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Es ingenuo pretender cambiar el lenguaje para ver si cambia la sociedad
Las convenciones lingüísticas más profundas no se pueden modificar Sexismo lingüístico y visibilidad, por Ignacio Bosque. Por qué la lengua levanta pasiones Abro un programa de tratamiento de textos y, sin más, me pongo a escribir estas líneas. Inmediatamente, el sistema tiene que decidir en qué tipo de letra irán mis primeras palabras, y como yo no le he dado orden en contrario las pone en redonda. Es que sin seleccionar algún tipo concreto de letra no puede trabajar, y alguien lo ha programado para que en esos casos el elegido sea el llamado “normal” (o letra “redonda”). Decimos entonces, como se sabe, que dicho tipo interviene o se activa por defecto. Pues bien, el concepto de por defecto en informática es muy similar al concepto de no marcado en lingüística. La letra redonda es, frente a la cursiva o la negrita, la letra que actúa por defecto. También podemos decir de ella que es, frente a aquellas dos, la letra no marcada. Cuando yo construyo una frase en que un adjetivo debe concordar con dos sustantivos, uno masculino y otro femenino, necesito que ese adjetivo (si tiene variación de género; muchos no la tienen) vaya en unode los dos géneros. Uno cualquiera, en principio... Lo que no puede es no ir en ninguno, porque el “sistema”, para funcionar, necesita que uno se imponga por defecto. Tampoco puede ir en los dos, porque su presencia simultánea es incompatible en una sola forma, del mismo modo que una misma palabra no puede estar escrita al mismo tiempo en redonda y en cursiva (sí, por cierto, en redonda y en negrita). Sí puede, pero no debe, duplicarse el adjetivo, porque ello atenta contra un principio fundamental en las lenguas que es el de la economía, al que también podríamos llamar “del mínimo esfuerzo”. Así, no nos queda más remedio, en nuestra lengua, que decir los árboles y las plantas estaban secos, con el adjetivo en masculino. ¿Por qué? Porque el masculino es el género por defecto, es, frente al femenino, el género no marcado. Del mismo modo, si una persona tiene tres hijos y dos hijas, dirá, interrogado acerca de su prole, que tiene cinco hijos. No dirá que tienecinco hijos o hijas, ni cinco hijos e hijas, ni cinco hijos / hijas (léase “cinco hijos barra hijas”). Podrá escribir que tiene cinco hij@s, pero esto no lo podrá decir, leer, así que de nada le vale. Yo, a diferencia de mi colega Ignacio Bosque, no he tenido paciencia para echarme al coleto todas esas guías que sobre el lenguaje no sexista han proliferado. Supongo que alguna de ellas recomendará a nuestro perplejo pater familias que diga algo así como esto: Mi descendencia la forman cinco unidades. Pobrecillo. Desdramaticemos las cosas. No es el masculino el único elemento no marcado del sistema gramatical. Igual que en español hay dos géneros (en otras lenguas hay más, o hay solo uno), hay también dos números, singular y plural (en otras hay más, o solo uno), y el singular es el número no marcado frente al plural. Así, del mismo modo que el masculino puede asumir la representación del femenino, el singular puede asumir la del plural. El enemigo significa, en realidad, ‘los enemigos’. Sumando ambas posibilidades de representación puedo decir que el perro es el mejor amigo del hombre para significar, en realidad, esto: ‘los perros y las perras son los mejores amigos y las mejores amigas de los hombres y las mujeres’. ¿Se entiende ahora un poquito mejor en qué consiste el mentado principio de economía? Hay tres tiempos verbales, y uno de ellos, el presente, es el tiempo no marcado frente al pasado y el futuro. Prueba de ello es la capacidad que tiene para suplantarlos: Colón descubre América en 1492 significa en realidad ‘Colón descubrió América en 1492’, y mañana no hay clasesignifica ‘mañana no habrá clase’. A pesar de lo cual, que yo sepa, no ha surgido por ahora ninguna Plataforma Ciudadana en Defensa de la Intolerable Discriminación del Plural, ni tengo noticia hasta el momento de la existencia de una Asociación Pro Visibilidad del Futuro, frente al Abusivo Presentismo Lingüístico. ¿Y por qué es el masculino, en vez del femenino, el género no marcado? Buena pregunta, para cuya compleja respuesta habríamos de remontarnos, en el plano lingüístico, hasta el indoeuropeo, y en el plano antropológico hasta muy arduas consideraciones, en las que no pienso engolfarme, acerca del predominio de los modelos patriarcales o masculinistas. Efectivamente, es más que posible que la condición de género no marcado que tiene el masculino sea trasunto de la prevalencia ancestral de patrones masculinistas. Llámeselos, si se quiere, machistas, y háblese cuanto se quiera de sexismo lingüístico. Séase consciente, sin embargo, de que intentar revertirlo o anularlo es darse de cabezadas contra una pared, porque la cosa, en verdad, no tiene remedio. Rosa Montero lo ha escrito admirablemente: “Es