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TEts doloroso despedir a un amigo, Fernando , y más cuando la última vez que te vi te encontré animado de esperanzada recuperación. Te enseñé un documento confidencial. En tu enfermedad me preguntaste por mis proyectos y te contesté que estaba muy animado en la investigación en que me había embarcado. Fernando, mis zozobras son unamunianas para delimitar la verdad de unos acontecimientos históricos, son duda intelectual y metódica ante un dato científico con muchos matices. Todo se resuelve en la versión que se cree definitiva de las numerosas hipótesis científicas con las que contamos y tenemos a mano. Lo tuyo Fernando es físico, --continué diciéndote mientras caminando nos despedíamos-- y en este aspecto estamos a disposición de los mejores diagnósticos médicos. Has visto y sopesado las distintas opiniones médicas. Me alegro de que tu enfermedad no repercuta en nada económico para tu familia, al menos no te descuentan ni un euro mientras dura tu baja temporal. ¿Antonio, cuánto tiempo puedo estar de baja? Como persona atenta y avezada en derechos laborales y asociativos te contesté. Más de dos años y luego se pasa a un tribunal médico. No te preocupes por eso te recuperarás muy pronto y estaremos de nuevo dialogando sobre nuevos proyectos para mejorar esta situación tan lamentable en la que ha caído la universidad española. No perderemos nunca la esperanza ni las fuerzas. En pleno frío de la primera quincena de enero me comentan "Fernando no sale con los asiduos". Me entero de que te iban a intervenir quirúrgicamente en una ciudad cercana a Extremadura. Te llamo al móvil, pero no contestas. De pronto el veinte de enero, a las 10.30 horas de la mañana, recibo una noticia inesperada y con voz de pena me dice "Fernando ha fallecido, entérate para confirmar la noticia". Cuelgo y llamo a un contacto seguro, "ya te has enterado". Me confirma tu muerte, "los mejores siempre nos abandonan pronto" le comento. Me enfado porque me había enterado tarde. A qué hora es el entierro. Otra llamada y confirmo pormenores. Una tercera llamada "prepararemos un homenaje, no puedo ir al entierro". De nuevo más detalles. Otra llamada. En la clínica San Francisco de Cáceres mientras hablaba con su esposa por teléfono sobre las nueve de la tarde de ayer "te dejo, te dejo, Fernando está muriéndose... se ha muerto". Antonio, fuimos los de la tertulia a la clínica, ayudamos a la viuda y ya era muy tarde para comunicarte la noticia. Se lo llevaron al tanatario de Salvaléon y el entierro es a las cinco de la tarde. XTE ACUERDAS,x Fernando, luchando siempre en esta España nuestra, siempre con las cinco en punto de la tarde a cuestas. Siempre luchando con la muerte en este país de zozobras. Me recuperé. Sólo conozco de tu entorno familiar tu propia persona. Te tengo que dar mi último adiós. No dudé y reaccioné. Llamé a mi esposa, a la una te recojo en Mérida y vamos directos al tanatorio de Salvaléon. Palabra mágica en mi mente. Recuerdo inmediato de uno de los últimos cuentos "Buen amigo en la puerta, entrada cierta" que publiqué a Alonso Zamora Vicente en el Boletín de la Real Academia de Extremadura, premonitorio de su muerte. Comentarios en un tanatorio. Mis dudas científicas habladas contigo sobre la muerte de Federico García Lorca . De pronto me acuerdo de 1998, fecha de la muerte de tu amigo y amigo mío Manuel Pacheco , el poeta del sufrimiento y cantor de los males del cáncer. Fernando, si no hubiera sido por la señora de la guadaña, estoy seguro de que habrías salido elegido académico de número de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Nos llegó a dos académicos la propuesta de presentarte como candidato y para ello Pacheco necesitaba nuestras firmas y nos las pidió. Avales, la propuesta de Pacheco y tu excelente curriculum refrendado por el magisterio que habías recibido de don Ramón Carande. Tu amistad e inquietudes comunes en tu serranía badajoceña, claro está, con nuestro amigo Bernardo Víctor Carande para escrudiñar la excelente biblioteca de Almendral fue un aliciente para que con mi firma fueras propuesto a votación. Fallece Manuel Pacheco y el cómputo de votos peligraba