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El Palacio de la Isla de Cáceres, acoge este documento durante todo el mes de agosto El Documento del Mes de agosto del Palacio de la Isla recoge, bajo el título 'Moriscos', los nombres, apellidos y lugar de origen del numeroso grupo de moriscos que llegó a la ciudad de Cáceres como consecuencia de la guerra de las Alpujarras entre 1568 y 1571. Este conflicto provocó la salida de miles de familias moriscas de los pueblos granadinos, familias que se repartieron principalmente por el interior de la península, llegando a Cáceres un gran número en 1572. De los 310 deportados solo llegaron vivos 163, que fueron el origen de la presencia de una cuantiosa comunidad morisca que se ubicó en la antigua calle de Santiago, que pasó a llamarse calle Moros, actualmente conocida como calle Margallo. El documento del mes recoge exactamente la afirmación que, en 1585, se hizo de aquellos moriscos que fueron deportados a Cáceres y sus lugares de origen, lo que permite conocer sus nombres, apellidos y el lugar de procedencia. Este nutrido grupo dio lugar a una comunidad artesana y menestral que se adaptó a la vida de la ciudad de tal forma que, cuando se publicó el edicto de expulsión de los moriscos en 1609, el concejo de Cáceres solicitó que no fuesen expulsados de la ciudad por su buen hacer como trabajadores y su integración absoluta en el entramado local. De esta manera, el documento refleja no solo la realidad de las familias moriscas que llegaron a la ciudad en la época, sino también la relación de Cáceres con una minoría que se adaptó a un nuevo espacio para la vida, en una ciudad que ha sabido convivir con las diferentes culturas que transitaron por ella.

 

Fuente: HOY

RINCONES EMBLEMÁTICOS
La Judería de Hervás, más cerca de ser Mejor Rincón
Ha superado a su rival, la Ermita de la Regalina de Asturias, en la segunda fase del concurso El barrio judío de Hervás ha pasado a las semifinales del concurso organizado por la Guía Repsol y ya está más cerca de ser Mejor Rincón. El Torcal de Antequera (Andalucía), la Cueva de Pozalagua (País Vasco) y la Batería de Castillitos (Murcia) son los lugares emblemáticos, que junto con la Judería, han conseguido llegar a esta fase. Se han formado dos parejas para competir en esta semifinal: "Los gigantes de piedra vs. la gruta mágica", refiriéndose al dúo Torcal de Antequera - Cueva de Pozalagua, y "el barrio hebreo vs. el mirador mediterráneo" con el par Judería de Hervás - Batería de Castillitos. Atrás han quedado los rincones Ermita de la Regalina (Asturias), antigua pareja rival del rincón cacereño; Castillo de Davalillo (La Rioja); Ibones de Batisielles (Aragón) y el nacimiento del río Cuervo (Castilla-La Mancha), competidores de la segunda fase. Hasta el momento el Torcal de Antequera, con 1.638 votos, es el rincón que más votaciones ha obtenido, seguido del barrio judío de Hervás que tiene 1.585. Cabe recordar que el año pasado fue la Iglesia de Santa María Magdalena de Olivenza la que se hizo con este galardón.

El director, Antonio Ventura, anuncia su jubilación durante el encuentro El presidente del Gobierno de Extremadura, José Antonio Monago, presidió ayer la reunión del patronato de la Fundación Academia Europea de Yuste, en la que se comunicó la jubilación del director de la Fundación y vicepresidente de la Junta de Extremadura entre 1989 y 1993, Antonio Ventura Díaz Díaz, que venía desarrollando esta labor desde la creación de este organismo en el año 1993. Al encuentro también asistieron la consejera de Educación y Cultura y presidenta de la comisión ejecutiva, Trinidad Nogales; los consejeros de Economía y Hacienda, y Administración Pública, los embajadores de Bélgica y Hungría, y representantes de las embajadas de Austria e Italia, entre otros representantes diplomáticos. Además se cerró la fecha para comunicar el fallo del jurado del Premio Europeo Carlos V 2013, previsto para el 23 de septiembre, y cuya entrega tendrá lugar a finales de 2013. Por otro lado, en la reunión se dio el visto bueno al plan de actuación de la Fundación para 2013, que incluye actividades culturales como los cursos internacionales de verano que se organizan junto a la Universidad de Extremadura, la presentación del libro Europa y las Américas: ¿Por fin un triángulo atlántico?, la convocatoria de becas europeas de investigación y movilidad en estudios europeos Premio Europeo Carlos V; el XI Encuentro de Fundaciones Extremeñas y Portuguesas, actividades dentro de las Plataformas Europeas de Acceso a la Cultura y de Multilingüismo, los Encuentros Internacionales de Yuste sobre la Transición Española, la Ruta del Emperador y el día de la comarca de La Vera, la participación de la Fundación en conferencias, debates, foros de reflexión y otros eventos para promover la ciudadanía europea activa, la memoria de Europa y el voluntariado europeo o la participación en la Ruta Quetzal 2013.