verdad que el lenguaje es sexista, porque la sociedad también lo es”. Lo que resulta ingenuo, además de inútil, es pretender cambiar el lenguaje para ver si así cambia la sociedad. Lo que habrá que cambiar, naturalmente, es la sociedad. Al cambiarla, determinados aspectos del lenguaje también cambiarán (en ese orden); pero, desengañémonos, otros que afectan a la constitución interna del sistema, a su núcleo duro, no cambiarán, porque no pueden hacerlo sin que el sistema deje de funcionar. Antes de seguir adelante conviene hacer una observación acerca del género neutro, pues en las discusiones sobre estos asuntos hay quien esgrime a menudo esa palabra, sin saber muy bien lo que dice, como posible vía de solución. Olvidémonos por completo del neutro. En español (a diferencia de lo que ocurría en latín) no hay más que dos géneros, masculino y femenino. Del neutro latino solo han sobrevivido en nuestra lengua unos pocos fósiles pronominales y el artículo lo. Así que una más que hipotética solución salomónica en que un ideal género neutro salvador viniera a solucionar el problema asumiendo el papel de género no marcado es una “solución” (¿?) absolutamente inviable. En realidad, es que no hay modo de modificar determinadas convenciones lingüísticas, las más profundas. Imaginemos uno. ¿Podríamos reunirnos en asamblea los quinientos millones (o más) de hispanohablantes para decidir que ya estaba bien, que después de diez siglos en que el masculino ha sido el género no marcado, ahora le tocaba al femenino? Alguien persuasivo (ya está ahí otra vez el dichoso masculino) tomaría la palabra para decir: “Señores y señoras...” (en estos vocativos iniciales la duplicación sí es bien lógica y está asentada desde antiguo; el principio de economía apenas se resiente). Luego seguiría: “Estamos aquí reunidos (otra vez el masculino) para...”. Etcétera. Se sometería a votación la siguiente propuesta: “A partir de mañana mismo, el femenino pasa a ser el género no marcado. Ya iba siendo hora. Se dirá en adelante los árboles y las plantas estaban secas; tengo cinco hijas: Pedro, Juan, Manuel, María e Isabel; estamos aquí reunidas...”. La votación sería más bien complicada. ¿A mano alzada? ¿Por aclamación? ¿Se convocaría un referéndum? ¿Podría nuestro persuasivo orador controlar el previsible guirigay de la masa? ¿Qué hacer con los disidentes? Transcurridos diez siglos, ante la aparición de nuevas guías idiomáticas diametralmente opuestas a las de hoy, y de Plataformas por la Visibilidad del Masculino en el Estado Español, se suscitaría la necesidad de que una nueva asamblea (¿de cuántos millones de almas?) diera nuevamente la vuelta a la tortilla, pues ya le tocaba otra vez al masculino. Y así sucesivamente. No hace falta decir que estoy utilizando el recurso dialéctico de la reducción al absurdo. Con su poquito de guasa. Una última consideración, también desdramatizadora y relativizadora. En español, los nombres que designan seres animados, y por tanto dotados de sexo, pueden ser de tres tipos. Unos tienen marcas de género (niño / niña, monje / monja, profesor / profesora...). Otros no las tienen, pero sí tienen dos géneros, evidenciados por la doble concordancia que establecen con el artículo o con otras palabras (el artista / la artista, el modelo / la modelo, el cantante / la cantante, el portavoz / la portavoz...). Otros, ciertamente, vacilan. Pero hay un tercer grupo que me interesa especialmente: es el de los nombres llamadosepicenos; los epicenos tienen un solo género gramatical, pero sirven para referirse tanto a seres de sexo masculino como a seres de sexo femenino. Ahí se ve muy bien que no se deben identificar género y sexo. Pues bien, hay muchos nombres epicenos que son femeninos, lo que supone una muy modesta compensación al avasallador poder del masculino como género no marcado. En una persona, una criatura, una víctima, una figura, una eminencia... el femenino asume la representación tanto del masculino como del femenino. A ningún hombre se le ocurrirá sentirse discriminado por ello. Faltaría más. Hay otro ejemplo muy bonito, y de más calado. En italiano —una lengua hermana de la española, y hablada por un pueblo a menudo tildado de masculinista o de machista— un pronombre femenino, Lei (literalmente ‘ella’), se utiliza con el mismo valor que nuestro usted, es decir, asume, en el tratamiento de respeto, la representación tanto de un hombre como de una mujer. Bien pensado, otro tanto le ocurría al antecesor de nuestro usted, la forma vuestra merced, con esa visible marca femenina en el posesivo, en consonancia con el género femenino de merced. Ya sé que estos ejemplos de ligera prevalencia del femenino implican muy parva compensación. Espero, al menos, que sirvan, como lo pretende la totalidad de este artículo, para relativizar las cosas, desdramatizando a todo trance una terca realidad contra la que es estéril estrellarse: la condición inamovible del masculino como género no marcado.

