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El incunable "más antiguo" imprimido en castellano de La Historia de los Siete Sabios de Roma, una obra de gran popularidad mundial, traducido prácticamente en todas las lenguas y que en el siglo XIX perteneció a la Casa Real española, ha sido localizado en Escocia y está en manos de un particular. Este incunable, que está "incompleto" y que pudo haber sido imprimido en Zaragoza "entre los años 1488 y 1491", es un libro de cuentos, anónimo, cuenta con 32 grabados "bastante buenos", uno de los cuales se repite, y 44 folios, ha explicado María Jesús Lacarra, profesora de la Facultad de Letras de la Universidad de Zaragoza. El incunable, está "incompleto", y en él no figura ni lugar, ni fecha Hasta ahora el incunable más antiguo en castellano que se conocía de esta obra se encuentra en la Biblioteca Nacional en Madrid y fue imprimido en Sevilla en una fecha que no figura en la obra, aunque los investigadores la sitúan en el año 1510, ha explicado. Se trata de una colección de cuentos orientales, cuyo antecedente está en el siglo II o III antes de Cristo y su elaboración sigue el modelo de las Mil y una noches, en el sentido de que son una serie de historias que se cuentan, en los que hay una persona que está a punto de morir y que "termina bien", ha explicado. El incunable, está "incompleto", y en él no figura ni lugar, ni fecha, si bien Lacarra está "convencida" de que la obra se imprimió en Zaragoza, primero porque una de las "pistas" que había antes de localizar el libro ya llevaban a esta ciudad y en segundo lugar por la cantidad de "aragonesismos" que se encuentran en la publicación. Todos los indicios apuntan además a que esta obra fue imprimida en el taller Hurus, el único que había en Zaragoza entonces, y, a juzgar por el tipo de letra, por Juan Hurus, quien estuvo de responsable en esta imprenta entre los años 1488 y 1491. Congreso de Historia Medieval de Zaragoza La investigación sobre este incunable se presenta mañana en el Congreso de Historia Medieval de Zaragoza, que comienza hoy. Lacarra, que ha sido la que ha localizado la obra, ha explicado que la encontró en una base de datos digital inglesa sobre incunables "posiblemente nada más ser incluida" y en su ficha, "muy imprecisa", se limitaba a apuntar que para más información había que acudir a la Biblioteca de Edimburgo (Escocia). El hallazgo le quitó el sueño e inmediatamente se puso en contacto con esta biblioteca, que, a su vez, hizo de intermediaria con el propietario del incunable, quien finalmente accedió, tras una serie de trámites y de acuerdos, a enviar a la investigadora una copia escaneada. Del propietario, no sabe el nombre y ni siquiera si es mujer u hombre. Lo único que conoce es que debe de entregarle todas las publicaciones que se hagan sobre la obra y que los derechos sobre este libro son de él. Sí conoce, según ha explicado, que la obra perteneció en el siglo XIX a la Casa Real española, concretamente al infante Antonio Pascual de Borbón, hijo de Carlos III, que no llegó a ser rey y que tenía una gran biblioteca, que se dispersó al fallecer en 1817.
El incunable perteneció a la colección del pintor inglés, Charles Fairfax Murray, que murió a principios del siglo XX También tiene la certeza, según ha explicado, de que el incunable perteneció a la colección del pintor inglés, Charles Fairfax Murray, que murió a principios del siglo XX y que tenía una gran pasión por los libros. Su biblioteca se subastó al morir en 1918. Se desconocen más detalles sobre esta obra, de unas dimensiones de 18x27 centímetros, explica la autora. El incunable está "incompleto", ha asegurado Lacarra, que calcula que le faltan unos "dos o tres folios, probablemente uno de ellos con un grabado", una circunstancia que ella ha descubierto y que no conocía ni el coleccionista, ni la biblioteca de Edimburgo, probablemente por su desconocimiento a fondo del castellano. La investigadora llegó a esta conclusión al comparar la obra con la edición de Sevilla, que tiene "grabados más pobres". Del coleccionista desconoce más datos, aunque sí espera que después de que se realice la publicación de las actas del congreso que se celebra en Zaragoza y donde lo va a presentar, le permita realizar una edición facsímil.

