Fondo Logo

Estimado Sr. /Estimada Sra.
Siguiendo indicaciones del Sr. Presidente de la Junta de Extremadura, tenemos el placer de adjuntarle invitación para su asistencia al Acto Institucional de imposición de las Medallas de Extremadura, que tendrá lugar el próximo día 7 de septiembre de 2017 a las 21:00 h. en el Teatro Romano de Mérida.
Rogamos haga extensiva esta invitación a todos los miembros de su entidad.

invitacion

La restauración del Palacio de los Corbos que se inició en septiembre del 2015, a través del proyecto 'Ciudades Romanas' promovido por la Consejería de Cultura, ya supuso un antes y un después para uno de los edificios más significativos de la ciudad. La reparación de la fachada y la restauración de cada una de las piedras que sustentan el Palacio renacentista, además de la consolidación de las bóvedas, la instalación de los pavimentos y el acceso a través de una pasarela en el aire, permitieron que el espacio fuera visitable en abril del año pasado, coincidiendo además con el vigésimo aniversario del Consorcio.

Aun así, su apertura oficial como nuevo centro de interpretación no llegará hasta comienzos del 2018. Para ello, la entidad volvió a cerrar el monumento e incluyó dentro de su plan de actuaciones para este año la adaptación museográfica del Palacio, que se encuentra integrado en el Templo de Diana.

Su larga historia
La segunda fase se inició el pasado mes de abril y cuenta con la financiación del Programa Mecenas. De ahí que el presupuesto para completar la adecuación del edificio como centro de interpretación que tendrá una visión diacrónica, desde sus orígenes hasta la actualidad, se haya visto aumentado a 150.000 euros. O lo que es lo mismo, unos 20.000 más que se suman a los 130.000 euros que la Administración regional invirtió en un primer momento para la restauración del edificio.

Además recalcan que se trata de un centro complejo por sus distintas ocupaciones y funciones durante su larga historia. De ahí, que el objetivo principal del proyecto museológico sea mostrar a sus visitantes la evolución que ha experimentado el edificio a lo largo de todos sus años. La idea que baraja la entidad es que el turista que se introduzca en el Templo de Diana acceda en un primer momento a una zona de recepción, que llaman Pronaos. En este espacio se encontrará con una escena sacrificial, además de la réplica de un togado y un fragmento de la columna de Trajano, representando la unión entre religión pública y política.

La primera sala explicará la destrucción del Templo a través de imágenes escenográficas y acogerá una de las figuras más importantes de la exposición del centro, la de un colosal emperador divinizado. En la segunda, a través de la proyección de un multimedia, se informará a los turistas sobre el rito religioso oficial. La escalera estará presidida por una escultura con la cabeza de Octavio Augusto, como representación del nuevo modelo imperial. La parte superior, dividida en tres espacios, contiene el estudio del templo en la época pagana. También se dará cuenta de la conversión del espacio en lugar privado al servicio de la familia Alvarado Messía. Bernabé Moreno de Vargas, que dio a conocer el edificio, tendrá su lugar en la Logia.

Fuente HOY

Arturo Barea (1897-1957) se forjó una segunda vida en el exilio a partir de 1939. Ya no era un rebelde. Trabajaba en la BBC, vivía con sosiego cerca de Oxford (Inglaterra) con su segunda esposa, la periodista y traductora austriaca Ilsa Kulcsar, acudía a universidades estadounidenses, dictaba conferencias en América del Sur. En esos días publicó en inglés La forja de un rebelde, una trilogía capaz de trasladar con naturalidad la vida cotidiana de lavanderas como su madre, la podredumbre del ejército de Alfonso XIII en Marruecos o el avispero de la Oficina de Prensa y Propaganda del Gobierno republicano, donde trabajó mientras caían bombas sobre Madrid.