PEDRO ÁLVAREZ DE MIRANDA 7 MAR 2012

Pedro Álvarez de Miranda es catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Real Academia Española.

El Consejo Económico y Social (CES) ha alertado de las «diferencias significativas» que existen en torno al crecimiento de las diferentes Comuniades Autónomas. El PIB per cápita español cayó un 0,1%, hasta situarse en 22.279 euros, a pesar de un descenso de la población del 0,3%. País Vasco continúa siendo la comunidad con un mayor nivel de renta per cápita, con 29.959 euros, y supera en un 34,5% la media española. Le siguen Madrid y Navarra, con 28.915 y 28.358 euros, respectivamente, y Cataluña, con 26.666 euros. En el extremo opuesto se sitúan Extremadura, con una renta por habitante de 15.026 euros, un 67,4% inferior a al promedio, la ciudad autónoma de Melilla, con 16.426 euros, y Andalucía, con 16.666. De acuerdo con el indicador de dispersión máxima, el diferencial entre el nivel máximo del PIB per cápita registrado por País Vasco y el mínimo de Extremadura se amplió en 2013 desde 1,986 puntos a 1,994, con lo que la renta per cápita en Euskadi continuó duplicando a la extremeña. Entre las cinco comunidades que mejor se comportaron en 2013, la participación del sector exterior fue determinante, bien a través de la evolución de las exportaciones de mercancías, en el caso de Valencia o Galicia, o bien de las exportaciones de servicios turísticos, como Cataluña, Baleares, Canarias y la Comunidad Valenciana.
Comportamiento desigual en el PIB En la Memoria Socioeconómica y Laboral del CES se recuerda que, de acuerdo con los datos de Contabilidad Nacional, frente a la caída del 1,2% del PIB en 2013 en el conjunto de España, siete comunidades autónomas mejoraron dicho nivel, especialmente Canarias y Baleares, con descensos en ambos casos del 0,4%, y la Comunidad Valenciana y Cataluña, con una caída del 0,8%. En cambio, otras comunidades como Asturias y Castilla y León registraron una caída del PIB del 2,1%, seguidas de País Vasco y Cantabria, con descensos del 1,9%, en los cuatro casos muy por encima de la caída del 1,2% de la media española. Respecto al año anterior, sólo hubo cuatro comunidades autónomas que mostraron un empeoramiento de la tasa de variación del PIB, destacando Cantabria, con un retroceso de un punto porcentual, y País Vasco, con 0,6 puntos menos. Por su parte, las mejoras más significativas las registraron Castilla-La Mancha y Extremadura, cuyas tasas se vieron incrementadas en un año en 1,2 y 1,4 puntos, respectivamente. La mejora en ambos casos de explica por el fuerte ajuste presupuestario que realizaron en 2012, a través de la implementación de las medidas contempladas en los planes económico-financieros de reequilibrio, que hizo que el PIB cayera ese año por encima de la media.
