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El pasado viernes día 28 de junio ha sido nombrado Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia de España el Cronista Oficial de Trujillo José Antonio Ramos Rubio, algunos de los principales objetivos de la misma según se establece en el primero de los parágrafos de los Estatutos, se insiste en la finalidad esencial del cultivo de la Historia, para "purificar y limpiar la de España de las fábulas que la deslucen e ilustrarla de las noticias que parezcan más provechosas". José Antonio ya había sido nombrado el 12 de febrero de 2011 Académico C. de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Ahora, con este nombramiento nacional, se ratifica y se valora la trayectoria profesional de José Antonio al haber sido aprobado su nombramiento por aclamación unánime de todos los Académicos de Número en la sesión ordinaria de la Real Academia celebrada el pasado día 28 de junio. José Antonio es Doctor en Filosofía y Letras, Lcdo. Ciencias de la Información. Cronista Oficial de Trujillo desde 1993. Ha ejercido labor docente como profesor de Enseñanzas Medias durante 15 años. Funcionario de carrera por oposición del Excmo. Ayuntamiento de Trujillo, Gerente de la Oficina de Promoción y Planificación Turística, Asesor Histórico Artístico del Ayuntamiento de la Ciudad y miembro de la Comisión de Seguimiento del Plan Especial del Excmo. Ayuntamiento de Trujillo. A lo largo de su vida ha recibido varios premios, condecoraciones por trabajos de Historia y tiene publicados centenares de artículos y un total de 56 libros, precisamente este mes de julio edita dos nuevas obras relacionadas con la Historia del Arte extremeño.

La Real Academia de la Historia comenzó su andadura en el año 1735. Los contertulios se dirigieron a Felipe V para que autorizara sus reuniones y el monarca les concedió su protección. Con ello, la tertulia ya especializada en la investigación del pasado quedó convertida en Real Academia de la Historia. La autorización la dio Felipe V por Real Cédula de 17 de junio de 1738. Desde entonces, la Academia gozó de la real protección como las demás corporaciones análogas, vínculo institucional que perdura, al ser Su Majestad el Rey Patrono de todas la Reales Academia creadas, todas ellas, a partir de la acción ilustrada que, en el siglo XVIII, culminó en la fundación de las tres más antiguas: Española, de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando.

Hoy 26 de junio a las 20:00, tendrá lugar en la Biblioteca Pública de Cáceres la presentación de las obras "Antonio Rodríguez Moñino en la cultura española" y "Estudios y ensayos de la literatúra hispánica de los siglos de Oro". Intervendrá Manuel Rojas Gabriel, Vícto Infantes y José Antonio Agúndez.

Un marco incomparable como es el Teatro Romano, la apuesta por textos clásicos dotándolos, eso sí, de nuevos puntos de vista sin que ello suponga perder su esencia y todo lo que la ciudad de Mérida puede aportarnos, que es mucho. Son las características que harán, un año más, del Festival Internacional de Teatro Clásico una experiencia única. Este 2013 Mérida celebrará, del 5 de julio al 25 de agosto, la que es ya la 59º edición de esta cita teatral que cada año suma más adeptos. Detrás está, por segundo año, su presidente, Jesús Cimarro, quien ha puesto especial énfasis, como cuenta a ABC.es, en «transmitir la magia de lo clásico». Cimarro, empresario y productor teatral nacido en Vizcaya en 1965, cuenta con un amplio currículo en el campo de la dramaturgia. Ha producido más de 80 espectáculos, es el presidente de la Asociación de Productores y Teatros de Madrid (APTEM), y, entre otras actividades, colabora con varios periódicos e imparte cursos de producción teatral y distribución. Ahora afronta esta nueva edición del festival como «un nuevo reto». «Me produce una enorme satisfacción. Llevo toda la vida dedicado a la gestión y ahora, dirigiendo un festival como este, que es también uno de los más longevos de España y Europa, he podido vivir una nueva experiencia. El año pasado lo asumí con mucho respeto y vértigo ya que no lo había hecho antes pero es cierto que gracias a lo que he trabajado en este campo puedo decir que hago una valoración muy positiva. Ahora es un nuevo reto en el que he tenido más tiempo para prepararme -en la pasada edición sólo tuve dos meses- y he cuidado mucho la selección de obras de cara al público sin el que, por su puesto, no somos nadie», asegura Cimarro.
«Los clásicos se pueden modernizar, sí, pero lo importante es mantener su esencia»
Entre los títulos seleccionados destacan, dentro del programa principal, «Fuegos», dirigida por Josep María Pou y con Carmen Machi y Nathalie Poza como actrices principales. «El asno de oro», escrita e interpretada por Rafael Álvarez «El brujo», que la lleva por primera vez a escena, y «Hécuba», dirigida por José Carlos Plaza y protagonizada por Concha Velasco. Son textos clásicos que se enfrentan también al reto de modernizarse para hacer llegar su mensaje al espectador del siglo XXI, algo que, según Cimarro, «es más fácil en unos textos que en otros» aunque para él la base reside en que haya «un respeto por mantener la esencia grecolatina y grecorromana que los caracteriza». «Eso es lo que le he pedido a los directores, que no se pierda la base. Por otro lado, este 2013 he tratado de introducir conceptos totalmente distintos, que sea una programación lo más variada posible, que el público pueda elegir y disfrutar de una oferta en la que se encontrarán con artistas de la talla de Concha Velasco, quien recientemente me aseguró estar "muy contenta" porque cree que está preparando el papel "más importante" de su carrera», añade Cimarro. La respuesta del público está siendo muy positiva: «Tengo un dato esperanzador: a día de hoy llevamos un 30% más de venta anticipada respecto al año pasado, lo que nos provoca un grado de satisfacción muy elevado», explica el director del festival. Por otro lado, este año la oferta se completa con actividades complementarias como los pasacalles por toda la ciudad de Mérida, las conferencias vinculadas a las obras que se representan y, además, este 2013 llega con la reunión anual de todos los directores de los Institutos Cervantes del mundo, que en esta ocasión también será en esta ciudad.