Aquellas experiencias nutrieron tres novelas, La forja, La ruta y La llama, donde desnudaba afectos y desafectos. Un Knausgård del siglo XX con más desafíos. Además de sortear los badenes interiores de la existencia, tiene que salvarse de la historia. Puede que exorcizase demonios con la literatura o puede que no. Pero los demonios estaban. El del resquemor, el de la incomprensión, el de la pena, son evidentes en las cartas que el escritor envía a Adolfina, una de los cuatro hijos que tuvo de su matrimonio frustrado con Aurelia Grimaldos. “En toda esta historia existe el desastre de vuestras vidas; pero la mayor culpa de este desastre ha sido ajena a mí. Ha sido causada por la guerra civil, primero, por la guerra en Europa después y también en una gran medida por la ceguera y el rencor que impidió que al menos alguno de vosotros se reuniera conmigo”, escribe el 2 de agosto de 1956.

Barea murió al año siguiente, sin haber vuelto a ver a ninguno de sus hijos, que permanecieron en Madrid tras la guerra hasta que lograron instalarse en Brasil con su madre. En esa carta se sintetiza el desarrollo de La llama, el último libro de la trilogía, donde cuenta su fracaso conyugal con Aurelia Grimaldos, sus líos de faldas y su amor por Ilsa, la traductora austriaca que conoce en días de fuego.

Inédita hasta ahora, esta colección epistolar ha salido a la luz por decisión de Victoria Tierz, sobrina política de Adolfina, que falleció en junio de 2005 en Barcelona sin descendencia y sin hablar. “Ella estaba marcada por los episodios de la infancia, tenía un conflicto entre la admiración y el desengaño hacia su padre”, cuenta Tierz. Ella decidió remitir copias de las cartas que encontró en el domicilio de su tía al periodista británico William Chislett, una de las personas que más ha bregado por honrar a Arturo Barea desde que descubrió su literatura. “En las cartas está la trágica historia de la familia”, resume Chislett. Y está el Barea más íntimo, capaz de confesar su alivio por la comprensión que vislumbra en las letras de su hija: “Tenía la seguridad de que había de llegar un día en el que mis hijos o al menos alguno de ellos, se daría cuenta de que su padre no era un monstruo ni mucho menos, sino un hombre lleno de cariño y de buena voluntad que se estrelló en todas sus intenciones por circunstancias ajenas a él. Sin que esto sea quitarme culpas de encima”.

Barea tuvo cuatro hijos (Carmen, Adolfina, Arturo y Enrique) con Aurelia Grimaldos, con la que se casó al regresar de África de forma precipitada por su embarazo. “Y esto trastorna los planes. Yo no quería que ella se avergonzara, ni tampoco lo que naciera”, cuenta. Se van a vivir a la buhardilla de la familia Grimaldos. “Yo sabía que pasaban apuros y estaba dispuesto a ayudar en la casa con lo que ganaba (...) Lo que no sabía era que el abuelo, ni trabajaba, ni había trabajado en su vida, ni tenía ningún interés en trabajar (...) No solo me convertí en la vaca lechera, sino en la vaca a la que encima de ordeñarla se trata a patadas. Aquella casa era un infierno en todos los sentidos”.

Aunque con el tiempo se mudan al Puente de Vallecas, la relación está ya demasiado corrompida. “Tu madre”, escribe Barea, “había heredado las cualidades de su padre, carecía del sentido de responsabilidad en absoluto y era incapaz de llevar una casa”. El deterioro va a más. El escritor se enreda en otras historias hasta que estalla la guerra y se enamora de Ilsa Kulcsar nada más verla. “Llevamos 19 años de casados, hemos pasado juntos muchos peligros, mucha miseria —nos hemos quedado sin comer más de una vez— y juntos hemos trabajado y nos hemos abierto un camino. En estos 19 años yo no he tenido contacto con ninguna mujer; simplemente porque otra mujer me puede ofrecer su sexo, pero no me puede ofrecer nada más; y muchísimo menos de lo que tengo”.

