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Cuentan que durante una tórrida tarde de verano de 1586 el arquitecto y pintor italiano Federico Zuccaro charlaba y discutía de arte en su casa de Toledo con el griego Doménikos Theotokópoulos. En un momento de la conversación, Zuccaro alcanzó de una estantería de su biblioteca uno de sus libros favoritos, leído y con anotaciones, y se lo regaló a su invitado. Se trataba de Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, de Giorgio Vasari, considerado oficialmente como el primer gran tratado de arte (1550). El Greco no se separó del libro hasta que al final de su vida se lo regaló a su discípulo favorito, Luis Tristán, quien también lo llenaría de anotaciones Sobre los amplios márgenes del libro y entre los espacios abiertos entre párrafos, El Greco fue anotando con letra elegante y apretada sus opiniones sobre cada uno de los pintores tratados por Vasari junto a ideas y criterios que defendía con pasión sobre el arte. Son más de 20.000 palabras que en sí forman la semilla del conocimiento de El Greco, la información más directa y completa de la que se dispone sobre el artista. Después de un largo viaje por las manos de diferentes propietarios, este auténtico tesoro bibliográfico se encuentra en la Biblioteca Nacional de España gracias a una operación entre la propia Biblioteca y la Fundación El Greco que cierra así todo un año dedicado a festejar el cuarto aniversario de la muerte de uno de los artistas más influyentes de todos los tiempos. Los últimos propietarios del libro eran los herederos de Xavier de Salas, exdirector del museo del Prado, quien lo había adquirido a finales de los setenta en un mercadillo londinense. Biblioteca Nacional y la Fundación han pagado 300.000 euros a Christie’s España por la adquisición. Gregorio Marañón, presidente de la Fundación El Greco, no puede estar más satisfecho ante la adquisición del libro de Vasari. “Es esencial para conocer los criterios artísticos de un pintor del que hace un siglo no disponíamos apenas de información personal. En 1914 era, ante todo, un mito literario y artístico. Sólo estaban localizados 15 documentos en lugares dispersos. A lo largo de este siglo se han encontrado más de 600 documentos adicionales. Yo mismo encontré este verano dos que son extractos de liquidaciones con su banquero y por ellos sabemos cómo operaba con sus cuentas, y en las últimas semanas han aparecido otros dos, en el archivo de la Catedral de Toledo, que son un extracto del pago que recibió por el marco y los dorados de El expolio”. Marañón, que había editado las notas del Greco al Vasari en 1992 desde la Real Fundación de Toledo, se muestra “particularmente contento con poder contribuir ahora a esta adquisición para la Biblioteca Nacional”. Son notas para sí mismo. No para ser leídas por otros. Pone a caldo a la mayor parte de los artistas. En resumen, podría decir que exalta lo florentino y lo romano y manifiesta su más profundo desprecio por lo veneciano ¿Y qué es lo que cuenta con esa escritura estilizada y trabajada llena de errores lingüísticos? Fernando Marías, conocedor al detalle de esta obra y uno de los mayores expertos mundiales en la obra de El Greco, resume diciendo que no deja títere con cabeza. “Son notas para sí mismo. No para ser leídas por otros. Pone a caldo a la mayor parte de los artistas. En resumen, podría decir que exalta lo florentino y lo romano y manifiesta su más profundo desprecio por lo veneciano. Da también una visión muy negativa de lo español. Dice que están engañados, que no saben, que solo valoran el granito... Sus notas son un desahogo general y una especie de fichas para un posterior tratado que proyectaba escribir con su hijo, pero que nunca se llegó a hacer”. Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional, considera esencial la adquisición. “El hecho de que El Greco tuviera entre sus manos este ejemplar, lo leyese, subrayase y anotase profusamente en sus márgenes significa que también fue para él una obra determinante en su evolución como pintor. Añade Santos que la BNE conserva otra obra también anotada por El Greco, Los diez libros de arquitectura de Vitruvio. “Las anotaciones de ambos ejemplares se complementan de forma excepcional y nos dan a conocer qué es lo que opinaba El Greco sobre teóricas pictóricas o sobre determinados artistas. Son fundamentales para conocerle mejor”. Fernando Marías afirma que el conjunto formado por las obras de Vitrubio y de Vasari con las anotaciones de El Greco forman un documento único sobre el artista. “Son los testimonios más directos de los que disponemos”.

