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El Museo de la Ciudad Luis de Morales acoge una exposición con más de un centenar de fotografías que este año se han presentado al Certamen Premio Formas Trofeo Rodríguez Plaza, una de las actividades culturales que lleva a cabo la Asociación Fotográfica Extremeña (AFE) y que en esta edición cumple su 25 aniversario. La muestra, que se puede visitar hasta el próximo día 13 de septiembre, refleja las expresiones artísticas de los autores de las fotografías y la manera de interpretar el sentido de «formas». Los ganadores de este año han sido Pedro Bolaño Franco, que obtuvo el Premio Serie B/N; Paco Gámez, que gabó el Premio Individual B/N; Soledad Salcedo Salcedo, Premio Serie Color; y Juanjo Bolaño Franco, Premio Individual Color. El jurado ha estado integrado por José Antonio Moreno Montoya, Pedro Casero Linares y Zacarías Calzado Almodovar. El horario de visita del museo es de diez de la mañana a dos de la tarde, de martes a sábado; y el domingo, de diez de la mañana a dos de la tarde. La entrada es gratuita.

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Haces muchos años ya, siglos mejor, existió, entre los siglos VIII y XIII, un reino ya perdido, el de León, al que no le fueron ajenos los avatares de la historia, las invasiones, las disputas por territorios,, la ambición por conquistar nuevos espacios y poder… A ese reino olvidado como tal le dedica el profesor , historiador y divulgador Ricardo Chao Prieto el libro Historia de los reyes de León (Rimpego), en el que cuenta cómo se forgó, cómo fue su devenir a través de la historia y cuál fue su relevancia en esta además de cómo se desapareció con el tiempo y lo hace centrándose en la figura de aquellos hombres que lo gobernaron, sus monarcas. Su tarea ha sido, pues, como se indica en el prólogo, «desafiante», ya que su cometido, y lo ha conseguido, era crear «un retrato nuevo a partir de las fuentes originales. Bucear en la documentación de la época para, a la luz de la historiografía moderna, volver a analizar con ojos críticos las crónicas, los diplomas, las cartas, los fueros…» incluida la visión de los cronistas musulmanes y de otras extranjeras que pudo recuperar.

Lo que hoy conocemos como Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja, Castilla y León, Madrid, gran parte del País Vasco, casi toda Extremadura, algo de Castilla la Mancha y Portugal hasta la altura de Lisboa formaron parte de lo que antes era el Reino de León, y para comprender sus raíces el autor se ha embarcado en un viaje de de dos mil años hacia el pasado, desde los ástures, la conquista por parte de los romanos, la fundación de León como campamento militar, o de Astorga como capital administrativa, y la creación de Gallaecia, como provincia del Imperio, pero también repasa su historia vinculada a la época visigoda, la invasión musulmana del año 711, y narra cómo el pequeño reino aguanta los embates de los enemigos sin olvidar esos hombres y mujeres que hicieron posible que el reino estuviese en pie y lo hace interpretando sus reinados en el contexto y con el entorno sociocultural y humano en el que se desarrollaron. Así en estas páginas el lector puede toparse con desde Pelayo (718-737) hasta Juan I (1296-1300), pasando, entre otros, por no citarlos a todos, por Alfonso, del primero al décimo, los diversos Ordoño, Ramiro, Fernando, Sancho… y a ellos se unen esposas, amantes, caballeros, trovadores, cronistas, obispos, nobles y alguna figura legendaria.

Y Extremadura, cómo no, también tiene su espacio y uno de ellos es el dedicado a la toma de Alcántara y es que «en 1166, Fernando II pudo atender la frontera sur con los almohades, cuya victoria le sonrió con la toma de la importante plaza de Alcántara, que suponía una cabeza de puente en la conquista de la actual Extremadura. Este sonoro triunfo tenía su contrapartida en la pérdida de Toledo a manos castellanas».

BADAJOZ Y CÁCERES / La lucha de este mismo rey contra los almohades en Badajoz a los que le arrebató la ciudad y luego tuvo que devolver, al igual que Alburquerque, Alcántara, y Cáceres, excepto Coria que resistió defendida por los templarios figuran en este libro con especial mención al capítulo De Cáceres a Sarria, en el que Ricardo Chao afirma que «no hay consenso entre los historiadores sobre el año en el que Alfonso IX pudo tomar esta ciudad, unos señalan el año 1227 y otros optan por 1229. Lo que sí parece claro es que ocurre en el día de San Jorge, el 23 de abril» y en el que cuenta cómo tras tomar Cáceres hace lo mismo con Montánchez, y Mérida y de cómo la batalla librada en Alange fue decisiva para vender a Aben, el rey de los moros. Pero también resalta la victoria de Alfonso IX en Badajoz , integrando la poderosa Taifa en el reino de León, teniendo vía libre para conquistar Sevilla.