La crisis aumenta las diferencias A la vista de estos datos, el CES concluye que a lo largo de estos años de crisis económica se ha producido un empeoramiento de la mayor parte de los territorios menos desarrollados respecto de la media, frente a cierta mejora relativa de los más desarrollados, lo que ha derivado en un continuado proceso de divergencia en renta per cápita. Así, en 2013 dicha divergencia continúo acentuándose, si bien a un ritmo menos que en años precedentes, debido a que regiones con niveles de PIB per cápita inferiores al promedio, como Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana han mejorado su tasa de crecimiento medio, mientras que otras regiones con elevado nivel de desarrollo, como País Vasco, Navarra, Aragón registran caídas del PIB per cápita superior al promedio.

Fuente: ABC

«Hasta la vuelta, pequeñuelos / Y que no os vayais a perder / en las estrellas de los cielos. / Venid siempre al amanecer». Estos versos pertenecen a un cuento que escribió Miguel Hernández poco tiempo antes de morir donde se hallaba preso, en el Reformatorio de Adultos de Alicante, lugar al que había llegado en junio de 1941 y en el que moriría en marzo del año siguiente. Forman parte de un rudimentario librillo confeccionado con papel higiénico en el que escribió cuatro relatos infantiles dedicados a su hijo Manuel Miguel. La Biblioteca Nacional de España ha adquirido ahora estos relatos, dos de ellos inéditos, por medio del hijo de Eusebio Oca, compañero de cárcel del poeta. Eusebio Oca añadió ilustraciones a los cuentos y Hernández le entregó algunos de ellos. Escritos en los últimos años de vida del poeta y en un registro de escritura mayoritariamente en prosa, este manuscrito consiste en seis pequeñas hojas con textos sencillos e infantiles ilustrados con dibujos. Los bordes son irregulares y se encuentran envejecidos, y las páginas están cosidas en la parte superior por un hilo de color ocre. Aunque dos de estos cuentos ya se conocían, pues el catedrático de Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Alicante José Carlos Rovira realizó una edición facsímil en 1988 («Dos cuentos para Manolito»), no por ello la existencia de este manuscrito es menos importante debido a su singularidad y significado. «El potro oscuro», «El conejito», «Un hogar en el árbol» y «La gatita Mancha y el ovillo rojo», todos ellos relatos con personajes animales, contienen metáforas explícitas sobre la libertad, tal y como destaca el catedrático en el capítulo «Últimas ausencias de Miguel Hernández» -del libro «Miguel Hernández: la sombra vencida»- publicado en 2010 en el catálogo de la exposición celebrada en la BNE con motivo del centenario del nacimiento del escritor murciano.
Miguel Hernández: cuentos para su hijo escritos en papel higiénico desde la cárcel Miguel Hernández trataba de luchar contra la tuberculosis en la enfermería del Reformatorio cuando escribió los cuentos para su hijo, que tendría cerca de dos años y medio y al que llevaba tiempo sin ver, relata Rovira. «Estaba lo suficientemente enfermo para que no pudiera hacer un trabajo que es muy bello en su factura material, una encuadernación y unos dibujos». Contó con la ayuda de su compañero Eusebio Oca Pérez, maestro nacional y buen dibujante, que preparaba un volumen parecido para su hijo Julio, de la misma edad que Manuel Miguel. Eusebio Oca construyó entonces el manuscrito y lo ilustró con dibujos para el poeta. En compensación recibió aquel humilde conjunto de hojas que contenían los cuentos para su propio hijo, entre los que se encontraban los dos inéditos: «Un hogar en el árbol» y «La gatita Mancha».
Voluntad de ser libre Durante esta última etapa de Miguel Hernández, como reflejan sus cartas escritas entonces, le obsesionaban el reencuentro con su mujer, Josefina Manresa, y poder ver a su hijo, al que quería entregarle, decía, «unos libros que había traducido del inglés». Rovira asegura que, aunque el poeta quiso hacer pasar los escritos por una traducción de unos cuentos al castellano, tal vez fuera una forma de evitar la censura de la cárcel, pues se trataba de «metáforas de alquien, que, en su escritura y su vida, quiso dejar constancia de su voluntad de ser libre». Esas metáforas ilustradas sobre la libertad se encontraban hasta hace poco en manos de Julio Oca, hijo de Eusebio. Pero decidió que el lugar donde mejor podían estar algunos de los últimos escritos del poeta era en la Biblioteca Nacional. Yolanda Ruiz, directora del Departamento de Aquisiciones e Incremento del Patrimonio, no dudó ni un instante del valor casi disparatado que podían tener los escritos. «Nos pareció muy interesante por su valor patrimonial, literario y lo original del formato». La BNE adquirió los cuentos más tiernos de Miguel Hernández por 20.500 euros y desde ahora forman parte de sus fondos, que los visitantes pueden consultar en formato digital.