tu elección. Se retiró, retiramos tu candidatura porque temimos que sufrieras un revolcón. De este asunto nunca he hablado contigo. El día de tu sepelio se lo conté a un discípulo tuyo y esta semana a dos de tus amigos más íntimos y en un correo electrónico se lo he dicho a otro académico numerario, ahora que hay una vacante anunciada. Un buen académico hubiera sido Fernando Serrano Mangas . Acertemos en el futuro. A las cuatro mi esposa y yo te dimos el último adiós en el tanatorio, rodeado de flores venidas de familiares, amigos e instituciones. A las cuatro y media en el bar junto a la iglesia de Salvaleón, en el resguardo del frío y en unas mesas altas de copas, tres desocupados por la crisis que todos padecemos. Uno de ellos le pregunta a una señora que cruzaba la acera-bar. "¿De qué ha muerto este señor, María ?". Estaba malo desde hacía cuatro meses, pero lo sabía muy poca gente en el pueblo, tenía cáncer. Silencio. Un chico joven, con marcado acento bajoextremeño, menor de treinta años, musitó en voz alta "Era una de las lumbreras del pueblo". Silencio. Había escrito varios libros sobre nuestro pueblo y trabajaba de profesor en Cáceres. Ya ves yo vivo preocupado por llegar a fin de mes y sigo vivo, en cambio este señor ya ha dejado de tener preocupaciones. A los pocos minutos los tertulianos abandonaron el bar y se fueron a sus ocupaciones de desocupados. Pueblo, Fernando, sabiduría de pueblo, como tú, hijo de obrero, de un electricista. Tu pueblo te quiere, porque has salido del pueblo y has llegado a lo que el pueblo llama una lumbrera en el mejor sentido de la palabra. Me dio tiempo de presentarme al sacerdote que dijo tan bellas palabras en la misa de despedida y contarle lo que te cuento ahora a ti. Tomó nota y citó sabiamente la palabra "lumbrera" en su excelente homilía para decir que habías destacado en el mundo intelectual. Me recuerda la palabra "lumbrera" las videoconferencias que tenías con Méjico mientras llamaba a la puerta de tu despacho, tu último viaje a México, tu silencio para decir que valías, tus consejos y orientación ante la metodología docente de mis clases. Tu admiración hacia mi manera laboriosa de dar las clases con una enseñanza personalizada y en constante comunicación con los alumnos gracias a las nuevas tecnologías. XTU SABIDURIAx de pueblo para vaticinar y apartarnos de los malos caminos, tu trato exquisito con Alberto , tus chistes socarrones para romper el hielo de tanta conversación vana e insulsa entre universitarios y las charlas tan largas en tu despacho donde tocamos asuntos interdisciplinares tan diversos. Tus llamadas telefónicas, mientras yo hojeaba el librito Anuario de la Academia de la Historia, de la que eras correspondiente por la provincia de Badajoz. Qué lástima haber desaprovechado la ocasión, reuniendo los méritos y las menciones necesarias, además de residir en la región, para que te fueras como académico de número de la Real Academia de Extremadura. Esta institución no supo aprovechar tu valía en su seno, ni siquiera se acordó luego de ti como correspondiente. Viniste de Salvaleón a Cáceres, para que esta ciudad, tus alumnos y amigos disfrutaran de tu sabiduría, irradiando siempre a todos hacia todos lados. Uno de los últimos rayos de tu ciencia lo he leído en el prólogo a una novela histórica que trata de la aventura del conquistador Orellana. Extremadura y América, un hueco en los estudios extremeños que tú cubriste como docente e investigador en la Universidad de Extremadura. En el día del libro de 2014 regalé a tu máxima autoridad académica universitaria el libro con tu prólogo, en la entrevista que mantuvimos la directiva de Adecauex con nuestro rector. Te lo comenté y me dijiste "me gustarían más apoyos a mi labor y menos elogios". Espero que se potencien en nuestra región los estudios en los que tú fuiste pionero y zahorí de fuentes primarias en archivos y bibliotecas del mundo. Adiós, Fernando Serrano Mangas, nos vemos. Mientras sigo leyendo tus libros de Barcarrota que con tanto mimo acariciaste el pasado 10 de mayo de 2014. Malpartida de Cáceres, 28 de enero de 2015. Festividad de Santo Tomás de Aquino, patrón de la Universidad de Extremadura.