Fuente: ABC

La obra titulada "Elegía de Yuste" de José Antonio Ramírez Lozano, nacido en Nogales y residente en Sevilla, ha resultado ganadora del VII Premio de Poesía Ciudad de Pamplona, cuyo premio está dotado con 3.000 euros y la edición del libro. La plica ha sido abierta este mediodía por la directora del área de Educación y Cultura, Teresa Lasheras, en un acto celebrado en el Palacio del Condestable, informa el Consistorio. Este certamen está organizado por el Ateneo Navarro con el patrocinio del Ayuntamiento de Pamplona y Caja Laboral, entidad que ha estado representada por su director general, Iñaki Urtasun. El jurado ha deliberado sobre los 138 poemarios recibidos este año, de los cuales 117 tenían procedencia nacional, 15 extranjera y 6 desconocida. Por comunidades, 18 obras han sido remitidas desde Navarra que, junto con Madrid, son las que más poemarios han enviado, seguidas por Andalucía con 16 y Castilla-La Mancha con 13. A continuación se sitúan País Vasco con 7; Asturias, Cataluña y Comunidad Valenciana con 6; Aragón y Murcia con 5; Cantabria y La Rioja con 4; y Castilla y León, Extremadura y Galicia con 3. Por países, se han recibido 3 desde Alemania, Israel y México; 2 desde Costa Rica y Cuba; y 1 desde Estados Unidos y Brasil. En su fallo, el jurado ha destacado la existencia de bastante calidad en el conjunto de las obras presentadas, y del poemario ganador ha resaltado su "formato impecable, una manufactura muy cuidada y una temática histórica abordada de una manera lírica". Asimismo ha aludido a "un dominio del ritmo que no impide el mantenimiento de una emoción sostenida", y ha apelado al gran interés que puede suscitar en los lectores "por la memoria histórica que resucita". Trayectoria José Antonio Ramírez Lozano nació en Nogales (Badajoz) en 1950, aunque reside actualmente en Sevilla. Ha publicado más de 60 obras entre narrativa y poesía, y la mayoría han sido premiadas con galardones diversos. Asimismo ha publicado literatura juvenil con Edelvives, Alfaguara, Algaida, Kalandraka, Anaya, S.M. e Hiperión. En poesía, ha obtenido los premios Juan Ramón Jiménez, Unicaja, Ciudad de Irún, Claudio Rodríguez, Ciudad de Badajoz, José Hierro, Blas de Otero, Ricardo Molina, Ciudad de Lérida, González de Lama, Ciudad de Burgos, Manuel Alcántara y Tardor. En novela, ha ganado los premios Ateneo de Valladolid, Azorín, Cáceres, Ciudad de Valencia, Felipe Trigo, Río Manzanares, Fray Luis de León, Casino de Mieres y Alarcos Llorach, entre otros. En 1986 fue candidato al Premio Nacional con su novela 'Gárgola', editada por Cátedra. También ha obtenido los premios Jaén, Leer es vivir, Lazarillo y el del Banco Mundial del Libro de Venezuela. Recientemente ha sido Premio de la Crítica Andaluza por su novela 'Las manzanas de Erasmo'.