Fuente: HOY

Imagino un idioma cuya literatura tiene un gran espacio en blanco en el centro: la obra maestra de la literatura en ese idioma permanece oculta durante siglos, olvidada o prohibida; el nombre de su autor no lo conocen más que dos o tres eruditos. El problema más grave no es la injusticia del desconocimiento, la falta de recompensa por un esfuerzo y un logro que fueron irrepetibles; más grave que la injusticia es la pérdida para ese idioma y para esa literatura, toda la fecundidad que no condujo a nada, todas las influencias que una obra así podía haber irradiado. Hay que pensar en qué habría sido la literatura en inglés, y hasta la misma lengua inglesa, sin la King James Bible, la traducción directa al inglés que se publicó en 1611. No habría habido Milton, ni William Blake, ni los suntuosos oratorios de Haendel, ni Moby-Dick, ni Walt Whitman, ni una parte de James Joyce, ni Faulkner, ni los Negro Spirituals, ni los discursos arrebatadores de Martin Luther King. Una de las cimas literarias de la lengua española, la Biblia traducida en el siglo XVI, ha sido invisible o ha permanecido en los márgenes de nuestra cultura desde el momento mismo en que se publicó, y no ha podido ejercer ninguna influencia vivificadora; uno de nuestros más grandes escritores, su traductor, fue perseguido hasta el extremo de que su nombre fue borrado por completo de nuestra memoria colectiva. Fue raído, habría escrito él mismo, Casiodoro de Reina, con su sentido visceral del idioma, su capacidad para combinar la inmediatez y la riqueza de la lengua popular con las tensiones máximas de la voluntad poética, con la necesidad de enriquecer y ensanchar el idioma español para que cupiera en él nada menos que toda la Biblia, el Antiguo Testamento y el Nuevo, desde el Génesis al Apocalipsis. La Biblia King James se publicó en Inglaterra en 1611, con pleno apoyo de la Corona, y gracias al trabajo sostenido de un equipo de traductores (John Updike decía que era una de las dos únicas obras maestras escritas por un comité, junto al informe oficial sobre los atentados del 11 de septiembre). A la manera española, Casiodoro de Reina parece que hizo él solo la mayor parte de ese trabajo ingente, y además lo hizo no en la tranquilidad de un estudio, con tiempo y sosiego por delante y una biblioteca a mano, sino mientras huía de un sitio a otro, por la Europa de la Reforma, la Contrarreforma y las guerras de religión. Nuestra Biblia castellana se terminó de traducir cuarenta años antes que la inglesa, pero se publicó en Basilea, en 1569, y los pocos ejemplares que llegaron de contrabando a España cayeron en manos de la Inquisición y fueron quemados por ella, igual que fue quemado el hereje que los introdujo en el país, del que se sabe que se llamaba Juanillo y era jorobado. Si a Casiodoro de Reina no lo quemó la Inquisición fue porque había escapado a Ginebra en 1559. Lo quemaron en efigie Si a Casiodoro de Reina no lo quemó la Inquisición fue porque había escapado a Ginebra en 1559. Lo quemaron, desde luego, en efigie, en 1562, en Sevilla, en un auto de fe en el que ardió también el cadáver sacado de la sepultura de otro perseguido que había muerto antes de que lo atraparan. Quemaron cadáveres y muñecos de cartón, y quemaron a personas vivas, entre ellas una mujer que había albergado en su casa reuniones clandestinas de disidencia religiosa. Ordenaron derribar la casa de la mujer y sembraron de sal el solar para asegurarse de que no pudiera crecer ni la hierba. Casiodoro de Reina estuvo en Ginebra, en Inglaterra, en Amberes, en Fráncfort, en Basilea, en Estrasburgo. Traducía la Biblia, ejercía como pastor de comunidades de españoles refugiados y vivía del comercio de la seda. Había sido monje jerónimo en Sevilla, muy cercano a los círculos erasmistas en los que abundaban los judíos y moriscos conversos. De Ginebra se marchó porque lo repugnaba que los calvinistas fueran tan aficionados como los católicos a quemar disidentes. Menéndez Pelayo, que no tuvo más remedio que admirar su talento literario, procura también desacreditarlo en su Historia de los heterodoxos españoles: