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Ya ha publicado otros dos libros sobre hechos de la historia de España. Ahora, acaba de sacar a la luz el tercero, 'Diego García de Paredes (1468-1533). Las campañas del Sansón extremeño'. Se trata del trujillano Jesús Ruiz Moreno, que, con este trabajo, ha querido reivindicar la figura de este personaje del siglo XVI, que tuvo su importancia en la historia. Considera que ahora '«está algo escondido». Recuerda que, entre otras hazañas, luchó con El Gran Capitán en las campañas de Italia.

El autor apunta que, con tan solo 10 años, escuchaba las historias de este militar, cuando su abuelo, coordinador de la oficina de turismo de Trujillo en aquella época, realizaba visitas guiadas. Ese interés ha ido creciendo poco a poco, hasta que, en este último tiempo, ha presentado investigaciones en distintos foros. Ahora, todo ese trabajo ha sido recopilado para dar forma a esta nueva publicación, editada por la Editorial Almena, pionera en sacar a la luz las gestas de los soldados españoles de todos los tiempos, en la colección Guerreros y Batallas, explica el escritor trujillano.

El Sansón trujillano
En el libro no solo se cuenta la biografía de García de Paredes, padre, sino también se da a conocer su entorno, su realidad y ambiente, así como el armamento e indumentaria que se utilizaban en aquella época. Todo ello está documentado con fotografías y recreaciones para que el lector se haga una idea de lo que en aquella época se tenía. También se incluyen planos de las principales batallas en las que participó el Sansón trujillano, así como ilustraciones de Francisco García y Álvaro Mateos detallando los escudos heráldicos y armaduras que «permiten introducirse dentro de la historia con facilidad», añade el autor.

Recuerda que el libro más completo publicado sobre este personaje, con cerca de mil páginas, fue escrito por Miguel Muñoz San Pedro, a mediados del siglo XX. Su intención ahora es hacer un libro más accesible a visitantes y a expertos.

Fuente HOY

Estimado Sr. /Estimada Sra.
Siguiendo indicaciones del Sr. Presidente de la Junta de Extremadura, tenemos el placer de adjuntarle invitación para su asistencia al Acto Institucional de imposición de las Medallas de Extremadura, que tendrá lugar el próximo día 7 de septiembre de 2017 a las 21:00 h. en el Teatro Romano de Mérida.
Rogamos haga extensiva esta invitación a todos los miembros de su entidad.

invitacion

La restauración del Palacio de los Corbos que se inició en septiembre del 2015, a través del proyecto 'Ciudades Romanas' promovido por la Consejería de Cultura, ya supuso un antes y un después para uno de los edificios más significativos de la ciudad. La reparación de la fachada y la restauración de cada una de las piedras que sustentan el Palacio renacentista, además de la consolidación de las bóvedas, la instalación de los pavimentos y el acceso a través de una pasarela en el aire, permitieron que el espacio fuera visitable en abril del año pasado, coincidiendo además con el vigésimo aniversario del Consorcio.

Aun así, su apertura oficial como nuevo centro de interpretación no llegará hasta comienzos del 2018. Para ello, la entidad volvió a cerrar el monumento e incluyó dentro de su plan de actuaciones para este año la adaptación museográfica del Palacio, que se encuentra integrado en el Templo de Diana.

Su larga historia
La segunda fase se inició el pasado mes de abril y cuenta con la financiación del Programa Mecenas. De ahí que el presupuesto para completar la adecuación del edificio como centro de interpretación que tendrá una visión diacrónica, desde sus orígenes hasta la actualidad, se haya visto aumentado a 150.000 euros. O lo que es lo mismo, unos 20.000 más que se suman a los 130.000 euros que la Administración regional invirtió en un primer momento para la restauración del edificio.

Además recalcan que se trata de un centro complejo por sus distintas ocupaciones y funciones durante su larga historia. De ahí, que el objetivo principal del proyecto museológico sea mostrar a sus visitantes la evolución que ha experimentado el edificio a lo largo de todos sus años. La idea que baraja la entidad es que el turista que se introduzca en el Templo de Diana acceda en un primer momento a una zona de recepción, que llaman Pronaos. En este espacio se encontrará con una escena sacrificial, además de la réplica de un togado y un fragmento de la columna de Trajano, representando la unión entre religión pública y política.

La primera sala explicará la destrucción del Templo a través de imágenes escenográficas y acogerá una de las figuras más importantes de la exposición del centro, la de un colosal emperador divinizado. En la segunda, a través de la proyección de un multimedia, se informará a los turistas sobre el rito religioso oficial. La escalera estará presidida por una escultura con la cabeza de Octavio Augusto, como representación del nuevo modelo imperial. La parte superior, dividida en tres espacios, contiene el estudio del templo en la época pagana. También se dará cuenta de la conversión del espacio en lugar privado al servicio de la familia Alvarado Messía. Bernabé Moreno de Vargas, que dio a conocer el edificio, tendrá su lugar en la Logia.

Fuente HOY

Arturo Barea (1897-1957) se forjó una segunda vida en el exilio a partir de 1939. Ya no era un rebelde. Trabajaba en la BBC, vivía con sosiego cerca de Oxford (Inglaterra) con su segunda esposa, la periodista y traductora austriaca Ilsa Kulcsar, acudía a universidades estadounidenses, dictaba conferencias en América del Sur. En esos días publicó en inglés La forja de un rebelde, una trilogía capaz de trasladar con naturalidad la vida cotidiana de lavanderas como su madre, la podredumbre del ejército de Alfonso XIII en Marruecos o el avispero de la Oficina de Prensa y Propaganda del Gobierno republicano, donde trabajó mientras caían bombas sobre Madrid.