Fuente: HOY

Formada por historiadores, arquitectos, profesores o gestores culturales, con Doña Sofía como presidenta de honor y Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo como primer presidente, la asociación Hispania Nostra es la única que defiende el patrimonio cultural de España en toda su integridad. Su principal herramienta es la 'Lista Roja', que recoge y denuncia todos los elementos con riesgo de desaparición, daño o alteración, describiéndolos al detalle. Cáceres supera la veintena en una relación que alcanza los 621 monumentos en toda la geografía nacional.

El Consorcio Cáceres Ciudad Histórica realizará prospecciones arqueológicas en el entorno del Palacio de Mayoralgo para buscar restos romanos. El director de este organismo, César García, avanza que los trabajos se llevarán a cabo en los próximos meses y que será una empresa cacereña la encargada de hacerlos con georradar. «Los arqueólogos han deducido que los restos romanos que aparecieron debajo del Palacio de Mayoralgo no se circunscriben solo a lo que es el solar del palacio», ilustra García. Los trabajos comenzarán, indica, de forma inmediata. Las prospecciones se realizarán delante de la fachada principal del Mayoralgo y en los adarves. Los restos romanos del Palacio de Mayoralgo aparecieron en 2001, y, según los expertos, constituyen el hallazgo más importante de los últimos tiempos, ya que permiten conocer cómo fue el origen fundacional de la ciudad. Unos obreros descubrieron el yacimiento por azar, cuando instalaban una grúa en el patio del palacio con motivo de la rehabilitación del inmueble para convertirlo en sede institucional de Caja Extremadura. Las excavaciones permitieron confirmar el origen puramente romano de la ciudad, con restos que datan del siglo I antes de Cristo. Los trabajos arqueológicos dejaron a la vista una parte del foro de Norba Caesarina, un tramo de la calzada, así como una vivienda con un patio y cisterna en el centro. También se encontraron restos de un taller de forja. Pero, sin duda, el hallazgo más espectacular fue un busto de bronce bañado en oro del siglo I después de Cristo y que está actualmente en el Museo de Cáceres. Las prospecciones arqueológicas del Consorcio forman parte de un estudio histórico más amplio centrado en el origen de los pavimentos de la Ciudad Monumental, con el fin de determinar cuáles pueden ser sustituidos y cuáles no.

Fuente: HOY

La fotografía se convertirá este año en la piedra angular de Forosur 2014, que esta edición presenta novedades, como la incorporación al programa de nuevos espacios, como el Palacio de Ovando, el de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear y el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac) de Badajoz como parte de los itinerarios artísticos propuestos, que se suman así a espacios ya habituales como el centro San Jorge, la sala El Brocense, el Museo de Cáceres o la Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballestero. Los debates y los gabinetes de foto se celebrarán entre el 24 y el 26 del próximo mes de octubre, mientras las exposiciones podrán visitarse hasta el 22 de noviembre. El encuentro coincidirá con la celebración de 'La noche en blanco' el viernes, día 24 de octubre, en la que todos los espacios artísticos abrirán al público hasta la medianoche. Un centenar de artistas, comisarios, críticos, directores de museos y más de una decena de galerías españolas de arte contemporáneo se reunirán en Cáceres con motivo de este certamen cultural. El fotógrafo francés y residente en Madrid Pierre Gonnord, como artista invitado, presentará en el Palacio de Ovando su exposición 'Gaia (madre tierra)', una muestra de 20 fotografías tomadas en el Alentejo portugués y en Extremadura. 'El paisaje como narración contemporánea', de la colección Alcobendas de Fotografía, llenará la sala El Brocense, de la Diputación Provincial, con obras de algunos de los autores más representativos de la escena nacional. Por su parte, la Escuela de Bellas Artes de Cáceres acogerá los talleres para aficionados a la fotografía que pretendan desarrollar una obra propia. Durante tres días, entre el 22 y el 24 de octubre, se repasará la historia de la fotografía y su relación con el arte. La sede del Gabinete de Foto será San Jorge, con una selección de proyectos dedicados a la fotografía moderna y contemporánea de algunas de las más destacadas galerías. Otra novedad será 'Open Studio Cáceres', una acción en la que varios creadores locales abrirán al público las puertas de sus talleres. Se trata de Andrés Talavero, Hilario Bravo, Matilde Granados, Roberto Massó, César David Montero y Ana Hernández del Amo. La Fundación Helga de Alvear acogerá la exposición 'Las lágrimas de las cosas', mientras el Meiac de Badajoz mostrará una selección de trabajos expositivos coproducidos por el propio museo y el Laboratorio de Arte Alameda, de México Distrito Federal, bajo el título 'Hacia una arqueología de los medios y la invención en México'. El Museo Vostell de Malpartida de Cáceres también tiene su hueco en el programa con una acción específica en su entorno. La Fundación Mercedes Calles mostrará una selección del trabajo de Rafael Sanz Lobato. El Palacio de las Veletas también entrará en escena con la exposición 'Extremadura revelada', una selección del archivo fotográfico del Museo de Cáceres. La organización ha habilitado una página web, 'www.forosurcaceres.es', que contiene un apartado de fotografía luso-española a cargo de Rafael Doctor y Martim Dias. Las autoridades regionales, provinciales y locales que presentaron ayer el evento coincidieron en la importancia que este encuentro tiene en el calendario cultural de Cáceres.