dice que era un morisco granadino, y que cuando se marchó de Inglaterra fue huyendo de una acusación de sodomía. Casiodoro de Reina escribe en un castellano prodigioso que está en el punto intermedio entre Fernando de Rojas y Cervantes, con una efervescencia expresiva que solo tiene comparación con santa Teresa, san Juan de la Cruz y fray Luis de León. Es una lengua poseída por la misma capacidad de crudeza terrenal y altos vuelos literarios deLa Celestina; un castellano mudéjar, empapado todavía de árabe y de hebreo, forzado en sus límites sintácticos para adaptarse a las cadencias y las repeticiones y las exageraciones de la lengua bíblica. Es una lengua de campesinos, de hortelanos, de trabajadores manuales, con una precisión magnífica en los nombres de las cosas naturales y los oficios; y también es una lengua todavía muy descarada, muy sensual, no sometida a la monotonía sofocante de la ortodoxia, a la esterilización dictada por el miedo, a la hipocresía de la conformidad. Es una lengua para ser recitada, entonada, cantada en voz alta; para expresar la furia tan desatadamente como el deseo erótico; y también las negruras de la pesadumbre y los extremos del dolor. Traducidos por Casiodoro de Reina, el libro de Job o el Eclesiastés son, sin la menor duda, dos de las obras máximas de la poesía y de la sabiduría en español. Y el Cantar de los Cantares tiene una caudalosa alegría erótica para la que no creo que exista comparación en nuestro idioma: yo solo la he encontrado en la Bella del Señor de Albert Cohen, no por casualidad un descendiente de judeoespañoles: “Tu estatura es semejante a la palma, y tus tetas a los racimos. Yo dije: yo subiré a la palma, asiré sus racimos, y tus tetas serán ahora como racimos de vid, y el olor de tus narices como de manzanas. Y tu paladar como el buen vino, que se entra a mi amado suavemente, y hace hablar los labios de los viejos”. Por cualquier página que se abra, la recompensa es deslumbradora. Las plagas con que el vengativo Jehová castiga a los egipcios son más terribles en el castellano de Casiodoro de Reina: “… Y a la mañana siguiente el viento oriental trajo la langosta. Y subió la langosta sobre la tierra de Egipto y asentóse en todos los términos de Egipto, y cubrió la haz de toda la tierra y la tierra se oscureció, y comió toda la yerba de la tierra y todo el fruto de los árboles, que había dejado el granizo, que no quedó cosa verde en árboles ni en la yerba del campo por toda la tierra de Egipto”. Esta Biblia la publicó Alfaguara íntegra en su colección de clásicos en 2001. J. Antonio González Iglesias le dedicó una reseña excelente en estas páginas. Modernizada y hasta cierto punto simplificada es la misma que leen ahora mismo los protestantes de habla española. Que sea desconocida para casi todo el mundo es una de las calamidades de nuestra literatura, y de nuestro idioma. Como tanto de lo mejor que ha dado nuestro país, la Biblia de Casiodoro de Reina es un fruto de la heterodoxia y el destierro. La Biblia del Oso. Traducción de Casiodoro de la Reina. Edición dirigida por José María González Ruiz. Alfaguara. Madrid, 2001.

ANTONIO MUÑOZ MOLINA 26 JUL 2014

El Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida celebra los 60 años y el Bimilenario de la muerte del fundador de la ciudad, Octavio Augusto. El Festival de Teatro Clásico de Mérida celebra ya su 60ª edición. Se dice pronto, año, en el que precisamente se cumple el Bimilenario de la muerte del emperador Octavio Augusto, padrino y fundador de Colonia Augusta Emérita. Fue en el año 25 a. C., a los márgenes del río Anas, el Guadiana. Fue bautizada como Emérita, luego Mérida, porque en este lugar se asentaron los militares veteranos, los eméritos de las legiones romanas tras las victorias en el norte de la Península.
Momento de 'La Ilíada' El director del Festival de Teatro, Jesús Cimarro, ha recordado en su carta de presentación de esta edición algo que por habitual nos pasa desapercibido y conviene recordar. Y es que Augusto siempre mandaba construir en las ciudades que iba fundando un teatro en pro del nivel cultural de los ciudadanos.