Aquellas experiencias nutrieron tres novelas, La forja, La ruta y La llama, donde desnudaba afectos y desafectos. Un Knausgård del siglo XX con más desafíos. Además de sortear los badenes interiores de la existencia, tiene que salvarse de la historia. Puede que exorcizase demonios con la literatura o puede que no. Pero los demonios estaban. El del resquemor, el de la incomprensión, el de la pena, son evidentes en las cartas que el escritor envía a Adolfina, una de los cuatro hijos que tuvo de su matrimonio frustrado con Aurelia Grimaldos. “En toda esta historia existe el desastre de vuestras vidas; pero la mayor culpa de este desastre ha sido ajena a mí. Ha sido causada por la guerra civil, primero, por la guerra en Europa después y también en una gran medida por la ceguera y el rencor que impidió que al menos alguno de vosotros se reuniera conmigo”, escribe el 2 de agosto de 1956.

Barea murió al año siguiente, sin haber vuelto a ver a ninguno de sus hijos, que permanecieron en Madrid tras la guerra hasta que lograron instalarse en Brasil con su madre. En esa carta se sintetiza el desarrollo de La llama, el último libro de la trilogía, donde cuenta su fracaso conyugal con Aurelia Grimaldos, sus líos de faldas y su amor por Ilsa, la traductora austriaca que conoce en días de fuego.

Inédita hasta ahora, esta colección epistolar ha salido a la luz por decisión de Victoria Tierz, sobrina política de Adolfina, que falleció en junio de 2005 en Barcelona sin descendencia y sin hablar. “Ella estaba marcada por los episodios de la infancia, tenía un conflicto entre la admiración y el desengaño hacia su padre”, cuenta Tierz. Ella decidió remitir copias de las cartas que encontró en el domicilio de su tía al periodista británico William Chislett, una de las personas que más ha bregado por honrar a Arturo Barea desde que descubrió su literatura. “En las cartas está la trágica historia de la familia”, resume Chislett. Y está el Barea más íntimo, capaz de confesar su alivio por la comprensión que vislumbra en las letras de su hija: “Tenía la seguridad de que había de llegar un día en el que mis hijos o al menos alguno de ellos, se daría cuenta de que su padre no era un monstruo ni mucho menos, sino un hombre lleno de cariño y de buena voluntad que se estrelló en todas sus intenciones por circunstancias ajenas a él. Sin que esto sea quitarme culpas de encima”.

Barea tuvo cuatro hijos (Carmen, Adolfina, Arturo y Enrique) con Aurelia Grimaldos, con la que se casó al regresar de África de forma precipitada por su embarazo. “Y esto trastorna los planes. Yo no quería que ella se avergonzara, ni tampoco lo que naciera”, cuenta. Se van a vivir a la buhardilla de la familia Grimaldos. “Yo sabía que pasaban apuros y estaba dispuesto a ayudar en la casa con lo que ganaba (...) Lo que no sabía era que el abuelo, ni trabajaba, ni había trabajado en su vida, ni tenía ningún interés en trabajar (...) No solo me convertí en la vaca lechera, sino en la vaca a la que encima de ordeñarla se trata a patadas. Aquella casa era un infierno en todos los sentidos”.

Aunque con el tiempo se mudan al Puente de Vallecas, la relación está ya demasiado corrompida. “Tu madre”, escribe Barea, “había heredado las cualidades de su padre, carecía del sentido de responsabilidad en absoluto y era incapaz de llevar una casa”. El deterioro va a más. El escritor se enreda en otras historias hasta que estalla la guerra y se enamora de Ilsa Kulcsar nada más verla. “Llevamos 19 años de casados, hemos pasado juntos muchos peligros, mucha miseria —nos hemos quedado sin comer más de una vez— y juntos hemos trabajado y nos hemos abierto un camino. En estos 19 años yo no he tenido contacto con ninguna mujer; simplemente porque otra mujer me puede ofrecer su sexo, pero no me puede ofrecer nada más; y muchísimo menos de lo que tengo”.

En las cartas, Barea no esconde su desdén por sus hijos varones —por su indolencia y por su ingreso en los Testigos de Jehová en Brasil— y su predilección por Adolfina, a la que invita sin éxito en tres ocasiones a instalarse en Inglaterra. El 22 de diciembre de 1957, acuciado por un cáncer aún sin diagnosticar, escribe su última carta: “La BBC ha puesto a mi disposición toda clase de facilidades para que no tenga que ir a Londres y haga impresiones de las charlas en cinta magnetofónica”. Cuatro días después Ilsa Kulcsar anuncia por radiograma la muerte del escritor y una carta explicativa, que dará comienzo a una estrecha relación epistolar con Adolfina y su marido Víctor. La que, mientras vivieron Barea y el resentimiento, no habían mantenido.

Fuente ELPAIS

El próximo 1 de septiembre a las 20.00 horas el Ateneo acogerá la inauguración de la exposición ‘Rayando Papel’, de la artista de Navalmoral de la Mata Esther Aragón. Una autora cuya pintura gira en torno a la desnudez de la naturaleza. «Admiro los paisajes nevados y bosques, siempre solitarios, fijándome exclusivamente en la naturaleza pura y solitaria. Por eso, el mar ha sido durante bastante tiempo mi motivo preferido en este sentido, ya que como recurso estético, el mar es ilimitado», ha desvelado. Esther Aragón ha realizado exposiciones individuales y colectivas por diversos lugares de España. En Cáceres participó en Calle Foro Sur 2007, con el diseño u prototipo de unos pingüinos que luego se pasaron a vinilos de grandes dimensiones para ir pegados al emblemático edificio de los Múltiples. La exposición ‘Rayando papel’ estará abierta al público durante todo el mes de septiembre.

Fuente ELPERIODICOEXTREMADURA

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