Fuente: El País

Wassily Kandinsky contaba cómo una noche de 1908, en Murnau, tuvo esta revelación: «Todo se volvía claro... la descripción de los objetos perdía todo sentido... en el cuadro sólo quedaban los colores: un abismo se abría a mis pies». Dos años más tarde el artista ruso nacido tal día como hoy hace 146 años y cuyo recuerdo recupera hoy Google con su doodle, pintaba su célebre «Acuarela». Para muchos, la primera obra abstracta de la historia de la pintura. Hacia ese mismo año de 1910 este joven de la alta burguesía rusa fundaba, con otros amigos en Múnich el movimiento del «jinete azul». Atrás quedaban los impresionismos, fauvismos y expresionismos. Kandinsky se convertía en uno de los profetas de la abstracción aventurándose en un terreno artístico que años después sería despreciado por el nazismo. En 1937, dos años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y siete antes de la muerte del pintor ruso, el dictador Adolf Hitler organizó una muestra que, con la distancia del tiempo, parece ideada por un verdadero amante del arte. 567 obras de 112 artistas pasearon por varias ciudades de Alemania y Austria. Los más grandes exponentes de la vanguardia artística del momento estaban representados: Monet, Manet, Renoir, Pissarro, Gauguin, Van Gogh, Cezanne, Picasso, Modigliani, De Chirico, Chagall, Grosz, Kirchner, Matisse, Klee. Y, por supuesto, Kandinsky. Sin embargo los dirigentes nazis no pretendían el deleite de la masa que subyugaban, sino mostrar lo que el «Führer» definió como «Arte degenerado». «Parece la obra chapucera de un niño sin talento de ocho o nueve años», adujo el sanguinario líder (proyecto de pintor en su juventud) ante la muestra de «Entartete Kunst» con la que pretendían mostrar la superioridad de los alemanes. Para entonces, Kandinsky ya se había exiliado en Francia, apoyado por Marcel Duchamp. Atrás quedaban los años en los que su arte era reclamado y admirado en los círculos intelectuales de Alemania y enseñaba en otra escuela artística que cambió el Arte: la Bauhaus. Los nazis, con la república de Weimar absolutamente debilitada, se habían ido extendiendo por los poros del Estado alemán como un cáncer irreversible. Los ataques contra los intelectuales de la «Construcción Estatal» que era la Bauhaus se habían tornado furibundos y despiadados. Por fin, la Escuela se vio obligada a detener su proyecto y Wassily Kandinsky tuvo que huir en un nuevo giro vital de este artista nada convencional. Con una formación nada habitual (estudió Derecho y Económicas), había comenzado de forma tardía su carrera artística. No expuso en una gran sala hasta casi los 40 años, en 1902. Después llegaron los años del «jinete azul», su regreso a Rusia, donde permaneció durante la Primera Guerra Mundial y hasta 1921; su vuelta a Alemania y la Bauhaus, siempre impulsado por una sed insaciable de pintura que le llevaba a explorar los límites del arte. Desterrado en París, desde allí vio cómo Hitler y sus acólitos calificaban de «putrefacto» o «inmundicia» su arte y cómo años después organizaban la «Entartete Kunst».. Kandinsky moría siete años después, en 1944, sin ver cómo aquellos nazis eran derrotados.

Fuente: ABC

De aventurero cruel a político sagaz. Así ha evolucionado la figura de Hernán Cortés en México, la nación que fundó allá por 1519. Desde entonces mucho se ha dicho sobre sus errores y sobre sus hazañas. De ahí que su leyenda negra haya desanimado a promover grandes actos de reconocimiento. La muestra que celebra estos días el Canal de Isabel II, en Madrid, con 400 piezas procedentes de 47 instituciones, es una excepción. «La idea surgió hace cuatro años, tras una exposición sobre Alejandro Magno. Nos preguntamos cómo alguien que lo había superado no tenía ninguna muestra dedicada», afirmó durante la inauguración Martín Almagro, uno de los comisarios. «Creo que la razón es que Cortés es una figura muy controvertida, y para no tener problemas no se había tocado el tema, ni en el siglo XIX ni en el XX».