 

Fuente: El Periódico Extremadura

El conquistador de México acompañó a Carlos I de España en una fracasada campaña contra el Norte de África. Cuando el Monarca dio orden de retirada, el extremeño pidió 400 hombres para tomar en persona la ciudad. Su plan no fue ni siquiera sopesado
La ambición de un anciano Hernán Cortés: conquistar Argel con un puñado de hombres Carlos I de España acometió la empresa de invadir Argel en 1541 con el objetivo de acabar con un importante enclave de la piratería en el Mediterráneo. La campaña, que acabó en un completo desastre a causa de los temporales, contó con la presencia de un centenar de grandes nobles y militares llegados de todos los confines del imperio de su Cesarea Majestad. Uno de los primeros en responder a la llamada de su monarca fue Hernán Cortés, conquistador de México y especialista en los combates contra fuerzas superiores en número. Sin embargo, cuando la situación amenazaba con convertirse en un desastre, el Emperador ordenó la retirada contra el consejo de Hernán Cortés, quien proponía tomar la ciudad argelina con la ayuda de un puñado de hombres. Su mala sintonía con el Rey fue puesta sobre la mesa: el hombre que había entregado un imperio era ninguneado en la Corte española. Una de las claves del éxito de Hernán Cortés en su lucha contra el Imperio azteca fue el saberse respaldado directamente por Carlos I. Así, para prevenirse de las desconfianzas del gobernador de Cuba – Diego de Velázquez–, el extremeño mandó ingentes cantidades de metales preciosos y cartas detalladas de sus avances a la Corte española desde el principio de su aventura. Dos capitanes fieles a Cortés, Portocarrero y Montejo, viajaron a Europa en busca del favor real para su capitán, cuando fue acusado de rebelión por el gobernador de Cuba. Y, si bien el nombramiento de Velázquez como Adelantado en el Caribe parecía dar ventaja a sus detractores, los informes que manejaba Carlos I eran favorables a apoyar al extremeño porque «está muy fuerte, los suyos le son fieles y le apoyan muchos pueblos indígenas». El resto del favor real lo ganaron sus victorias y el oro que vino con ellas.
Le concedió el título de Capitán General de todo el territorio conquistado
Tras consolidar sus conquistas, el extremeño viajó a España en 1529 para dar cuenta en persona de su aventura al Emperador. El prestigio de Cortés en los nuevos territorios era indiscutible, pero en España seguía contando con muchos detractores que le acusaban de saltarse las órdenes de Velázquez. El conquistador acudió al Consejo de Indias a limpiar su nombre y a protestar por los ataques sufridos desde la Península: no se le habían concedido los vasallos que él reclamaba y sus propiedades y privilegios habían sido usurpados por sus enemigos. Carlos I, que durante la comparecencia estaba ausente, denegó la reclamación de Cortés de ser gobernador de Nueva España, pero a cambio le concedió el título de Capitán General de todo el territorio conquistado, 23.000 vasallos y el marquesado del Valle de Oaxaca.
La amistad con el Emperador y las intrigas La visita a su país natal también sirvió a Cortés la ocasión de reunirse en privado con el Emperador. Se conocen pocos datos sobre el encuentro, salvo que fue una conversación larga y en primera instancia se causaron una buena impresión. La franqueza y sinceridad de sus palabras, propias del carácter del conquistador, agradó a Carlos I, que le mantuvo entre sus cercanos durante varios años. Y aunque la relación fue durante un tiempo cordial, lo cierto es que Cortés pasó a engrosar contra su voluntad la lista de nobles que rodeaban al Rey mendigando por cargos y prebendas. El extremeño, no obstante, se consideraba merecedor de reconocimientos sin necesidad de estar reclamando favores. La pobredumbre de las intrigas cortesanas terminaron afectando a su aparatoso orgullo.
