó el matrimonio. Allí nació el descubridor, el primogénito, en una fecha cercana a 1451. Esto significaría que cuando realizó su primer viaje a América Colón tenía unos 41 años, aunque según las crónicas de Bartolomé de Las Casas aparentaba más edad. Colón no era de una familia pobre, pero si lo bastante humilde como para sentirse intimidado por la obsesión sanguinea de la Corte de los Reyes Católicos. Y lo que es más importante, sus padres se ganaban la vida con las manos. Puesto que todavía en muchos rincones de Europa los trabajos manuales eran despreciados como propios de gente de baja escala social, no es de extrañar que Colón ocultara sus orígenes e incluso se atreviera a fanfarronear, sin aportar nombre alguno, que «no soy el primer almirante en mi familia».
Un bisabuelo de orígen judío También se ha especulado sobre la posible procedencia semítica de su familia. Salvador de Madariaga, en su famoso libro «Vida del Muy Magnífico Señor Don Cristóbal Colón» señala con toda contundencia que era de origen judío y que posiblemente practicaba esta religión. Otros autores han llegado a ver rasgos físicos propios de los judíos italianos en las descripciones que se conservan sobre el descubridor. A modo de réplica, Ballesteros Beretta concluye sin lugar a dudas que «era hijo de unos padres sinceramente católicos, que le transmitieron la fe católica, bien arraigada en él toda su vida, y también el franciscanismo tan extendido en Italia». Bartolomé de Las Casas, que conoció en profundidad a Colón, coincide en este asunto: «Era un católico de mucha devoción». Aunque realmente no practicara el judaísmo ni procediera de una familia conversa, si es posible que un factor religioso influyera en que Colón no quisiera revelar datos de su vida. Según el americanista Ballestero Beretta, su rama paterna estaba libre de ascendencia judía, pero la materna estaba emparentada con Jacobo de Fontanarubea. Un nombre semítico y un apellido gentilicio, muy usados entre los hebreos, que hubiera servido a los enemigos de Colón como excusa para debilitar su influencia.
El misterioso empeño de Cristóbal Colón por ocultar sus orígenes
Wikipedia
Posible tumba de Cristóbal Colón. Catedral de Sevilla Pero incluso en esta teoría genovesa –la más aceptada– los investigadores siguen viendo enigmas abiertos en torno a la figura del marinero. Sin ir más lejos, se conocen muy pocos textos escritos en italiano por el descubridor, y las breves notas en este idioma cuentan con graves fallos de redacción. La mayor parte de sus escritos están en castellano, con giros lingüísticos procedentes de otras lenguas de la península Ibérica que, siguiendo las tesis de Menéndez Pidal, podrían ser portuguesismos o galleguismos.
Sus escritos están en castellano, con giros lingüísticos procedentes de otras lenguas
Las teorías que lo vinculan a la Corona de Aragón (catalán, valenciano o mallorquín) también se sustentan en investigaciones lingüísticas. No obstante, en todos los casos, la crítica desde la comunidad académica es la misma. Hay demasiado empeño por desacreditar las pruebas conocidas –las que lo vinculan con Génova–, sin presentar documentos originales que vertebren nuevas teorías. Actualmente, ha cobrado gran fuerza los estudios que vinculan el pasado de Colón con Pontevedra. A través de pruebas grafológicas se han identificado similitudes entre los textos del descubridor de América y los de un noble gallego nacido en Poio que a lo largo de su vida cambió de identidad en diversas ocasiones, llamado Pedro «Madruga».

Fuente: ABC

Un paseo mitológico para jóvenes
El trabajo, a través de un viaje por el Mediterráneo, busca conseguir que los niños despierten la inquietud por conocer sus raíces, y las descubran mediante los mitos
Para acceder a los contenidos de la hemeroteca debe ser usuario registrado de El Periódico Extremadura y tener una suscripción.
Pulsa aquí para ver archivo (pdf)    Dos niñas encuentran en la biblioteca un pequeño tesoro: un libro viejo con olor a sal titulado Mitos del mar Mediterráneo . Apenas abren sus primeras páginas, el salino aroma las adormece embarcándolas en la nave de los sueños. Allí, en la más profunda de sus fantasías, comienza un viaje por el mar de sus antepasados. El anciano dios marino Nereo, acompañado por tres hijas sirenas, ejerce de capitán de un barco cargado de historias sobre el Mediterráneo. La nave zarpará desde Asia y llegará hasta la península Ibérica. En el camino conocerán a héroes, reyes, princesas, monstruos...todos parte del pasado mitológico sobre el que descansa la cultura occidental. Este el argumento de la verdadera historia de Mitos del mar Mediterráne , texto ganador del Concurso Nacional Grecolatino convocado por el Ministerio de Educación, Cultura en 2014, y obra de la profesora y directora teatral del grupo Párodos teatro, del IES Siberia Extremeña de Talarrubias, Silvia Zarco. El libro, que ha tardado aproximadamente un año en realizarse, se ha hecho en pequeñas dosis y a base de las experiencias que la propia docente ha recogido del teatro, observando las reacciones de sus alumnos. El objetivo del mismo es que los pequeños de la casa conozcan sus raíces, "que es el suelo que nos nutre a diario", destacó la autora. Elogios Mitos del Mediterráneo se presentó ayer en Mérida bajo la atenta mirada de alumnos y profesores, y contó con la asistencia de la Consejera de Educación y Cultura, Trinidad Nogales, que destacó la vertiente formativa del mismo, ya que son los propios profesionales del mundo antiguo y la cultura clásica los que forman a los jóvenes a través del teatro en el conocimiento y puesta en valor de los mitos de la antigüedad. "Son mitos que nos explican el mundo y nuestras raíces culturales, porque el mundo antiguo es la base del mundo occidental, y algo que puede parecer tan lejano como la mitología clásica, de la mano de un buen docente se hace un universo muy atractivo de conocimiento", señaló la consejera. También resaltó el "impagable" trabajo de docentes, que además de un conocimiento teórico de la cultura, consiguen que los chavales pongan en valor habilidades y destrezas y potencien aspectos como hablar en público, su capacidad de improvisación, el trabajo en equipo, la lectura o la comprensión oral. "Educativamente --dijo-- es un proyecto enormemente innovador e interesante, a pesar de que el tema que traten sean mitos de hace más de 2.500 años en su mayoría". El grupo de teatro de Talarrubias también estuvo en la presentación del ejemplar, y teatralizó algunos minutos de la obra. Dicho grupo ha ganado muchos premios de teatro juvenil grecolatino y hará un periplo por todos los festivales más importantes de teatro grecolatino en su faceta, precisamente, de teatro juvenil.