Salvador Rueda: «La gran desventura de Hernán Cortés es el uso político que se ha hecho de él»
Salvador Rueda En décadas más recientes, biografías como la de José Luis Martínez, editada por el Fondo de Cultura Económica de España en 1992, han intentado poner las cosas en su sitio. «Es estupenda. Profunda. Sin juicios apresurados. El mejor trabajo que conozco sobre Cortés», explica a ABC Salvador Rueda, director del Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, de donde procede alguna de las piezas de la muestra, y donde acaba de ser restaurado el pañuelo mortuorio del conquistador, que no ha viajado a España. «Es producto de una exhumación que se hizo en 1946, cuando se encontró un documento en la Embajada de la República Española en el que se daba fe dónde Lucas Alamán, apoderado legal de los descendientes de Hernán Cortés, había enterrado, de manera secreta, los huesos de Cortés. Se hicieron estudios de antropología física, y se correspondía a los datos que se conocían: la estatura, la edad de su muerte, raquitismo en un brazo... Los huesos volvieron a ser enterrados pero el pañuelo vino al Museo Nacional de Historia, donde ha permanecido».
Salvador Rueda: «La gran desventura de Hernán Cortés es el uso político que se ha hecho de él»
Estandarte de Hernán Cortés -¿Tiene el museo otras piezas que hubieran pertenecido a Hernán Cortés? -Su estandarte, pieza con la que nació el Museo Nacional Mexicano, en 1825. También tenemos el peto que se atribuye a Pedro de Alvarado. De lo que sí disponemos es de muchas imágenes del periodo virreinal, desde la pintura del Barroco al busto de Cortés realizado por Manuel Tolsá, de finales del XVIII, principios del XIX, que dan cuenta de la ambivalencia en los valores con los que se ha interpretado a Cortés desde el siglo de la conquista hasta hoy.
Esconder los huesos -En México, sigue siendo una figura mal vista... -No está bien visto, como tampoco lo estuvo en España en su momento, porque la Leyenda Negra no solo fue para los novohispanos. El propio Rey no le veía muy bien por las exigencias que hacía Cortés por los derechos ganados. Nunca le fue muy bien. En la Nueva España, a partir del siglo XVII, con la publicación de «La historia verdadera de la conquista de la Nueva España», comienza a haber muchas representaciones plásticas, en biombos, encochados, en cuadros enormes de tipo historiográficos, pero también en los que se habla de la llegada del Cristianismo, donde se representa a Hernán Cortes. Mientras entre 1636 y 1796 era considerado el héroe fundacional de la Nueva España, y era bien visto, fue a partir de 1821-23, cuando termina la Guerra de la Independencia y comienza el proceso de elevación a categoría de héroes a los insurgentes que iniciaron la guerra, cuando comenzó a declinar la figura de Cortés. De hecho, en el mismo momento en que se declara héroes beneméritos a los insurgentes, alguien propone ir al Hospital de Jesús para sacar los huesos y quemarlos. Entonces los escondieron y los volvieron a sacar cuando se reinician las relaciones con España en 1836. -¿Cómo se traslada en los libros de texto quién fue Hernán Cortés? -Hace cincuenta años, cuando yo estudiaba, se transmitía una imagen negativa, la de un aventurero que llegó a destruir una cultura. Ahora es mucho más objetivo lo que se cuenta. Se habla de la existencia de un proceso de la historia europea de expansión, y de que un hombre de una gran sagacidad política logra ver cómo debilitar el imperio de Moctezuma para introducirse en él a través de la guerra. Pero es sobre todo a través de la astucia política como logra conquistar la Nueva España, y comienza el proceso de territorizalización y de crecimiento de la Nueva España, el antecedente directo de México. Yo creo que dentro unos años, cuando se cumpla el V centenario de la conquista, nuevamente Cortés será discutido: habrá quien le defienda y quien le ataque.