Fuente: HOY

Un medallón de bronce de entre los siglos VI y VII, de la época de San Isidoro y San Leandro, ha sido hallado en Sevilla, donde un grupo de intelectuales trata de abrir una colecta para adquirirlo y conservarlo en la ciudad, y que no sea vendido fuera como ha sucedido con piezas similares. El medallón, circular y de casi diez centímetros de diámetro, cuyo dueño prefiere permanecer en el anonimato, tiene grabada una figura que representa al Salvador del Mundo en actitud de bendecir el Sagrado Cáliz, siguiendo modelos de carácter bizantino. La pieza está formada por dos placas circulares, ambas con grabados, y con un complemento para colgante que sirve también de articulación entre las dos hojas, en cuyo interior debió alojar alguna reliquia, según ha explicado el arquitecto Rafael Manzano, exconservador de los Reales Alcázares y de quien ha partido la iniciativa de efectuar una colecta para adquirirlo. En el reverso tiene grabadas las letras griegas alfa y omega a cada lado del Crismón, mientras que en el anverso, en la parte superior izquierda de la imagen de Cristo lleva la inscripción IHS «Jesús» en latín.
Necrópolis visigótica La pequeña articulación que le sirve para colgante es idéntica a una serie de cruces bizantinas que fueron halladas en un yacimiento arqueológico de las proximidades de Sevilla -en un lugar desconocido- hace unos veinticinco años, y que fueron estudiadas por el arqueólogo Fernando Fernández y por el especialista en bronces antiguos Luis Hurtado.
Hallado en Sevilla un medallón de la época de San Isidoro Fernández y Hurtado firmaron un artículo sobre estas cruces -una serie de cuatro piezas que forman parte de una colección privada en España- en la «Revista de Arqueología» en 1990 y, al igual que Rafael Manzano, están convencidos de que la pieza procede del mismo lugar. Manzano cree que el interés histórico de la pieza es muy superior al precio que pueda alcanzar en el mercado y que «su valor radica en que es asignable a los años en que regían la diócesis San Leandro y San Isidoro, y debió pertenecer a algún pontífice o alto dignatario de la Iglesia». Por ese motivo, la pieza merece conservarse en la Diócesis de Sevilla, según Manzano, quien ha recordado que en esta diócesis, en Écija (Sevilla), se conserva un sarcófago paleocristiano «absolutamente coetáneo» del medallón, con inscripciones bizantinas. El propio Manzano, que hace años dirigió la restauración de la iglesia de Santa Cruz, en Écija, colocó simbólicamente este sarcófago como altar mayor de ese templo, primitiva sede de la antigua Diócesis Astigitana. Fernández y Hurtado han señalado que tanto las cruces halladas hace veinticinco años como el medallón deben proceder probablemente de una necrópolis visigótica perteneciente a un monasterio, ya que tanto las cruces como el medallón no son vulgares ni para uso del pueblo, sino que debieron de ser portadas por clérigos de rango. Ambos especialistas señalan que esa necrópolis, de la que no se ha podido hallar el lugar exacto, aunque presumen que debe estar ubicada entre Sevilla y la localidad de Santiponce (Sevilla), debió pertenecer a un primitivo convento, germen del monacato moderno. En la época de San Isidoro, en los monasterios primitivos se refugió la cultura antigua y fueron las instituciones en las que se formaron los jóvenes más eminentes de la época. En otras ocasiones, instituciones o particulares sevillanos han adquirido piezas para el Museo Arqueológico de Sevilla, como el bronce Carriazo, la bandeja orientalizante del Gandul, la Lex Irnitana o el tesorillo de Mairena.