Y así rey tras rey, conquista tras conquista, fundaciones y construcciones como las catedrales de Santiago de Compostela por orden Alfonso II o la de León por Fernando I o la románica de Zamora hasta llegar a lo que Ricardo Chao Prieto considera el ejemplo más visible que hoy en día queda de la corona de León sea el escudo nacional de España, en el que el león ocupa un lugar destacado.; sin olvidar que el acto de Alfonso IX, el de convocar, en 1188, una curia regia que, al acoger a representantes del pueblo llano, se convertiría en las primeras cortes de la Historia. Lo que reconoce la Unesco como germen del parlamentarismo europeo. Y es, como bien dice el autor del libro, «la historia nunca deja de ser un riquísimo armario de lecciones» , tantas como las que se pueden aprender a través de 347 páginas.

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El Museo Vostell Malpartida acoge la exposición ‘Memoria y anatomía del territorio’, que muestra diversas propuestas performativas, intervenciones en el paisaje y la exploración de la imagen del cuerpo humano. También ofrece una experiencia artística ligada a la tierra y a sus gentes, haciendo suya la frase de Vostell «las cosas del pueblo son las cosas del arte».

El núcleo está integrado por obras que en su formulación inicial toman en consideración espacios del propio museo, tanto en Los Barruecos (Alberto Carneiro, Nacho Criado, Claudio Costa...) como en el lavadero de lanas (João Vieira, Concha Jerez...). También se exhibe documentación y piezas de performances de Esther Ferrer, Ção Pestana, Ewa Partum, Beth Moysés o Ángela Lergo.

La participación de artistas extremeños incluye a María Jesús Manzanares y al Colectivo Cacereño, integrado por Fernando Carvajal, Luis Casero, Valentín Cintas, Juan José Narbón, Alberto González, Emilia Gómez, Juan José Gutiérrez y Carlos Pazos.

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«Entre los más bellos y refinados jardines que hayan existido jamás en España». Esta afirmación categórica define una de las grandes joyas olvidadas de Extremadura. Los cronistas de la época no dudan en catalogar este paraje como uno de los más esplendorosos del renacimiento. Sumergida en el Valle del Ambroz, Abadía, una localidad de apenas 300 habitantes, guarda con timidez uno de los mayores vestigios de la ostentación de las casas nobles del siglo XVI con una zona verde solo equiparable en la memoria a la magnificencia de Versalles -salvando la época-.

El palacio de Sotofermoso sobrevive a la etapa en la que fue considerado uno de los espacios más cotizados para la alta alcurnia en Europa. Fernando el Católico pasó allí sus últimas navidades antes de morir en Madrigalejo un mes después -historiadores aseguran que fue en este palacio donde el monarca acordó el testamento que luego rubricó en Madrigalejo-, Juana La Loca, Felipe II o Carlos V pasearon por los jardines de Nápoles y recorrieron las estancias de palacio, alejados del bullicio. Incluso Garcilaso y Lope de Vega retrataron su estancia en las instalaciones a través de sus versos. Iban a buscar inspiración y a alejarse del mundanal ruido que nublaba su creación y sus amoríos.

El espacio luce ahora con «parches» que nublan un pasado mejor, solo quedan restos de sus ostentosas estatuas y del jardín solo quedan rescoldos de las hierbas, ni rastro del espacio contorneado de arbustos verdes y frondosos. Los Flores, familia que regenta ahora la propiedad que en su momento perteneció a la Casa de Alba, permite visitar el espacio una hora a la semana, los lunes, de 10 a 11.15 horas.

Fue el tercer duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo, apodado el Gran Duque, el impulsor de la reforma que transformó el palacio en el ‘hotel’ de reposo de la alta nobleza y los intelectuales de las fechas. Según pone de manifiesto Sebastián Caballero, archivero y escritor de La Abadía, un centro del conocimiento y de la cultura único en Extremadura, el origen de la espacio es incierto, pero advierte en su documento que «todo apunta a que comenzó siendo una torre o fortaleza sarracena». El palacio pasó al patrimonio de la casa de Alba en 1446 y treinta años después comenzaron las reformas. «Desde 1476 en adelante empezarían las obras que habrían de convertir el monasterio en un verdadero modelo de jardín renacentista y residencia favorita de los duques cuando las obligaciones militares y cortesanas les posibilitaban a los dueños volver a sus estados», relata Caballero en su análisis.