Misterios sin resolver -¿Quedan muchas cosas por decir sobre Hernán Cortés? -Muchísimas. Tuvo una vida muy interesante y muy rica. Hay estudios sobre el marquesado del Valle, de todo aquello que fundó, su aventura hacia el Pacífico, el descubrimiento de las Californias... Hace falta una relectura y mucha más difusión. Yo mismo estoy preparando un pequeño ensayo para explicar por qué Diego Rivera lo pinta deforme. Partiendo del estudio de los huesos en 1946, un grupo de pintores que tuvo acceso al dictamen y a las fotografías decidió que no tenía raquitismo de viejo, sino que eran secuelas de la sífilis. Eso le permitió a Diego Rivera establecer una figura deforme que venía bien en esos años, donde hay un movimiento contra los políticos conservadores. -¿Se ha utilizado la figura de Cortés como arma política? -Por supuesto, esa ha sido parte de su desventura, su uso político. -¿Se está preparando algo con motivo de su centenario, en 2019? -Algunos historiadores estamos empezando a trabajar en lo relativo a publicaciones, mesas redondas... No tanto por la figura de Cortés, sino por la discusión del efecto en la historia mundial del final del mundo mesoamericano.

Fuente: ABC

Darío Villanueva optaba por segunda vez a la dirección de la Real Academia Española (RAE). Hace cuatro años salió elegido José Manuel Blecua. Ahora es su rival de entonces quien pasa el timón de la institución a este filólogo nacido en Villalba (Lugo) en 1950, especialista en la obra de Valle-Inclán y de Cela que ayer recibió el respaldo de una amplia mayoría (condición indispensable para ser escogido en primera vuelta) como nuevo director de la institución. Entre sus misiones, sortear la grave crisis económica de la institución tras los recortes presupuestarios asestados por el Gobierno, mantener controlados los enfrentamientos entre las distintas familias (algunas vinculadas a importantesgrupos de comunicación) entre las que se reparten los académicos y afrontar los nuevos retos que establecen las redes sociales y las herramientas digitales para la difusión de la ingente tarea de la Casa en favor del idioma. Darío Villanueva IRENE FDEZ. JUBITERO ¿A qué cree que se debe su elección?
La decisión que han tomado los académicos a mi favor supongo que tiene que ver con mi actividad como secretario durante cinco años. El cargo de secretario emite muchos mensajes perceptibles por los miembros de esta casa en los asuntos del día a día de la institución. El director es un primus inter pares, el cerebro rector al que le corresponde la representación máxima de la Academia. El secretario, en este sentido, es el currito de la Academia. Cada vez que se elige un nuevo director, el saliente suele dejar algún encargo sobre qué urge hacer. ¿Cuál es el suyo?
Eso lo enfoco más bien de manera corporativa. No hay un personalismo en la función de director de la RAE, que es uien dirige interpreta o ejecuta lo que ese senado de 46 académicos va decidiendo, así que los encargos que recibo son los que vienen del pleno académico, que este año ha tenido una actividad muy intensa más allá de lo genuino (el trabajo lexicográfico y lingüístico), pues nos hemos volcado en cuestiones de organización interna, redactando un reglamento nuevo e intentando afrontar las consecuencias de la crisis económica. Además, como ha sido el año del tercer centenario hemos empezado a trabajar en lo que debe ser el futuro de la academia en los 300 años siguientes. ¿Entonces cuál será su propósito inmediato?