Fuente: ABC

La exuberancia visual de los mapas y las historias que aletean tras esos trazos, han motivado al observador con el asombro de quien los ve por primera vez. Siempre. Las cartas antiguas tienen ese poder, hechiza a quien osa descifrarlas. Hubo un mapa tan cautivador, que con su poder y alquimia indujo a investigadores, cartógrafos y científicos a navegar en su significado, cual detectives de pistas del pasado. Creado en un tiempo donde se consultaban conocimientos de “mapas madre”. Las peripecias de los personajes que trazaron esos viejos mapas, también parecen estar reflejados sobre los quebradizos pergaminos. Su intencionada ubicación en un tiempo sin fechas y en unos lugares entre realistas y fantásticos. Unas  formas de costas delineando Terra Australis Incógnita, se repiten tradicionalmente, de un maestro cartógrafo a otro, sin límite de siglos, quizás inducidas por teorías de equilibrio. Además islas fantasmas sobre lomos de ballenas, arcas de Noé, cordilleras inexistentes, personas con sus caras en el pecho, o portadoras de un enorme pié, lobos danzando melodías del silencio y tantos pictogramas secretos que quien sabe, si en realidad se trataba de claves, códigos o contraseñas de época… Website Image Template Piri Reis, seguro han oído alguna vez, hablar de él…  Son muchos los mapas antiguos que bebieron de las mismas misteriosas fuentes documentales que Piri Reis y que recogen las mismas cartografías subglaciales de la Antártida, “cuando las costas debían estar libres de hielos” hace unos 6000 años y otras que en su época aún no habían sido descubiertas. Según el profesor Hapgood, muchos de los mapas custodiados en el siglo XVI en ese recinto de Constantinopla, habían llegado hasta allí gracias a marineros fenicios. “Tenemos evidencia -asegura Hapgood – de que éstos los consultaron y estudiaron en la gran Biblioteca de Alejandría (Egipto) y que esas compilaciones fueron hechas por geógrafos que trabajaron allí”. Durante la Tercera Cruzada, los venecianos asaltaron Alejandría y muchos de los marineros de ese puerto italiano comenzaron a manejar mapas de precisión justo a partir del año 1204. Hacia el año 1929, durante un inventario, a causa de su fase de conversión a museo, en el palacio imperial de Topkapi, en Estambul, se descubrió un viejo libro perdido entre ladeadas estanterías de nogal de la antigua biblioteca. “El libro de las materias marinas”, 1526. Se trataba de un compendio náutico, su dedicatoria, escrita en su último pergamino rezaba: Al sultán Solimán el Magnífico, “Un astrónomo que se llamaba Kolón…, que salió en busca de Antyle…y la descubrió. Hoy la ruta es muy conocida y su mapa llegó hasta nosotros.” Imagino que sorpresa se llevó la persona que tuvo el placer de hojear cuatro siglos después, ese Códice de mapas pintados a pluma con pigmentos de colores vivos y desbordantes oros sobre piel de gacela. El manuscrito actualizaba una versión anterior, de 1521, cuyo contenido hacía referencia exclusivamente al Mediterráneo. Este tesoro escondido contenía… el famoso Mapa. Aquel que cautivó el entusiasmo de distintos investigadores de manera expansiva por su contenido enigmático. Website Image Template El almirante otomano Piri Reis lo dibujó en 1513, le llevó tres años culminarlo, pronto se supo que fue diseñado tomando los datos necesarios de un buen número de mapas antiguos cuyo origen nunca ha llegado a esclarecerse, consultados en la Biblioteca Imperial de Constantinopla. El cartógrafo cita todas las fuentes utilizadas junto con numerosas explicaciones. De sus anotaciones se deduce que utilizó unos veinte mapas, el más