La ambición de un anciano Hernán Cortés: conquistar Argel con un puñado de hombres
Museo del Prado
Retrato a caballo del Emperador Carlos V «¿Es que su Majestad no tiene noticia de ello o es que no tiene memoria?», escribió Hernán Cortés, sin pelos en la lengua, ante las promesas incumplidas del Monarca. La cautela de Carlos I a la hora de otorgarle mercedes se sostenía en su menosprecio por los asuntos del Nuevo Mundo cuando había prioridades en Europa de por medio y por los pocos apoyos con los que contaba el conquistador en la Corte. Para los europeos, los méritos en América sonaban a poca cosa. Así y todo, le concedió un botín considerable –extensas tierras, el cargo de Capitán y el hábito de la Orden de Santiago–, acaso insuficiente a ojos de Cortés. Ofendido y sin obtener lo que creía suyo por derecho, Hernán Cortés regresó a Nueva España para administrar sus propiedades. En 1540, una vez de vuelta a Castilla para resolver los interminables pleitos con la Audiencia y el Virrey de México, Cortés decidió acompañar al Emperador, con el cual para entonces mantenía una relación fría, en su cruzada para conquistar Argel, un foco de piratas berberiscos. Argel, llamada por algunos «la ladronera de la Cristiandad», era una importante base naval desde donde los piratas realizaran sus ataques contra los barcos procedentes de las posesiones italianas de Carlos I y sus aliados. Al frente de 65 galeras, 450 navíos de menor tamaño y 24.000 soldados, Carlos I y un centenar de nobles procedentes de distintos rincones de su imperio se propusieron demostrar que la ciudad musulmana, con fama de invencible, era tan vulnerable como cualquiera. Y entre aquellos nobles estaba el marqués del Valle de Oaxaca, Hernán Cortés, de 56 años (una edad elevada en esa época), acompañado de sus hijos Martín y Luis, que había costeado de su propio bolsillo un barco capitaneado por Enrique Enríquez.
El fracaso de Argel: humillado y agotado La enorme flota de invasión fue castigada desde el principio por las tempestades propias del otoño en el Mediterráneo, cuyos efectos habían llevado al marino Andrea Doria a aconsejar que se pospusiera la expedición. Nada hizo cambiar de opinión a Carlos I que ordenó el 25 de octubre de 1541 desembarcar a pocos kilómetros de Argel, una ciudad defendida por una guarnición de 800 turcos y 5.000 berberiscos. El viento hizo que poco más de una decena de bajeles pudiera tomar tierra, causando la pérdida de 150 navíos y 20 galeras en el intento. Los soldados de los tercios españoles al mando del Duque de Alba, la vanguardia de los ejércitos imperiales, consiguieron hacerse fuertes en la costa de Argel a la espera de refuerzos.
«Las opiniones de este gran soldado no eran consideradas en Europa»
Todavía empeorarían más las condiciones climáticas antes de que el Emperador convocara un consejo de guerra en el cabo de Matifou, donde la mayoría de nobles se inclinó por retirarse a más faltar. No obstante, algunos como Hernán Cortés o Martín de Córdova y Velasco, conde de Alcaudete, estimaban deshonrosa una retirada en ese momento y propusieron distintas alternativas. En concreto, el conquistador extremeño se ofreció a encabezar un desembarco de un puñado de hombres, algunas fuentes afirman que 400 soldados como los usados al inicio de la conquista de México, para tomar por sorpresa la ciudad. Apreciaba el extremeño –con bastante buen juicio en opinión del hispanista William S. Maltby en su libro «El Gran Duque de Alba» (biografía sobre el III Duque de Alba, también presente en esa reunión)– que, habiendo desembarcado ya algunas tropas, los riesgos que estuvieran por venir eran menores que exponerse a una retirada desordenada. Su plan, además, era valiente y corría a cargo de un hombre especialista en enfrentarse a fuerzas muy superiores, pero fue desechado sin ser siquiera considerado por el Emperador.