La aplicación del plan estratégico en el que he participado como secretario de manera muy activa. Por experiencias previas, como el haber sido rector de la Universidad de Santiago de Compostela durante ocho años, creo profundamente en la utilidad de un instrumento para la gestión de entidades desde la planificación estratégica. Es muy necesario el énfasis en esto. Tenemos la obligación de refundar muchos aspectos del funcionamiento de la Academia. Hay numerosos retos ilusionantes y debemos reaccionar. En los últimos años hemos hecho una gran Gramática panhispánica, una excelente Ortografía, la vigesimotercera edición del Diccionario y está en marcha la Biblioteca Clásica de la RAE, que tendrá 111 títulos y de la que ya hemos publicado 26. Como verá, no nos faltan resultados sobre el trabajo genuino de la Academia. Ahora nos toca desarrollar una RAE sostenible. El ex director, José Manuel Blecua, advertía hace unos días sobre la situación económica tan dramática que atraviesa la RAE. ¿Cómo piensa vencer esta situación?
En los momentos mejores, la aportación del Estado no ha superado nunca el 50% del presupuesto de la Academia. Es cierto que en los últimos años, por la crisis, hemos perdido un 60% de esa asignación. Y eso es un palo. Pero la Academia no es un organismo del Gobierno, nació por iniciativa de la sociedad civil y con Felipe V recibió el amparo real. Hoy día, tanto Don Juan Carlos como Felipe VI están muy cerca de esta institución. Y ese apoyo es vital para nosotros. Ya, pero la crisis...
Pero permítame decirle que la Academia es un asunto de Estado, aunque quizá debemos explicar mejor lo que hacemos y lo que queremos hacer. Hay unas facetas de la actividad de la RAE que tienen una clarísima implicación de Estado. Me refiero a la dimensión internacional y de relaciones exteriores. Aquí ostentamos la presidencia de laAsociación de Academias, integrada por otras 22 academias de otros tantos países de Latinoamérica y Filipinas. La sede de esta asociación está en Madrid y eso tiene mucha improtancia. Requiere una labor muy fina diplomática y de consenso. ¿Y desde el punto de vista de la captación de recursos?
Para eso está la Fundaciónpro-RAE, promovida con un gran apoyo de Don Juan Carlos hace 22 años y que preside de manera ejecutiva el Gobernador del Banco de España.En ella participan, con valiosísimas aportaciones, numerosos benefactores de esta Casa, que aún podrían ser más. Si explicando las cosas solicitamos un mayor concurso de benefactores podremos encontrarlos... ¿Será esa su principal baza?
Será una de nuestras líneas de trabajo, porque también vamos a apostar por la diversificación. Cuando una entidad tiene dificultades económicas como tenemos nosotros... ¿Dificultades angustiosas?
No diría tanto, pues aún tenemos liquidez como para desarrollar algunas de nuestras estrategias. La visión que tengo es preocupada, pero no pesimista. ¿Habrá que adelgazar la estractura de la RAE?
No, aunque sí tenemos que seguir con la reducción de gasto que implica una reducción salarial de la plantilla en un 10% y también rebajar las dietas que cobran los académicos. ¿De cuánto es cada una de esas dietas?
Por asistencia a los plenos de los jueves, 120 euros. En el caso del director y del secretario hay una dieta más. Pero como le iba diciendo, a pesar de la situación adversa no contemplamos una reducción drástica de la plantilla. Y la razón es simple: tenemos que reducir gastos y aumentar (y diversificar) los ingresos. Y para eso no podemos estar esperando a decisiones gubernamentales, sino que tenemos que actuar por cuenta propia. Algo así requiere contar con los servicios que la Academia presta.Servicios que sólo se pueden sostener con la plantilla de personal altamente cualificado con la que contamos. ¿Se plantea la posibilidad de cobrar por esos servicios. Por ejemplo, por el acceso al diccionario en la Red?
Vamos a ver, tenemos un gran éxito con la oferta gratuita del Diccionario en línea.Al mes recibimos entre 40 y 45 millones de consultas, que vienen de 20 millones de visitas, de las cuales ocho millones son usuarios únicos. Son cifras que los expertos nos indican como algo muy serio. Eso seguirá siendo gratuito para el usuario. ¿Y el diccionario también va a continuar publicándose en papel?
El próximo diccionario será concebido y difundido de modo digital, pero habrá ediciones diversas y diversificadas en papel. Así que cambia nuestra concepción porque así lo exigen los tiempos. ¿El diccionario siempre va por detrás de la lengua?
