'Tiene que llover a cántaros' ya es una de los temas musicales no sólo míticos e históricos, sino que forman parte de la memoria de varias generaciones. Pero su autor, Pablo Guerrero, es más, mucho más, con una carrera como cantautor, sí, pero también como poeta y escritor. Uno de los grandes/grandes, en definitiva, de la cultura española del último medio siglo. Y, aunque en su opinión, "la cultura está bajo mínimos", este intelectual extremeño que nunca se aisló, que nunca olvidó los problemas de la sociedad en la que vive, saca nuevo disco, 'Mundos de andar por casa' -que presenta el jueves 22 en la Sala Galileo- sobre el que se pronuncia, así como en otros muchos asuntos de actualidad en esta entrevista.
- ¿Qué aporta, en su carrera y en general, este 'Mundos de andar por casa'?
- Me gustaría pensar que es mi mejor disco, porque siempre pienso (con toda probabilidad equivocadamente) que lo último que hago es mejor que lo anterior. "Mundos de andar por casa" aporta letras muy sencillas pero cercanas a la poesía, humor, esperanza y ternura, mucha ternura. Y fe en la sociedad que quieren conseguir la gente más joven. Pienso que las músicas están bastante inspiradas. Las guitarras, de Luis Mendo y Juan Ferrari, las baterías, de Miquel Ferrer, el sonido, de Fran Gude. El contrabajo, de Christian Pérez, los metales, de Santi Vallejo, las cuerdas, de Andrea Urueña y Víctor Gil. Los coros de Olga Román. En fin, todo lo que suena tiene fuerza y delicadeza a la vez.
- ¿Pueden seguir de moda los cantautores actualmente? ¿Se ha reconocido vuestra lucha también artística y personal?
- Pienso que sí, que se ha reconocido mi trayectoria y mi lucha tanto a nivel artístico como personal. Hay gente que me aprecia, y que me sigue en los proyectos artísticos que hago. Acabo de publicar libro de poemas "El porteador de sonidos" y disco "Mundos de andar por casa". Nunca me he propuesto tener una aceptación masiva, ni como poeta ni como músico. Me siento feliz con la acogida que tienen, la justa que me permite seguir haciendo discos y publicando poemarios. Para estos tiempo duros por tantas razones, todo un lujo.
- Supongo que habrá gira de presentación, ¿no?
- Me encantaría girar. Ya veremos si nos llaman para actuar. Ya sabes que en estos momentos la cultura está bajo mínimos. Contra eso, nuestro entusiasmo y girar aunque los números no cuadren. De momento ahí está este primer compromiso en la Galileo. A mi banda y a mí nos gustaría llenar. Diga a los lectores de Diariocrítico que no se lo pierdan. Les va a encantar.
- Quizás ahora, por sus letras, los nuevos cantautores podrían ser los raperos, ¿está de acuerdo?
- En principio, con todos mis respetos, por supuesto, el rap es un género que no tiene nada que ver con la canción. Salvo en las letras que, en efecto, suelen ser muy reivindicativas. Ellos utilizan un lenguaje y unas actitudes muy distintas.
- En su larga carrera, ¿que se ha dejado sin hacer?
- A veces pienso si he conseguido hacer, de verdad, la música que he tenido y tengo en la cabeza.
- Como hombre comprometido, siempre se mojó, por la izquierda, en torno a los problemas sociales, ¿le han defraudado unos y otros?
- He pasado alguna época de desencanto, sin interés en la política ni por los políticos. Y sin votar. El movimiento del 15 M me hizo reaccionar y volver a interesarme. Tengo esperanzas de que la lamentable situación política que atravesamos de un vuelco, y vengan nuevos líderes capaces de volver a cohesionar la sociedad, y paliar las excesivas e injustas diferencias sociales. Me preocupa mucho el dolor de mucha gente con la que me cruzo por la calle. Me preocupa, y mucho, que haya estallidos de violencia. Espero que no suceda.
- ¿Y la sociedad posmoderna en que vivimos, le gusta o no?
- Pues, hay de todo: me gusta un sector importante de la juventud. Espero que sean valientes y que no se resignen a aceptar como norma lo poco que reciben por su preparación y trabajo. No me gusta la velocidad que tiene todo, Ni la posverdad y demás monsergas. Ni el papanatismo ante la red ni los juguetitos electrónicos con los que intentan infantilizarnos.
- Una sociedad en la que en lo respectivo a los artistas en general y a los cantautores en particular no hay censura política, pero sí económica que puede ser peor, ¿no?
- Estamos abocados a ocupar nuestro pensamiento con los problemas de supervivencia. Así no hay tiempo ni dinero, ni humor para el teatro, la música, el cine, la canción. Para la poesía, mucho menos. El arte debería ser prioritario. Sinceramente creo que nos ayuda a ser más personas, y mejores ciudadanos.
Fuente: DIARIOCRITICO