Mérida, Patrimonio de la Humanidad Ir un fin de semana al Festival de Mérida tiene un atractivo añadido, disfrutar de su conjunto arqueológico, impresionante, entre los más importantes de España. Los imprescindibles, cientos de monumentos. El Teatro Romano y sus jardines. Cuando pisas su escenario se materializa de forma esotérica lo pequeño de nuestra existencia y la magnitud del legado histórico. El Anfiteatro (año 8 a.C.), donde luchaban los gladiadores o a escasos metros una vivienda romana del siglo III a. C. La Casa de la Torre del Agua, que surtía a toda la ciudad; los Columbarios, área funeraria de dos familias romanas; la Casa del Mitreo, vivienda de finales del siglo I d. C. que contiene el Mosaico Cosmológico; el Circo Romano, con capacidad para 30.000 espectadores; el Acueducto de San Lázaro, el Puente Romano, el Pórtico del Foro, el Templo de Diana, el Arco de Trajano, el Convento de Santa Clara, la zona arqueológica de la Morería... Un lujo sin duda al estar todo en la misma ciudad.
Templo de Diana
El Festival Este 2014 el Festival Internacional de Teatro clásico se viste de tiros largos y hasta el 24 de agosto hay programada ópera, música, danza, circo y por supuesto teatro. De la comedia a la tragedia, las dos caras de la misma moneda dramática, el director del Festival, Jesús Cimarro ha elegido grandes títulos de la dramaturgia grecolatina para esos viajes atemporales por la condición humana.
Las caras del Festival de Mérida Lo más destacado. En colaboración con el Festival de Atenas, La Ilíadade Homero (18 y 19 de julio), un espectáculo en griego con subtítulos en español. De Aristófanes dos obras, Las Ranas (23 al 27 de julio) con Pepe Viyuela, Míriam Díaz Aroca y Pluto (del 30 de julio al 3 de agosto) con Javier Gurruchaga, Marisol Ayuso, Marcial Álvarez y Jorge Roelas.Coriolano de William Shakespeare (13 al 17 de agosto), dirección de Fermín Cabal. Edipo Rey, (20 al 24 de agosto), versión de Miguel Murillo. O El Eunuco de Terencio (del 6 al 10 de agosto) con Pepón Nieto, Anabel Alonso y Antonio Pagudo. Estas dos últimas obras son coproducciones del propio Festival emeritense.
Tres teatros romanos, algo único en el mundo Dos teatros romanos más, a parte del Teatro Romano, alojarán una extensión del Festival de Merida: el teatro romano de la antigua ciudad de Regina, en la localidad de Casas de Regina, y el recientemente recuperado de Medellín.
Interior teatro de Medellín El teatro de Medellín está de estreno. El Gobierno de Extremadura lo ha rehabilitado y ya lo han visitado miles de personas. Entre los días 25 y 27 de julio, los espectadores podrán disfrutar por ejemplo de Ayax o deLa Odisea, que traerá a escena el día 26 Rafael Álvarez El Brujo.
Teatro de Regina En el Festival de Regina, que este año celebra su década, el día 2 de agosto se ha programado la obra Los gemelos de Plauto, un montaje a cargo de una compañía extremeña que se alzó con el Premio Ceres de Teatro del Público. A los montajes teatrales se sumará un pasacalle, Circus Augustus, que ambientará las localidades.
Actividades de día En paralelo se podrán visitar dos exposiciones, una sobre Augusto en Augusta Emérita, en el Museo Nacional de Arte Romano y otra de fotografía con la colaboración de la Agencia Efe, en la que por ejemplo podremos ver a Miguel de Unamuno leyendo en 1934 su adaptación deMedea a un grupo de actores, entre los que está la gran Margarita Xirgu.
Unamuno en una lectura dramática Además el se estrenará la película–documental conmemorativa Mérida, el gran teatro del mundo, dirigida por Manuel Palacios, con un título que homenajea a la obra de Calderón de la Barca. La sexagésima edición del Festival ha sido declarado como Acontecimiento de Excepcional Interés Público por el Gobierno de España, para incentivar fiscalmente a las empresas que colaboren con el Festival. Por otra parte y por primera vez, los jóvenes tendrán un 20% de descuento en las entradas. El objetivo del festival, como ha explicado su director, es "acercar el teatro y la cultura grecolatina al público del futuro". Sólo hay que presentar el Carnet Joven para conseguir el beneficio.