Siempre. La Academia no inventa, promociona o propone palabras sino que registra las que ya existen. Cuando decimos que la gente es la propietaria de la lengua es absolutamente cierto. ¿Las políticas lingüísticas han perjudicado al español?
Cuando uno siente enorme respeto hacia su lengua nativa, también lo siente hacia las lenguas de los otros. Más aún cuando el bilingüismo no es una rareza, sino algo obligado. Todas las lenguas enriquecen y son instrumentos de comunicación y entendimiento. Lo extraño es concebirlas como herramienta de separación... Pero así ha sido, por ejemplo en algunas decisiones de los últimos gobiernos de Cataluña.
Pero eso es algo que está fuera de la naturaleza de cualquier lengua. El español tiene una gran fuerza, también económica, ¿se está aprovechando en su potencia?
Es muy interesante el debate y los estudios sobre el valor económico del español.El primer estudio en esta línea lo hizo la RAE por iniciativa de Ángel Martín Municio, pero no soy muy partidario de este tipo de interpretaciones. Lo económico viene por añadidutra cuando previamente se entiende la lengua como instrumento de entendimiento y comunicación. ¿Cuántas sillas hay vacantes en la RAE?
Cinco. Sigue existiendo un déficit de mujeres en la institución: sólo seis.
Efectivamente.Eso es algo que debe de ser resuelto. Aunque debo decirle que desde que yo entré en la Academia, en 2008, han ingresado cuatro de ellas. Eso indica una voluntad de sumar que es compartida por el conjunto de la RAE. Director para un tiempo nuevo SANTOS SANZ VILLANUEVA
Confío en que una añeja e inalterada amistad con Darío Villanueva no ofusque mi opinión sobre el inmejorable acierto de la RAE al elegirle director. Otros académicos hay que pueden desempeñar bien una tan prestigiada como onerosa encomienda, pero pocos reúnen en su medida la doble condición de filólogo y gestor. Un filólogo al frente de la Academia parece requisito inexcusable, pues al fin y al cabo la centenaria institución se cuida del idioma y su responsable ha de impulsar con conocimientos específicos los trabajos para su preservación y difusión. En este sentido, Darío Villanueva tiene un currículum colmado, aunque no en el campo de la lengua, como el director saliente, José Manuel Blecua, sino en el de la teoría y la crítica literaria.
En extracto telegráfico, el trabajo profesional de Darío Villanueva ha tenido desde sus inicios, muy tempraneros, el claro norte de conectar la actividad académica, de sobra recluida en el ensimismamiento universitario, con la vida y la actualidad. Empezó estudiando a Rafael Sánchez Ferlosio y pasó a la reflexión sobre el fenómeno literario en terrenos tan resbaladizos y comprometidos como el Realismo, donde ha hecho una de las pocas aportaciones españolas con traducción al inglés, Teorías del realismo literario. Sus estudios teóricos sobre la novela son un referente en la bibliografía española. La alerta sobre la formas de comunicación actual ha proporcionado algunos ensayos imprescindibles acerca de las relaciones entre el cine y la literatura. Y su explicación de Valle-Inclán en el contexto del «Modernismo» internacional, sacándolo del rutinario cajón hispánico del 98, ha dado una nueva visión del creador del esperpento. No está de más añadir que escribe con elegancia y claridad, con rigor pero sin pagar tributo a la disuasoria jerga esotérica habitual en su especialidad.
Tiene Darío Villanueva también un currículo dilatado como gestor en puestos de mucha responsabilidad. Supone mérito sobrado salir con buen cartel de un puesto tan complejo como el de rector, que lo fue de su Universidad, Santiago de Compostela. Entre otros plurales encargos, solo mencionaré la dirección de la Biblioteca Virtual Cervantes y del gran repertorio histórico de nuestras letras, la Biblioteca Castro.