En las cartas, Barea no esconde su desdén por sus hijos varones —por su indolencia y por su ingreso en los Testigos de Jehová en Brasil— y su predilección por Adolfina, a la que invita sin éxito en tres ocasiones a instalarse en Inglaterra. El 22 de diciembre de 1957, acuciado por un cáncer aún sin diagnosticar, escribe su última carta: “La BBC ha puesto a mi disposición toda clase de facilidades para que no tenga que ir a Londres y haga impresiones de las charlas en cinta magnetofónica”. Cuatro días después Ilsa Kulcsar anuncia por radiograma la muerte del escritor y una carta explicativa, que dará comienzo a una estrecha relación epistolar con Adolfina y su marido Víctor. La que, mientras vivieron Barea y el resentimiento, no habían mantenido.

Fuente ELPAIS

El próximo 1 de septiembre a las 20.00 horas el Ateneo acogerá la inauguración de la exposición ‘Rayando Papel’, de la artista de Navalmoral de la Mata Esther Aragón. Una autora cuya pintura gira en torno a la desnudez de la naturaleza. «Admiro los paisajes nevados y bosques, siempre solitarios, fijándome exclusivamente en la naturaleza pura y solitaria. Por eso, el mar ha sido durante bastante tiempo mi motivo preferido en este sentido, ya que como recurso estético, el mar es ilimitado», ha desvelado. Esther Aragón ha realizado exposiciones individuales y colectivas por diversos lugares de España. En Cáceres participó en Calle Foro Sur 2007, con el diseño u prototipo de unos pingüinos que luego se pasaron a vinilos de grandes dimensiones para ir pegados al emblemático edificio de los Múltiples. La exposición ‘Rayando papel’ estará abierta al público durante todo el mes de septiembre.

Fuente ELPERIODICOEXTREMADURA

Cantar es su vida. Y además tiene la suerte de poder vivir de ello. No todo el mundo tiene esa fortuna ni puede decir lo mismo que Carmen Solís. Soprano nacida en Badajoz en 1978, es la más pequeña de cinco hermanos y la única chica. Su tío es Carmelo Solís, que, entre otros logros relevantes, fue durante nueve años (1984-1993) director del Conservatorio de Música de Badajoz. Y su sobrino es Gonzalo, un virtuoso músico que toca la flauta travesera. El resto de su familia no tiene ninguna vinculación profesional con la música, solo amateur. Tiene un hijo de cinco años que, por el momento, aunque tiene cualidades, no ha sentido la llamada de la música para tomársela tan en serio como su madre.

Su formación académica comenzó en el colegio Santo Ángel y en las Josefinas de Badajoz. Su formación musical se forjó en el Conservatorio de esa misma ciudad. Tras estudiar piano, se inicia en el canto de la mano de María Coronada Herrera, soprano de Villafranca de los Barros (Badajoz).

Los que la trataron desde bien pequeña se dieron cuenta de lo que ya era más que evidente. De algo que ella ya sabía. Y es que tenía auténticas facultades para el canto. Por eso no dudó en especializarse en ello respaldada por María Coronada. Se dio cuenta de que podía avanzar e incluso especializarse en ello y, a pesar de las dificultades, convertir el canto en su ilusión. Y profesión.

Actualmente tiene su hogar en San Lorenzo del Escorial (Madrid). Ya hace varios años que no vive en Extremadura, concretamente desde 2007, y no suele venir mucho a la región. Menos de lo que quisiera. De vez en cuando se escapa a Badajoz para ver a su familia. En otras ocasiones pisa tierras extremeñas porque tiene algún compromiso profesional.

Valora que en la región hay muy buena formación musical. Y pone como ejemplo el Conservatorio Superior de Badajoz, del que dice que tiene mucha calidad formativa. Pero Carmen confiesa que uno de los motivos por los que se fue de Extremadura es porque no había demasiado donde trabajar. Por lo menos cuando empezó.