Fuente: El Periódico Extremadura.

La Biblioteca de Extremadura, en homenaje a Fernando Serrano Mangas (1955-2015), expone como Joya Bibliográfica del mes de febrero la primera edición del Romancero del Mío Cid, ejemplar que el profesor-investigador de la UEx donó en el año 2010. Es una oportunidad de contemplar nuevamente esta obra, fechada en Lisboa en 1605 y uno de los tres ejemplares de la edición príncipe, otro localizado en la Universidad de Harvard y un tercero desaparecido. El Romancero del Mío Cid, bajo cuya portada la obra se titula Hystoria del mvy noble, y valeroso cavallero, el Cid, Ruy Diez de Biuar : En Romances : En lenguaje antiguo / recopilados por Iuan de Escobar ; dirigida a don Rodrigo de Valençuela, regidor de la Ciudad de Andujar. -- En Lisboa : Impressa con licencia de la Sancta Inquisicion por Antonio Aluarez, 1605 es un cantar épico anónimo con 96 romances -los dos últimos incompletos-, presentado en un pequeño volumen. El estudio más importante de este ejemplar, fue el realizado por Antonio Rodríguez Moñino: Historia y romancero del Cid, (Lisboa,1605) / [recopilados por] Juan de Escobar ; edición, estudio bibliográficos e índices por Antonio Rodríguez Moñino;introducción por ArthurLee-Francis Askins. -- Madrid : Castalia, 1973. 237 p. 24 cm.. -- (Romanceros de los siglos de oro ; 6), [BA-BIEX CM 3398]. El ejemplar expuesto del Romancero del Mío Cid (1605), se encuentra digitalizado y puede visualizarse completo en RODA, El Repositorio de Objetos Digitales y Aprendizaje a través del siguiente enlace e incluyendo en el apartado de búsqueda el título o palabras clave:
http://roda.culturaextremadura.com/ Horario de visita
La Joya Bibliográfica permanecerá expuesta durante el mes de febrero en la sala de exposiciones de la Biblioteca de Extremadura (BIEx) y podrá visitarse de lunes a viernes,  en horario de mañana de 9:30 h. a 13:30 h. y tarde de 17:00 h. a 20:00 h.

Le precedieron en el cargo los académicos Manuel Terrón Albarrán y Francisco Tejada Vizuete En la Junta Ordinaria celebrada en el Palacio de Lorenzana de Trujillo, el pasado día 24 de enero, fue elegido nuevo secretario de la corporación Francisco Javier Pizarro Gómez, que viene a cubrir la plaza dejada vacante por el fallecimiento reciente del académico  Francisco Tejada Vizuete.
El doctor Pizarro cuenta con una notable experiencia, tanto en la investigación y la docencia, al ejercer de profesor en la Universidad de Extremadura, como en el campo de la gestión. Fue secretario de la Facultad de Filosofía y Letras de la UEX y presidente de la Sociedad Española de Estudios Emblemáticos, entre otras responsabilidades. Es investigador principal del proyector I + D para el estudio de la arquitectura virreinal mexicana (1999-2008) y ha sido becario de Jacques Dellors al dirigir el proyecto “Arias Montano y el espíritu de la modernidad en Europa. Arte y humanismo”.
Frecuentemente viaja como profesor invitado en universidades europeas, españolas e iberoamericanas como experto en el estudio de las relaciones artísticas entre Extremadura y América, habiendo dado en este tema  importantes trabajos a la luz.
Pizarro se incorpora como secretario a la Mesa académica en unos momentos donde la cultura ha de abrirse caminos nuevos ante la disminución de los recursos, lo que comporta para la institución un mayor esfuerzo, tanto imaginativo como de gestión.

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