Fuente: EFE

«Los años de exilio y las traiciones le habían hecho un profundo concedor del alma humana» Cuando yo conseguí conocer personalmente a Don Juan de Borbón, él tenía cincuenta y cuatro años y yo, diecinueve. El Rey exiliado se hallaba en la madurez de su vida, lleno de ilusiones, de esperanzas, de sueños para España. Rebosante de vitalidad y de fortaleza. Salvo ABC,apenas ningún periódico ni emisora de radio hablaban de él. Era un perfecto desconocido en su Patria. Ir a Estoril traía sus consecuencias. Pero el nacimiento de su nieto el Príncipe de Asturias, el 30 de enero de 1968, supuso un maremoto de consecuencias incalculables. Don Juan Carlos acordó, sagazmente, el bautizo para el 8 de febrero y que los padrinos fueran su padre Don Juan y su abuela la Reina Victoria Eugenia. Así ambos regresarían durante unas jornadas del exilio. En el anochecido del día 6, Don Juan y Doña María llegaban en automóvil por la carretera de Extremadura a las cercanías de Valmojado. Allí, un numeroso grupo de jóvenes monárquicos les dimos un caluroso recibimiento. Fue la primera vez que ví a Don Juan. Bajo las limpias estrellas del anochecido, a la luz de los faros de los coches. Nos saludó a todos y la pequeña comitiva que traía se convirtió en una alegre y ruidosa caravana que le escoltó en su entrada en Madrid entre banderas nacionales y gritos de «¡Viva el Rey!». El recibimiento multitudinario a la Reina Victoria, al día siguiente, en Barajas, y el fervor unánime en torno a Don Juan, levantó las alarmas de las cancillerías europeas y del propio Palacio de El Pardo. A partir de aquel día y de aquel bautizo, ya nada iba a ser igual... Perdimos los miedos y empezamos a viajar a Estoril. Cuando mi promoción de Periodismo hizo el viaje del «paso del Ecuador» elegimos Portugal. Era por Semana Santa. Yo me escapé una mañana en el trenecillo que va a Cascaes y me planté en «Villa Giralda», donde Don Juan honró a mis escasos veintiún años con una audiencia de cerca de una hora. Me atreví y le pedí que recibiera a mis compañeros. Sabía a lo que me arriesgaba. En mi promoción sólo éramos monárquicos Fernando Jáuregui y yo. En el resto abundaban hijos de periodistas de Falange que no tenían precisamente muchas simpatías por Don Juan. Pero se hizo la visita y todos quedaron encantados con la personalidad y la simpatía de aquel español con tanta esperanza de futuro y tanta melancolía de exilio. La Historia vino como vino y Don Juan fue el gran sacrificado. Gracias a su generosidad, a sus renuncias, a su patriotismo y a su profundo amor a España, el Juan III del exilio fue -como en una tragedia griega- hijo de Rey, padre de Rey, pero jamás Rey de hecho, el que de derecho lo fue tantos años y gracias a su labor salvó la Monarquía de todos los españoles. Traídas por el Rey Don Juan Carlos la libertad y la democracia a España, las nuevas generaciones fueron aprendiendo y comprendiendo la obra extraordinaria y abnegada de aquel hombre que había vuelto a España y que recibía, ahora, los honores y el cariño de todos allá por donde pasaba. Y a este cronista suyo le cupo la honra de conocerlo a fondo, de tratarlo, de admirarlo y de quererlo. Sobre todo, a raíz del verano de 1983 cuando la Dirección de ABC me envió de enviado especial veraniego ante la Familia Real a Mallorca. En aquellas mañanas interminables en el «Giralda», los dos solos, comentábamos la Prensa, analizábamos los editoriales, hablábamos de todo. Don Juan, que amaba profundamente a España, insisto, sentía la política en las venas; tenía un sentido del humor extraordinario; se sabía la Historia de Europa al dedillo; los años de exilio y las traiciones le habían hecho un profundo conocedor del alma humana, a la que comprendía y perdonaba con generosidad. A veces, en la intimidad, hablando de alguno de aquellos traidorzuelos, se sonreía picaronamente y susurraba: «¡Menudo cabrón!» Pero era generoso y bueno. Los domingos íbamos a misa a la pequeña capilla de San Telmo, en el barrio pesquero palmesano. A veces nos juntábamos hasta diez personas. Oía misa y comulgaba con fervor. Luego hacíamos tertulia de pie, al sol mañanero. Siempre se refería a Don Juan Carlos como «el Rey» con un cariño y un orgullo que emocionaban y cuando hablaba de alguna persona difunta le agregaba el remoquete popular y entrañable de «que en gloria esté»... Su hijo el Rey quiso que sus restos descansaran con el nombre de Juan III en el Panteón de El Escorial, junto a los Reyes que hicieron posible la Historia de España. A medida que pasan los años, su figura se agiganta. A mí no me duele decir que fue el personaje del siglo XX que más me ha impresionado.