llamativo de ellos “dibujado por Qulūnbū [Colón]”, en palabras del propio almirante. Incluye parte de un mapa de Colón… Curiosamente “el registro más antiguo de los descubrimientos del Nuevo Mundo –un mapa hecho por Colón sobre 1495– se preserva en el mapa de Piri Reis de 1513”. Hasta el hallazgo del mapa, se ignoraba cómo Colón veía sus descubrimientos, es otro registro directo, pues tan sólo se ha conservado un pequeño boceto del norte de La Española. Este mapa de Cristóbal Colón, fue  obtenido por su tío Kemal Reis de un marino español que había participado en los primeros viajes colombinos,capturado y hecho su esclavo en 1501. Nave Piri reis Estudiando el mapa de Reis se deduce la teoría de las costas de la Antártida antes de cubrirse de hielo, para ello, argumentan que las perspectivas y distancias que se plasman se corresponden a una proyección plana de la Tierra (acimutal de Lambert) tal y como podría ser vista hoy por un astronauta situado a una gran altura sobre Egipto, el Mapa de Piri Reis se basaría en uno anterior realizado en Egipto hace más de 4.000 años. Otros mapas también evocan la teoría de que Egipto albergara conocimientos superiores sobre cartografía, o de que el mundo fuera descubierto y “retratado” por nuestros ancestros mucho antes de lo que creemos. Oronce Finé en 1531 e incluso Mercator en 1569, dieron cuenta de ello. Suponer que el mapa de Piri Reis es, en verdad, una copia de enésima generación de un mapa antiquísimo realizado desde la vertical de la moderna ciudad de las pirámides de Gizéh, resulta bastante atractivo, pero, siempre hay “peros”… PiriReisSAmerica Otra observación, indica que no muestra el sexto continente. La supuesta Antártida coincide con el sur de Sudamérica, la costa patagónica. Al descubrir que la piel de gacela se terminaba, el almirante, giró la piel 90º y continuó dibujando, una práctica muy habitual en esa época. Las anotaciones sobre la Patagonia lo confirman: “Este país es árido. Todo está desolado y en ruinas y se dice que hay grandes serpientes […] y también se dice que estas orillas son muy calurosas”. Incompatible con la posibilidad antártica.
Un halo de misterio rodea esta carta, pues contiene tantos pictogramas secretos que aún dan que pensar. Por lo pronto, un pirata otomano admirador de Colón supo sintetizar demasiada información, al poco tiempo del descubrimiento de América. Es una primera muestra de “inteligencia naval”, explica Steven Dutch, experto en cartografía y geología de la Universidad de Wisconsin (EEUU).
Se ha estudiado, hablado, conspirado, recreado tanto de este mapa que sería imposible resumirlo todo. En esencia: ¿será una producción europea medieval o un mapa de “los antiguos reyes del mar”? A ver, entre tanto misterio, ¿no se nos ha olvidado de prestar atención a las demás cartas marinas del almirante? Este libro traspapelado entre los polvorientos estantes, recogía más de 210 mapas de todos los mares del mundo, el “Kitabi Bahriye”, una gran recopilación de antiguos mapas copiados por él y obtenidos de sus saqueos marítimos o comprados a comerciantes en los muchos puertos donde desembarcó. Y como siempre, ese poder del que les comentaba al principio, hechiza. Cada vez que los vemos conservamos el mismo asombro de la primera vez.  Lo he comprobado con algunos de ellos…entre mapas, misterios y otras tintas. Se perciben sus múltiples lenguajes, e incluso, las peripecias del personaje que trazó esos viejos mapas. Imaginemos que tenemos entre las manos el “Kitabi Bahriye”, aquí lo tengo: os invito a navegar en el… Fuente: ABC

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