La Asociación Histórica Metellinense y la Asociación PROINES (Don Benito) les invitan a la presentación del libro Medellín y Hernán Cortés en la obra de dos escritoras del siglo XIX: Carolina Coronado y Vicenta García Miranda, del que es autora Carmen Fernández-Daza Álvarez.

La presentación tendrá lugar en el Centro Cultural Quinto Cecilio Metello, el próximo día 2 de agosto, viernes, a las 20:30 horas. La entrada es libre, y las personas que lo deseen podrán adquirir un ejemplar en ese acto, pudiéndoselo dedicar la autora. (Se adjunta invitación). Esa misma tarde se podrá visitar el Teatro Romano. Como os informamos en nuestro anterior correo, el día 24 de julio se abrió oficialmente al público EL TEATRO ROMANO DE MEDELLÍN. A partir de esa fecha se puede visitar el teatro, de martes a domingo, a las siguientes horas: 11, 12, 19 y 20 h. ( Inauguración de la apertura al público del teatro romano de Medellín ) Con motivo de la inauguración, la AHM ha puesto en circulación un sello de Correos con el motivo del Teatro, que pueden adquirir, si lo desean, en la Oficina de Turismo o en el Centro e Interpretación del Teatro.

Esperando poderos saludaros personalmente en Medellín, recibid un cordial saludo. Tomás García Muñoz. Presidente.

Vendió su cuerpo (2,35 metros) al Museo de Antropología
El doctor Velasco le pagó 3.000 pesetas (18 euros) y él quería formar una familia