 

Funet: S. Castelo ABC

El libro Querido Salvador, querido Lorquito reúne por primera vez toda la correspondencia cruzada entre el poeta andaluz Federico García Lorca y el pintor catalán Salvador Dalí, que incluye algún documento inédito. El periodista y estudioso Víctor Fernández ha explicado hoy en la presentación del libro que se trata de "una recopilación de las cartas conocidas, a las que hemos intentado añadir algún documento que no se conociera, como una carta de Dalí a Lorca en la que habla del Ulises de Joyce, que no se conocía apenas". Fernández ha sumado a esa correspondencia cruzada el epistolario de Lorca con la hermana de Dalí, Ana María, con su padre y con Lidia de Cadaqués, o nuevos documentos que ha encontrado como un dibujo que el propio Dalí pide que se llame Lorca Dalí (1926), que es de una colección privada. También es inédita una hoja de carta de la finca de Coco Channel, donde estuvo hospedado Dalí, en la que el pintor ampurdanés dibuja una cabeza de un Lorca que ya estaba muerto. Fernández trata de deshacer el mito de la posible traición de Dalí a Lorca y las razones de aquel olé que exclamó tras conocer su muerte: "En una de las cartas explica que aquel olé era como el grito desgarrador del flamenco o la expresión que se lanza al torero tras una buena faena". Querido Salvador, querido Lorquito (Elba Editorial) concluye con una carta al director que escribe Dalí en 1986 a El País, a modo de epílogo de aquella relación, y que fue el último escrito que hizo poco antes de morir; una carta, según Fernández, "en la que rechaza que aquella relación fuera como una azucarada novela rosa, cuando en realidad fue un amor erótico y trágico por el hecho de no poderlo compartir". De hecho, después de la muerte de Gala, sostiene Fernández, "Dalí se dio cuenta que había perdido alguna cosa".
Lorca estuvo presente a lo largo de toda su vida y, como el propio especialista en el pintor, Rafael Santos Torroella, señala, "hay una época lorquiana", que sitúa entre 1925 y 1927. Considera el editor del libro que "la relación homosexual no gusta a algunos expertos que niegan esa etapa lorquiana e incluso llegan a negar que Lorca aparece en los cuadros de Dalí". La principal obra que Lorca dedica al ampurdanés es Oda a Salvador Dalí, una obra que el poeta granadino no había dedicado con esas características a un amigo, y además la publica en la Revista de Occidente. Hay dos cuadros de Dalí que se pueden decir son las obras culminantes en su relación con Lorca: La academia neocubista, que se encuentra en el Museo de Montserrat, y La miel es más dulce que la sangre, del que el libro reproduce un esbozo, pues el cuadro desapareció. La obra conjunta más importante es, sin duda, Mariana Pineda (1927), una obra teatral con decorados y figurines de Dalí. Fernández asegura que "hay constancia de cartas destruidas, que es la gran tragedia, especialmente de Lorca a Dalí, pues en sentido inverso se conservan seguramente el 90%". El especialista señala a dos mujeres como culpables de la desaparición epistolar: Ana María Dalí, que vendió muchos documentos cuando Dalí fue expulsado por su familia; y Gala, que mantuvo una especial animadversión hacia Lorca, "seguramente por celos". El propio Enric Sabater, secretario de Dalí, ha explicado a Fernández que "Lorca era un tema que no existía, y del que nunca se hablaba". En ese epistolario "tan sincero", ninguno de los dos interlocutores baja la guardia, señala Fernández: "Lorca intenta seducir a Dalí y éste intenta estar a la altura intelectual de su amigo granadino". Tras la muerte de Lorca, el propio Dalí propició que se tradujera Oda a Salvador Dalí al francés, traducida por Paul Éluard, y muchos proyectos quedaron en el aire, como la realización de una ópera conjunta que Lorca propone en una de las cartas. Una última posibilidad podría hacer aparecer documentación inédita de Lorca en Londres, donde vivía uno de sus amigos, Rafael Martínez Nadal, quien atesoraba un baúl lleno de papeles del autor del Romancero gitano. Una postal que conservaba Martínez Nadal se incluye en Querido Salvador, querido Lorquito, pero podría haber más documentos en ese archivo que actualmente tiene su viuda.

 

Fuente: Barcelona (EFE).

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