La ambición de un anciano Hernán Cortés: conquistar Argel con un puñado de hombres
Wikipedia
Grabado de la ciudad de Argel en el siglo XVI «Por extraño que parezca, las opiniones de este gran soldado no eran seriamente consideradas en Europa, y no se le prestó ninguna atención», destaca William S. Maltby en el mencionado libro. Ciertamente, Carlos I hizo oídos sordos a la sugerencia del hombre que derrumbó el imperio más poderoso de Norteamérica, y ordenó una retirada ese mismo día. El repliegue fue desastroso y hubo que echar al agua a los caballos para hacer sitio a toda la gente naufragada en el proceso, entre ellos a Cortés y a sus hijos. El viaje hasta España fue también muy accidentado, de modo que la flota cristiana quedó dispersa por una decena de puertos. Como si fuera un castigo divino, el Emperador tardó un mes en llegar a las costas españolas. Agotado y enfermo por el viaje, Hernán Cortés nunca recuperó las fuerzas perdidas en la que fue su última expedición guerrera. Además, el extremeño extravió la enorme fortuna que portaba en su barco naufragado, 100.000 ducados en oro y esmeraldas. En los siguientes años se estableció en Valladolid, donde retomó su actividad empresarial y se arropó de un ambiente humanista. Allí observó impotente como sus protestas al Emperador eran sepultadas una y otra vez por las intrigas de la Corte. A finales de 1545, el conquistador se trasladó a Sevilla con la intención de viajar una vez más a México, quizás con el empeño de acabar sus días allí. No en vano, murió en esta ciudad dos años después sin ver cumplidas sus demandas a la Corona y sin poder viajar a su querida Nueva España una última vez.

Fuente: ABC

Jesús Sánchez Adalid (1962-) ingresó como académico numerario en la Real Academia de Extremadura de la Letras y las Artes el pasado 24 de enero, en la sesión celebrada en el Palacio de Lorenzana (Trujillo). Sánchez Adalid, natural de Villanueva de la Serena (Badajoz), se licenció en Derecho por la Universidad de Extremadura y realizó los cursos de doctorado por la UEx y en la UCM. Ejerció de juez durante dos años, tras los cuales estudió Filosofía y Teología. Además, se licenció en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca. Es profesor de Ética en el Centro Universitario Santa Ana de Almendralejo, Medalla de Extremadura y Extremeño de HOY, entre otros premios. Su último libro 'Y de repente, Teresa' ha sido novedad recientemente con motivo del V Centenario del nacimiento de  Santa Teresa de Jesús y ya forma parte de la colección de la Biblioteca de Extremadura, junto a todas sus obras publicadas. Nuestra más cordial enhorabuena.

El doctor Javier Bueno en un quirófano del hospital Vall d’Hebron Médicos del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona han llevado a cabo con éxito la primera intervención descrita en el mundo para alargar el duodeno a un niño de siete años con un intestino corto extremo. Al frente de la Unidad Digestiva y Trasplantes del Servicio de Cirugía Pediátrica del hospital catalán se encuentra el doctor Javier Bueno Recio (Villar del Rey, 1963). Bueno, que estudió Medicina en la Universidad de Extremadura, puede presumir también de ser pionero en el trasplante hepático pediátrico, de participar en el primero intestinal que se realizó en Cataluña y de formar parte del equipo que practicó el primer trasplante facial total. El doctor Bueno, que realizó su especialidad de cirugía pediátrica en el Hospital de la Paz de Madrid y posteriormente se marchó a la Universidad de Pittsburgh, Pensilvania (EE UU), considerada meca de los trasplantes, confesó en una entrevista a HOY realizada en septiembre de 2011 que seguía de cerca la actualidad sanitaria de la región.

Fuente: HOY

Está por delante de instituciones como el Thyssen y la Feria ARCO. El director del certamen y el edil de Cultura, contentos con el reconocimiento Para acceder a los contenidos de la hemeroteca debe ser usuario registrado de El Periódico Extremadura y tener una suscripción.
Pulsa aquí para ver archivo (pdf)    El Festival de Teatro Clásico de Mérida está de enhorabuena, ya que aparece por primera vez entre las instituciones más destacadas del 2014. El certamen ocupa el decimotercer lugar en el ámbito de mejor panorama cultural, superando a instituciones como el Museo Thyssen-Bornemisza, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Teatro Real, el Museo Guggenheim Bilbao y ARCO. Así lo revela el estudio del Observatorio de la Cultura realizado por la Fundación Contemporánea, y correspondiente al segundo semestre de 2014. En su redacción han participado 148 miembros de los expertos que han respondido entre noviembre y enero al cuestionario del barómetro anual. Este informe valora la actividad cultural de comunidades autónomas y ciudades, las instituciones y acontecimientos culturales más destacados del año y las áreas de la cultura, así como la evolución de sus presupuestos anuales. El hecho de que el festival aparezca por primera vez en este ránking, y que lo haga además entre los 15 primeros puestos es síntoma de alegría para su director, Jesús Cimarro, quien considera que la posición es fruto del trabajo de los últimos años. "Que el festival esté entre las 15 primeras posiciones es muy bueno, sobre todo porque indica que el esfuerzo y el trabajo que se han desarrollado a lo largo de estos últimos años están dando muy buenos resultados. Y eso hay que agradecerlo y seguir trabajando. Nos da mucho aliciente para desarrollar la 61 edición que estamos ya preparando". Misma opinión comparten desde el consistorio emeritense, cuyo delegado de cultura, Angel Pelayo, atribuyó ayer el éxito a la ciudad y al Gobierno regional. "Como emeritense y responsable de cultura del ayuntamiento me enorgullece esta noticia". "Es un estudio de un Observatorio Cultural, pero ahí está. Antes no aparecía por ninguna parte el Festival de Mérida y ahora lo hace. Este es un trabajo y un mérito de todos, no solamente de los políticos", señaló el concejal.