Al llegar al circo le recibió la mujer serpiente... En Puebla de Alcocer,donde nació, no le quedaba otra salida que ser objeto de burla permanente. Así que su padre lo vendió por 70 reales, dos hogazas de pan blanco, media arroba de arroz, miel del Alentejo, una garrafa de aguardiente, dos paletas de jamón y un daguerrotipo de los que hacían en la feria. No era un mal trato, pese a que el viejo hubiese querido sacar por él 200 reales. Pero dio con Marrafa, un portugués con más que probadas dotes de negociador, experto en los bajos fondos y ojeador de la fauna universal que recopilaba para su circo luso ambulante. A Agustín Luengo no le pareció mal el trato. Él sólo quería recorrer mundo y dejar atrás las leyendas que exageraban su figura hasta agrandarlo en tres metros, además de pintarlo alimentándose de ratones vivos y durmiendo en el fondo de un pozo seco. Él sólo quería —soñaba, más bien, con suerte— llegar a enamorarse… Eso, si sus 2,35 metros de altura no espantaban a alguna de las mozas que lo contemplaban como a un monstruo y su pilila, muy pequeña en proporción, que le costó todo tipo de chanzas, no defraudaba demasiado las expectativas. Esta es la insólita historia de un gigante romántico a quien las circunstancias dieron un vuelco en los géneros para convertirla en un cuento de terror. Los personajes principales, tiznados con la atracción fatal del claroscuro, son dos. Un monstruo a medio camino entreFrankenstein y el hombre elefante nacido en un pueblo de Extremadura y un científico siniestro, loco, visionario, obsesionado hasta tal punto con el embalsamamiento como manera de alcanzar la inmortalidad que cenaba y sacaba de paseo al cadáver de su hija Conchita vestida de novia. Molde del cuerpo de Agustín Luengo, en el Museo de Antropología de Madrid El primero adquirió su fama en vida, además de como atracción circense, por lo que saltaba a la vista cuando paseaba por la calle. El segundo, don Pedro González Velasco, llegó a fundar el Museo de Antropología de Madrid. A ambos les cruzó el cálculo del azar hasta fundirlos eternamente dentro de la vitrina donde hoy reposan los restos del gigante extremeño, en el museo de la plaza de Atocha. Ahí descansan los huesos de Luengo, junto al molde a tamaño real que le diseñó el doctor Velasco, tal como cuenta, haciendo las veces de guía, Luis Folgado de Torres, autor de El hombre que compraba gigantes. Velasco, nada más verlo, comprendió que entre las extremidades de ese torpe corpachón se escondía su gran sueño. El culmen universal para una carrera que le había llevado a conseguir la cátedra de Anatomía en la facultad de Medicina. Aquel ser humano descalzo que desfiló ante él en una actuación privada organizada por Marrafa para Alfonso XII sería la atracción mundial para su gran proyecto: el museo diseñado por él, inaugurado en abril de 1875. No tardó en ofrecerle un trato. Su cuerpo muerto en vida a un precio más que generoso: 3.000 pesetas y una condición. Un adelanto de 1.500 en mano y el resto del pago de la siguiente manera: cada día debía presentarse personalmente en su casa a recoger 2,50 pesetas —lo que ascendía a dos jornales de un albañil en la época— hasta que falleciera. Su triste historia cabalga entre las de Frankenstein y el hombre elefante Luengo no era capaz de alcanzar a comprender lo que para él representaba un chollo. Pensaba vivir bastantes años. Pero el doctor Velasco jugaba con ventaja. Sabía positivamente que su enfermedad —una acromegalia que le impedía detener el crecimiento— acabaría pronto con él. Con dinero fresco en el bolsillo, Luengo dejó atrás sus días junto a Marrafa. El circo le dio fama. Pero había dos cosas que no le contentaban. La primera, una codiciosa obligación impuesta por el portugués. No le quedaba más remedio que permanecer oculto allá donde pararan para no estropear la sorpresa ni el impacto que debía producir en el público. Y más cuando se exhibía en un país cuya estatura media a duras penas sobrepasaba el 1,50. La segunda respondía a pesares más íntimos: seguía sin encontrar el amor. En la capital del reino, creía, le sería más fácil. Aunque fuera pagando. Así que dejó atrás una vida rodeada de canguros, carretas, tigres de bengala, enanos que servían de tapadera para el contrabando, piojos en infecciones torrenciales, trapecistas y mujeres más excéntricas que exóticas para aterrizar en otro ruedo ibérico: el Madrid galdosiano y pre esperpéntico de Valle-Inclán. En dicho escenario, Luengo fue a caer en brazos de la Joaquí, auténtica estrella en el burdel de la Antonia. Pero, más que amor, esta, lo que perseguía, era el bolsillo bien surtido de Luengo, muy generoso con su jornal diario en sus atenciones. Ni el príncipe heredero de Grecia se había gastado tantos cuartos en ella. El gigante malgastó su adelanto convencido de que así la podría sacar de allí y formar una familia de estatura normal. Pero no hubo modo y, con mal de amores a cuestas, el pobre Agustín parecía un tilo despojado de ilusiones dando tumbos por las calles de Madrid. Para colmo, una tuberculosis ósea le carcomía los huesos sin que apenas nada le calmara el dolor. Solo lo lograba una pócima alucinógena de cornezuelo de centeno que le convirtió en medio yonqui exhibicionista dispuesto a fornicar en plena calle y tirarse el quicio de las puertas, cosa que ocurrió en la Plaza del Conde de Barajas a plena luz del día. Una buena mañana sufrió un colapso y murió tirado en una acera. El doctor Velasco ni se enteró. Cuando pudo cerciorarse ya era tarde y el experimento de su embalsamamiento quedó arruinado. Debía hacerlo con el cadáver caliente. No llegó a tiempo. Pese a que se afanó en vaciarlo de carne podrida y dejarlo solo en los huesos, los planes quedaron desbaratados. La pretensión de equipararse a otras piezas de museos europeas se fue al garete. Y con ella, la ambición de dejar atrás las referencias mayas y egipcias en dicho arte también. Del gigante extremeño quedan únicamente los huesos. Sobre la piel, arrancada entonces por Velasco, nada se sabe. Los primeros descansan en su vitrina, el resto quedó durante años guardado en los desvanes del museo. Ahora no hay rastro pese a que allí permaneció hasta los años ochenta. La familia Velasco, propietaria del cadáver y del Museo Nacional de Antropología, tiene la respuesta.

 

Fuente: JESÚS RUIZ MANTILLA

El próximo miércoles 24 de julio tendra lugar la inauguración oficial del Teatro Romano de Medellín, con su definitiva apertura al público. El acto contará con la presencia del presidente del Gobierno de Extremadura y el ministro de educación, cultura y deporte.

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