El palacio y los inmensos jardines no tenían otro fin que demostrar el prestigio de uno de los hombres más poderosos de la corte española, fiel consejero de Carlos V y Felipe II. «El duque de Alba intentó recrear en este lugar apartado un contexto histórico que exaltara con alegorías y analogías su personalidad, reflejo de su cultura y vanidad». Tanta era la magnificencia de los jardines que el experto detalla hasta tres niveles en él. Por un lado, el alto, próximo al edificio de palacio -que se usa como gallinero-, el jardín medio, el que mejor se conserva y al que apodaron como plaza de Nápoles, y el jardín bajo, que ahora es una huerta y está orientado hacia el río Ambroz.

La ‘meca’ del Siglo de Oro

Desde esculturas, pinturas, mármoles exclusivos hasta artilugios hidráulicos para conseguir efectos de sonido con el agua. Álvarez de Toledo no escatimó a la hora de reformar la antigua fortaleza. Caballero relata que «sus propietarios no dudaron en adecentarlo y embellecerlo hasta convertirlo en un auténtico edén en el que no faltaba el más mínimo detalle». Fue así como se convirtió en parada obligatoria para los representantes del poder. «Allí se reunieron sus más cercanos parientes y amigos, en las horas de reposo y sosiego, para compartir mesa, para cazar, para escuchar música, para leer poemas, para compartir mesa, para cazar, para asistir a representaciones dramáticas y juegos cortesanos, para bailar», pone de relieve el especialista.

Pero si habrá algo que quedará en los escritos es su legado para la literatura. El palacio «mantenía una tradición literaria que le venía de lejos, era lugar de paso, itinerario imprescindible, disponía de unas condiciones envidiables». Esto conquistó a pasajeros y a los poetas del Siglo de Oro.

La singularidad y la paz que respiraba dio pie a que se creara un retiro cultural de encuentros humanistas para debatir y crear. Este dato lo corrobora el hispanista W.F. King que no duda en señalar que contemporánea a otra de Sevilla es la llamada «academia doméstica» de La Abadía de los Duques de Alba, formada por los amigos del joven Duque Fernando, y entre cuyos asistentes se contaba a veces Garcilaso». Los versos tanto del escritor que legó la métrica italiana a España como Lope de Vega dejaron testimonio escrito de su paso de la residencia de descanso de la casa de Alba en Abadía. Más allá de las inquietudes culturales, el interés del palacio también residía en su localización, nada casual. El investigador Pedro Navascués resalta en su artículo La Abadía de Cáceres: espejo literario en un jardín su vinculación la vía romana de la Vía de la Plata, su presencia en la cañada de la Mesta (XVI) con un puesto real en las mismas instalaciones. Este camino, desde León hasta Extremadura, sirvió de enlace entre las cuencas del Duero y el Tajo y de enlace con Portugal -hasta la desembocadura del río-.

Un palacete por 75 euros

La grandeza con la que se erigía el palacio empezó a decaer a finales del XVIII y a principios del siglo XIX. El gran edificio cuadrado con el patio mudéjar que aún conserva sus arcadas se desprendió de lo que representaban los blasones con el escudo de los Alba. La familia perdía lazos feudales y Caballero data en 1898 la escritura que acredita que el «duque Carlos Stuart vende el palacio y los jardines por doce mil quinientas pesetas». La familia Flores regenta la fortaleza desde entonces: el jardín se convirtió en huerto y las estatuas se almacenaron en las dependencias de palacio. Un hecho que corrobora la exclusividad de las esculturas es que el museo parisino del Louvre se interesó hasta dos veces por las piezas para comprarlas. En las dos ocasiones la respuesta de los propietarios fue una negativa. Unos años más tarde, en 1931, los jardines fueron declarados monumento nacional a la altura de monumentos de La Alhambra de Granada y La Giralda de Sevilla. Y diez años después fue declarado Bien de Interés Cultural.