La RAE es hoy mucho más que una tertulia de ilustrados con preocupación por el idioma. Es una empresa con una amplia nómina de empleados que necesita abundantes recursos para funcionar. Una parte de sus ingresos procede del Estado, pero algo así como la mitad del presupuesto depende de su propia capacidad para lograr otras rentas. Este será el cometido prioritario del nuevo director, de especial dificultad en estos tiempos de crisis que están flagelando con dureza a la cultura. Estoy seguro de que Darío Villanueva abordará con pragmatismo el reto. Hace poco leí unas declaraciones suyas en las que hablaba de la necesidad de una refundación de la venerable institución. Se entendía que postulaba una apuesta al día acorde con el importante papel que desempeña en el afianzamiento de relaciones culturales, con repercusión económica, con la comunidad hispanohablante.
Darío Villanueva encarna cabalmente la figura del director necesario para un tiempo nuevo. Seguro que lo hará con eficacia y con la prudencia que le inspirará un rasgo eminente de su carácter, una sana y templada ironía gallega.

Fuente: EL Mundo

Samuel López-Lago Ortiz (Mérida, 1991) inauguró el pasado 4 de diciembre una exposición de arte digital, grabados y acuarelas en Ingen Art Gallery, espacio de creación contemporánea situado en Bowling Green, Kentucky, en Estados Unidos. López-Lago, actualmente becario del Gobierno de Extremadura para la realización de un master en Craft Design, presenta una serie de obras basadas en el dibujo lineal y primitivo, las formas geométricas y los valores simbólicos del color, que emplean tanto técnicas tradicionales como digitales. La ciudad estadounidense contará con la obra del extremeño como parte del evento Bowling Green Gallery Hop, una referencia estatal dentro del mundo del arte contemporáneo. Sus piezas estarán disponibles para adquisición en el propio centro. Su amplia formación recorre diversos ámbitos, siempre relacionados con el arte y el diseño. Su particular visión acerca de la realidad se encuentra relacionada con el dibujo lineal y primitivo, las formas geométricas y los valores simbólicos del color. Además de su obra plástica, que ha sido expuesta en numerosos lugares, destacando la Bienal Iberoamericana de Obra Gráfica, ha escrito artículos en revistas internacionales y leído ponencias para diversas instituciones.

Fuente: HOY

La Fundación José Manuel Lara publica Por obra del instante, una recopilación de las entrevistas que concedió el poeta entre 1901 y 1958 “Yo escribo solamente para mí y para unos cuantos elegidos... Yo sigo en la Torre de Marfil, yo me mantengo fiel al arte puro...”. Así era Juan Ramón Jiménez y así se mostraba. Un intelectual distante y severo, un autor ajeno a catalogaciones generacionales y ensimismado en su obra, pero atento desde su atalaya al mundo y a sus poetas contemporáneos, y no dudaba en dar su descarnada opinión sobre literatura y política cuando se lo requerían. Este año se cumplen cien de la publicación de Platero y yo, el libro más célebre del Nobel de Moguer. Coincidiendo con la efeméride, la Fundación José Manuel Lara publica Juan Ramón Jiménez. Por obra del instante, la primera recopilación de las entrevistas realizadas al escritor. Soledad González Ródenas, experta en la obra del poeta, es la ideóloga del proyecto y la editora del volumen, formado por 88 documentos. La mayoría son entrevistas concedidas por el autor entre 1901 y 1958, pero algunos son fragmentos de epistolarios o recreaciones literarias realizadas por amigos y conocidos a partir de sus encuentros con él, firmadas por Rafael Cansinos Assens, Ramón Gómez de la Serna, Giménez Caballero, Rafael Alberti, Carmen Conde o Ramón Gaya. La historia de este libro comenzó cuando González trabajaba en la Sala Zenobia-Juan Ramón Jiménez de la Universidad de Puerto Rico, país donde la pareja vivió sus últimos años. Allí, la estudiosa descubrió una carpeta en la que, bajo el título “Entrevistas y cuestionarios”, el autor comenzó a reunir estos materiales. Desde entonces y de forma intermitente, González ha realizado una labor de investigación que la