Fuente: El Periódico Extremadura

El centro de exterminio, en el que fueron asesinadas más de un millón de personas, estuvo en el centro del Holocausto El sistema de exterminio nazi implicó a todos los estamentos del Estado, toda la administración alemana colaboró de una forma u otra con la Shoah. Y todo se puede resumir en un solo lugar: Auschwitz-Birkenau, de cuya liberación se cumple este martes el 70 aniversario. “No digo que cada alemán, pero sí que cada Ministerio, cada elemento organizado de la sociedad, no importa lo pacífico que pareciese, tuvo su papel”, señaló el historiador Raul Hilberg en una entrevista con este diario. Hilberg (1926-2007), que colaboró en la recopilación de documentos para los juicios de Nuremberg, es autor del que se considera el estudio más importante para entender el Holocausto, La destrucción de los judíos de Europa (Akal), un trabajo monumental de 1.500 páginas al que dedicó toda su vida. El libro concede un gran espacio a los trenes porque Hilberg mantenía que “son los ferrocarriles los que mejor pueden explicar la historia”. Y la situación geográfica de Auschwitz, el más gigantesco campo de la muerte nazi, se explica precisamente porque allí se encontraba un importante nudo de comunicaciones ferroviario. “Auschwitz, en su destructivo dinamismo, era la encarnación física de los valores fundamentales del estado nazi”, escribió el historiador Laurence Rees en Auschwitz. Los nazis y la solución final (Crítica), un libro y un documental de la BBC. Sólo dos meses después de la llegada de Hitler al poder, los nazis abrieron el primer campo de concentración, Dachau, en 1933. Pero cuando comenzaron a llevar a cabo la Solución Final, la exterminación de los judíos de Europa, el sistema de los Lager dio un salto en el horror. El Estado hitleriano instauró dos tipos de campos, los de concentración, destinados a matar con trabajo esclavo a todo tipo de enemigos políticos y a aquellos que consideraban elementos racialmente impuros, desde judíos hasta homosexuales, comunistas o republicanos españoles, y los de exterminio, destinados a la aniquilación directa de seres humanos en cámaras de gas, todos ellos situados en la Polonia ocupada. En su obra magna, Hilberg explica la evolución del antisemitismo enfermizo de los nazis hasta el Holocausto: las primeras leyes raciales, las primeras persecuciones, los guetos y, desde el inicio de la II Guerra Mundial, los llamados Einsatzgruppen, los batallones de ejecución que en Polonia y en la antigua URSS asesinaron a millones de judíos a cielo abierto (se calcula que la mitad de los seis millones de muertos del Holocausto fueron asesinados en campos y que la otra mitad fueron ejecutados). Sin embargo, los arquitectos de la Solución Final consideraron este método insuficiente, por su lentitud y por la enorme presión psicológica que ejercía sobre los asesinos. Una de las muchas cosas que cuenta el gran escritor italiano Primo Levi (1919-1987) en el primer volumen de sus memorias de Auschwitz, Si esto es un hombre, es que los encuentros con los guardias de las SS eran escasos porque habían creado todo un sistema para mantenerse lo más lejos posible del horror directo. Esto forma parte de la “banalidad del mal” que describió Hannah Arendt –que, dicho sea de paso, mantuvo una larga polémica con Hilberg, aunque utilizó mucho su libro en su ensayo Eichmann en Jerusalén– y que con 50.000 guardas permitió sostener todo el sistema de los campos de la muerte. Así, surgió una de las ideas más diabólicas de la historia, el exterminio industrial de un grupo étnico a través de cámaras de gas. Se crearon seis campos de exterminio, todos en la Polonia ocupada, todos situados cerca de nudos de comunicaciones: Chelmno, Belzec, Treblinka, Sobibor, Maidanek y Auschwitz-Birkenau. Pero este último