De todas formas, ella tiene la suerte de contar con la Orquesta de Extremadura, con la que ha cantado en numerosas ocasiones, sobre todo desde que su director es Álvaro Albiach. El Festival Ibérico de Badajoz y otros eventos importantes de Extremadura también han contado con su presencia en los últimos años. «Me siento bastante valorada y querida en mi tierra», confiesa orgullosa Carmen. Con esta afirmación puede decirse que es profeta en su tierra.

Siente que el público de Badajoz es muy exigente. Que le pide que se entregue al máximo en cada actuación que ofrece en la ciudad que la ha vio nacer. «Son personas que me han visto cantar desde que era muy pequeña y estaba en la escolanía. Me han visto evolucionar y siempre es un reto ir a mi ciudad. Aunque sabes que te van a aplaudir y te van a dar todo el cariño del mundo, también te sientes con mucha responsabilidad con ellos e intentas darle lo mejor de ti. Hay que tenerles todo el respeto. Porque el público te pone fácil salir a cantar, que es lo bonito. Lo difícil es conseguir un contrato. Eso es lo complicado».

El cantante es un deportista
Dice que un cantante es como un deportista. Pero un deportista de fondo, con un gran entrenamiento. Sabe que de un día para otro no se puede poner a cantar. Por eso su trabajo es progresivo y diferente según el tipo de concierto que vaya a ofrecer.

No se prepara lo mismo ni de igual forma si va a actuar sola en un concierto o si va a estar acompañada por una orquesta. Si va a ofrecer un recital con pianista o una producción de ópera o zarzuela. Dependiendo del proyecto donde esté metida se prepara de una u otra forma. Tanto en tiempo como en carga física.

De todas formas, Carmen revela que no es una persona «muy obsesionada» con cuidarse. Lo hace hasta cierto punto. Piensa que lo que realmente hay que tener bastante sano a la hora de cantar es la mente. Y que es lo que principalmente hay que cuidar. «Hay que tener cuidado con la voz porque es un instrumento delicado que utilizamos mucho. Pero no hay que obsesionarse. Por mi experiencia, creo que es malo tener miedo de poder quedarse afónica o algo parecido».

Desde que un día se subió a un escenario a interpretar una zarzuela se ha quedado enganchada a ese género musical escénico. Y reconoce que lo que más le gusta de su trabajo es la ópera.

Un proyecto en el que va a participar y que le hace especial ilusión es un curso que va a impartir en Villafranca de los Barros, junto a Eduardo Moreno al piano, en la Escuela de Música María Coronada. Será en septiembre. Después tiene algunos conciertos sueltos. Ya en noviembre participará en una producción en el Teatro de la Zarzuela de la obra 'El gato montés'. Con ella debutará en el rol de soleá como protagonista.

En el curso de Villafranca de los Barros escuchará a diez alumnos a modo de master class. Trabajará básicamente interpretación de un repertorio concreto. Le emociona mucho pensar en esta actividad. Es el tercero que hace este verano, pues el primero fue en Mérida y el segundo en San Lorenzo del Escorial.

Entre enseñar a alumnos o aprender de otros, Carmen dice que le resulta muy difícil elegir, ya que son disciplinas muy diferentes. Pero si tuviera que decantarse por una de ellas, confiesa que le encanta dar clases.

Los lugares donde más le ha gustado actuar son, entre otros, el Campoamor de Oviedo o el Teatro de Santiago de Chile, donde ya ha estado dos veces. Y también recuerda con gran emoción la actuación de Tosca de Puccini en Pamplona en 2011, ciudad donde residió.

Fuente HOY

Últimas Noticias


Con el patrocinio de la
JUNTA DE EXTREMADURA
Consejería de Cultura, Turismo y Deporte


 

Agenda

More in Agenda  

Últimas Publicaciones

  • Inventario de Publicaciones
    MEMORIAS (Trabajos de investigación de historia y arte de Extremadura)   Memorias de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes I. -- Trujillo: Real Academia de...
More in Publicaciones  

Boletines

More in Boletín