ha llevado a consultar miles de documentos en la preparación de este volumen. La principal aportación de este libro, según su editora, es que ofrece “un Juan Ramón vivo y directo, que asombra por su honestidad y su franqueza y da mucho juego a los periodistas con sus respuestas”. El volumen aporta una visión diacrónica de su vida y recoge “sus momentos más importantes, sus problemas, sus cambios y sus discusiones con otros escritores”. Estas disputas fueron sonadas y constantes, aunque “a menudo la anécdota maliciosa, que ha hecho de su vida un efectista repertorio de legendarias excentricidades, se ha impuesto sobre el dato veraz”. Lo cierto es que Juan Ramón era un poeta que esperaba de los demás del mismo grado de exigencia estética y ética que empleaba consigo y esto le otorgaba licencia para la crítica dura, que ofende por cierta: “Juan Ramón no desacredita personalmente ni gratuitamente, no ofende porque insulte ni calumnie, sino porque dice la verdad”, asegura la editora del libro. “Muchas tesis académicas han llegado, años después, a las mismas conclusiones a las que él llegaba en diez minutos”. Las entrevistas recogidas en este volumen están repletas de estas demoledoras críticas del autor de Poemas májicos y dolientes. De Pío Baroja dice que “escribe mal” y asegura que en España no había verdaderos novelistas por aquella época. La obra de Valle-Inclán le parece “un alarde de estilo, retórica, estéril”, mientras que “Ayala es un comentarista que escribe en ese estilo añejo y cansado, fastidioso y recargado de los viejos clásicos. De Villaespesa, de Marquina, de Carrere, de Canedo, nada digo: son valores convencionales impuestos a falta de otra cosa”. “A los poetas del 27, con excepción de Lorca, Alberti y Cernuda, les echa en cara que son poetas voluntarios, que se proponen hacer un poema sobre un tema y lo cincelan como moldes de escayola. A Jorge Guillén le critica que escriba un poema cada seis meses”, explica González. Y es que para JRJ, “el poeta debe ser el hombre que arde como una llama viva, que está siempre ardiendo”. Y remata: “En España no hay nada. Yo sólo leo a los extranjeros. A mí tampoco me leen en España. Aquí no hay las minorías inteligentes que en Francia, por ejemplo, o en Inglaterra. Con todo, Antonio Machado en su primer libro, Castilla, dio algo. Ahora está parado”. Aunque no tenía pelos en la lengua, Juan Ramón era meticuloso y celoso con sus declaraciones públicas. “El Rey doliente” de la poesía española -como lo llamó Ramón Gómez de la Serna- envió numerosas cartas a sus entrevistadores para corregir erratas o matizar sus comentarios, algunas de las cuales recoge también este volumen. Y al detectar errores en los textos publicados, Juan Ramón anotaba en sus márgenes lindezas como “burro” o “¡mujer idiota!”. Las polémicas que mantuvo con sus coetáneos “le valieron la fama de irascible, exquisito y maldiciente purista, de señorito despreocupado de la realidad de su tiempo”. Se le reprochó su falta de implicación en asuntos sociales y políticos, sobre todo en lo que respecta a la guerra civil, pero en estas entrevistas se manifiesta claramente en favor de la legitimidad del gobierno republicano, una postura que intentó aclarar sin éxito en su libro Guerra en España, ya que estuvo inédito hasta 1985 e incompleto hasta 2009, año en que fue publicado en una edición revisada y ampliada también por Soledad González Ródenas. Juan Ramón Jiménez. Por obra del instante es un viaje por la biografía del poeta y, como tal, nos ofrece un recorrido cronológico por los momentos cruciales de su vida. Así, en las últimas entrevistas vemos a un Juan Ramón profundamente deprimido que no muestra ilusión alguna por haber ganado el Premio Nobel de Literatura, un reconocimiento que coincide con la muerte de su esposa, Zenobia Camprubí: “Juan Ramón había dicho años atrás que el Nobel se daba a autores muertos en vida, y no tenía ningún gusto por los premios ni los homenajes, no le gustaba sentirse agasajado. Sólo le habría hecho ilusión por Zenobia”, explica González.

 

Fuente: El Cultural

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