era diferente de los demás, por su gigantismo y porque era también un campo de concentración, del que dependían decenas de pequeños Lager. Birkenau, donde estaban las cámaras de gas y los hornos crematorios, era una ciudad de la muerte, que llegó a contener 70.000 presos a la vez. Pero existía todo un sistema de campos de concentración satélites, en los que se utilizaba el trabajo esclavo de los presos, sometidos también a todo tipo de tormentos de hambre, maltrato físico, miedo y terror. Las cifras son tan salvajes que resultan casi imposibles de imaginar: por el complejo de Auschwitz pasaron 1,3 millones de deportados, de los que sobrevivieron 200.000. Un millón de los presos fueron judíos de casi todos los países de Europa, 450.000 de ellos húngaros. Murieron también gitanos, presos políticos polacos, prisioneros de guerra soviéticos, homosexuales, testigos de Jehová... Treblinka, que era un campo relativamente pequeño, estaba pensado sólo para matar. A diferencia de Auschwitz, no se producían habitualmente selecciones de presos para determinar quién debía morir y quién debía vivir. Todos estaban destinados a la muerte. Aquí, de nuevo, la cifra supera la razón: entre julio de 1942 y octubre de 1943, 750.000 seres humanos fueron asesinados.
Enviar vídeo Supervivientes del campo de Auschwitz se han reunido este martes, en un acto conmemorativo. / REUTERS-LIVE En la citada entrevista con este diario, Hilberg explicaba así el sistema del exterminio: “Fuera de la URSS o de Polonia no se produjeron asesinatos masivos al aire libre, no se asesinaba a los judíos y se tiraban sus cadáveres al Rin. Había que llevárselos y que nadie supiese dónde iban o lo que pasaba con ellos. Quizá son los ferrocarriles los que mejor pueden explicar la historia. Me costó muchos años encontrar documentos sobre los ferrocarriles, pero finalmente hallé los archivos sobre la construcción de Auschwitz en Moscú. La famosa línea férrea que pasa por debajo de la llamada Puerta del Martirio hasta las cámaras de gas no entró en funcionamiento hasta abril de 1944, fecha a partir de la que fueron exterminadas el 60% de las personas asesinadas allí. Es fascinante la correspondencia entre los SS y los responsables del ferrocarril, ahí está todo. Los SS no podían presionar a los ferrocarriles, que tenían un enorme poder, ya que el esfuerzo bélico dependía de ellos y eran quienes decidían las prioridades. Los SS exigieron la construcción de esa línea hasta las cámaras de gas y entonces los ferrocarriles dijeron que de acuerdo, pero que debía ser pagada por las SS porque se trataba de una línea privada, un argumento que utilizaron acogiéndose a una ley de Baviera. Era el tipo de correspondencia que descubrí y es la forma de comprender la mentalidad de esa gente. Se pagaba por cada deportado, pero sólo la tarifa de ida, la mitad de la tarifa si eran niños o una tarifa de excursión si eran más de 500... Puede parecer muy extraño, pero es la forma en que se hizo. Ellos intentaban teñirlo todo de normalidad, como si hablasen de la organización de unas vacaciones, no del exterminio masivo de seres humanos”. Auschwitz, que estuvo operativo entre mayo de 1940 y el 27 de enero de 1945 cuando fue liberado por las tropas soviéticas, encarna todo ese sistema, que tenía como objetivo la aniquilación física, pero también moral de las víctimas. En eso todos los campos eran iguales. Como escribió Primo Levi, “en la práctica cotidiana de los campos nazis se realizaban el odio y el desprecio difundido por la propaganda nazi. Aquí no estaba presente sólo la muerte sino una multitud de detalles maníacos y simbólicos, tendentes todos a demostrar que los judíos, y los gitanos, y los eslavos, son ganado, desecho, inmundicia”

Fuente: El País

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