Ahora expertos en patrimonio como Caballero denuncian la dejadez del espacio y reivindican el rico legado del palacio de Sotofermoso para intereses turísticos. «Sería un incentivo importante para el pueblo, lo ideal sería restaurarlo para convertirlo en motor económico», resalta Caballero. Él como tantos otros sueña con devolver al palacio su época gloriosa.

Fuente ELPERIODICOEXTREMADURA

El presidente de la Diputación de Badajoz, Miguel Ángel Gallardo, junto con el director general de Formación Profesional y Universidad de la Junta, Juan José Maldonado, y la presidenta del Ceder, Rosa María Araújo, ha presentado este viernes un proyecto educativo que acompaña a la candidatura de Reserva de la Biosfera de la Siberia Extremeña.

Se trata de la publicación de 3.000 ejemplares del libro 'Conociendo el medio natural, social y cultural de La Siberia' y una colección de ecomaletas didácticas que recogen muestras de rocas, minerales, fósiles y formaciones vegetales más características de la zona. Todo este material será distribuido por los centros educativos de la comarca.

Miguel Ángel Gallardo ha destacado que este viernes se ha presentado una parte «importante» del «compromiso» adquirido por la Diputación de Badajoz para la declaración de Reserva de la Biosfera, compromiso en el que también participa la Junta de Extremadura, recuerda.

«Es un proyecto apasionante que puede suponer un antes y un después para una comarca rica en recursos naturales que realzará el turismo de naturaleza», ha afirmado.

Así, el «convencimiento» de que La Siberia será declarada por la Unesco en 2019 justifica la edición de este material ya que serán los jóvenes estudiantes de hoy los que tendrán que defender su continuidad en 2027, señala la diputación pacense en nota de prensa.

A su vez, para Juan José Maldonado, este material didáctico nace como un proyecto experimental. El libro, en concreto, es la puesta en valor de los estudios realizados de forma aislada por numerosos estudiosos e investigadores.

Mientras, la presidenta del Ceder La Siberia, Rosa María Araújo, ha recordado que el proyecto de Reserva de la Biosfera surgió en el año 2014, así como que en este tiempo se han realizado casi un centenar de reuniones en las que han participado más de 1.600 vecinos de todos los municipios de la comarca.

También se han desarrollado 38 talleres, jornadas técnicas, charlas informativas y contactos con responsables de zonas que ya tienen la declaración de la Unesco.

Además, ahora se está llevando a cabo un proceso de participación ciudadana a través de mesas sectoriales, concluye la diputación pacense.

Fuente HOY

Ya ha publicado otros dos libros sobre hechos de la historia de España. Ahora, acaba de sacar a la luz el tercero, 'Diego García de Paredes (1468-1533). Las campañas del Sansón extremeño'. Se trata del trujillano Jesús Ruiz Moreno, que, con este trabajo, ha querido reivindicar la figura de este personaje del siglo XVI, que tuvo su importancia en la historia. Considera que ahora '«está algo escondido». Recuerda que, entre otras hazañas, luchó con El Gran Capitán en las campañas de Italia.

El autor apunta que, con tan solo 10 años, escuchaba las historias de este militar, cuando su abuelo, coordinador de la oficina de turismo de Trujillo en aquella época, realizaba visitas guiadas. Ese interés ha ido creciendo poco a poco, hasta que, en este último tiempo, ha presentado investigaciones en distintos foros. Ahora, todo ese trabajo ha sido recopilado para dar forma a esta nueva publicación, editada por la Editorial Almena, pionera en sacar a la luz las gestas de los soldados españoles de todos los tiempos, en la colección Guerreros y Batallas, explica el escritor trujillano.

El Sansón trujillano
En el libro no solo se cuenta la biografía de García de Paredes, padre, sino también se da a conocer su entorno, su realidad y ambiente, así como el armamento e indumentaria que se utilizaban en aquella época. Todo ello está documentado con fotografías y recreaciones para que el lector se haga una idea de lo que en aquella época se tenía. También se incluyen planos de las principales batallas en las que participó el Sansón trujillano, así como ilustraciones de Francisco García y Álvaro Mateos detallando los escudos heráldicos y armaduras que «permiten introducirse dentro de la historia con facilidad», añade el autor.

Recuerda que el libro más completo publicado sobre este personaje, con cerca de mil páginas, fue escrito por Miguel Muñoz San Pedro, a mediados del siglo XX. Su intención ahora es hacer un libro más accesible a visitantes y a expertos.

Fuente HOY

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