Interior del Teatro Romano de Mérida Como broche final, se celebrará en el Teatro Romano la tercera edición de los Premios Ceres, con los Dioses Romanos y Augusto como lema principal de la Gala. Acabamos con una cita que ha rescatado Jesús Cimarro para esta ocasión: "todo lo que se hizo durar para siempre vuelve a ser restaurado, de una u otra manera; sólo perecen las ruinas que se construyeron como tales, queriendo o sin quererlo…" 
(Miguel de Unamuno, Diario Ahora, Junio 1933).

Fuente: Libertad Digital

El Museo de la Ciudad de Mérida abre sus puertas para mostrar sus curiosidades Abiertas las puertas, la expectación comienza. El Museo del Costurero de Mérida, que prometía ser un espacio en el que dar cobijo a obras, piezas únicas y elementos simbólicos que narren de alguna forma, la historia de la capital autonómica, ya se puede visitar. El edificio, que hasta hace dos años albergaba la Audiencia Provincial y otras dependencias judiciales, divide ahora sus plantas en salas en las que se ubican las exposiciones permanentes, y más adelante, comenzarán las temporales. Vélez habla de maltrato a las colecciones de geología y prehistoria Nada más entrar, carteles taurinos junto a documentos de Juan de Ávalos que conducen al espacio dedicado al escultor emeritense. En la planta baja descansan sesenta piezas, donadas por la Fundación Juan de Ávalos, entre las que se encuentran una reproducción de los Amantes de Teruel y la majestuosa escultura de Leda y Zeus, que en su día se dejó ver en el Centro Cultural Alcazaba. Los moldes y reproducciones de grandes obras dan paso a otras de menor dimensión, como un busto del escritor Velázquez. En la planta superior el visitante encontrará las colecciones donadas por Ramón Carreto al Consistorio emeritense. Cuadros, junto a una sección etnográfica, entre objetos históricos y curiosidades que van desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo pasado. Chocolateras, útiles de laboratorio, planchas antiguas, cámaras fotográficas y los primeros proyectores son algunas de las piezas que se pueden descubrir. Las siguientes salas están dedicadas a las famosas muñecas y juguetes de Carreto. Entre medias, una breve exposición que muestra algo de historia de la ciudad. El antiguo reloj del ayuntamiento, que de nuevo funciona, sobresale entre la mirada de las cerca de cien muñecas ubicadas alrededor. La adecuación del edificio como Museo del Costurero, con una extensión de unos 1.400 metros cuadrados, no deja indiferente a nadie, aunque todavía quedan pequeños detalles por perfilar tanto de la obra como del discurso expositivo que se ofrece a los ciudadanos. Los presentes No todos los días se inaugura un museo, y mucho menos, uno tan esperado como El Costurero. A la cita acudieron los responsables de la Fundación Juan de Ávalos y su propio hijo, que emocionado explicaba que su padre «siempre escogió Mérida como patria entre todas las que le ofrecieron». Para Ávalos, la exposición dedicada a su padre, que no sólo cuenta con obras, sino también con documentos personales, supone el fin de una lucha que comenzó hace 36 años. Ramón Carreto tampoco quiso perderse el gran día en el que sus donaciones se verían al fin con la luz de la que será su casa por muchos años. Carreto apuntó que el motivo que le llevó a invertir en sus colecciones no era otro que encontrar la cultura que no había recibido de pequeño. «Espero que los que visiten el museo disfruten de las piezas que han ocupado toda mi vida», recalcó, y además añadió que «todos deberíamos contribuir de alguna forma al patrimonio de las ciudades en las que vivimos». El acto contó con una nutrida representación de responsabilidades políticas. El alcalde de la ciudad, Pedro Acedo aseguró que dar un lugar destacado al escultor emeritense Juan de Ávalos en su ciudad significa saldar una cuenta que tenía pendiente. «Hoy se ha hecho justicia», destacó el primer edil, quien además añadió que «por fin hemos hecho realidad el viejo sueño de Juan». El presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, quiso estar presente en el acto inaugural apoyando la labor realizada para que Mérida contara con otro museo más. Resaltó que el abanico cultural que ofrece Extremadura continúa mejorando y aumentando, y más con el nuevo espacio del Costurero de Mérida. «El motor de desarrollo de la región es la cultura», aseguró. Para los curiosos que deseen visitar las nuevas instalaciones ubicadas junto a la iglesia del Carmen y el antiguo Palacio de Justicia, el Consistorio emeritense maneja un horario que seguirá la línea de los principales centros museísticos. Las colecciones del Costurero estarán abiertas de martes a domingo, cerrando los lunes.

Fuente: HOY

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